«Si quieres un cambio, tienes que cambiar cosas. No puedes seguir haciendo lo mismo y esperar un resultado diferente. Eso es bastante obvio. Tienes que hacer un cambio significativo. Eso es lo que el club quería. Contratándome, asumo que querían tomar una dirección diferente. Llegado este año, no quiero que nadie cargue el peso de lo ocurrido en el pasado. Vengo con la energía de que esto es algo nuevo, una oportunidad excitante, y eso es lo que quiero transmitir a los jugadores». Estas palabras, como si de un Mesías se tratase, fueron pronunciadas por Ange Postecoglou el día de su presentación como nuevo entrenador del Tottenham Hotspur. La entidad del norte de Londres venía sumida en una gran depresión desde una fecha concreta: el 1 de junio de 2019. Ese día perdieron la final de la Champions League en Madrid ante el Liverpool, el partido más grande de sus vidas. Desde entonces, prestigiosos entrenadores han pasado por la institución solo para ver como sus etapas acababan antes de lo esperado: los últimos resquicios de la era Mauricio Pochettino, José Mourinho, Nuno Espírito Santo y Antonio Conte. Todos llegaron con promesas de gloria y se fueron con las manos vacías. Hubo alguna meritoria clasificación a Champions League de por medio, pero no era suficiente. Estaban malgastando los mejores años del mejor jugador de su historia. Harry Kane, cansado de esperar, abandonó el club donde ya es leyenda este pasado verano. La vida, caprichosa, compensó al Tottenham con la contratación de Postecoglou como entrenador. Tras dos meses de temporada, el equipo es líder de la Premier League.
La falta de títulos en las vitrinas del Tottenham ha pasado de ser un meme a ser una pesada losa para la institución. Un motivo de burla, una degradación de la reputación del club. El vestuario incluso parecía haberlo asumido como algo natural. No importaba el hambre de títulos que tuviera un jugador que ese vestuario, el club, funcionaba como un agujero negro que se tragaba todos los aires de grandeza. «El problema es que hemos demostrado que no somos un equipo. Veo jugadores egoístas. La historia del Tottenham es esta. 20 años lleva aquí el dueño y no han ganado nada». Estas declaraciones, que le costaron el puesto a Conte, exponían la amarga verdad. La plantilla necesitaba un cambio, una reformulación.
Postecoglou nació en Atenas, pero a los cinco años se mudó a Australia. No tuvo una gran carrera como jugador, finalizada antes de tiempo por una grave lesión de rodilla, pero sus experiencias y especialmente el impacto que tuvo Ferenc Puskas siendo su entrenador, le impulsaron a proseguir su carrera como entrenador. Ha tenido experiencias en Australia, Grecia, Japón y Escocia a nivel de clubes, además de dirigir a la selección australiana entre 2013 y 2017. «Lo que yo hago es lo que creo que me da más opciones de éxito. No entiendo a la gente que me dice si cambiaría la forma de jugar para ganar un partido específico, porque yo quiero ganar cada semana y lo hago a mi forma. Si creyera que otra opción me diese más garantías, la haría» explica el ahora técnico del Tottenham sobre su estilo atrevido.
Postecoglou, ya lo hizo en el Celtic y ahora en el Tottenham, es un experto logrando que sus futbolistas se acoplen rápido al modelo de juego. Sus equipos se construyen sobre tres principios fundamentales:
- Busca por salir jugando desde abajo, repetir pases en primeras líneas, involucrar al portero en la construcción, atacar espaldas de salto. Las intenciones son claras: atraer y generar espacios por delante
- Correr siempre que se pueda, aprovechar las ventajas. El equipo se construye para que lo realizado por primeras líneas pueda ser aprovechado por las siguientes. Si se atrae y se generan espacios, no se duda en lanzar y atacar última línea. Los perfiles y roles elegidos por el entrenador en el puesto de ataque no llevan a equívocos; tampoco los fichajes realizados en el verano. Repetición de esfuerzos, agresividad yendo al espacio, capacidad para estirar y dar amenaza corriendo a campo abierto.
