Cuando había caído el cuarto, el Manchester City bajó los brazos. El desenlace se hizo largo para los visitantes. Un rondo eterno, coronado con el quinto del agitador Nwaneri, culminó una noche propicia para el Arsenal. El Emirates disfrutó como hace poco festejaba el Etihad. Quizás fue demasiado abultado, pero el encuentro reflejó que las victorias no siempre se hospedan en el mismo estadio. «Estamos regalando demasiadas cosas toda la temporada», reconocía Guardiola. A primeros de febrero de 2025, es el Arsenal de Mikel Arteta el único dispuesto a pelearle el título al Liverpool.
«Cuardio pierdes 5-1 no hay defensa. Solo lamento los últimos 25 minutos. Nos olvidamos de hacer lo que debíamos, lo que habíamos hecho durante 65 o 70 minutos».
Pep Guardiola

Las salidas de balón y las presiones altas son un aspecto fundamental desde hace unos lustros. Superarlas a base de encontrar hombres a la espalda de esas líneas que te acostan te abre el camino hacia el campo rival. De ser así, la panorámica lleva a pensar que la jugada acción nace de una contra, aunque en verdad procede de un reinicio o una secuencia de pases cerca del área propia. La cuestión es que los errores se pagan muy fácilmente si no estás preciso en el control o pase, o directamente no lees bien quién es el mejor destinatario.
Lo que le ocurrió en París, le volvió a pasar en Londres. Con el City organizándose con línea de tres para iniciar (distancia mucho más grande entre Stones-Akanji, que entre Stones y Gvardiol), Arteta mandó tapar pases de dentro a fuera con los extremos saltando sobre centrales de los costados, con Havertz tapando pase entre centrales y portero, con Rice pendiente de Bernardo Silva y con Ødegaard empezando con Kovačić, pero preparado para salir hacia Stones cuando la presión estuviese orientada.
Coeficiente: el Arsenal se había adelantado al 1 minuto y 44 segundos de partido y había marrado en botas de Havertz otro habiendo provocado el fallo de Ortega. Aunque en el 1-0, Stones y Akanji tuvieron gran cuota de fallo, el portero hispano-alemán fue quien peor lo pasó.

El City también buscaba en campo rival, pero de forma más pasiva. Así, el Arsenal salía más airoso: ya fuese por el buen pie de Raya, quien se colocaba más veces entre centrales, o por los movimientos-acciones de Thomas y Ødegaard, quienes también aparecían muchas veces juntos o separados también en esa primera línea. Además, que en numerosas ocasiones, el destintario del primer paso era Havertz cayendo al costado derecho. En caso de ganar la segunda jugada ya buscarían la asociación en corto o alargar la jugada, y en caso de que no, vuelta a presionar.
Así, entre el 1-0 y los problemas para iniciar desde atrás, el partido tomó color celeste aunque el marcador ya señalaba la ventaja de los rojos. Al cuarto de hora, la posesión marcaba un 68% para los citizens. Poco antes del descanso, el City seguía superando el 60%, pero solo había contacado seis veces el balón dentro del área del Arsenal.
Las posesiones del City se sustentaban en la estructura de la imagen inferior. Para evitar esa paridad de 2×2 en el centro del campo, Bernardo Silva, tras apoyar a los primeros pasadores muy abajo, enseguida ganaba altura. Teniendo en cuenta de que Savinho y Nunes fijaban a los laterales gunner por fuera, la colocación de Bernardo, a espaldas de la pareja Rice y Thomas, debía ayudar a Marmoush y Foden a tener más espacio y tiempo para recibir entre líneas.

