Erik ten Hag: la revolución de Mánchester

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«Si más o menos lo intentas, más o menos fracasas».

Harvey Specter (Suits).

El fútbol es tan implacable como hermoso. Cobra todo, ajusta cuentas y pone las cosas en su lugar. Y cuando se trata del Manchester United, de un club tan grande e importante, todavía más. Sin embargo, la última década del club estuvo empañada por esa filosofía que critica Harvey Specter en Suits: «más o menos», «a medias», «sí, pero no». Hasta ahora, porque ha llegado Erik ten Hag para dirigir por las próximas tres temporadas.

El primer gran paso del cambio ha sido la llegada de Ralf Rangnick como entrenador interino y consultor deportivo, pero la revolución de Mánchester empieza oficialmente con la llegada de Erik ten Hag a Old Trafford. Y como en una revolución sólo se puede ir a todo o nada, aquí eligieron la primera opción.

Con tantas dudas a nivel estructural dentro del club, en roles y nombres tanto en las oficinas y los staffs como en el equipo mismo, es imposible asegurar cómo se verá el Manchester United 2022-23. Lo que sí se puede afirmar desde ahora es que la reingeniería de los Red Devils no ha podido empezar mejor gracias a la asesoría de Rangnick y la disposición de John Murtough -director de fútbol- para escucharle y tomar sus observaciones. Y así, el club parece haber operado de nuevo a nivel de élite en el fichaje del entrenador neerlandés. Detrás de esto, hay tres puntos clave para explicar por qué es una revolución la que tiene que venir -y vendrá- a partir del siguiente verano.

Lo primero, que es vital para que los demás suceda, es el trabajo de Ralf Rangnick como asesor. Después de cinco meses de interinato en el banquillo, quedó claro que el alemán no llegó a elevar el rendimiento del equipo en sí, sino a remarcar todas las falencias en el funcionamiento del club. La estructura deportiva, la asignación de roles, el personal, la sinergia entre las áreas, la composición y calidad del cuerpo técnico, el departamento de scouting -cuyas cabezas, Jim Lawlor y Marcel Bout, dejaron sus puestos tras la goleada 4-0 ante el Liverpool en Anfield- o el funcionamiento de la academia, todas contribuyendo de forma a la caída sostenida del United desde hace 10 años, fueron señaladas. Ha sido el inicio de un nuevo United Way, como se anticipó aquí que sucedería con su llegada en diciembre pasado.

Lo que ha quedado de manifiesto es que Rangnick, llevando al máximo su rol, ha venido dejando a los Glazer sin margen para esconderse en el verano del cambio en Old Trafford. Ha exhibido todo lo que se ha hecho mal en la última década y ha puesto la presión en ellos para invertir y dejar que quienes son capaces de desarrollar el trabajo deportivo tomen las riendas. Y Erik ten Hag al mando de todo tras un proceso que, según la prensa inglesa, consistió de varias entrevistas y de muchas preguntas del aún estratega del Ajax para tener garantías y dejar claras sus condiciones respecto a todo lo que Rangnick señaló. Se escuchó al consultor sobre cómo hacer las cosas, quién era el mejor candidato, y en última instancia, al entrenador elegido. Volvieron las prácticas de alto nivel.

Lo segundo es que, también de la mano de Ralf Rangnick, la elección de Erik ten Hag responde a un asunto muy trascendental: reconstruir la línea filosofía-método-estilo en el Manchester United. El club la perdió definitivamente al contratar a Ole Gunnar Solskjaer bajo el prisma de un heredero de viejos y buenos tiempos que podría construir un equipo competitivo, capaz de resolver los escenarios más habituales, pero que no sabía identificar el contexto que enfrentaba, cómo hacerlo y con quiénes. Pero con ten Hag sucede lo contrario. Reúne las tres con un hilo conductor que elevará por completo el listón de lo hecho en los últimos años en Carrington.

