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El Barça cayó con merecimiento en su primer gran duelo de la campaña. El 0-3 ante el Bayern constató la diferencia que existe ahora entre los aspirantes a la Champions y el club catalán. En el post-partido, más allá del «esto es lo que hay» del capitán Piqué, corroborado más tarde por Koeman (¿dónde quedó la autocrítica del entrenador?), hubo una declaración del técnico de Zaandam que explica bien cómo entiende el fútbol. «Nos ha faltado energía para competir».

No es la primera vez que Koeman habla de energía. «Debemos poner mucha energía para ganar», decía antes de la final de Copa del Rey del pasado abril ante el Athletic. «Se puede hablar mucho de un sistema, pero lo más importante es la energía y el trabajo», decía el pasado diciembre cuando se le discutía el doble pivote. No han sido las únicas veces que ha utilizado un vocablo fácilmente asociable con el Totaalvoetbal holandés. Es una manera distinta de nombrar la famosa amiga intensidad, con un matiz de mayor volumen; más repeticiones. Y al contrario que la intensidad, la energía se consume. Y por eso tienes que tener grandes reservas. A través de ese término se puede entender su elección en los centrocampistas o la verticalidad del juego que busca imponer. Pero la energía, los kilómetros recorridos o el número de carreras a máxima velocidad no explican todo.

En el fútbol de la presión adelantada y de bloques altos, la habilidad y herramientas que se tengan para salir de esa asfixia, marcará el guion del partido. Y ayer el Bayern con 6 jugadores, más las oportunas apariciones de los laterales, encerraba a 8 del Barça en su primer tercio. Poco importaba que Sergi Roberto ganase más altura que Jordi en la derecha (tanto en inicio como en bloque medio defensivo, siendo Araújo una suerte de lateral), porque los tres medios del Barça siempre estaban de espaldas a Neuer y vigilados cuando no marcados por Müller, Goretzka y Kimmich.

Todo parte de quiénes son tus amenazas y dónde están los espacios, que ante presiones altas suelen estar a espaldas de medios y, sobre todo, a espaldas de la defensa. Territorios para los puntas/mediapuntas en el Barça de Koeman. Habitualmente son tres, pero ayer el Barça jugó con solo dos. Uno fue el debutante Luuk. Actuándo como referencia, de hombre boya, pero sin apenas sumar en los duelos individuales. El otro fue Memphis flotando a espalda de medios pero que no tuvo otro socio como Antoine Griezmann y que siempre fue perseguido (y superado) por un gran Upamecano. Al espacio, poca profundidad ofrecían.

Como ninguno de los puntas era amenaza real a la carrera, los laterales del Bayern, Pavard y Davies, podían volar sin miedo a por los carrileros, teóricos hombres libres. Y siendo estos Jordi Alba (convaleciente) y Sergi Roberto, ninguno autosuficiente (aunque Demir tampoco lo hiciese mejor antes del 0-3), el Barça no conseguía evitar la presión. Sin poner de cara a los Pedri, De Jong y Busquets, regresaba al punto de partida, con los rivales ya en carrera y con la única opción de golpear en largo. Y rifarla es el antepenúltimo paso para encerrarte en tu propia área. El penúltimo paso sería no sacar al equipo a morder arriba y presionar, aunque se hace difícil si no llegas nunca a establecerte en campo contrario y si tu línea defensiva no se atreve a saltar las recepciones bajas de Sané o Lewandowski a espalda de tus medios. Y el último y perentorio es que el rival tenga nombres como Kimmich, Musiala y compañía.

¿Es lo que hay?

Con las bajas existentes (Ansu, Dembélé, Braithwaite…, jugadores que sí iban a explotarte esos espacios) y el contexto actual, es posible que el Bayern te gane un partido. Sin bajas y en otro momento, también. Hablamos del Bayern. El problema, como debería ser siempre, es el cómo llega la derrota. ¿Fue el Barça fiel a sí mismo? ¿Esto es todo lo que puede ser? Si no tienes delanteros suficientes, como lamentó Koeman, ¿por qué no probar con alinear más centrocampistas en vez de más defensas? Si el equipo rival te va a superar en «energía», ¿por qué no tratar de reducirla a través del juego? Simplemente, porque estos detalles -el plan de partido- los marca el entrenador. A partir de su modelo de juego y en función de la estrategia operativa para ese día.

Koeman tiene su libreto y ha de serle fiel. Cada entrenador ha de serlo. El problema es la adecuación de su propuesta con la plantilla, el modelo de club (cantera) esperado y la exigencia del aficionado. Mientras haya victorias, el hincha podrá aguantar con el ceño más o menos fruncido. Pero si la pelota no entra (difícil sin disparos a puerta) y no obtienes el qué, al menos quédate con el cómo.

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Rafa Medel
Entrenador y periodista

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