Le sport déchu-élu: el futbol en la Francia de Vichy

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Bonjour ! Ça va ? Estamos saludando en francés, un idioma de la misma familia lingüística que el italiano, el portugués, el catalán, el rumano… y el español. Espero que estés muy bien el día de hoy. La vez pasada cerramos el año viajando por toda la diáspora armenia a través del futbol. Es momento de inaugurar el 2021 yendo al continente europeo, precisamente a una de las cicatrices que hasta ahora escuecen: la II Guerra Mundial. Nos iremos a un periodo relativamente desconocido de la historia francesa: el régimen de Vichy.

Recomendación musical 1

Para que se afianzara en el poder a nivel social, el régimen de Vichy necesitaba al menos canciones que lo glorificaran. Por otra parte, había un cantante de opereta vascofrancés llamado André Dassary que recientemente se había salvado de ser prisionero en Alemania. Le propusieron cantar una marcha en favor a este régimen que simpatizaba demasiado con Adolfo Hitler. Aceptó. Se llama: Maréchal, nous voilà ! (¡Mariscal, aquí estamos!). Oficialmente, el himno de Francia seguía siendo La Marsellaise, extraoficialmente era esta marcha.

En esta ocasión he invitado a un compañero mío de Editorial Puskas. Seguramente has leído sus historias notables aquí. Se llama Ricardo Mercado. Licenciado en Historia por la Universidad Iberoamericana y con maestría en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, ha pasado por Mundo Deportivo y beIN sports antes de recalar en ESPN, donde es asistente de producción. Síguelo en Twitter como @RicardoMercadoB.¡Gracias por aceptar colaborar aquí, Ricardo!

Vamos al tema de esta semana.

Hurgando en las oscuridades de la II Guerra Mundial

La II Guerra Mundial, que cimbró a todas las sociedades europeas, tiene una fascinante historia en todos los países que tomaron parte del mayor conflicto bélico en la historia del siglo pasado; curiosamente una de las historias que no se señalan tanto es la de Francia. El país galo, cuya influencia cultural en toda Europa ha sido esencial desde hace más de 500 años, todavía tiene una lucha intestina dentro de su sociedad para entender qué pasó realmente en aquellos años. 

“El mariscal Pétain fue un gran soldado, es una realidad. La vida política, como la naturaleza humana, a veces es más compleja de lo que querríamos creer”, dijo Macron sobre el personaje que fue el rostro del régimen de Vichy en 2018. El jefe de estado francés tiene razón al señalar que la naturaleza humana es compleja, pero se enturbian las cosas al rendir homenaje a Pétain. ¿Lo de Vichy fue bueno o malo?

¿Qué fue Vichy?

La derrota francesa en manos de la Alemania Nazi es uno de los episodios de la II Guerra Mundial que más atraen a todos los apasionados a la historia militar. En resumen, un ejército completamente moderno, el alemán, le pasó por encima a uno anticuado como el francés. La victoria de los de Hitler le valió a Alemania la conquista de Francia en un abrir y cerrar de ojos en la primavera de 1940. En tan solo unas cuantas semanas, en un episodio militar sin precedentes en la historia, Alemania había cambiado el modo de hacer la guerra con un método de ataque conocido como el Blitzkrieg (la Guerra Relámpago). 

Hitler en París

La derrota, como era de esperarse, sumió a la sociedad francesa en una crisis total. Los alemanes ocuparon media Francia, en su mayor parte por el norte, y la otra mitad se la dejaron al Estado francés (État français). Pasó a la historia como el régimen de Vichy. Muchos franceses han crecido con el relato de que Vichy no fue un estado colaboracionista con los nazis, que fue un régimen ajeno a la ideología y a las prácticas de los fieles a Hitler. Pero, como se dice popularmente, “la mierda flota”… y con el paso del tiempo, en especial con la historia, es peor. 

