Si un jugador mexicano ha evolucionado de forma sostenida en los últimos tres años, ese ha sido Johan Vásquez. El zaguero, oriundo de Navojoa, no deja de dar pasos al frente desde cualquier punto de análisis. Sus condiciones lo trasladaron con prontitud a la Primera División y su espíritu competitivo le permitió adueñarse de un lugar. Ahora, sus capacidades para interpretar y afrontar escenarios concretos del juego lo han convertido en el líder de la línea defensiva de Pumas con tan solo 22 años.
Comenzó su travesía profesional con Cimarrones en 2017 y le bastaron dos torneos cortos -33 partidos- para que Rayados de Monterrey se fijara en él y decidiera pagar 2MDD por sus servicios, la cuota más alta en la historia del Ascenso MX. Ya en la Sultana del Norte, bajo el mando de Diego Alonso y luego de Antonio Mohamed, compitió en una plantilla plagada de nombres propios, sumó 26 apariciones y aportó en la consecución de una Liga MX y otra Liga de Campeones CONCACAF.
A inicios de 2020 arribó a la capital con el equipo Universitario. Desde ese momento, Johan ha visto acción en todos los compromisos de Liga, donde ha sabido adaptarse a distintos contextos y a roles diversos; una virtud diferencial, especialmente al tratarse de un central. En línea de cuatro se sitúa en función de su acompañante y, en línea de tres, lo mismo se pone el traje de líbero que el de marcador.
Vásquez es un central intuitivo y al mismo tiempo contundente cuando debe abandonar su zona. Así como los pasos al frente han resumido su joven trayectoria, estos también definen —literalmente— su principal argumento competitivo en el terreno de juego. Sabedor de las inconsistencias del mediocampo auriazul, el mexicano salta a cortar una ocasión tras otra a la espalda del doble pivote para evitar quedar expuesto.
Además, luce cómodo defendiendo el área, sobre todo anticipando servicios laterales al primer poste; una vez más, yendo hacia delante, atacando el esférico. No por nada lideró el torneo Guard1anes 2020 en intercepciones (48), registró 93 duelos ganados 56 despejes y mantuvo un promedio superior a las 11 recuperaciones por partido, uno de los mejores del certamen. (Statiskicks)
Este dominio en cuanto a registros solo se explica a través del notable control que tiene sobre su cuerpo, lo cual le facilita mantenerse bien perfilado y orientado. En todo momento está listo para adelantar metros e intervenir, no importa si el objetivo en turno es despojar del balón a un rival o, por el contrario, marcar la línea del fuera de juego y anular el ataque. La interpretación que le da a las acciones posibilita ejecuciones óptimas.
En fase ofensiva, igual habría que considerarlo un elemento valioso. Y es que el seleccionado sub-23 saca constante rédito de su perfil zurdo por medio de pases verticales que activan directamente a los atacantes. Asimismo, cuando comanda el inicio de juego recargado a la derecha, suele optar por envíos diagonales hacia los extremos o mediapuntas que habitan zonas intermedias.
Si Johan Vásquez continúa desarrollando esta serie de cualidades tan difíciles de apreciar en el futbol nacional, no sería descabellado pensar que tiene lo necesario para dar otro paso, uno más grande, con dirección al viejo continente.
