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Si uno se acerca a un partido cualquiera, de una liga cualquiera, atisbará que los equipos tratan de proteger su portería descubriéndola, dejándola en una preciosa vitrina que el rival, si aúna calidad y cierta valentía, no tardará en masacrar. Defender hacia adelante es ya un paroxismo de un concepto que se ha deformado hasta límites impresionantes. Ahora ya no se trata de que todas las líneas viajen juntas, pues el rival separa su bloque, alejando a sus atacantes para convertir el centro del campo en una diana enorme. Ahora los defensores ya no solo necesitan saltar lejos, robar muy arriba, reiniciar las jugadas, sino, sobre todo, citando a mi amigo y compañero Alejandro Arroyo, «apagar la luz al atacante». Y en un escenario de contínuo éxtasis, hay pocos apagones más feroces que el que genera Ronald Araújo, el defensor que te invitaba a atacarle.

La batalla final de Tenet, con dos luchas paralelas que discurren en tiempos opuestos, me ha hecho pensar en el uruguayo. Ronald defiende como solo lo hacen aquellos convencidos de que regalar tiempo no es nada más que darse un pequeño placer, una forma de prolongar la agonía del rival ante lo inevitable. No le importa que el tiempo transcurra al revés, le da igual porque para él el tiempo no es un condicionante, sino un complemento. El poder de Araújo se basa, precisamente, en esa aceptación ciertamente peligrosa que regalar espacio es la mejor forma de, paradójicamente, eliminarlo. Araújo es un miraje, una ilusión. Su 2021 defensivamente hablando es potentísimo, sensorialmente aterrador pues la defensa nos ata irremediablemente a una visualidad muy marcada: entradas, choques, cabezas vendadas. En Araújo existe una estética distinta, aunque con puntos de apoyo que alimentan su figura. ¿Qué jugador puede ser el uruguayo?

Araújo yendo a banda para evitar la progresión del 9

Ronald es un defensor paciente y que solo activa su agresividad animal una vez es imprescindible. Con el uruguayo la manta te alcanza a taparte hasta el último centímetro del campo porque el espacio que descubre es siempre una invitación para el rival, un regalo envenenado. Cuántos más metros, peor. Su carrocería (unas piernas que parecen dos bazucas) sumada a su potencia en espacios largos y su pico de velocidad, le convierten en un depredador espectacular. Es prácticamente imposible ganarle a Araújo una vez invierte las reglas y en vez de perseguir a su par, le deja recibir. Allí firmas sus reglas y, casi siempre, tu sentencia de muerte. Además de sus virtudes meramente físicas, el instinto uruguayo fluye por su cuerpo, y no defiende sufriendo, sino disfrutando pese al sufrimiento. Tiene técnica para elegir el momento de avasallar al rival lectura para meter el pie y buen timing para cometer pocas faltas. De hecho, Araújo ha sido (solo por detrás del nostrado Lenglet) el jugador que más acciones defensivas ganadas (eso significa recuperar el balón 5 segundos después de que el futbolista inicie la acción) ha dejado este 2021, con 5.6, pese a estar fuera del TOP 10 en cuanto a presiones. Araújo prefiere guardar la posición pero una vez salta es imparable.

Radar de Ronald Araújo este 2021 en Liga, vía StatsBomb

Adentrándonos en sus datos vemos que sus acciones defensivas están marcadas por la excelencia. Pese a estar inmerso en muchos duelos y lejos de su portería, Araújo solo pierde 0,22 de las veces que intenta robar un balón, una cifra que le deja en el segundo escalón (igualado con Piqué). Es el central que más tackles ajustados a la posesión realiza, con 2.8, lo que indica que cuando va al suelo, es porque debe hacerlo, sin florituras. Su forma de defender no es barroca, no hay adornos en el uruguayo, sino que todo está tallado por un racionalismo que, a su forma, es muy bello. Porque defender lo es. Tiene el porcentaje más alto en cuanto al 1×1 defensivo, ganando el 90% de sus duelos. De ahí que sea el que más tackles haga, porque no es que haga muchos, sino que acierta. Es quirúrgico pese a lo grande de su cuerpo, y su fuerza se adapta a cada situación.