- Flexibilidad posicional. Lo normal es ver a los equipos de Ange con los laterales metiéndose dentro en fase de construcción. El propio Postecoglou fue lateral en su carrera como jugador: «Lo odiaba, para mi es la peor posición en el campo» dice sobre su experiencia. «Las presiones de los equipos suelen ir enfocadas a que reciban los laterales. Si un lateral recibe en posición abierta solo tiene una salida, la línea de fondo funciona como un defensor más» expone sobre su visión del rol de los laterales y su búsqueda de meterlos por dentro. Los centrocampistas, móviles, cayendo a banda, buscan atacar las espaldas del salto que provocan los laterales y acelerar el juego, mientras que la última línea está muy enfocada en estirar, partir en dos al rival y dar amenaza. Esa es la idea base, pero no es raro que se vayan intercambiando roles y alturas sobre el campo. Todos pueden hacer de todo.
«De acuerdo a mi experiencia, la mayoría de futbolistas quieren jugar este tipo de fútbol. Intento crear un sistema donde los jugadores sepan que van a tener el balón, que van a atacar, que se va a ser agresivo en las intenciones. Y que, si eres un defensa y te gusta defender, se va a hacer de una manera agresiva, hacia delante. El reto de un entrenador es convertir estas intenciones en algo eficiente y exitoso», comenta el entrenador australiano sobre su modelo de juego.
Lo que está consiguiendo con esta forma de jugar, más allá de unos resultados envidiables y un rendimiento colectivo fabuloso, es potenciar el desarrollo individual de cada uno de sus jugadores. Destiny Udogie, lateral italiano de apenas 20 años, llegó al Tottenham en verano procedente de Udinese. Sin periodo de adaptación mediante, Ange le dio la titularidad desde el primer día y está respondiendo a las mil maravillas. Dentro de ese rol de laterales interiores, Udogie se encuentra comodísimo por su buena capacidad para mapear entorno antes de recibir, aguantar acoso y salir del mismo mediante una buena amalgama de opciones: cambio de ritmo, control orientado para escapar de acoso, conducción hacia ambos lados, pared con compañero cercano…Está exprimiendo todo su fútbol, partiendo desde abajo pero llegando arriba y con un rol preponderante dentro del equipo. Mismo caso para Pedro Porro en la banda derecha. El español estaba acostumbrado a jugar como carrilero en sistemas de cinco defensas, con toda la banda para él. Ahora, en una línea de cuatro y con un rol participando por dentro, está demostrando una capacidad intrínseca brutal en lo que a perfilaciones se refiere, ganando segundos en sus acciones y potenciando su visión de juego, donde se está mostrando como un perfil super capaz de encontrar al compañero por delante facilitándole la recepción.
Tocando el tema de los centrales, el Tottenham llevaba ya un par de años ´malgastando´, con todo el respeto,al Cuti Romero con los acompañantes que le daban. Romero es uno de los mejores centrales del mundo. Con la llegada de Micky van de Ven el pasado verano, han saldado esa deuda pendiente. Juntos han construido una pareja que, si por algo destaca principalmente, es por su increíble capacidad para estar atentos en vigilancias y ganar duelos a campo abierto, permitiendo al equipo recomponerse rápido tras pérdida, no sufrir a espaldas de la última línea y ganar solidez. El equipo se puede permitir arriesgar en sus intenciones pasadoras porque tiene dos monstruos defensivos evitando transiciones del rival. Con balón, tanto argentino como neerlandés, están mejorando mucho (se nota el trabajo del staff de Ange), en lo que a retener el balón se refiere, dando pausa y tiempo para atraer al rival y desplegarse a sus compañeros. No son elegidos en lo que a visión para superar líneas se refiere (aunque Romero es buenísimo con balón, conduciendo y rajando presiones), pero tienen buen pie para conectar con alejados e instalar al equipo arriba.
