CONCACAF Liga de Campeones – Tigres 2-1 LAFC: equipo de época

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La falta del mentado «título continental» era el tópico de los puristas que demeritaban a Tigres en las mesas de debate. Incluso, habían algunos que dudaban del legado de «Ti gue res» pese haber disputado una final de Copa Libertadores contra el River Plate de Marcelo Gallardo en 2015, para muchos, el mejor equipo del continente en la última década. El caso es que este título de Concachampions despeja las dudas de un debate tan superfluo como efímero. ¿Qué es la grandeza? ¿Cómo se obtiene la grandeza en el fútbol mexicano si el máximo ganador solo tiene 13 títulos de liga? ¿El peso del pasado o el presente ganador?. Da igual, Tigres vive una «época dorada», como en su momento Chivas, América o Cruz Azul la tuvieron. Su grandeza, al menos en esta década, ya no se debe cuestionar. La han ganado con resultados y, por momentos, con un fútbol vistoso. Imposible no recordar a Israel Jiménez en la lateral diestra, al «Rafa Sobis interior», al «Jesús Dueñas ‘llegador'», etcétera. A veces con un fútbol más efectivo que estético, como ayer contra LAFC, pero, quien aún ose dudar del estatus que se ha ganado Tigres, que consulte el palmarés. Los resultados no mienten.

Y tampoco vale la pena entrar en discusiones que nos llevan a un callejón sin salida. Al final, la «grandeza» es cíclica en el fútbol mexicano. Ahora, el reto para los de la UANL será mantenerse en la élite de México y CONCACAF, y, para ello, es vital tener buen recambio generacional. Y, si se me permite el término, pensar en su siguiente «jugador franquicia», porque Gignac recién cumplió los 35 años.

Hablando de lo que fue el partido -disculpen la larga introducción-, quedó claro que el fútbol es de «estados de ánimo». LAFC tuvo el 2-0, era superior, pero, tras una desconexión defensiva, Tigres marcó el 1-1 de córner. Los de Ferretti anotaron un gol «de la nada», pero físicamente y anímicamente dieron un paso al frente tras el empate.

LAFC se cayó con el 1-1 por dos razones: primero, por el desgaste físico, y segundo, porque el cambio Ginella por Cifuentes no causó el impacto esperado para Bob Bradley: cuando buscó «guardar» el esférico, llegó el 1-1 de los mexicanos. Además, la ausencia del colombiano Atuesta (expulsado vs América) supuso un bajón de creatividad en la base de la jugada y Carlos Vela, tras perdonar el 2-0, se diluyó por falta de fondo físico. Las piernas ya no le daban al nacido en Cancún y, por ende, no pudo producir en los minutos finales. Por otra parte, el ghanés Latif Blessing, otra pieza clave del sistema, también fue a menos tras la igualada en el marcador. El mejor centrocampista de los norteamericanos con balón fue Marc-Anthony Kaye, un mediocentro muy agresivo que acompañaba la presión para elevar el ritmo del juego y causar muchas «segundas jugadas». Y no olvidemos que el canadiense puso la asistencia para Rossi en el 1-0, tras una gran combinación en la frontal del área de Nahuel Guzmán con Carlos Vela.

Hasta el 1-1 no era un partido espectacular del LAFC, pero sí era superior. Sin embargo, Tigres en ocasiones necesita muy poco para hacer daño. Al final, cuando los de Ferretti están faltos de creatividad colectiva, muchas veces sale al rescate la inspiración individual. Así fue el 2-1. Con el equipo norteamericano fundido físicamente y sin poder aplicar su mejor método defensivo (la presión), Tigres se adueño del «momento del juego», ese cambio de estado de ánimo del que hablé líneas arriba. Y llegó el destello. Emergió la inspiración. De una brillante conducción del ‘Chaka’ Rodríguez y un, como decía Menotti, «pase a la red» de André Pierre Gignac -el francés más regio del planeta- surge el 2-1. El LAFC no pudo levantarse.

También debo destacar el partido de Guido Pizarro, vital en el robo (9 recuperaciones) y cerrando líneas para que Carlos Vela y Diego Rossi no tuvieran muchos metros a su espalda. Entre el argentino y el brasileño Rafael Carioca han formado una de las mejores medulares del continente. Roban, corren, chocan, tienen buen primer pase, saben presionar, replegar o llevar la iniciativa en campo rival. Son buenísimos haciendo muchas cosas. La mejor dupla de mediocampistas, junto a «Pedro Aquino – Chapito Montes», en la Liga MX.

Para finalizar, hay que señalar el rendimiento del LAFC en este certamen. Un equipo reconocible a través de su 4-3-3, dinámico, propositivo, intenso en la presión… las proyecciones de Palacios en izquierda, un medio campo muy complementario, la hiperactividad y velocidad de Rossi, la magia de Carlos Vela o las opciones desde el banquillo, como Kwadwo Opoku y Brian Rodríguez, al que desafortunadamente se le vio poco en estos últimos partidos. Los títulos llegarán, tienen un muy buen equipo y, por lo que sé, un proyecto sólido. Contar con Carlos Vela como jugador franquicia habla mucho de la seriedad de la gestión. Y, por su puesto, tener a Bob Bradley en el banquillo, uno de los estrategas más valorados en Estados Unidos, respalda la idea. Este equipo demostró que podría ser protagonista en el fútbol mexicano; León, Cruz Azul, América y Tigres están de testigos.

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Pepe Del Bosque
Comunicador de fútbol en TNT Sports México, Convoy Deportes y W Deportes. Director Creativo de Editorial Puskas. @Pepedelbosque

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