Bandera extraoficial del régimen de Vichy

Un problema perenne con los historiadores es siempre el de las cifras. El número de judíos que la Francia de Petáin entregó a los alemanes para su exterminio durante la época de Vichy, dependiendo el historiador, oscila entre los 15.000 y 75.000. Más allá del número, es un crimen que se agrava todavía más cuando se tiene en cuenta que un gobierno francés entregó a sus propios gobernados al enemigo. Y ese no fue lo único. La dictadura del mariscal Petáin implantó algo llamado el Servicio del Trabajo Obligatorio (Service du Travail Obligatoire) que, básicamente, consistía en que más de medio millón de franceses fueran trasladados a Alemania a ayudar “en los esfuerzos de guerra alemanes”. Es decir, que miles de franceses trabajaran en territorio alemán para que los nazis pudieran reclutar a su propia gente para formar el ejército más grande de la historia, que se cree que llegó a agrupar hasta 9 millones de personas. 

Pétain: ¿héroe o villano?

El papel del régimen de Vichy en la II Guerra Mundial sigue siendo juzgado con un doble rasero en Francia, en especial por el personaje que lo encabezó. Philippe Petáin, nacido en la parte más norte del país galo en 1856, fue testigo de los eventos más importantes en la historia de su país, los que en su mayoría fueron debacles nacionales derivadas en traumas. En 1870, Pétain peleó en la guerra franco-prusiana, conflicto bélico cuyas consecuencias principales fueron la formación del Imperio Alemán y un trauma para los franceses que perduraría en el tiempo: la caída de París. La sociedad gala se reorganizó después del golpe que los alemanes le propinaron a un ejército que presumía de ser el mejor de la época pero que estaba lejos de serlo, de una sociedad que creía estar a la vanguardia y de un Imperio, el de Napoleón III, que languidecía ante las decisiones inoportunas de sus megalómanos dirigentes.

Imagen propagandística de Pétain en la guerra franco-prusiana de 1870

En aquel proceso de reconversión de Francia fue que Pétain desarrolló la mayor parte de su vida lejos de los reflectores, siendo un tipo algo desafortunado tanto en lo laboral como en lo privado. La oportunidad de su vida llegó cuando, cerca de retirarse del ejército, Francia entró en la I Guerra Mundial. Cuando Francia estaba al borde de la capitulación frente a los alemanes, el mariscal Pétain reorganizó el ejército galo, hizo sentir importantes a los miles de soldados que vivían sus horas más bajas en el frente y logró motivarlos para que resistieran hasta los últimos momentos de una guerra que terminó siendo el equivalente a una carrera de resistencia. Además, sus tácticas bélicas lo volvieron una estrella.

Pétain en la batalla de Metz en 1918

Su intervención en la Gran Guerra lo convirtió en un héroe nacional, una figura a la cual encomendarse cuando las cosas iban mal.

El oprobio

El mariscal Petáin, ahora en los cuernos de la luna por su rol en la I Guerra Mundial, decidió abandonar la idea del retiro y fue ocupando distintos cargos de élite en las filas castrenses de la Francia de entreguerras. Para cuando los alemanes ocuparon el norte de Francia, Pétain era embajador en la España franquista. Antes de volver a su patria, Franco le dio un consejo: «Usted es un vencedor, no vaya a hacerse cargo de la derrota de los vencidos». Pétain lo desoyó y se convirtió en primer ministro al poco tiempo de haber tocado suelo francés. El mariscal recibió un país en rodillas que se estaba debatiendo entre firmar un armisticio con las fuerzas de Hitler o continuar la pelea con ayuda de las colonias que los galos tenían en el norte de África.

Petáin, más cercano al fascismo que al centro o a la Izquierda, se decidió por hacer las paces con el enemigo, y como se mencionó anteriormente, hasta colaborar con él. La “Libertad, Igualdad y Fraternidad” de Napoleón fueron reemplazadas por el “Trabajo, Familia y Patria” del nuevo estado satélite de los alemanes, naturalmente alineado a la extrema derecha. Como París estaba ocupada, puso su sede de gobierno en Vichy, un pueblo dentro de la Zona Libre muy apacible en plena Auvernia, ya cerca a los Alpes.

Mapa de Francia durante la II Guerra Mundial

Ante esto, ¿cómo fue el deporte durante el régimen de Vichy, y en especial el futbol?