En el mediocampo, en vez de optar por un perfil contrastado, como es el de Pierre-Emile Hojbjerg, está sacando todo el jugo al trío que ha elegido para esa parcela. Yves Bissouma está siendo uno de los jugadores de la Premier League en este inicio de temporadas, con unas cualidades físico-técnicas que le hacen indispensable en el modelo de su entrenador. Supera acosos girando sobre su eje, conduciendo para atraer y soltar a compañero liberado, tiene capacidad de regate en su repertorio y buena visión encontrando compañeros por delante. Es el arma definitiva de Ange para girar presiones. Pape Sarr, de 21 años recién cumplidos, es un jugador que cumple, valga la redundancia, muy bien su rol. Muy móvil estirando al equipo hacia delante, dando dinamismo con balón, desmarcándose y aportando una frescura física que necesitan. James Maddison, completando ese trío, es la joya de la corona del equipo. El ex del Leicester City está jugando como si fuese el mejor jugador de la liga. Sus controles orientados y giros entre líneas desestabilizan al rival por dentro, sus descensos a la base para organizar le parten en dos y su pie lanzando a campo abierto les acaba de destruir. Visión de juego para dejar a sus compañeros en situaciones de gol más de una vez por partido. Está promediando 71,9 intervenciones por partido y 3,3 pases claves. Ha marcados dos goles y repartido cinco asistencias en ocho partidos de liga. Nunca había jugado tan bien. Es probable que ni él supiese que podía hacerlo a este nivel.
Arriba prepondera la ruptura y el movimiento sin balón. En ausencia de Kane, le ha tocado a Son Heung-Min recoger el testigo como líder ofensivo del equipo. Empezó actuando de extremo, pero en los últimos partidos Ange ya le ha puesto de 9, acercándole a posiciones de remate y buscando crear una sinergia demoledora entre el timing de desmarque y la capacidad de finalización del surcoreano y la visión de juego de Maddison para lanzarle. Dejan Kulusevski y Richarlison son los habituales en los extremos, jugadores con capacidad para estirar y atacar zonas de finalización metiéndose por dentro.
Postecoglou lidera desde el ejemplo y la creencia en el grupo
En lo que respecta al juego sin balón del equipo son, al igual que en fase ofensiva, muy agresivos. Agresivos en el mejor sentido de la palabra, es decir, no dudan en ir hacia delante y presionar los primeros pases del rival. Emparejan hombre a hombre, conocedor Ange de los buenos ganadores de duelos que tiene en la plantilla (Romero, van de Ven, Bissouma, Sarr…) y empujan hacia delante, empequeñeciendo el campo. Aun tienen algunos detalles a mejorar en lo que a colocación de la última línea tirando el fuera de juego se refiere, especialmente a espalda de los laterales, además que les cuesta reajustar sobre la marcha si la presión ha sido girada en los primeross pases del rival, pero es algo normal teniendo en cuenta el estado embrionario del proyecto.
Ange Postecoglou ha devuelto la ilusión, la fe, a una hinchada agotada. Ver al Tottenham años después, vuelve a ser motivo de ilusión para sus fans. Como Tom Joad, protagonista de la gran novela sobre la Gran Depresión: Las uvas de la ira, de John Steinbeck, Ange se apoya en el humanismo como método para evolucionar y ayudar a los demás. A diferencia de otros entrenadores que han pasado por la entidad poniéndose ellos como lugar más alto de la pirámide en la estructura jerárquica, Postecoglou lidera desde el ejemplo y la creencia en el grupo. Sentirse el macho alfa a cada instante, denunciaba Henry Abbott, es una forma histérica de liderar. Postecoglou, al igual que la familia Joad, también emigró hacia el oeste en busca de una vida próspera y oportunidades de gloria. Puede que haya encontrado en Londres el lugar donde desarrollar todo su potencial.
Parecía que le venían años duros al Tottenham con la marcha de Harry Kane rumbo a Múnich. El jugador franquicia se iba dejando huérfana a la entidad. Tampoco parecía que ningún fichaje fuese lo suficientemente poderoso como para darle ese salto de escalón competitivo al club. Y, sin embargo, aquí están. Ya lo decían los Rolling Stones, «no siempre puedes obtener lo que quieres, pero si lo intentas, a veces, encuentras que obtienes lo que necesitas».