En Erik ten Hag, el United se lleva a un entrenador que ataca perfectamente sus necesidades para encarar los contextos que debe enfrentar todo el tiempo. El pan de cada día para los Devils es llevar la iniciativa de los partidos, tener mucho la pelota, sortear presiones altas y vivir mucho tiempo lejos de David De Gea para abrir bloques bajos. El neerlandés ha probado en el Ajax que tiene la capacidad de crear equipos que lo hacen continuamente, con nombres adecuados para ejecutar los roles que el estratega necesita para conseguir ese objetivo. Pero no lo hace como los demás.

El modelo del ex Go Ahead Eagles no es el Juego de Posición. Pese a que nace de la escuela neerlandesa que lo consolidó y se distinguió por hacer muy chico el campo sin balón y crear triángulos al tener la pelota para progresar en bloque, tiene sus matices propios. Es decir, romper el juego de las distancias entre poseedor y receptor, dejando al segundo acercarse al primero, y convirtiendo los ataques en momentos de mayor anarquía, abandonando la ocupación racional de los espacios y hasta sobrecargando la zona activa (donde está la bola) con esos triángulos. Todo, circulando rápido la pelota, con sucesiones de pase a ritmos más altos.

No obstante, Erik ten Hag comparte ciertos rasgos con el Juego de Posición y, en particular, se parece mucho a Guardiola con el uso de laterales y extremos, recordando que convivió mucho con él entre 2013 y 2015, cuando dirigió al Bayern II. Es un entrenador que siempre busca mantener ocupada la amplitud del campo, preferentemente con sus extremos, aunque del lado izquierdo predomine la caída del lateral a la banda y el extremo pise más el pasillo intermedio. Y del otro lado, su lateral es el que suele pisar zonas interiores para dejar la raya de cal al wing. Además, conserva la presión tras pérdida clásica y busca apretar muy arriba al rival cuando este reinicia el juego. Todos estos rasgos han sido explicados por Juan Manuel Navarrete en el reporte táctico del Ajax 2021-22.

Todo esto ha sucedido con un club que forma futbolistas y les vende de forma periódica y, por tanto, está obligado a reinventarse siempre, mirando a su academia en todo momento. La mezcla de jugadores jóvenes que han tenido su gran protagonismo y en los ´últimos años debieron aprender a compartir con jugadores más experimentados que llegaron de fuera forma un gran prisma de lo que es Erik ten Hag. Y ese es el tercer y último gran punto de su llegada a Old Trafford.

El neerlandés implica pensar fuera de la caja, romper límites previos para construir. Sucedió en el Ajax, y es lo que pasará en el Manchester United a partir de su llegada. Si en Ámsterdam logró refrescar la vieja tradición de ex figuras que dirigieron al equipo y consiguió combinar la producción de la academia con la faceta más compradora de la historia del club, en el United se enfrentará a un panorama similar. Ha roto la cadena de ex leyendas al mando (Ryan Giggs, Ole Gunnar Solskjaer, Michael Carrick) y recomendaciones hechas mirando al pasado y ha forzado a la institución a desprenderse de viejas prácticas y enfoques para empezar un nuevo camino, uno que, a priori, debiera ser el definitivo de regreso a la cima.

No obstante, la gran diferencia estará en dos cuestiones. Primero, en que contará con un capital mucho mayor, un músculo financiero mal aprovechado por 10 años y que ha derramado (¡)1.075 billones de euros en gasto neto desde el 2012(!) en fichajes y operaciones completamente alejadas de la realidad. Segundo, la confección del proyecto y las cosas que tendrá que hacer.

«Creo que Erik ten Hag es un gran entrenador, lo he demostrado varias veces. Y un gran entrenador siempre es bueno para el Manchester United; pero el Manchester United es un club comercial. Esas son decisiones difíciles para un entrenador. Como entrenador, mejor que vaya a un club de fútbol».

Louis van Gaal sobre el interés del Manchester United en Erik ten Hag.

