La anfitriona sigue en su torneo. Con un dominio apabullante, a la par que decreciente -aunque sin verse nunca por debajo-, el talento de piezas como Musiala, Kroos, Rüdiger, Havertz y hasta de los nuevos titulares Raum y Schlotterbeck, se impuso casi por orden natural a una selección danesa que plantó cara, pero que no dispuso de las armas necesarias para adelantarse o revertir la situación. Los Rød-Hvide llegaron a sobrevivir a la tormenta, pero tampoco hicieron excesivas cosquillas a la Mannschaft, ni aprovechó sus contadas y dispares situaciones ante Neuer. Los goles de Havertz de penalti y de Musiala, ambos en el segundo tiempo, terminaron por decantar un encuentro en el que Dinamarca, al menos, consiguió que Alemania no resplandece como se puede esperar.
Alemania empezó pisando el acelerador de una manera asfixiante. Ya fuese por su capacidad de ir al duelo con más ahínco que su rival, por su marcaje zonal y una presión muy alta que cubría el sector central en parejas (Gündoğan-Havertz; Musiala-Sané; Andrich-Kroos, estos últimos dispuestos a cubrir cualquier salto de línea de los centrales) y teniendo con el gatillo preparado a Raum y Kimmich para saltar a Bah y Mæhle en cuanto los daneses circulasen hacia los costados. Después, con balón, Alemania situaba a Kroos a la altura de los centrales por la izquierda; Andrich, de mediocentro, los laterales daban amplitud y altura, dejando los carriles interiores a la altura de los medios daneses a Havertz (más ocupado en tirar desmarques de ruptura que el resto), Sané (más fijo en la banda derecha que cuando juega Wirtz), Musiala (el más activo aunque Andersen le sujetó bien la mayoría de las veces) y Gündoğan (más discreto). Y aunque la posesión era alemana y recuperaban rápido, el juego igual era demasiado veloz y el jugador alemán no encontró la finura ultraexigente que ellos mismos se imponían.
Sin embargo, pocos equipos saldrían vivos del temporal después del torrente de energía de los pupilos de Julian Nagelsmann. Pero la selección de Kasper Hjulmand lo consiguió. Y eso que sufrió en casi todas las acciones a balón parado. Pues más allá del gol anulado a Schlotterbeck, casi todos los remates de Alemania en el primer tiempo vienen en acciones a balón parado, incluido el de Havertz, a bocajarro, tras centro de Raum. Pero gracias a Schmeichel y al bloque defensivo en 5-4-1, Dinamarca pasó la tormenta metafórica. De hecho, cuando la tormenta eléctrica literal arreció en Dortmund, los daneses ya habían conseguido sacudirse la sensación de asfixia y, con algunas posesiones más pausadas y descuelgues del punta zurdo Højlund, hasta habían llegado igualar el duelo. Igual les faltó que Eriksen y Højbjerg tuviesen un gran día o que en la banda derecha Bah y Skov Olsen, directamente, sumasen algo. Pero pasada la tormenta que mantuvo descansando a los equipos más de 20 minutos, fue incluso Dinamarca quien tuvo la última al borde del descanso, aprovechando una rápida transición, para forzar a salir a Neuer.
La reanudación empezó con el susto del gol de Andersen, que pasó de ser el héroe frustrado al infractor del penalti que daría la ventaja a Alemania. Una ventaja que pudo ser doblada poco después por el mismo protagonista. Havertz, tras un magnífico control en carrera, pudo haber acallado las críticas sobre su titularidad si llega a picar con acierto ante Schmeichel para aprovechar una de las pocas veces que Dinamarca permitió galopar tras pérdida a los alemanes. Justo después, habiendo cedido metros a los daneses para que iniciaran hasta medio campo y equilibrando la posesión, Nagelsmann decidió reforzar la línea defensiva introduciendo a Emre Can entre centrales en la fase defensiva. Así Rüdiger y Schlotterbeck no tendrían tantas dudas cuando el punta Højlund bajase a recibir. Es cierto que desde ese momento Kroos tenía más espacio a sus costados (encima Sané y Musiala eran los interiores de ese 5-3-2 sin balón que juntaba a Füllkrug y Havertz arriba), pero también es cierto que tanto los centrales del Real Madrid y Borussia Dortmund, secundados por Kimmich y Raum, perdieron pocos duelos.
Dinamarca ganó metros a medida que el partido declinaba, pero apenas inquietó los dominios de Neuer. Tras el 2-0, Hjulmand lo intentó cambiando el sistema a 4-2-3-1, replicando la estructura alemana (3+1 en el primer sector, los laterales de extremos y un «cuadrado» por dentro entre Eriksen, Yussuf Poulsen, Wind y Bruun Larsen), pero la fe no era la misma. Dinamarca se convenció de que ante sí tenía un reto demasiado grande. En los momentos clave, además, la fortuna había sonreído al más talentoso y también a quien más, sin excesiva brillantez, lo había intentado. Antes de acabar, ya estaba acabado. Alemania sigue adelante.
Los goles:
- 1-0 Havertz (53′). Penalti lanzado de forma imparable. A la cepa del poste y con dureza. Nada puede hacer Schmeichel, que al menos adivina la dirección. La acción nace en un reinicio de Neuer a Schlotterbeck. Ante la presión, el zurdo busca la espalda de la defensa danesa. Musiala gana la carrera a Andersen y sirva un centro que corta Vestergaard. El despeje-pase de Vestergaard busca a Bah, pero decide dejar correr para girarse. Craso error. Raum llega con la contundencia que caracteriza a sus acciones, roba y pone un centro que tocará en la mano de Andersen, que va al cruce con los brazos sueltos.
- 2-0 Musiala (68′). La selección danesa obliga a que Alemania retrase su circulación hasta Neuer. Schlotterbeck recibe del arquero, y como había hecho en otra acción de inicio, busca con su zurda un pase a la espalda de la defensa adelantada danesa que ha acompañado la presión del equipo. El balón busca a Musiala que ha conseguido sacar de línea a Andersen, y al que va a ganar la carrera. Schmeichel, temiendo no llegar aunque su propia posición, junto a la trayectoria y fuerza del envío le favorecen, frena su carrera y vuelve al área pequeña. Tampoco va al cruce Vestergaard, que aunque no tiene pinta de que llegase al cruce, se ha frenado confiando en su portero. El primer toque de Musiala se produce justo sobre la línea de área; a Schmeichel le hubiese dado tiempo a cortar. Musiala controla y busca el palo lejano.