Vichy: rencor hacia el profesionalismo

Francia había tocado fondo con la invasión alemana a París y Pétain le echó la culpa al estado físico de los franceses. Para ello, creó una Comisión General de la Educación General y de Deportes (CGEGS). De inmediato se puso a entrenar a la juventud por medio de la gimnasia con el fin de cumplir con los valores dominantes. La revolución nacional mutaba en el deporte como “la revolución del cuerpo”. Convirtieron en amateur a deportes como el tenis y la lucha grecorromana. También prohibieron a una modalidad del rugby venida de Inglaterra que se llamaba rugby league. Irónicamente, el debilitamiento de los deportes nacionales era parte de la determinación de Vichy de mejorar el estado físico y mental de la nación y formar el “hombre nuevo”: “formar hombres de fuerza y de voluntad que hubieran aprendido a dominar su sufrimiento y a sacrificarse por el equipo” y luchando contra la penetración cada vez mayor de los intereses económicos

Otro de los responsables de esa decadencia era el profesionalismo del futbolista “descarriado” que estaba ligado al dinero y a la codicia y se la pasaba perdiendo el tiempo en los cafés y en los salones de baile, lo cual no era compatible con el nuevo orden moral imaginado por el régimen: un deporte “caballeresco y desinteresado”. Para que se compenetraran con su deber para con la sociedad, esa comisaría exigió exigió que los futbolistas ejercieran una profesión además del futbol, y por ello el juego profesional fue abolido.

¿Comisionados en contra del futbol?

Los responsables de todos estos cambios fueron los dos Altos Comisionados de Deportes; privilegiados en el escalafón social. Su ideología deportiva estaba caracterizada por un amor al amateurismo, un desprecio por el profesionalismo y el regreso al ideal de los deportistas pioneros a finales del siglo XIX.

El primero era el vascofrancés Jean Borotra. Borotra fue un tenista perteneciente a los legendarios Cuatro Mosqueteros (Quatre Mousquetaires) que ganaron la Copa Davis seis veces en fila (1927-1932). En su momento el segundo mejor tenista del mundo, ganó la medalla de bronce en los Olímpicos de París 1924, el Roland Garros, el abierto de Australia y Wimbledon dos veces; además, no eran raros sus partidos con el rey Gustavo de Suecia.

Jean Borotra (Créditos: Len Putnam/AP/Shutterstock)

¿Qué hacer para salvaguardar el reclutamiento de una élite deportiva cuya existencia es indispensable para mejorar la técnica, para darle propaganda al régimen y para representar a Francia en los diversos torneos internacionales? La respuesta engañosamente razonable era desaparecer el profesionalismo y el amateurismo como principio de base para la actividad deportiva. El problema es que en deportes como el ciclismo y el boxeo funcionaban con federaciones internacionales centradas sobre el deporte profesional; luego, si se iban sobre la pelota vasca, habría un profesionalismo en la clandestinidad. De inmediato, voltearon al futbol: a la FIFA le daba igual si el jugador era amateur o profesional. Entonces, se ensañaron con este deporte.

En cuanto llegaron los alemanes, el futbol quedó prohibido de junio a septiembre de 1940 para darle prioridad al atletismo. Luego, redujo el tiempo de juego de 90 a 80 minutos. También empezó a minar el poder que tenía Jules Rimet, presidente de la Federación Francesa de Futbol (FFF). No le importaba que le hubiera aportado al mundo la FIFA. Se cuadraba o se cuadraba. La gota que derramó el vaso fue cuando en 1942 expulsaron arbitrariamente de la Dirección Federal a Georges Bayrou, vicepresidente de la FFF y presidente del Sète. Rimet se sintió obligado por dignidad a dimitir de su cargo, pero animó a sus colaboradores a seguir trabajando. Su sucesor fue Henri Jevain, presidente de la Liga Parisina de Futbol.

Jules Rimet

Regresó al poder Pierre Laval en abril de 1942. El periodo de Borotra terminó de manera abrupta, aunque nada sorpresiva para la época. Fue arrestado por la Gestapo alemana y llegó al campo de concentración de Sachsenhausen.

El siguiente comisionado fue el coronel «catalán» Joseph “Jep” Pascot, un rugbier que había sido seleccionado por Francia seis veces y había ganado el campeonato nacional en tres ocasiones. 

