Hace tiempo que en el Bajío se juega bien al fútbol, y se debe al León de Ignacio Ambriz, que se posicionó durante el equipo que mejores sensaciones dejaba en la cancha. Tras su partida al Huesca, la directiva esmeralda apostó por alguien con un estilo de juego similar. Fue por un técnico de esos que no conocen el medio, pero que a todas luces está mejor capacitado que la gran mayoría de nuestro país. Ariel Holan fue el elegido para tomar las riendas de los Panzas Verdes.
Después de un inicio complicado al perder en el Campeón de Campeones con Cruz Azul y en la primera fecha contra Pachuca, liga tres victorias consecutivas. La última fue la más linda de todas por haber rescatado los conceptos claros que Nacho dejó en el Nou Camp para acabar con los equipos que se le replegaban por varios minutos de partido: los triángulos entre lateral, extremo e interior, la activación del tercer hombre y los desmarques de ruptura al intervalo entre central y lateral. Y la Holaneta recogió el pasado sábado esos vestigios y desarmó al Mazatlán de Beñat San José.
El León focalizó la contrapresión a la derecha, donde sumaba hombres para obstruir las líneas de pase y no buscar la recuperación hasta tener una superioridad clara. Una vez teniendo tanta gente por ese sector, Elías Hernández rompía en diagonal por el lado opuesto esperando el pase filtrado de Santiago Colombatto, quien fue el orquestador del ataque esmeralda. Su pase tenso puso en predicamentos a la defensa sinaloense en varias ocasiones, dejando una pre asistencia maravillosa en el tercer gol. Tras apoyarse en Jean Meneses, levantó la cabeza, vio el desmarque de Osvaldo Rodríguez y, con la parte interna del botín izquierdo, sirvió una pelota para el centro del lateral mexicano y el remate de Emmanuel Gigliotti.
La segunda mitad dejó momentos muy buenos del León. Destacaron los movimientos de Omar Fernández por todo el ancho del campo y los desmarques de Víctor Dávila —que le valieron un gol y aportó una asistencia—. También sobresalió Ángel Mena sirviendo como enlace para activar al tercer hombre de la mano de los pases de Colombatto y Rodríguez. Y se sumaron William Tesillo y Stiven Barreiro teniendo un absoluto control de la profundidad para no poner en jaque su portería.
La Fiera volvió a funcionar como reloj, cada uno cumpliendo su función para conseguir un objetivo: el remate. Los goles vendrán por añadidura. El equipo no sufre cuando tiene la pelota, y lo prefiere. Va a jugar a campo rival, es paciente, juega con su presa, la mueve de un lado a otro y, cuando alguien rompe la línea defensiva, abre sus grandes fauces para devorar vivo a su objetivo.
Ante Guadalajara, las cosas fueron distintas. No fue su partido más brillante, pero sí muy inteligente. Tal parece que Ariel Holan memorizó el partido que perdió León por 3-1 en el torneo pasado y evitó todas las situaciones donde el rival le marcó aquella noche. No le permitió atacar corriendo a las Chivas de Vucetich, y así las neutralizó. Encontró la ventaja muy temprano y cedió la iniciativa (la gran dificultad de Víctor Manuel), replegó un poco y se dispuso a defender sin desgastar de más a sus elementos. Terminó desesperando tanto al estratega rival que este mandó cinco modificaciones en un lapso de cinco minutos con tal de buscar el empate.
Holan fue inteligente y se adaptó para atacar a campo abierto, y así cayó el segundo tanto por parte de Elías Hernández. En el tercer gol, ya en el tiempo suplementario, presionó alto, sus jugadores robaron un mal despeje del arquero y concretaron el final del partido. Con esto, el técnico campeón de la Copa Sudamericana con Independiente dio una muestra sobre cómo enfrentar un partido y corregir sobre la marcha.
Su lectura para saber qué plan ejecutar fue clave en la victoria de su equipo. Y eso que no conoce el medio. Qué lindo es ver a un equipo que no tiene miedo de los bloques bajos y que sabe qué hacer contra ellos. También es destacable cuando entiende qué rol debe adoptar y lo abraza sin complicaciones, sacándole el mayor rédito posible a cada situación de partido.
Alguna vez, un periodista a quien admiro mucho me dijo que las ligas no crecen cuando tienen a los mejores jugadores, sino a grandes entrenadores. La mayoría vienen de fuera a innovar, y eso no les gusta a los de siempre. Qué lindo es ver a un equipo que no tiene miedo de los bloques bajos y sabe qué hacer contra ellos. Veremos si hay más conjuntos en la Liga MX que tomen esa postura y regalen encuentros más abiertos para el bien de todos los aficionados. Parece que así será el León de Ariel Holan.
Texto escrito por Toño Serrano.