Austria 1-2 Turquía: el balón parado y los momentos

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Los partidos son un cúmulo de muchos momentos. El resultado de un encuentro deriva de la cantidad de momentos que puedas llegar a generar cerca de las áreas y del balance de estos. Entre dos equipos de nivel parejo, y la élite de selecciones europeo cada vez tiende más a ello, cada momento crece en importancia. Y en Leipzig, entre turcos y austriacos, Merih Demiral y Christoph Baumgartner fueron protagonistas de varios de ellos. En el 0-1, Baumgartner está tan acertado como para despejar sobre la línea pero desafortunado como para que ese despeje sea el preludio de un flipper que acaba en el tanto de Demiral. Muy poco después y con Baumgartner habiendo probado fortuna con su primer disparo, Austria tiene el empate en un córner igual de peligroso donde Baumgartner en el segundo poste no puede rematar. Y sí, su pareja de baile, quien entorpece su remate es el propio Demiral. De hecho, la fortuna sonríe al otromano pues la pelota, caprichosa, rebota en el central turco y se marcha fuera, cuando, otro día, hubiese ido dentro.

Teniendo en cuenta que, ya sea por la paz mental o el estrés, el estado de ánimo y las sensaciones, sean estas positivas o negativas, los momentos precedentes condicionan al siguiente, se puede entender que Demiral, crecido, marcase el segundo tanto en su cuenta particular después de estar completando un encuentro potente. Al igual, se comprende a su vez que Baumgartner, que jugaba en su estadio, desaprovechara cada ocasión, sin importar la dificultad. Por eso, cuando en el 94′, el balón cayó llovido a la cabeza de Baumgartner, la conclusión podría haber sido otra, pero tenía más sentido que Mert Günok replicase de forma felina a un remate a bocajarro pero demasiado centrado del centrocampista del RB Leipzig.

No estaba siendo una Eurocopa con muchos goles en acciones a balón parado, las famosas ABP, hasta la noche de octavos en Leipzig. Los tres tantos de un encuentro vehemente y enérgico se produjeron en tres saques de esquina. Por el bando de los turcos, los protagonistas de estos fueron Arda Güler y Demiral. El zurdo del Real Madrid, de notable partido en líneas generales (el primero en un gran escenario), sirviendo el peligro. El central de 26 años, con pasado en Juventus o Sassuolo, pero que ahora milita en el Al-Ahli Saudi FC de Firmino, Gabri Veiga, Mahrez o Edouard Mendy, exprimiéndolo de forma dispar. El córner que le dio emoción al tramo final, lo colgó Sabitzer también al primer palo. Pero este fue abierto, desde donde Posch con la cabeza lo reubicaría al segundo para que Gregoritsch apareciese en la zona menos protegida del marcaje zonal turco.

Pero nunca llegó el tanto del empate. Y eso que habían tenido 90′, pues los centroeuropeos se vieron por debajo casi desde que sonaron los himnos. A los 57», los Otomanos ya estaban celebrando. Apenas había dado tiempo a que el cuerpo técnico de Ralf Rangnick, que regresaba a Leipzig, comprobase que Vincenzo Montella había cambiado de sistema respecto a la fase de grupos. Con Arda Güler en la figura de falso nueve y Kaan Ayhan como tercer central, Turquía apostaba por defensa de cinco con un doble pivote por delante. Esto iba unido a una presión por pares en el carril central: los dos delanteros, Yıldız y Barış, van a por centrales; Güler y Kökçü, a por los mediocentros, y los tres centrales y Yüksek con los cuatro atacantes centrales austriacos. Empero, los carrileros aguardaban a mitad de camino, dispuestos a ayudar a los zagueros pero también acosar a los laterales austriacos tan pronto como les hicieran llegar el esférico. Con balón, es una selección que ha demostrado ser capaz de rasear el esférico, con perfiles como Yüksek, Kadıoğlu o Kökçü, pero que combina el juego directo y salida por fuera, sobre todo en la derecha. La forma favorita de salida fue encontrar la espaldas de los laterales que saltan a la presión en banda. Esa y dar el esférico a Güler, pues el madridista no la perdía. Todo lo contrario que Yıldız, muy tendente al error.

Pero los austriacos no iban a cambiar. Su 4-2-3-1, con la estructura ofensiva habitual de condensar a los extremos con Arnautović y Baumgartner para que sean los laterales quienes ocupen los costados. Pensado para favorecer la progresión por los carriles interiores, ya fuese a través del pase filtrado o de las conducciones de los jugadores de cara, a Austria le faltó, llegado el momento, tener la virtud y calidad para salir airoso en la frontal, en el pase a espaldas de línea o en el mismo remate. Y tampoco aprovechó en demasiadas ocasiones el haber progresado por dentro estrechando al rival para acabar por fuera.