Aparentemente cedió a los reclamos de la FFF y volvió a los 90 minutos además de devolverles el estatus profesional a los jugadores. Parecía que el régimen de Vichy hacía las paces con el profesionalismo. Esto estaba lejos de ser verdad. Primero, ilegalizó el sistema de transferencias entre equipos prohibiendo que los jugadores salieran de su equipo origen. Luego, cada equipo recibía una asignación fija de 25.000 francos para plantillas de 15 jugadores, siendo que el salario de los jugadores era más de 5.000 francos antes de la guerra. Finalmente, obligó a que los equipos alinearan al menos a cuatro amateurs. El pretexto era motivar el desarrollo de jugadores nuevos y jóvenes y favorecer el desarrollo de equipos regionales. En realidad, estas medidas tenían dos objetivos: difundir la ideología de Pétain a nivel local, y luego reventar el futbol profesional que negaba estas medidas draconianas.

Pascot creó la Copa del Marsical (Coupe du Maréchal) con el fin de mantener el culto a Pétain, asociando su nombre a una competencia deportiva y de “recompensar todo especialmente los esfuerzos dirigidos por las asociaciones hacia el desarrollo armonioso del individuo y la afirmación de las cualidades viriles de la raza”. Debía imponerse como una de las grandes competencias de Francia; solamente duró dos años. Pero de acuerdo con la voluntad de Pascot, solamente tomó en cuenta cuatro disciplinas: los “deportes de base” (atletismo y natación) y los “deportes más viriles” (boxeo y rugby). 

¿Por qué el futbol no entraba en los planes de Pascot? Para el jefe Pétain, no contribuía en nada a la “virilización del hombre nuevo”. También su pecado era ser hijo de la revolución industrial: se practicaba en la ciudad negra de contaminación y amenazaba a los campos franceses donde pululaba aire puro y sano, por más que hubiera surgido justamente en el ambiente rural durante la I Guerra Mundial. Era muy sospechoso que la mayoría de los mejores equipos se localizara al norte de Francia, lleno de la industria perniciosa. Para el régimen de Vichy, el futbol corporativo se consideraba como “la prolongación de la fábrica o de la oficina” y amputó buena parte de los efectivos de la federación de futbol.

El objetivo era desarrollar las asociaciones en el lugar de residencia de los practicantes. El Comisionado de Deportes suprimió el estatus corporativo, considerado como “la prolongación de la fábrica o de la oficina” y amputó una parte de los efectivos de la federación de futbol. 

De todos modos, Pascot se dirigía al futbol para solamente lo necesario, y aún así tenía una gran influencia. El ejemplo fue la final de la Coupe Charles Simon en 1943 entre el Olympique de Marsella y el Girondins de Burdeos en el Parc des Prince. Acabó con un empate a dos goles. Los marselleses decían que los bordeleses habían hecho trampa al inscribir tarde a un crack; ellos merecían el trofeo. La FFF estaba de acuerdo. Pero el coronel dijo: “Se repite el partido”. En la revancha, el Olympique volcó toda su frustración y goleó 4-0, un marcador récord para la fecha.

El futbol, perseguido por ideales

El ser un estado marioneta de la Alemania nazi fue la razón detrás de varias persecuciones. Cuando llegó Borotra a la Comisión, publicó una carta reguladora de los deportes. Aquí, obligaba a las asociaciones a pedir permiso al CGEGS para existir, y permitía que los comisarios ordenaran investigaciones sobre el pasado de los dirigentes. Se perseguía a los judíos y a los masones y se veía con recelo al anticlericalismo y al comunismo; todas esas religiones, asociaciones y corrientes de pensamiento eran la “anti-Francia”. No hay un dato exacto del antisemitismo como en otros países del centro de Europa, pero no fueron pocas las personas cesadas de su cargo, y hubo equipos ya afiliados a la FFF que desaparecieron, como el Maccabi Sporting Club.

Esta persecución de los dirigentes también tocó el futbol rural. En efecto, la Comisión de los Deportes reprochaba tal vez a algunos de ejercer la profesión de cafetero, en una preocupación de moralizar. El oprobio lanzado a estos benévolos tenía por corolario la supresión de muchas sociedades ya que el café del pueblo con frecuencia fungía de domicilio social.

Sistema de liga en el futbol de Vichy

Miremos cómo era el futbol antes de que llegaran los alemanes: la FFF contaba con 188.760 abonados, más de 5.700 clubes aficionados y una liga profesional que se jugaba desde 1932. Cuando los alemanes ocuparon París, todo el futbol también sufrió trastornos pero nunca dejó de disputarse. Borotra lo prohibió de junio a septiembre, para reservar ese periodo a los deportes de verano como el atletismo, más representativo de las virtudes viriles.

Hubo dos campeonatos: uno en el norte “ocupado” y otro en el sur “libre”. La Coupe de France por un tiempo regresó a su nombre original, Coupe Charles Simón, pero la diferencia estribaba en que aquí se enfrentaban los ganadores del norte y del sur. Por lo espinoso del panorama, muchos de los mejores jugadores fueron a la Francia de Vichy. Para un pueblo ensombrecido por ese presente, era un oasis ese tipo de partidos y la final de 1942 reunió a 45.000 aficionados en el Stade des Colombes.

Racing Club Paris

Con la publicación de la Carta de los Deportes del 20 de diciembre de 1940 también cambiaron  muchas cosas. El régimen de Vichy empezaba a insistir en que los equipos regresaran a las asociaciones polideportivas como en los tiempos de los precursores; los equipos perdían identidad y autonomía a expensas de regresar a la óptica del régimen: promoción de la comuna, de la localidad, de la familia. Hubo aquí un claro ganador. La Federación de Gimnasia y Deportes de los Patronatos de Francia (FGSPF), que había perdido su influencia antes de la I Guerra Mundial, regresaba con cuestiones ideológicas que hasta entonces había permanecido en estado de dormancia. Esto repercutió en el nivel; por ejemplo, un partido en 1942 vio al Olympique de Marsella avasallar terriblemente al Avignon 20-2.

El 15 de junio de 1943, Pascot anunció que todos los clubes tendrían un estatus amateur y los jugadores profesionales se convertirían en una especie de funcionarios del estado. Luego, los 16 equipos no serían de una ciudad, sino tendrían un estatus federal y representarían a cada región. ¿Quiénes eran los equipos?

  • Burdeos-Guyena (Bordeaux-Guyenne)
  • Clermont-Auvernia (Clermont-Auvergne)
  • Grenoble-Delfinado (Grenoble-Dauphiné)
  • Lens-Artois
  • Lille-Flandes (Lille-Flandres)
  • Lyon-Lyonessado (Lyon-Lyonnais)
  • Marsella-Provenza (Marseille-Provence)
  • Montpellier-Languedoc
  • Nancy-Lorena (Nancy-Lorraine)
  • Niza-Costa Azul (Nice-Côte d’Azur)
  • París-Capital (Paris-Capitale)
  • París-Isla de Francia (Paris-Île de France)
  • Reims-Champaña (Reims-Champagne)
  • Rennes-Bretaña (Rennes-Bretagne)
  • Ruan-Normandía (Rouen-Normandie)
  • Toulouse-Pirineos (Toulouse-Pyrénées)
Reims-Champaña (1944)

Esa es quizá la medida más polémica de Pascot y la respuesta no se hizo esperar. Bajo la iniciativa de Jean Guignot, varios dirigentes volvieron en semiclandestinidad para reorganizar la agrupación de los clubes autorizados, como Raymond Herlory, Gabriel Hanot y Emmanuel Gambardella, del Metz. Aunque mucha gente se niegue a creerlo, esta iniciativa le dio cierta vida al futbol profesional, en terapia intensiva aún. Paralelamente evitó que los jugadores fueran deportados a Alemania para cumplir su Servicio Profesional Obligatorio.

Pero en esos años Alemania ya había ocupado también el sur y con tantos avances de los Aliados, el campeonato sufría varios retrasos, ya ni digamos de la carencia grosera de recursos. La temporada tenía 240 partidos y el torneo se interrumpió finalmente a falta de cinco juegos por disputar. El campeón fue Lens-Artois.

Sin embargo, hay una consecuencia más sutil. Durante el régimen de Vichy, todos los equipos eran financiados por autoridades locales, y para dos o más equipos de una misma ciudad era muy complicado competir en el máximo nivel. Por ello, asociaciones laicas y eclesiásticas de una misma localidad por lo tanto se fusionaron y dieron paso a nuevas sociedades, como el Burdeos con el AS Port, y el Lille con el SC Fives. Esto le dio una característica curiosa al futbol francés. Si sigues la Ligue 1, te habrás dado cuenta que prácticamente no hay derbis, rivalidades entre equipos de la misma ciudad. 

St. Étienne-Olympique de Lyon

Lo más cercano a un derbi es el derbi del Ródano el Saint-Étienne y el Olympique de Lyon; la distancia entre ambas ciudades es de poco más de 50 km, un poco menor a la que hay entre Manchester y Liverpool, por ejemplo. Durante mucho tiempo, París fue la excepción con hasta tres clubes en primera: el Red Star, el Stade Français, el Paris-Saint Germain y/o el Racing Club. Normal; al ser Francia una república relativamente centralizada, París muchas veces acapara la mayor parte del presupuesto de la nación. Pero la carencia de derbis finalmente alcanzó a la Ciudad Luz: no hay derbis parisinos desde 1990.

Red Star (temporada 1964-65)

El futbol: diplomacia volátil y patriotismo tácito

El régimen de Vichy no podía vivir con el futbol… pero tampoco podía vivir sin el futbol. A pesar de su hostilidad, Borotra y Pascot tenían como objetivo devolver a Francia a su estatus de potencia internacional mediante el deporte. Los amistosos internacionales eran una manera de mantener un clima de normalidad en medio del terror. Selecciones del eje (Alemania e Italia) y de países satélites (Hungría, Croacia y Eslovaquia) aumentaron sus partidos. Pronto se sumaron los países neutros, como Suiza y Suecia, y de regímenes totalitarios que se mantenían al margen, como la España de Franco y el Portugal de Salazar. Ambos comprendieron que debían organizar partidos para no quedarse detrás en esta nueva configuración, pero ambos tomaron diversos caminos a la hora de elegir a sus adversarios.

Borotra mostró que era un anti-nazi recalcitrante y prohibió tajantemente enfrentarse a los países del Eje y a sus simapitzantes. A cambio empezó una colaboración con el vecino al otro lado de los Pirineos: se organizaron partidos de rugby y de tenis, los esquiadores de ambos países entrenaban juntos. Borotra también recibió a la selección española de hockey de pasto lanzando vivas al régimen franquista en febrero de 1942. ¿Y la selección de futbol? Un mes después se pactó un amistoso entre ambos países en Sevilla. España ganó cómodamente 4-0. Fue una decepción, toda vez que aún quedaba fresco el recuerdo del mundial de 1938, del que Francia fue anfitrión.

Vichy con Franco

Con Pascot, el objetivo era dejar de ser el vencido para convertirse en el vencedor; había que darle a Francia un lugar destacado en la “nueva Europa” hitleriana. Pero la organización de partidos no fue precisamente su fuerte. Solamente buscaban planearse los partidos donde su participación tuviera garantizado un buen papel. Por eso se echaron para atrás en los partidos pactados contra España, Portugal y Suiza a principios de 1943, y Bélgica rechazó la invitación en marzo de 1944.

¿Qué sucedía con las colonias? Entre abril y mayo de 1941 sucedió la Quincena imperial, una especie de justa deportiva con delegaciones de Argelia, Marruecos, Túnez y África Occcidental, además de la Metrópolis. Se organizó para marcar la supremacía de la potencia colonial en un momento bajo y subrayar el compromiso mutuo de Francia para sus colonias y de éstas para la madre patria, mostrándoles el poder del mariscal Pétain.

Esta Quincena imperial tenía deportes como atletismo, basquetbol, remo, natación, rugby y pelota vasca. Borotra se negó al principio a inscribir el futbol, pero aquí se vio obligado a ceder. Al otro lado del Mediterráneo, el futbol estaba creciendo a pasos agigantados y era todo un instrumento en la propaganda colonial porque los partidos entre Francia y sus colonias eran los más equilibrados; con la pelota mostraban un pensamiento común, una medida común. Finalmente, la Quincena imperial no hubiera sido posible sin la presencia del futbol.

El futbol en la liberación

Llegó el desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944, el llamado Día D. Tras esa cruenta batalla, la suerte francesa poco a poco empezó a cambiar. El mariscal Pétain, campeón de la libertad en la Primera Guerra Mundial, promotor de la esclavitud en la segunda, resistió hasta el final del conflicto bélico, pero fue derrotado por el general Charles de Gaulle, su púpilo en el ejército. de Gaulle estaba a la cabeza de la Francia Libre, un gobierno en el exilio con sede en Londres.

