La rama de la sociología dictamina que la competencia saca lo mejor del ser humano, eleva su nivel. En el fútbol, como una parte más de la vida cotidiana, hay pocas cuestiones más obvias que esta. El ejemplo más paradigmático fue ver aquella selección española de los mil y un centrocampistas válidos para una idea de juego, mientras que hoy en día se impone el nivel mostrado por los jóvenes defensas franceses. A la campeona del mundo no le sobran nombres en los laterales y, de hecho, jugó el Mundial de Rusia 2018 con Lucas Hernández y Benjamin Pavard reconvertidos; pero si hablamos de centrales jóvenes, parece que das una patada a una piedra e irrumpen seis o siete galos destacados por temporada. Una frase mítica en Bilbao, que sigue vigente en el Athletic de la mano de Unai Núñez, Yeray Álvarez o Iñigo Martínez; pero que además se ha extrapolado a la portería con Kepa, Remiro o Unai Simón.
De la misma forma, el Atlético de Madrid sigue empeñado en demostrar que no hay un equipo más capacitado para hacer crecer a sus porteros siguiendo el ejemplo de De Gea, Courtois u Oblak; aunque probablemente tampoco haya otro que le sepa sacar tanto jugo a los “9” como lo han hecho con Agüero, Forlán, Falcao, Fernando Torres, Diego Costa o ahora Luis Suárez. Y, si hablamos de nueves, es obligatorio acudir hasta la Serie A para vislumbrar el nivel de los puntas capacitados para sobresalir jugando de espaldas como lo están haciendo Ibrahimović, Duván Zapata, Džeko, Osimhen, Caputo, Morata o Lukaku en una liga donde es necesario muchas veces salir en largo por lo trabajadas que están las presiones. En el fútbol casi todo pasa por algo y la competencia –ya sea interna con un competidor de demarcación, por el nivel de un jugador al que releva otro tras un cambio generacional o respecto a rivales de una entidad similar–, es una de las mejores variables para acrecentar la motivación y optimizar el rendimiento.
Otro de los grandes ejemplos surge en los laterales, posición donde hasta hace poco obligaba a los entrenadores o seleccionadores a decantarse por uno u otro como si de la portería se tratase. El Valencia es un gran ejemplo de equipo al que hay que acudir en busca de laterales zurdos (Jordi Alba, Bernat, Gayá o Toni Lato), porque no hay un club que sea tan autosuficiente a la hora de conseguir recambios generacionales de esa forma. A fecha de hoy Inglaterra tiene cuatro diestros a gran nivel (Alexander-Arnold, Trippier, Walker o Reece James) y otro par como Lamptey o James Justin llamando a las puertas; mientras que España cuenta con su overbooking particular en la izquierda, donde a los mencionados criados en Paterna, se unen Reguilón, Yuri Berchiche, Angeliño o Grimaldo. Con Cancelo y Guerreiro, el país que no tiene dilema a nivel de selecciones es Portugal, pero sí a la hora de escoger cada fin de semana a los mejores en el carril izquierdo dentro del ámbito liguero.
Zaidu Sanusi ha respondido bien en el Porto a la salida de Alex Telles rumbo a Old Trafford. Al mencionado Alex Grimaldo –una de las mejores noticias del Benfica esta temporada–, se le suma la competencia interna de Nuno Tavares, quien fue uno de los grandes destacados en la pasada Youth League de la mano del subcampeón conjunto lisboeta. Sin salir de la capital, llamativo es también el caso del Sporting CP. Tras la salida de Marcos Acuña –aunque este más que un lateral izquierdo era un comodín para toda la banda–, en su plantilla aglutinan a tres que en su momento fueron internacionales con sus respectivas selecciones (el ghanés Lumor, el colombiano Cristian Borja o el luso Vitorino Antunes); aunque el titular no es ninguno de ellos, sino un Nuno Mendes que ha irrumpido con fuerza esta 20/21 a sus 18 años. Pero, si hablamos de feroz competencia en el lateral zurdo dentro del campeonato portugués, hay que resaltar el caso del Sporting Clube de Braga dirigido por Carlos Carvalhal, uno de los proyectos más atractivos de la Primeira Liga.
En este coinciden Nuno Sequeira y Wenderson Galeno, dos piezas versátiles para ese carril izquierdo, quienes comparten la banda de su equipo y varían alturas (central exterior/carrilero o lateral/extremo) dependiendo de cuál sea el sistema escogido por el técnico. Incluso sirven para ajustar la presión en campo contrario y varían el aspecto de un dibujo asimétrico en función de su altura. El experimento se ha convertido en una certeza en forma de flexibilidad táctica propia de Julian Nagelsmann y está dando sus frutos. A estas alturas de temporada, los números así lo respaldan: dos asistencias para Sequeira y 6G + 8A para Galeno. Pero este Sporting CB o el RB Leipzig (Halstenberg y Angeliño) no son los únicos que juegan con la flexibilidad de sus piezas para potenciar su sistema. El Hellas Verona con Federico Di Marco y Darko Lazović, o el combinado nacional escocés con Kieran Tierney y Andrew Robertson, son otros dos planteles que vienen optando por este mecanismo cada vez más usual.
Cuántas veces habrán escuchado los técnicos en categorías inferiores aquello de: “Míster, yo quiero ser como…” o “entrenador, pruébame donde en el primer equipo juega…”. En el fútbol casi todo tiene una explicación y el caso de que los jugadores, y más concretamente los laterales, sean una fuente inagotable de competitividad homogénea, es más causalidad que casualidad. Pero esta, bien entendida, se puede convertir en una herramienta ganadora para incrementar el nivel interno entre compañeros o para hacer que dos compartidores de demarcación no sean necesariamente dos competidores, que resulten complementarios en vez de sustitutivos.