Comparte esta historia:

Facebook
LinkedIn
Twitter
Pinterest
Email
WhatsApp

HISTORIAL

¿CÓMO CLASIFICÓ?

ANÁLISIS

Tras una Eurocopa algo gris en términos generales, aunque competitiva como de costumbre, Croacia, la todavía subcampeona del mundo llega a Qatar 2022 con parte de su regeneración completada, aunque aún sigue más que liderada por los veteranos. Básicamente, porque si los Perišić, Modrić o Brozović no están en el mejor momento de su carrera, poco les falta. De hecho, su fuerte se encuentra en la sala de máquinas que suele completar Mateo Kovačić, la cual puede ser, perfectamente, la mejor de todo el Mundial. Ya sin Rakitić, los tres tenores de la medular mezclan bien el posicionamiento para repartirse los espacios, la medición de riesgo para saber dónde y cuándo arriesgar, habilidad para romper líneas combinando a pocos toques o con las conducciones de los interiores, capacidad sobresaliente para proteger la pelota recibiendo encimados y/o de espaldas, un rango pasador completo, y hasta cierta llegada. Es una base potentísima sobre la cual cimentar el plantel, habiendo llegado a dejar actuaciones históricas como la que protagonizaron en el partido decisivo ante Rusia, tirando paredes en un campo que tenía más de piscina que de pasto.

Uno de los pocos “peros” que se les puede atribuir es el de no repetir esfuerzos a gran intensidad durante los 90 minutos, pero la técnica de robo, posicionamiento o lectura para tapar líneas de pase, le permiten también ser un bloque equilibrado en términos defensivos. De hecho, se trata de un combinado que, sin ser demasiado agresivo en la presión alta, defiende unos metros más arriba y hacia delante que en la última Eurocopa. Y eso, en gran parte, puede que se deba al mencionado recambio generacional que ha llegado, principalmente, en la línea de zagueros. Con laterales enérgicos como Juranović y Borna Sosa, o Barisić, o con un central agresivo a la hora de anticipar y ganador de duelos como es Joško Gvardiol. Josip Šutalo, con Domagoj Vida y Lovren en un papel más secundario, representa otro perfil de central con lectura y talento defensivo, aunque condiciones más de área que aptitudes a campo abierto. En cualquier caso, es una de las pocas selecciones que crea mucho mejor de lo que destruye. No consigue robar en exceso en campo rival, aunque sí tapa bien los carriles centrales, con Luka posicionándose a la altura del punta en ocasiones, para que los centrales rivales no puedan conducir o filtrar y se vean obligados a lanzar en largo o salir jugando por fuera, donde se enfocan los esfuerzos de Croacia por encimar a sus pares.

En el otro lado de la moneda, otra de sus grandes fortalezas está en su salida de balón. Partiendo de un 4-1-4-1 asentadísimo desde hace más de un lustro con Dalić, los laterales toman poco protagonismo con balón en campo propio y ganan altura para que sean los centrales y mediocampistas los encargados de sortear presiones o asentar el bloque en campo rival. Lo más recurrente, aunque depende de cómo actúe el rival, es ver a Brozović descender a la primera línea o esperar cerca de los centrales para tratar de tener superioridad numérica; con Kovacić ejerciendo como interior izquierdo a una segunda altura y Modrić enfocado, si no se le necesita más atrás, en recibir por delante para cambiarle el ritmo a los ataques. Otra de las cualidades del central zurdo Josko Gvardiol, aunque en ocasiones asuma algún riesgo de más, es la de conducir con verticalidad y agresividad para romper líneas, o hacer lo propio desde el pase filtrado tenso. Es una Croacia a la que no conviene ir a buscar muy arriba, porque sus delanteros titulares no representan una gran amenaza corriendo y en terreno propio tienen recursos de sobra para salir combinando sin exceso de tiempo y espacio. Sin embargo, cuando se ven obligados a gestar todo el ataque en campo rival, ante repliegues, pueden atascarse.

Ahí es cierto que Kramarić es un “9” con buenos descensos para tirar apoyos a sus compañeros y dejar alguno que otro pase que genere valor añadido en la frontal, y también que Perisić puede encontrar el cambio de ritmo y conducción para encarar y superar al lateral derecho rival en uno contra uno, pero sus circulaciones y movimientos en el último tercio son ciertamente previsibles. Escasean las permutas y los desmarques de ruptura a la espalda de la defensa rival, así como un rematador titular –porque Budimir o Petković sí cumplen con ese rol, aunque apuntan a ser suplentes— para aprovechar que gozan de una amplia gama de pies centradores excelsos: los de todos sus laterales –que tienen la ventaja común de no necesitar llegar a línea de fondo para marcar diferencias con su golpeo–, evidentemente los de Modrić, los del propio Perišić o los de un Lovro Majer que se disputa la demarcación de falso extremo derecho con Vlasić o Pašalić. Falso, porque ambos acostumbran a meterse por dentro para combinar y porque pueden marcar más diferencias recibiendo entre líneas que abiertos, donde la amplitud es cosa de Juranović.