Con la caída del régimen de Vichy el 26 de octubre de 1944 acabó el sistema de equipos federales y se restableció rápidamente el profesionalismo en toda su gloria. Pero los efectos no fueron inmediatos. La temporada 1944-45 no fue la vuelta definitiva del futbol porque las vías ferroviarias estaban bastante dañadas y aún había batallas en el este de Francia, por ello para clubes como el Sochaux fue imposible participar. La siguiente temporada (1945-46) ganada por el Lille fue la verdadera primera edición del campeonato tras la guerra.

de Gaulle saluda a los jugadores del Olympique de Lyon que ganaron la final (créditos: KEYSTONE-FRANCE/Gamma-Rapho via Getty Images)

El futbol francés sería testigo de una época de vacas gordas dentro de una generación al final de la guerra. Y el futbol también recibió un aval por parte de su liberador, buen conocedor de este deporte y gran aficionado. Eso sí, hasta la fecha se desconoce el equipo favorito de de Gaulle. Tras la humillación de la selección francesa durante los Juegos Olímpicos de Roma 1960, de Gaulle se puso manos a la obra. Un gesto suyo dio cuenta de ello. Era la final de la Coupe de France de 1967 entre el Olympique de Lyon, campeón defensor, y el Sochaux. Más allá de que Les Gones defendieron el título ante Les Lionceaux (3-1), sucedió algo extraordinario: un despeje del defensa lyonnais Hector Maison salió a la grada, justo donde estaba de Gaulle. El general lo recibió impasible, y desde su sitio lo devolvió al campo como un saque de banda como Dios manda. El público prorrumpió en una ovación; tal era el respeto que el general le tenía al deporte y tal era la diferencia con el régimen de Vichy.

Pétain se enfrentó ante los tribunales franceses que lo encontraron culpable de traición y lo condenaron a muerte. Al final, Pétain salvó su pellejo por el prestigio que acarreaba desde su momento álgido como estratega militar. El mismo de Gaulle le perdonó sus pecados y lo mandó al exilio a la Île d’Yeu, donde el “león de Verdún” dio la vida en 1951, después de una longeva vida que duró poco más de 95 años. 

(AFP Photo)

¿Qué sucedió con los comisarios? El rey Gustavo de Suecia intercedió por su compañero de afición y Borotra pasó al castillo de Itter en el Tirol austriaco junto con otras personalidades francesas. Él se redimió al tener un momento de valentía al escapar de la fortaleza y correr al pueblo cercano para pedir refuerzos. Tuvo una mejor vida como parte del olimpismo y fundó el Comité Internacional del Fair Play (CIFP). Murió en 1994. La suerte de Pascot no fue tan buena. Cuando ocurrió la Liberación, recibió una condena de 5 años de destierro y la pérdida de sus derechos civiles; se le perdonó cuando logró justificar que también tuvo acciones que favorecían a la resistencia. Falleció en 1974.

El futbol de Vichy se debatió entre las ganas de quitar su práctica y de relegarlo a la periferia del campo de las actividades físicas para desarrollar los deportes rivales, y la resignación a usarlo para fines diplomáticos. A pesar del desprecio de los comisarios, a pesar de su incompatibilidad con ciertos aspectos del régimen, el futbol siguió siendo un deporte imprescindible y en constante progreso: en la Liberación, el número de asociados era de 277.332 contra 75.616 en 1940 y el de las sociedades afiliadas de 7.092 contra 2.592 en cuestión de cinco años.

“Yo no ocultó ninguna página de la historia”, señaló Macron para exculparse por sus declaraciones sobre el mariscal. Sí, habría que contestarle al jefe de estado francés… pero los delitos no se honran, se condenan. Basta recordar la frase de de Gaulle:

Le patriotisme, c’est aimer son pays. Le nationalisme, c’est détester celui des autres.

(El patriotismo es amar a su país; el nacionalismo es odiar la de los otros).

Muchas gracias, Ricardo, por ayudar en este texto. Fue muy divertido.