Araújo solo ha sufrido ante un molde concreto de delantero. Benzema y Joao Félix han provocado en Ronald un padecimiento extraño, pues son atacantes que nunca la exigirán al espacio, que jugarán con fintas antes que con regates y tratarán de llevarse a Araújo a unas arenas movedizas en las que sus poderes, pese a seguir existiendo, pierden magia. Su partido ante el Bayern en el Camp Nou, cuando le tocaba descender con Sané, fue una muestra de su todavía falta de lectura en acciones que le exigen defender de una forma que no es la suya. A sus 22 años, Araújo ya ha experimentado una sensación de dominio abrumadora y es lógico que se quede aturdido cuando hay delanteros que le retan de forma distinta, como si no salir vencedor no fuese opción.

En situaciones de 1×1, es insuperable

Desde la llegada de Xavi, muchos miramos expectantes qué haría con Ronald. Siendo el central más preparado para soportar escenarios muy abiertos, sus pies le limitan a la hora de construir ventajas. No es que no tenga técnica, sino que su problema es de entendimiento. Le cuesta saber cuándo dar un pase sencillo al interior, cuándo abrir el balón o cuando buscar el cambio de orientación. Hemos apreciado que, si conduce, tiene potencia para dejar atrás la primera línea de presión, que sus pases en largo son una herramienta útil y que es una esponja. Como dijo García Pimienta, su entrenador en el Barça B, «Araújo es muy humilde, siempre quiere mejorar y aprender. Su crecimiento es evidente», De ahí que aún estemos expectantes. Lo que sí ha hecho Xavi ha sido alejar a Ronald del eje defensivo y situarlo en un costado, bien como lateral bajo o como tercer central. ¿Por qué?

Eric Garcia puede que, con balón, sea el central que más ventajas genera de La Liga datos en mano. Es el futbolista que más veces mete a su equipo en el último tercio a través del pase o la conducción, el que tiene mejor % en envíos en largo, el central que más conduce y, por lo tanto, el futbolista más importante del Barça en los primeros pases. Xavi ha buscado potenciar ambos jugadores otorgándoles vestidos que encajen con ellos. Siendo Araújo el mejor corrector de la plantilla, situarlo en banda le permite tenerlo cerca de las zonas en las que más sufre el Barça a cambio de alejarle de los primeros pases mientras Eric puede construir y tiene a su lado a un jugador que llegará donde él no pueda. Araújo, de momento, se le ha visto incómodo más lateralizado. Con menos terreno para maniobrar, el campo se le ha estrechado, y los rivales han saltado a por él al mínimo contacto. Resolver esto es cuestión de tiempo, de pizarra. De ayudarle en vez de aislarle.

Todas las acciones defensivas de Araújo este 2021 en Liga, vía StatsBomb

Araújo es un defensa con un don. Cuantos más metros hay a su espalda, más pequeño se hace el rival, permitiendo así a su equipo tomar unos riesgos mayúsculos sabiendo que, si les superan, siempre quedará Ronald, como el último vestigio de un continente perdido. Un futbolista que defiende divirtiéndose. Con Eric Garcia, el Barça debería elegir ya al tercer central que quieren, entendiendo qué necesita esta pareja para crecer y cómo mejorarla. Con el posible adiós de Piqué, un Umtiti que ya no cuenta y el bajón de Lenglet, es indispensable. Pero lo que sí tengo claro es que Eric y Ronald es una pareja complementaria, una sobre la que construir algo que merezca la pena. Como en Tenet, Araújo defiende corriendo hacia atrás, no hacia adelante, y aunque en un momento en el que todos defienden hacia adelante esto nos parezca extraño, Araújo nos recuerda su absorbente poder gravitacional. Con Ronald, el apagón siempre está cerca.

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Albert Blaya
Periodista. Escribo sobre fútbol y leo mucho.

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