El Pachuca por fin está volviendo a mostrar la cara agresiva y ganadora que le distingue bajo Guillermo Almada, aunque todavía sufre algunas desconexiones que debe trabajar y necesita retocar algunos detalles. Desde la primera fecha, con Avilés Hurtado, un jugador de los Tuzos no visitaba este destacado semanal hasta que, ahora, en la fecha 13 del Apertura 2022, Nicolás Ibáñez dejó una actuación que lo vale. Su participación para empatarle al Puebla es la más importante de la jornada.
Los hidalguenses sufrieron por momentos para controlar las apariciones de Jordi Cortizo a espaldas y costados de Luis Chávez y Erick Sánchez, además de la velocidad de Maxi Araújo a la espalda de la defensa. Además, la Franja también amenazó mucho con centros o pases laterales al área, que fue la vía para marcarles el 2-0. No obstante, fueron superiores a lo largo del encuentro, y ahí tuvo mucho que ver Nicolás Ibáñez. Con y sin balón, ofreció soluciones dentro del 4-2-3-1 habitual para alcanzar a empatar un encuentro que les estaba castigando, aunque su equipo merecía más de lo que parecía.
En un escenario de ritmo muy alto, se ofreció constantemente sobre el lado izquierdo para dar apoyos y sumarse al circuito de pases y conducciones que se daban a mucha velocidad. Fuese cayendo a costados y espaldas de Israel Reyes y Jordi Cortizo o estirando sobre la banda para permitirle al joven Israel Luna picar hacia el área, Nicolás Ibáñez permitió que tanto volantes como pivotes vieran de cara el arco de Antony Silva. Hizo la diferencia descargando de primeras, fijando para abrir espacios entre líneas o arrastrando a su par.
Pero su aporte más trascendente, como suele pasar, estuvo de cara al arco. Cuando Pachuca tuvo metros para correr tras robo o atrayendo al Puebla, el Toro mostró su capacidad para leer el ataque, acompañar al poseedor y ofrecerle un desmarque a espaldas del central que le marcaba. Así creó varias ocasiones de peligro que fueron acercando a los suyos.
Luego, dentro del área, fue implacable. La calidad de Nicolás Ibáñez para amenazar con su presencia, asociarse y conectar balones acercó a los Tuzos al empate. Fuese combinando en corto y definiendo al palo lejano, como en el 2-1, o apareciendo por sorpresa en una baldosa para poner con un cabezazo, como en el 2-2, mostró el repertorio que lo convierte en uno de los mejores atacantes de la liga. Su olfato y oportunos golpes salvaron un partido en el que Pachuca, sin duda, había merecido un poco más pese a las complicaciones.