Los primeros pasos de Koeman en el Barcelona están dejando todo tipo de sensaciones. El técnico holandés ha roto con todos los patrones establecidos en la última década del conjunto culé para practicar un juego distinto, para rejuvenecer un club lastrado por los fracasos. La sombra que le perseguía del pasado era demasiado grande como para no exigirse una renovación.
En este contexto, Ronald busca ofrecer a los aficionados culés un fútbol que gustará más o menos, pero lo que es una certeza es que potencia a varias de sus mejores fichas. En un mercado poco solvente de la entidad blaugrana, el que se augura como el mejor fichaje ya lo tenían en casa, Phillipe Coutinho.
El carioca está dejando un inicio de campaña inaudito en Barcelona. Su nivel está siendo tal que el sistema empieza paulatinamente a dejar de depender del astro argentino, aunque hay que ver si Cou responde ante desafíos de alto calibre de manera regular.
Antes de entrar en el brasileño, haremos un breve apunte sobre el juego del Barça para ver su encaje en el sistema y cómo es la existente reciprocidad. Ronald Koeman apuesta por un juego muy dinámico, en el que la izquierda es el lado fuerte y que busca crear triángulos de manera constante. Cualquier jugador que pise campo contrario buscará crear o completar triangulaciones para progresar; esta es una de las máximas del equipo.
A partir de estas sinergias cortas, sumadas a rupturas a espaldas de línea defensiva, se superan pares y líneas de presión. Dentro de estos automatismos, la figura de Coutinho es clave tirado a la izquierda pero con flexibilidad posicional para pisar otros carriles. Él juega de enganche, pero se mueve muchísimo. Su capacidad para jugar bajo presión, a pocos toques y de manera muy dinámica, agita y hace efectivas las combinaciones que se crean. Además, su control dinámico es muy bueno, pues le permite agitar y encadenar acciones. Una vez sale de la triangulación, controla con la pierna alejada para girar rápido y ver el fútbol de cara. Ahí, siempre busca el pase al jugador que lanza la ruptura o activar la triangulación de lado débil, en el que espera Messi. Es el jugador que, junto a Busquets, más le acerca al astro argentino a la frontal del área. Y también ocurre a la inversa. Cuando él es lado débil, recibe de Messi cerca de la frontal y ahí tiene esa toma de decisión que le caracteriza para resolver la acción.
Su contribución en el ataque posicional es crucial, pues es de los pocos jugadores que siempre tiene en mente progresar. Da un pase y ya busca tirar la pared para superar a su par y atacar la siguiente línea. Dinamiza las posesiones como pocos y eso, en un sistema como el de Koeman, que busca la verticalidad en la mayoría de acciones, es crucial.
A toda esta capacidad técnica, se le añade una mejora evidente en su comprensión táctica. Ya lo era antes, pero ahora se ha acentuado más su lectura y entendimiento del juego. Sabe cuándo compensar y permitir el juego de sus compañeros, cuándo y cómo descender o recibir, cuándo moverse y qué zonas pisar y, sobre todo, cuándo dar las riendas a Messi o bajar a protagonizar la acción él. Sin balón es un elemento realmente útil.
Koeman, busca defender con encajes individuales y Coutinho no está decepcionando en estas marcas al hombre. Su capacidad para asumir duelos individuales ha mejorado de manera significativa, el cambio de marcas para coordinar estos encajes denota una inteligencia defensiva elevada, teniendo en cuenta sus características.
Ronald Koeman le ha dado el protagonismo que su figura y su calidad requerían en el Camp Nou. El sistema le potencia y Cou a este. Su contribución en estos primeros partidos es de un nivel muy alto y, si las cosas no empeoran, será crucial para la primera temporada del entrenador tulipán en Barcelona.