Si la posesión estuvo dividida en el primer tiempo, en el segundo, Turquía da un paso hacia atrás. Sobre todo al principio, que casi le cuesta el empate, pero sobre todo a partir del 0-2. Al principio, empiezan por decidir que Müldür en la derecha no salte cuando la pelota llegue a Prass, que ha sentado a Mwene. Así, la línea de cinco se vuelve más estable. Después de varias llegadas con peligro y viendo que el chicle no se iba a poder estirar 45′, aprietan lo suficiente como para acabar consiguiendo el 2-0. Entonces sí, dan el paso atrás. Y a pesar del 1-2, ya no cambiarán su actitud reactiva. De hecho, Montella refuerza la idea y acaba con un 5-1-4-0 con Yokuşlu entre los defensas y otros cuatro medios. No hay referencia arriba y los perfiles más atacantes están en las bandas (Barış y Aktürkoğlu) de esa línea de cuatro.

Esto dificulta las transiciones o la posibilidad de juego directo, así que Austria lo tiene fácil para vivir en campo rival los últimos 15 minutos. Aunque Aktürkoğlu y Barış (que se saca de la manga una acción con disparo) casi consiguen lo improbable. Austria, sin embargo, no encuentra más que el centro lateral para tratar de hacer daño. Es difícil porque son 11 turcos en pocos metros por el centro, los carrileros ya no saltan de zona y liberan su espalda, las fuerzas e ideas flaquean, pero se puede achacar que no haya una genialidad espontánea, ni jugadores «con la flechita para arriba» (si acaso Posch, Prass o Seiwald, todos ellos). Un estado de gracia que sí tienen los zagueros turcos (a esas alturas todo el equipo) y, en último lugar, Mert Günok. En la prórroga, igual las tornas hubieran cambiado, pero el portero del Beşiktaş evitó que hubiera un tercer acto.

Los goles

0-1 Demiral (1′). En el primer minuto da tiempo a todo. Al primer robo por el bloque alto austriaco, le llega el primer ataque por el centro (Sabitzer no llega a un balón filtrado por Baumgartner) y Günok atrapa el esférico. El portero inicia un ataque fulgurante por la banda derecha. Con dos pases de primeras, Müldur supera la presión del lateral y Barış la del central izquierdo. Es Güler quien le mete calma ante Danso, se abre de nuevo a la derecha y filtra un buen balón a la espalda del central donde reaparece Barış, aunque quien desvía a córner es Seiwald. En el córner, cinco jugadores forman un arco de palo a palo. El centro, tenso, busca la cabeza de Bardakcı en el primer palo, pero no la acaricia. Hubiera sido gol olímpico si Baumgartner no la consigue despejar. Pero la suerte está del lado turco. Rebota en la rodilla de Posch (el penúltimo del arco) y los reflejos de Pentz evitan el autogol. Más cerca y proactivo, Demiral llega raudo para remachar con la izquierda.

0-2 Demiral (59′). De nuevo, Arda Güler se dispone a lanzar un saque de esquina desde la banda derecha. Un saque de esquina nacido tras un saque de banda en el que entre Prass y Barış se baten el cobre. Puede que sea un error del asistente decretar córner y, que en verdad, sea saque de puerta. La cuestión es que Turquía ha vuelto a estirarse después de unos primeros minutos de reanudación un tanto conemplativos. Pero es el madridista y no el arquero quien se dispone a reiniciar el juego. Como en el primer gol, la zurda de Güler pone el balón en dirección al primer palo y dentro del área pequeña. Allñi espera Demiral entre Lienhart y Danso. Al primero, le estorba Özcan y no salta. Al segundo, ya le tiene ganada la posición el central otomano. Si sumas el metro noventa del zaguero, su buen salto (casi en vertical), remata a la misma altura que el larguero (2.44m) y su buen timing a la hora de girar el cuello a la hora de impactar, es entendible que el esférico cabeceado en dirección portería acabe en gol.

1-2 Gregoritsch (66′). Otra acción a balón parado. Una basculación de izquierda a derecha (en U) acaba con Baumgartner buscando a Posch más abierto, pero es Kadıoğlu quien se desliza para despejar a córner. Turquía defiende en zona, en un arco que defiende sobre todo el primer palo a riesgo de vaciar el segundo. Sale mal. Sabitzer lo lanza abierto, Posch fuera del área pequeña por el medio la recoloca con la cabeza para que Gregoritsch aparezca en solitario.

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Rafa Medel
Entrenador y periodista

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