Cuando Louis van Gaal aconsejó a Erik ten Hag sobre no ir al Manchester United, se refirió mucho más a las obligaciones comerciales que tendría como entrenador. Si los calendarios actuales ya apremian lo suficiente a los directores técnicos porque les dejan poquísimo tiempo para entrenar, aquellas tareas volverían mucho más difícil su labor. Pero el actual estratega del Ajax lo tiene claro, y es así que pidió centrarse sólo en el desarrollo futbolístico desde la cancha, el trato con la academia y la comunicación constante con la dirección deportiva. Cumplir con esta condición será vital para el desarrollo de lo demás.

A partir de esto, vienen cuatro cosas que el Manchester United tendrá que garantizarle a ten Hag para, entonces, pensar que el proyecto deportivo podría ser exitoso. Una es el rediseño del área de fútbol, con un director deportivo que pueda coordinar y enlazar el camino entre la dirección de fútbol y el entrenador. Ahí, el candidato ideal de Ralf Rangnick parece ser Paul Mitchell, quien tiene este mismo rol en el Mónaco. Con eso, vendrá el rearmado del área de reclutamiento, que tendrá que estar en completa sinergia con las otras tres instancias.

La segunda será entregarle al entrenador el poder para decidir cómo armará su plantilla y, junto con su director deportivo, identificar a los candidatos para reforzar al equipo, nombres que resuelvan las necesidades del equipo y empaten con la idea de Erik ten Hag. Esto es algo que el neerlandés manejará con completa naturalidad tras tener a Edwin van der Sar y Marc Overmars con él durante estos años en Ámsterdam.

Todo con un staff que ha probado ser de élite, con Mitchell van der Gaag como segundo tras compartir el banquillo en el Ajax. Identificar necesidades, perfiles, y nombres para explotar la chequera al máximo. Y esto será más importante que nunca dada la cantidad de salidas que tendrá el equipo en el verano, con hasta 10 jugadores dejando el club entre fines de contrato y ventas que son urgentes desde todos los ángulos, como es el caso de Aaron Wan-Bissaka, Harry Maguire, Paul Pogba, Anthony Martial y varios más.

La tercera viñeta será recibir el respaldo en la elección de sus hombres y apoyo económico para conseguirlos. Con el músculo financiero del Manchester United, unos dueños que no tiene excusas para dar el golpe monetario que haga despegar el proyecto y posibilidad de hacer caja, las chances de recibir el primer espaldarazo son altas. A esto se debe sumar una hipotética clasificación del United a competencias europeas, lo que daría oxígeno a las finanzas e implicaría un dinero adicional que puede marcar diferencias.

La cuarta y última consideración es capital: tener paciencia para que todas las piezas encajen. Ha quedado claro que Erik ten Hag tiene todo lo que puede llevar a un club de vuelta a la élite, pero necesita que todo lo demás funcione y le permita ir imprimiendo su huella en Old Trafford. El éxito del proyecto quizá termine medido en títulos, en el regreso del Manchester United a las grandes instancias de todos los torneos y volviendo a ser un candidato natural a ganarlo todo, aunque el verdadero triunfo de este proyecto será devolver la competitividad a un club que ha vivido de lleno los últimos cuatro años en la mediocridad.

Lo anterior requiere tiempo, rodaje, partidos grandes y días de máxima tensión. A estos se llega siguiendo los pasos que, a priori, se han dado para traer a Erik ten Hag al banquillo mancuniano. Por lo tanto, aunque el neerlandés sea el mejor entrenador posible para construir y tomar el camino de regreso a la cima, no se le puede poner la capa de superhéroe y pretender que vino a salvarlo todo de inmediato. Las revoluciones toman tiempo, son a todo o nada, y la de Mánchester ha empezado hoy. Los años la pondrán en el lugar donde debe llegar.

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Roberto González
Periodista y analista. Amo el fútbol desde que tengo memoria. Disfruto encontrar y explicar el porqué de las cosas.

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