Hasta en 36 veces disparó España ante Georgia. 13 entre los tres palos. 72% de posesión. 3.29 de goles esperados. Geogia apenas llegaría a los 4 disparo. Ninguno a puerta. 0.19 es su estadística de goles esperados. La diferencia estadística habla por sí sola. Pero la magia de este deporte es que todo puede pasar. Hasta ganar sin tirar a puerta. Pues la selección caucásica, nº 75 del Ranking FIFA y que en septiembre del año pasado, en Tiflis, encajó siete goles en ante la propia Roja, estuvo por delante en el marcador 20 minutos y no estuvo por detrás hasta pasados los 51 minutos. De hecho, con el 0-1, a España si no dudas, sí le entraron prisas. Unas prisas que no se convirtieron en ansiedad porque el tanto del empate llegó antes del descanso y el segundo justo después de la reanudación. Goles psicológicos que, sumados al retoque táctico de Luis de la Fuente, a la capacidad de Rodri y compañía para mover al rival y a los extremos Nico Williams y Lamine Yamal para agitar la coctelera a su antojo, ayudaron a que no hubiera casi sustos en toda la segunda parte para una selección que igual tiene carencia de talento hiperlativo en algunas posiciones y un banquillo menos lujoso que otras favoritas, pero que tiene muy claro qué quiere hacer en el campo.
Willy Sagnol no sorprendió y repitió el planteamiento general del partido ante Portugal. En vez de 5-2-3 como en los primeros dos partidos de la Euro, decide reforzar el centro del campo y se planta en 5-3-2. Enfrente está España que transforma su 4-3-3 muy presionante (laterales sobre carrileros) en una estructura clara de 1-2-3-5 en campo rival. Son los laterales quienes se colocan a costados de Rodri en el medio, para situar a los interiores Fabián y Pedri entre líneas, en los huecos entre mediocentro e interior georgiano. A menudo es Pedri el interior que más se acerca a la banda activa (también por izquierda), quedando Fabián más descolgado en el lado débil o, incluso, ayudando a Morata a fijar a los tres centrales.
A partir de ahí, movilidad y desdoblamientos ofensivos, pero respetando la estructura. El funcionamiento por la izquierda suele ser más coral que por la derecha, donde Lamine Yamal (tan acertado en el regate como desatinado en el remate) y Carvajal tienden a ir ocupando carriles interiores o exteriores indistintamente con el apoyo más interior o de ruptura de Pedri, pero se fía más en la habilidad del barcelonista o en la generación de jugadas más «simples» (paredes, caídas a espaldas del carrilero…). Sin embargo, por la izquierda, las triangulaciones de Cucurella, Nico y Fabián o Pedri, a menudo cuentan con la añadidura de Laporte en un rombo que, sumado a la fijación por el otro costado de Morata, el otro interior y Lamine, provoca que España tenga más profundidad coral por la banda izquierda. Quizás por la presencia de Kvaratskhelia en ese costado, Le Normand y también Carvajal no se permiten tantas licencias ofensivas.
La cuestión es que pasado el primer cuarto de hora, España ya tiene controlado el partido. Toda Georgia vive en su primer tercio de campo y los centrales de la Roja viven casi en la frontal rival lo que permite que la presión tras pérdida sea efectiva. La circulación española tiene ritmo, va bien de lado a lado a través de Rodri, los laterales y centrales, los extremos están finos en el regate y, por poner un pero, quizás, le falta tener más finura entre la maraña de piernas en la inmediación del área. Con balón, Georgia apenas logra hilvanar pases, no logra ganar el juego directo sobre Kakabadze (el lateral sube, pero mantiene la estructura retrasando a Chakvetadze) aunque la amenaza está latente porque Kochorashvili, Kiteishvili y Kvaratskhelia no se ponen nerviosos y saben esconderlos… Pero lo cierto es que Unai Simón es un espectador de lujo. En cambio, Mamardashvili y el bloque central de tres centrales y tres medios ya han aparecido para provocar saques de esquinas (9 en la primera parte)m taponar o despejar disparos peligrosos. Pero entonces, llega el 0-1…
- 0-1 Le Normand (p.p) (18′). Georgia no busca salir en largo en una falta desde la banda derecha de su campo. Kakabadze reinicia hacia atrás, de derecha a izquierda. España presiona con hasta seis jugadores cuando Lochoshvili recibe en el costado izquierdo, bajo la presión del lateral derecho Carvajal. El pase del carrilero izquierdo lo cabecea Rodri hacia Pedri, pero el barcelonista no controla con la espuela. Lochoshvili recupera y ahora lo tiene más fácil para pasar y progresar hacia la izquierda donde espera Kvaratskhelia. El del Napoli ha aprovechado el hueco del lateral madridista en su salto de presión. Ahora, además, evita el achique del mismo con un recorte corto. Acto seguido, juega con Mikautadze, que se ha separado de centrales y la pide al pie en el circulo central. Tras conducir presionado por Rodri (debería frenar la acción con falta) lleva de nuevo la pelota al costado derecho. Kakabadze, sin oposición cercana, controla orientado y centra rápido por delante de la defensa. El balón sale muy tocado hacia el segundo palo, donde llegará Kvaratskhelia. Pero Le Normand está antes. El central está casi casi perfilado, pero calcula mal el lugar de impacto. Puede esperar a que vaya al muslo, pero va un poco más arriba, a la zona de la cadera. En vez de amortiguar con el pecho (encogiéndose), acaba por sacar la cadera para batir a su guardameta. Fútbol.
El gol en contra imprime cierta dosis de impaciencia en los ataques. Son más verticales. Más imprecisos. Más precipitados. Se llega y se dispara, pero la colocación no es tan equilibrada, y si hay pérdida, Georgia no lo tiene tan complicado para salir en transición. Por ejemplo, Fabián empieza a ocupar antes zonas de remate. La colocación no es tan equilibrada y la probabilidad de que Georgia pueda aprovechar una transición aumenta. El acoso y derribo sigue, pero con cierta sensación de desasogiego en las filas de España. Como si no quedasen 70 minutos de juego… De hecho, Georgia tiene más veces el balón (inmenso otro partido más Kochorashvili, bien secundado por Kiteishvili) y pisa más campo rival con 0-1 a favor, que con 0-0. Pero que el partido se abra no tiene por qué ser malo. De hecho, el 1-1 llega, en parte, gracias a este vaivén de ataques…
- 1-1 Rodri (39′). Georgia está crecida. Kochorashvili la esconde perfecto. Los integrantes de la banda izquierda la mueven bien y Kiteishvili filtra de lujo a la espalda de la defensa para que Chakvetadze reciba escorado dentro del área, quiebre a Le Normand y ponga un balón llovido. Pero es Cucurella quien despeja de cabeza, evitando el remate de Kakabadze o Kvaratskhelia (chilena). Nico Williams llega antes al balón dividido e inicia la contra. En ese momento, Kiteishvili, que repliega tras su gran pase, nota un tirón pero sigue corriendo… Mientras, Nico enlaza con Morata en el carril central y este con Pedri más en la derecha; el canario la toca de primeras de vuelta a Nico ya en área rival y por la izquierda. El control es perfecto y arma bien un disparo que la estirada de Mamardashvili tapa. Mientras Kiteishvili se echa al suelo aquejado del tirón, Kakabadze busca montar la contra rápido. Su pase queda corto y Cucurella vuelve a cortar y pasa a Rodri. No hay descanso posible para Kiteishvili: ha de levantarse y seguir cojeando. Entretanto, el mediocentro español ejerce de bisagra. Abre al pico del área derecho (Pedri), se la devuelven y como Kochorashvili le encima, abre rápido al pico izquierdo (Nico). También Nico se la devuelva. A la tercera, no hay más cambio de orientación. Quien le debe de encima es Kiteishvili, pero bastante tiene con buscar tapar el arco. La ejecución de Rodri es académica. Esconde la intención del control y usa los dos pies para darle velocidad a los dos toques. Pim (derecha), pam (izquierda).
