Jugadores del día VIII: Baumgartner, Mudryk, Kanté

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Les confesaré que la Eurocopa ya se ha apoderado de mí. Hoy me enteré de que era viernes, y no jueves, al descanso del Países Bajos 0-0 Francia, cuando unos amigos me preguntaron si salía a dar una vuelta. La respuesta fue seca, pero sincera: «No puedo, estoy viendo a N’golo Kanté». Gracias en todo caso por recordarme en qué día vivo. Ayer incluso pensé al despertar que era sábado. En fin… El duelo entre los de Deschamps y los de Koeman, bastante precavidos dentro de que los galos propusieron más con la pelota y no necesariamente fue productivo para generar peligro, lo recordaré por esta anécdota. No seré yo quien diga que un empate sin goles no puede resultar fascinante, pero este, en concreto, que es el primero del certamen, no cumple con las expectativas. Y eso que en mi caso no eran demasiado altas, a sabiendas de que el punto les clasificaba virtualmente a los dos. De paso, entierra las opciones de una Polonia con aroma a fin de ciclo, que cayó (3-1) a manos de Austria con anotaciones de Trauner, Baumgartner y Arnautović. Se despiden sin Lewandowski como quien dice, porque el jugador más importante de su historia debutó a falta de media hora, cuando no quedaba otra que forzarle físicamente. Por su parte, Ucrania tardó en presentarse a la ‘Euro’, pero compareció a partir del segundo periodo y con eso bastó para remontar (1-2) a Eslovaquia y seguir viva en el grupo que se prevé más abierto.

🥇🇦🇹 CHRISTOPH BAUMGARTNER

No me escondo, celebré el gol de este muchacho como si yo mismo hubiera nacido en Viena. No vamos sobrados en el fantasy y Christoph hizo su magia, en la que ya es «mi» segunda anotación en la Eurocopa tras la de Mr. Gakpo. Y esta era una pedrada under muy mía, de un fiel seguidor de la clase media de la Bundesliga y del fútbol centroeuropeo. Tocaba vacilar un poquito a mis panas, por lo que mandamos una foto de Félix Baumgartner tirándose desde la estratosfera y sugiriendo que ellos hicieran lo mismo después de tan agradable suceso. Aunque tuve tiempo de ver cómo lo festejaban ellos también. Y me bastó un segundo para comprender lo que pensaron Baumgartner y Rangnick. El chico se fue corriendo hacia los brazos de su padre futbolístico. Su abrazo, apasionado, explica la última década profesional de ambos, el crecimiento de la factoría Red Bull (que tiene mucho más trabajo bien hecho que dinero artificial) y de la selección austriaca. El jugador despuntó en el Hoffenheim, se marchó al Leipzig y es vital con su país. Tres lugares que no se comprenden sin la metodología de Ralf, que como director deportivo y/o entrenador cogió a esos dos planteles fuera de primera división y les guió hasta la Champions. A este hombre de fútbol, ninguneado en Old Trafford, pero muy valorado en tierras austro-germanas, le apasiona construir proyectos y dejarlos cuando ya están bien encauzados. No quiero ser aguafiestas, pero a ver lo que dura en su actual cargo.

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Sea como fuere, Austria cuenta con una plantilla que habla el mismo idioma futbolístico (verticalidad, presión, repetición de esfuerzos, asociación a ritmo alto y movilidad…), pero también un puzle difícil de encajar. Muchos centrales, aun sin Alaba (lesionado del cruzado); muchos centrocampistas, aun sin Xaver Schlager (lesionado del cruzado); pero corto de delanteros centros y de futbolistas de banda. Tiene mérito lo que ha construido Rangnick con un combinado que venía de plantar cara a Italia, a la postre campeona en la prórroga de octavos de la ‘Euro’ 2021; aunque también de quedarse fuera del último Mundial. Posch, lateral derecho más ofensivo que en el ámbito de clubes; y Mwene, lateral izquierdo con recorrido a pierna cambiada, acompañan como piezas reconvertidas. Sabitzer no está optimizado al máximo, pero rinde partiendo como volante derecho. Y el propio Baumgartner, diferencial para acelerar la jugada con su conducción agresiva, su desmarque en profundidad y el sacrificio sin balón desde el centro/derecha, ha sido otra carta ganadora para Ralf en el día D a la hora H. El Fede Valverde a la austriaca.

🥈🇺🇦 MYKHAYLO MUDRYK

Una de las portadas más famosas de siempre en la prensa deportiva hispana decía así: «Hola, soy español, ¿a qué quieres que te gane?» Algunos la considerarán arrogante o extremadamente patriota, pero tenía sustento: Nadal ganaba al tenis, Alberto Contador en ciclismo, qué decir del fútbol o el baloncesto, Fernando Alonso dominaba la Fórmula 1, Jorge Lorenzo y compañía hacían lo propio en motociclismo… Yo a esta Ucrania tan dubitativa le propondría hacer un remake de aquella publicación del Diario AS. Algo así como, «hola, somos ucranianos, en qué minuto queréis que os remontemos». Su camino a la Eurocopa no fue sencillo y, en la repesca, tuvieron que dar la vuelta a sus dos partidos, contra Bosnia y Herzegovina e Islandia. Y hoy, cuando tenían pie y medio en la calle, hicieron lo mismo. El duelo ante Eslovaquia fue duro, especialmente el primer tiempo. Sí, a los de Calzona se les volvió a hacer muy largo el partido, como frente a Bélgica, pero salieron mejor y se adelantaron. Con Lobotka dando continuidad a su recital en la primera jornada, Haraslín muy dañino en sus conducciones y desequilibrante desde el extremo izquierdo, e Ivan Schranz tocado por una varita. Goleador tempranero en ambos partidos, puro olfato para aparecer en el área y remachar dos saques de banda: uno a favor y otro en contra, así se han gestado sendos tantos de Eslovaquia en esta ‘Euro’.