Pero no fue así. El City dominaba, pero de forma infructuosa. Apenas un córner (gran mano de Raya al cabezazo de Gvardiol que acabó repeliendo el larguero) y un disparo de Savinho tras un despeje corto de Saliba eran los acercamientos peligrosos. Los capitalinos tapaban bien las líneas de pase por dentro e intercambiaban marcas de forma organizada.
El papel de Trossard
La clave fue el cambio de función de Trossard. Con balón fue importante por sus largas conducciones y regates que hundían al City. Sin balón, había conseguido el robo del 1-0. Pero al contrario que cuando estaban en bloque alto, cuando buscaba tapar la línea de pase Akanji-Nunes, en bloque medio y bajo se preocupaba más de ayudar de cerrar con su medio.
Todo para evitar que Rice tuviese siempre un 1×2 que podría haber tenido con Foden y Bernardo Silva y que Lewis-Skelly quedase pendiente de Nunes (que sería una amenaza más por un posible pase que por un posible desborde). También esto obligó a Havertz a estar más pendiente de las posibles subidas de Akanji. Y aunque el Arsenal pasaba momentos de bloques bajos, el City seguía sin poder imponerse ni por dentro, ni por fuera.
Tampoco el City supo aprovechar los momentos la superioridad numérica que podía generarse con la fijación de Haaland sobre uno de los centrales. El noruego apenas tocó seis veces el balón en el primer tiempo, y pasaba gran parte del tiempo buscando la espalda del central de lado débil. Y si es buen recurso a la hora de buscar un remate o colocación en caso de centro al área, se pierde la oportunidad de fijar al central del lado activo para generar un 3×2. Tampoco sirvieron los intercambios momentáneos entre Savinho y Marmoush o Foden-Bernardo.
Al final, por mucho que se hable de táctica, el juego es de jugadores. Y los del Arsenal estuvieron mejor, más rápidos y eficaces. Ya no solo en duelos defensivos, mordiendo y acosando, sino porque, sin desmerecer al resto, los partidos de Ødegaard (lanzando la presión, organizando la gran mayoría de ataques y siendo el líder del equipo), Trossard o el joven lateral zurdo Lewis-Skelly (fijando por dentro en gran cantidad de ocasiones para liberar espacios a Rice y Trossard), son de un nivel alto.
Aunque, en mi opinión y con permiso de Ødegaard, el encuentro de Thomas Partey está un puntito por encima del resto. Porque, gol aparte, fue el resumen perfecto de un mediocentro. Jugando fácil y rápido en la gran mayoría de ocasiones, eludiendo la presión cuando era impepinable ocultar el balón y salir airoso de situaciones comprometidas; y muy bien colocado para facilitar cortar línea de pase, anticipar o, directamente, meter el pie y robar. Estuvo muy encima de Marmoush gran parte del encuentro y el egipcio apenas sí pudo dejarse ver cuando caía a la banda.
«Es un gran día para nosotros. Creo que es algo de lo que también aprenderemos. Y entender que muchas cosas tienen que salir bien para ganar de esta manera».
Mikel Arteta
Lo curioso es que el City acertó a empatar al poco de empezar la segunda parte. Haaland, sin rascar balón entre el minuto 3 y el 39, que de los seis toques solo uno había sido bueno… anotó de cabeza para aprovechar una acción individual brillante de Savinho. Precisamente, el 1-1 deviene de un cambio de orientación desde la izquierda del propio Savinho, y de ese espacio que se creaba entre central y lateral izquierdo gunner (y por el que se filtraría el propio atacante brasileño para recibir un pase diagonal de Foden) cuando la pelota le llegaba desde lejos a Nunes.
Pero el City no tuvo tiempo de construir a partir de la paridas. Si en el 55′ empataba Haaland (250º gol en su carrera), en el 62′ ya iba 3-1 perdiendo. Otra presión alta, una pérdida de Foden y un pase cortado por Thomas devino en el segundo por obra del propio ghanés. Con ayuda de Stones, que no encima y se gira para dar con la espalda el balón. El tercero vino con una aparición de Rice por fuera, Trossard fijando a central y Lewis-Skelly en el carril del 10. El joven zurdo, que imitó a Haaland al celebrar (foto de portada) también se vistió de delantero en una acción soberbia. Mirar dos veces atrás, control orientado, recorte a la pierna menos hábil y decisión para pegarle igualmente.
Y aunque Guardiola lo intentó con De Bruyne y McAtee, lo que llegó fue la transición para el cuarto (Martinelli&Havertz) y la apoteosis del quinto. La alegría ya no embarca en Abu Dabi, sino desde Dubái. El Emirates celebra lo que entristece al Etihad.