El empate sienta bien al combinado español, pero lo que más cambia a los Cruzados es la lesión de Kiteishvili. Sin el sancionado Mekvabishvili, Kochorashvili ahora tiene que colocarse de mediocentro, siendo Altunashvili el nuevo integrante de la línea de tres. Lo peor es que el segundo llega demasiado pronto tras pasar por el vestuario.
- 2-1 Fabián Ruiz (51′). Lamine Yamal dispara una falta que ha provocado y Mamardashvili responde al nivel de su Eurocopa. El balón sale repelido a la izquierda, lo recoge rápido Morata e inicia una basculación hacia la otra orilla. Recibe de nuevo Yamal. Entretanto, Fabián Ruiz se ha movido por el área pasando desapercibido. Cuando el extremo del Barça recibe, ya está perfilado en línea con el segundo palo. Hacia allá viaja el centro llovido de Lamine, para que Fabián remache de cabeza a muy poca distancia de un Mamardashvili que poco puede hacer.
Justo tras el gol, Luis de la Fuente ordena el ingreso de Olmo por Pedri y, a la vez, modifica el sistema y la estructura ofensiva de España. Fabián Ruiz se retrasa como mediocentro izquierdo a la altura de Rodri y, cuando se ataque, ambos se ubicarán a la altura de los laterales (2-4-4). Eso sí, los ibéricos se siguen juntando por norma general más veces en banda izquierda. Por allí pasarán Olmo, Morata y hasta Lamine Yamal en algún momento. La derecha queda más como el lado débil donde se puede explotar la aparición de Carvajal o el regate de Yamal (que ahora tiene enfrente a Tsitaishvili). A cambio de perder un hombre a espaldas de medios y, por lo tanto, tener menos fijados a los centrales y medios alejados, De La Fuente quiere que la circulación se haga más estable de lado a lado por delante de la línea de medios. Ya no hay prisas para finalizar o dar el último pase. También Laporte, Le Normand y Rodri quedan menos tan expuestos a la pareja de puntas georgiana. Por otro lado, la presencia de Olmo y el cambio de estructura también consigue que Morata (luego Oyarzabal) aparezcan más que cuando fijaba como punta en solitario.
Pero esto es una Eurocopa y Georgia también tiene sus momentos. Muy pocos, pero siempre hay alguno. Como el disparo desde mitad del campo de Kvaratskhelia o el ataque georgiano en el 68′ (2-1) en el que, tras salir de la presión y circular de lado a lado, Tsitaishvili pueda disparar desde dentro del área. El zurdo, al cual Lamine Yamal no ha perseguido), tiene la opción del pase atrás para Davitaishvili (que es quien ha limpiado el pase de Kvaratskhelia arrastrando al centro a Carvajal), pero opta por probar a Unai Simón. Pero el arquero del Athletic terminará el partido con 0 paradas. Georgia no tiró a puerta. Y aun así se puso por delante. Al final, la España de los extremos y de Rodri implantó su autoridad y redondeó una victoria que pudo ser escandalosa.
Los (otros) goles
- 3-1 Nico Williams (75′). Transición ofensiva tras recuperación en la frontal propia (el balón iba a Kakabadze). Buen recurso de Fabián para primero salir del achique y después jugar en largo hacia Nico Williams, que no tiene cerca a su marcador. El extremo espera en campo propio para evitar el fuera de juego. Cuando recibe, conduce, fija a Gveslesiani y, llegados a la frontal, le cambia el paso y le supera con un sutil toque. La finalización, fuerte, con el interior y por arriba de Mamardashvili la materializa de forma sencilla.
- 4-1 Dani Olmo (83′). España sigue presionando arriba y provocando pérdidas de una Georgia menos compacta. La lluvia y el pase en largo de la defensa cruzada provoca que ningún jugador pueda controlar la pelota que va dando brincos entre cabezazo y patada. Hasta que Oyarzabal la baja con el pecho y juega con Olmo. El control orientado con el pie derehco para evitar a Dvali es genial. El tiro rápido con el otro pie a la cepa del poste hace que Mamardashvili no pueda ni reaccionar.