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En Ucrania vimos un combinado plomizo y desalentador de inicio. Hasta le cedía la iniciativa al rival, sin dar la sensación de que les importase demasiado tener a sus peloteros, que los hay, corriendo detrás del esférico. El clavo ardiendo al que se agarraron fue Mykhaylo Mudryk, quien también fue uno de los pocos que se revelaron junto a Sudakov en el sorprendente 3-0 de Rumanía. El atacante del Chelsea leyó el partido en todo momento, bien atacando la profundidad para aprovechar que su selección tiene estupendos lanzadores lejanos por el buen pie de Matviyenko, Zabarnyi o Zinchenko; o bien abandonando la banda y posicionándose en la zona que representa el talón de Aquiles de Eslovaquia. Entre líneas, muy libre de marca a la espalda de Lobotka o de Kucka, mientras que el propio Oleksandr se proyectaba por fuera. Así recibió varias veces en ventaja, también probó algún disparo (uno al poste), presionó hasta recuperar la pelota en otras ocasiones y lideró ataques desde atrás con sus conducciones, como en la jugada del 1-1. No fue su mejor encuentro, pero sí uno que le dio alas a Ucrania y que retroalimentó de cine a un Zinchenko que fue de menos a más, tanto en duelos defensivos como asociativamente. El del Arsenal asistió a Shaparenko en el empate y este hizo lo propio para habilitar al recién ingresado Yaremchuk en el 2-1. Al final, la baja de Mykolenko incentivó a que entrase Shapa y que Oleks sea lateral y no interior. Ni tan mal… El humorista Luis Piedrahita, en su monólogo estrella, se preguntaba qué vino antes: ¿El naranja por el color o por la fruta? No se puede saber, lo que sí debemos tener claro es que el primero que volvió a tirar del carro ucraniano, fue Mykhaylo. 

🥉🇫🇷 N’GOLO KANTÉ

Te perdonamos, N’golo. Pagaste el peaje el primer día no entrando entre los elegidos en favor de Theo Hernández; esta vez será Tchouaméni quien se quede con las ganas. O, incluso, Upamecano, que polariza opiniones como pocos y que, sin ser santo de mi devoción desde hace años, reconozco que en Francia suele rendir mejor, lo cual tampoco es sinónimo de fiabilidad. También parece evidente que Didier Deschamps no tiene Twitter, esa red social que, al igual que Francia, antes molaba. En lo que se diferencian es en que los galos funcionan, por mucho que no sean tan espectaculares; mientras que X no deja de ser un símbolo coherente con el contenido que ofrecen algunas cuentas en su perfil. Mbappé se enmascaró y ya vendió cientos de ejemplares de ese antifaz que a mí me parece una oportunidad perdida para reírse del todo de los memes, en caso de haberse atrevido con una de su pariente Donatello. El caso es que, sin Kylian, que no tuvo minutos por precaución, entró Aurélien en el once, eso desplazó a Rabiot a la izquierda para hacer de Matuidi 2018 (qué futbolista aquél) y liberó a Kanté de la base del centro del campo.

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Y Kanté sonrió, como solo él sabe hacerlo. La aventura exótica en el Al-Ittihad, que por cierto tiene un buen cisco montado por la salida de Marcelo Gallardo tras no hacer muy buenas migas con Karim Benzema, no parece haber afectado al rendimiento del futbolista. O, al menos, no a su condición física. La leyenda del Leicester sigue siendo un abanderado de la omnipresencia, y no solo abarca metros por doquier, sino que lo hace con un rigor para sacarse el sombrero. Chapeau, les gusta decir a los franceses. Y a él le encanta sacar de quicio a los oponentes con sus carreras hacia delante para presionar y las coberturas marca de la casa para corregir y zanjar posibilidades de transición. Pero es que, además, mientras que Tchouaméni inicia el juego como pivote o lateralizado en la línea de los centrales, con varios balones filtrados plausibles, Kanté aprovecha para hacer a Francia más impredecible con su movilidad por delante o con sus conducciones. Si no rompe líneas, desconcierta los marcajes. No es especialmente creativo con la pelota, pero la técnica acompaña perfectamente lo que su cerebro procesa. Llegados a este punto, no queda otra que rendirse a la evidencia: N’golo, entrañable de ti, nos apetece secuestrarte para poder verte jugar cada tres días. O cada día; total, el cansancio te resulta ajeno. Aunque eso signifique que cuando vuelva Kylian vaya a ser el ‘9’, en lugar de Marcus Thuram.

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Iñaki María Avial
Periodista · 1997 · España | Kaká me enseñó desde San Siro que en el fútbol la magia importa, Gerrard se fue a Estambul a confirmarme que la mentalidad prevalece. También soy `Chiellinista´. Delante de un micrófono, como dijo Michael Robinson, "estoy muy ocupado, pero no siento que esté trabajando".

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