Fuentes

Bermúdez, Ángel. Segunda Guerra Mundial: Henri Pétain, el héroe francés de la I Guerra Mundial condenado a la infamia por colaborar con los nazis y deportar a miles de judíos. BBC News Mundo. 21 de junio de 2020
Villatoro, Manuel P. La vergüenza oculta del Velódromo de Invierno: «Francia deportó a miles de niños a los campos de concentración nazis». ABC Historia. 17 de julio de 2017
Museo del Holocausto (Washington, DC). France. Holocaust Encyclopedia. Actualización constante
Ohler, Norman. El gran delirio. Hitler, drogas y el III Reich. Crítica, Barcelona. 2016
Muxel, Paule, y de Colliers, Bertrand. Philippe Pétain. Documental (YouTube). Julianto Films. 2010
Bassets, Marc. Macron tropieza con el ‘tabú Pétain’, líder de la Francia colaboracionista. El País. 7 de noviembre de 2018
Relaño, Alfredo. El régimen de Vichy estaba contra el fútbol (1943). As. 12 de junio de 2016
Menez, Nathan. Le désordre du football français sous Vichy. Le Corner. 1° de julio de 2020
So Foot Blog. Never trust a marxist in football ! : Une bonne raison d’aimer le football, Vichy le détestait!. 22 de septiembre de 2009
Gold, David. Inside History: How Vichy Changed French Football. Inside Futbol. 6 de febrero de 2011
Breuil, Xavier. Vichy et le football. We are Football Association. Fecha desconocida
André, Thomas. Matchs et figures de légende du Football Club Metz (1932-1968). Jalon. Noviembre de 2019
Tavares, Nicolas. Football. Quels sont les clubs préférés des Présidents français ? Ouest-France. 9 de mayo de 2017

Ultrajado por el régimen nazi y posteriormente por el Ejército Rojo de la URSS, el país que peor la pasó durante la II Guerra Mundial fue Polonia. Este país eslavo mantiene una amistad a prueba de balas con Hungría, país centroeuropeo que es de etnia urálica. Antes de ese conflicto bélico, la selección polaca tuvo dos juegos inolvidables con la selección magiar. ¿Cómo es esta amistad polaco-húngara? ¿Qué juegos fueron? Esas preguntas serán respondidas la siguiente semana.

Recomendación musical 2

¿Cómo era la música durante la Francia de Vichy? En los grandes cafés y en los dancings había una proliferación del jazz y la chanson con exponentes como Edith Piaf, Charles Trenet, Tino Rossi e Yves Montand. Hay un músico que se sobrepuso a la rigidez de este régimen. Se trata de Django Reinhardt. Él la tenía difícil por dos motivos: uno, era gitano (Manouche, para ser específico), y dos, hacía jazz, una música del viejo enemigo. Pero no podía quedarse en el Reino Unido sin hacer nada. Los nazi pensaron que su propaganda sería efectiva si venía con música popular. Esa fue su perdición. Django volvió a París y organizó un concierto de jazz para devolverle la vida a la capital. Fue tal el éxito que hubo en total 80 conciertos en el Hot Club con llenos totales. Django fue el primer músico europeo que influyó en el jazz… y todo con dos dedos menos. Su dupla con el violinista Stéphane Grappelli los llevó a estar en boca de todos en Europa, más en esa época sombría. Esta es su canción más famosa, Minor Swing.

Recapitulemos

El régimen de Vichy es uno de los episodios más pasados por alto en la historia de la II Guerra Mundial. Era la parte libre de Francia invadida por el régimen nazi. A la cabeza estaba Philippe Pétain, antiguo héroe de la I Guerra Mundial. Colaboró con los alemanes como estado satélite y revolucionó la vida de Francia, incluyendo el futbol. Los comisarios del deporte (Jean Borotra y Joseph Pascot) tuvieron una actitud ambivalente hacia el futbol: no podían vivir sin él (instrumento para dominar las colonias y para la diplomacia con España), pero tampoco podían vivir con él porque no correspondía al carácter viril que Pétain quería imprimirle al hombre nuevo. Borotra prohibió el profesionalismo, hizo renunciar a Jules Rimet y cambió la duración de partidos a 80 minutos; Pascal quitó eso y dejó que alinearan profesionales (7 en el equipo), pero ilegalizó el sistema de transferencias; por si fuera poco, hizo repetir la final de la Copa Charles Simon en 1943. También hizo que los equipos fueran federales y representaran solamente a una región, e indirectamente provocó que el futbol francés no tenga derbis. Otras consecuencias fueron la persecución a judíos, masones, anticlericales y comunistas (anti Francia). Finalmente, Francia fue liberada por Charles de Gaulle, conocedor y apasionado del futbol, como lo mostró en la final de la Coupe de France en 1967.

Nos vemos la siguiente. Au revoir !

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Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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