La selección nacional femenil de México reafirmó conceptos en su última victoria ante Colombia, además de tener una mejor oportunidad para desarrollar su juego posicional. Sus rivales anteriores le habían complicado a través de la presión alta y búsqueda constante de robarle el balón al equipo de Mónica Vergara. Analizamos lo que fue aquel regreso con público en el Estadio Azteca.
¿El mejor once para iniciar?
Todo indica que la línea defensiva está totalmente compenetrada. Jocelyn Orejel ha pasado a ser lateral para dirigir la salida y buscar trazos cruzados, Rebeca Bernal ha entrado para sumar a los inicios de juego desde su calidad con balón y liderazgo, Kenti Robles ha aportado en amplitud, como en el Real Madrid Femenil, y Karina Rodríguez ha quedado encargada del primer pase. La duda para la entrenadora quedará con la última defensora, pues deberá decidir si seguirá integrando la pareja de centrales o si habrá otra dupla ante Argentina.
Los perfiles de mediocampistas parecen también definidos. Nancy Antonio, con quien, dicho sea de paso, México se ha visto mejor con balón, actuó como mediocampista organizadora para darle soporte a ambas fases del juego. Carolina Jaramillo, una mediapunta que puede jugar de interior y dependiendo de los intentos de salida, variar las alturas y pisar carriles libres, fue quien mejor interpretó a qué zonas ir en ofensiva. Mientras tanto, Maricarmen Reyes fungió como interior de área a área, recorriendo distancias largas para también llegar a zona de remate.
El ataque mexicano tiene un sinfín de variantes. Ahí radica una de las dudas para poder elegir a las tres ofensivas, y dependerá del contexto del juego. Alison González puede rendir mejor al partir desde la banda y atraer ahí a su par, pero también amenazar el intervalo central-lateral, y puede ser peligrosa si el equipo va arriba en el marcador; ese contexto le permite atacar al espacio gracias a su velocidad y conducciones. Es, quizá, la mejor arma.
María Sánchez, por su parte, es la regateadora nata del equipo, un talento puro para competir por izquierda. Durante el juego ante Colombia, la más perjudicada pudo ser Daniela Espinoza, pues sus intenciones fueron ir por dentro casi como segunda delantera para liberar el carril de Robles. Dependerá de si vemos a Alicia Cervantes como delantera fija en próximos encuentros o a Steph Mayor o si se le da una oportunidad a Joseline Montoya para sumar más minutos y balancear los regates por el exterior.
Dificultades en salida
El bloque medio de Colombia permitió a la selección organizarse mejor desde la salida, pero el problema fue cómo las delanteras cafetaleras se alternaron la vigilancia sobre Nancy Antonio para evitar que fuera el eje de todos esos pases e intentos de giros. Por eso, las defensoras centrales fueron quienes más pases tuvieron junto a la mediocentro. Contra rivales anteriores, hubieron pocas oportunidades para trabajar esta parte, se apostó por el contraataque y, además, fueron selecciones que priorizaron la presión alta. Fue una buena prueba para volver a las bases de su ataque posicional.
Recuperar y presionar, la mejor arma
Identificar que tus piezas estén en sintonía para poder coordinar la presión o las zonas para recuperar tras la pérdida es difícil, pero este equipo lo tiene como sello. Ante Colombia, sólo permitió en promedio cinco acciones durante el juego y únicamente tres toques rivales por cada periodo de 15 minutos, lo que implica una búsqueda de protegerse teniendo el balón, aunque con riesgo de ser sorteadas desde el primer tercio del contrario. Ese capacidad para atacar tras el robo es clave y no sólo ha pasado en el partido anterior, sino en gran parte del proceso.
A México le quedará el final de año para definir a sus últimas jugadoras debido a que el proceso mundialista comenzará en 2022. Por ello, es vital ver a todas las futbolistas que han sido convocadas y asegurarse de que encajen en el sistema de Vergara, uno que intentará dominar las dos grandes fases del juego. Sin embargo, dados los rivales, necesitará volverse especialista en abrir bloques defensivos bajos y buscar cómo evitar pérdidas en salida propia.
Faltan aún muchas situaciones para poder evaluar completamente este nuevo proceso, pero las ideas se están consolidando. Lo mejor llegará cuando las siguientes generaciones de jugadoras vean minutos. El cambio irá llegando poco a poco.