Para el segundo y último capítulo de las semifinales del Guard1anes 2020, el Guadalajara se plantó en la casa del León con un solo objetivo: regresar con un triunfo a Verde Valle. Conscientes de su innegable mejoría, y con una convicción intachable, el equipo de Víctor Manuel Vucetich buscó dar la campanada del torneo. Sin embargo, cuando se enfrenta al líder del campeonato, y al mejor equipo del último lustro en México, tarde o temprano se regresa a la realidad. A los locales les bastaron unos 20 minutos para dejar esto en claro y, de la misma manera, sembrarse como el primer finalista del torneo.
Siendo fiel a sus declaraciones tras el empate en la ida, el Rey Midas buscó proponer el encuentro. Partiendo del 4-3-3 que cerró el partido en el Estadio Akron, las Chivas buscaron lanzar una marea de acosos individuales, intentando replicar el mismo vértigo que complicó el funcionamiento del León tan solo tres días antes. Sin embargo, siguiendo esta línea de fidelidad frente a viejos escenarios, el Guadalajara volvió a exhibir una paupérrima distribución de espacios en su intento de organización ofensiva. Tanto Alexis Vega como José Juan Macías, quienes salieron en un rol muy invasivo, buscaban descender para sumar recepciones entre líneas, provocando un inminente choque entre ambos, entorpeciendo el intento de circulación de su equipo.
Esto, por consiguiente, causó confusión en Cristian Calderón, quien no logró descifrar su verdadera zona de influencia al partir como interior izquierdo. Y, pese a los intentos de Miguel Ponce por ganar altura en ese costado, no hubo amenaza alguna que atentara contra la espalda de Fernando Navarro. Así, sin alguien que asumiera responsabilidad recibiendo el primer pase, y sin un ente que permitiera retener el esférico en una tercera altura, el Rebaño volvió a pagar caro sus problemas de estructura.
Por su parte, León fue a lo suyo. Una vez que el equipo de Ignacio Ambriz recuperó el balón, no lo volvió a soltar. Joel Campbell, quien inició como referencia en punta en el asimétrico 4-4-1-1 de los Esmeraldas, volvió a ser un dolor de cabeza para la zaga rojiblanca. Interpretando en qué momento sumarse a la circulación de balón, el costarricense fue clave para arrastrar marcas y aglutinar pases en sectores específicos del campo. Al aprovechar esto, León no tardó en juntarse por derecha, creando triángulos para establecer una notoria superioridad posicional por dicho sector. Más allá de las ventajas que ofrecía la sinergia entre Fernando Navarro, Luis Montes y Ángel Mena al juntarse en un mismo circuito, la facilidad para rotar y subir el ritmo de la acción fue el verdadero condicionante que puso contra las cuerdas a Chivas. Sin ir más lejos, así cayó el único gol de la noche; Navarro sirvió a un Mena que taladró la espalda de Ponce para, inmediatamente, asistir a Campbell. Una anotación con el sello de la Fiera.
Para el segundo tiempo, con prácticamente nada que perder, Vucetich se fue all-in, mandando al campo a Jesús Angulo, Fernando Beltrán y Alan Torres. Ya con el 4-2-3-1 asentado sobre el campo, Guadalajara buscó otra vía para progresar. Sin embargo, pese a contar con las piezas para llevar el balón arriba, fue imposible solucionar en una noche los problemas de todo un semestre. Poco incomodaron el gran ejercicio de defensa posicional de los locales. Incluso, rumbo al desenlace del encuentro, León no cesó en su intención de hacer bascular a Chivas de lado a lado, buscando aumentar la ventaja de una llave que ya estaba definida. El cuadro tapatío no compitió, y su único remate a puerta lo demuestra.
De esta manera, el León de Ignacio Ambriz se ha vuelto a plantar en una final de Liga MX con el objetivo de cristalizar con un título el proyecto más contracultural que ha tenido este país en los últimos años.