Sin Ivanušec y con un Ante Rebi´c enfrentado con Dali´c, una alternativa ofensiva interesante es la de Mislav Oršić: un extremo con gran puntualidad goleadora, liderazgo, amenaza en conducción y, especialmente, desmarques en diagonal fuera-dentro desde la izquierda. También, la de un “9” corpulento, trabajador y especialista en habilitar compañeros estando él de espaldas como es Bruno Petković. De hecho, ambos conforman una sociedad telepática e idolatrada en un Dinamo Zagreb por el que han pasado la mayor parte de los 26 nombres de la lista. Por último, pero no por ello menos poco importante, otro recambio generacional necesario y que llegó para asentarse y ofrecer fiabilidad y reflejos en la porterìa, es el de Dominik Livaković, un también militante actual del club más laureado del país. Esta Croacia no parece candidata a ganar el Mundial y puede sufrir dentro de un grupo complicado; sin embargo, en la previa, sí presenta más argumentos y variantes para dominar, incluso, que en Rusia 2018. Solo repiten ocho jugadores respecto a la mejor Copa del Mundo de su historia, aunque casi todos son titulares.

XI TIPO

FIGURA: LUKA MODRIĆ

Quizá no como el buen vino, porque no mejora con los años; pero sí como las flores perennes, porque tampoco se marchita. Nadie le discute la corona por mucho que siga sumando temporadas de muchísimo desgaste. La gran mayoría de posesiones pasan por sus pies y, por tanto, la clarividencia ofensiva de Croacia depende en gran medida de lo que ocurra en una de las mentes más brillantes en la historia del fútbol mundial. Está llamado a ser el director de orquesta que mezcle todo tipo de envíos, conducciones y giros para poner a sus compañeros en ventaja. Un futbolista que cuenta con mucha libertad para moverse a la hora de atacar –puede aparecer cerca de los centrales, por delante de la línea de la pelota o caer a banda, intercambiando carriles habitualmente para zafarse de marcajes individuales– y que, en fase defensiva, suele ser uno de los actores que comandan la presión, como en el Real Madrid. Sacrificio, inteligencia y pizarra para estar lo más cerca posible de las zonas definitorias. También es el dueño de los cobros a balón parado.

PROMESA: LOVRO MAJER

El joven croata a seguir es Joško Gvardiol, aunque ya no se puede considerar al defensa del RB Leipzig como una irrupción, dado que disputó la Eurocopa de 2021 como lateral izquierdo titular, después de cuajar un gran Europeo Sub21 esa misma primavera que le catapultó. Quien sí puede destaparse como un joven jugador importante es Lovro Majer, ya con 24 años, pero menor foco mediático por haber jugado en Dinamo Zagreb y Stade Rennais. Mediapunta, interior o extremo derecho con tendencia a ir hacia dentro para activar su zurda en el pico del área; con capacidad para jugar entre líneas, pero que, por las características de la plantilla de Zlatko Dalić, solo es candidato a la titularidad –si no hay lesiones– en esta última demarcación de falso extremo, que es la más indefinida. Tiene mucha técnica en controles y golpeos –disparo desde la frontal, pases filtrados por dentro, cambio de orientación tenso y preciso…–, y es de corte asociativo pues recibe mayoritariamente al pie para juntar al equipo en torno al balón. Majer goza de un potencial muy alto si adereza estas condiciones con visión de juego y consistencia; a medio, plazo, puede convertirse en un interior mandón, asumiendo gran cuota de balón y conduciendo los ataques desde la base de la jugada. Una reconversión a lo Bernardo Silva, tal vez.

ENTRENADOR: ZLATKO DALIĆ

Al poco tiempo de llegar al banco de Croacia, demostró de qué pasta estaba hecho, cohesionando un grupo de muchísimo talento en mediocampo, pero algo más descompensado en otras demarcaciones. Lo que probablemente sí haya cambiado son las expectativas en torno a una selección que, exceptuando en Francia 1998 (tercer puesto), desconocía lo que era pasar de la fase de grupos en un Mundial. Tras ser subcampeón del mundo, el listón está demasiado alto como para mantener las mismas prestaciones. En cualquier caso, los números le avalan como el técnico que ha llevado más lejos a Croacia en su historia. Y antes de arribar a tierras balcánicas, el seleccionador de origen bosnio-croata ya sabía lo que era ser ganador a nivel de clubes en dos continentes distintos: la Superliga 2007-08 con el Dinamo Tirana (segundo club más laureado de Albania), la Saudi Professional League 2012-13 con Al-Hilal Riyadh (equipo con mayor palmarés del país) y la Arabian Gulf League 2014-15 con Al-Ain FC (club con más campeonatos en los Emiratos Árabes Unidos).

Iñaki María Avial
Iñaki María Avial
Periodista · 1997 · España | Kaká me enseñó desde San Siro que en el fútbol la magia importa, Gerrard se fue a Estambul a confirmarme que la mentalidad prevalece. También soy `Chiellinista´. Delante de un micrófono, como dijo Michael Robinson, "estoy muy ocupado, pero no siento que esté trabajando".

También lee: