Atalanta 0-1 Real Madrid: La sonrisa de Ferland Mendy

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En un presente agónico como el que viene padeciendo el Real Madrid en materia de lesiones, las expectativas que se pudieran generar sobre una posible victoria ante la magnífica obra de Gasperini eran mínimas. Pero, con tan solo 13 jugadores del primer equipo, los de Zidane lograron imponerse en el marcador tras un partido ciertamente decantado por la expulsión de Freuler (17’), que condicionaría el encuentro y obligaría al técnico italiano a probar con otra idea de partido que pudiera ir más en consonancia con el escenario. Finalmente, la diestra de Ferland Mendy fue la que decidiría el primer partido de la eliminatoria.

Incluso con superioridad numérica durante 73’, el Real Madrid tuvo que sudar más de la cuenta para llevarse la victoria en Bérgamo. En general, no obstante, Zidane sorprendió desde el inicio con un mecanismo lógico: Isco Alarcón, que se ubicaría como falso 9, descendía una y otra vez a las espaldas de los pivotes rivales, que hasta la expulsión quedaban encajados con los interiores madridistas. En ese sentido, y aunque la contundencia de Cristian Romero saliendo de zona pudiera cortar sus primeros o segundos controles, los descensos del andaluz y el consiguiente seguimiento del argentino generaban espacios en última línea que los extremos (en este caso Vinicius y Asensio) y un inesperado Mendy de forma esporádica podían aprovechar en ruptura. E incluso el propio Isco, cuyo “sacrificio” individual era fuente de espacios colectivos, pudo activarse en más de una ocasión a partir de muestras de talento que nos retrotraen a sus mejores años.

A partir de la expulsión, lógicamente, la Atalanta se ve obligada a renunciar a las marcas referenciadas de forma individual a lo largo y ancho del campo por la inferioridad numérica. En ese escenario, el beneficiario más directo fue Toni Kroos, que cuando aparecía en la base dejaba de hacerlo con una marca próxima y podía organizar al resto con más tiempo y espacio. Los italianos se vieron obligados a dar un paso atrás, y la posterior lesión de Duván Zapata no hizo más que agravar los problemas y la idea de partido. Así, y aunque bien es cierto que tampoco concedieron un gran número de ventajas a su rival, y mucho menos ocasiones claras de gol, la capacidad de la Atalanta para hacer daño en transición se redujo a sus mínimos. Tanto es así, que en 90’ fueron incapaces de firmar un solo tiro a puerta.

De esta superioridad numérica se pudo llegar a alimentar también el Real Madrid en general, que en el segundo tiempo involucró a mucho jugador sobre su sector izquierdo. En general, Toni Kroos seguía erigido como base de las superioridades en este lado, con Vinicius generalmente en amplitud fijando a Maehle y buscando el 1v1, Mendy en intermedias e Isco cayendo una y otra vez a izquierda para recibir y poder encarar (aparecía más por este flanco que en el primer tiempo). Incluso Nacho Fernández, que cuajó una gran actuación a nivel defensivo, pudo incorporarse al ataque con cierta libertad.

En este caso, con la Atalanta más resguardada en defensa posicional e Isco acudiendo con mucha más libertad a la zona con balón, Cristian Romero dejó de salir tantísimo de zona y se centró más en controlar las atracciones de los dos centrales externos. Finalmente, tras la salida de Vinicius, Isco pasa a jugar como extremo izquierdo y es Mariano quien queda emparejado con Romero. El dominicano, en este sentido, apenas condicionó el partido en favor de su equipo. Tuvo que ser el propio Ferland Mendy quien, a pocos minutos del final, diese la victoria al Real Madrid con un tanto con la diestra desde la frontal del área, en un saque de esquina corto que, posteriormente, Zidane confirmaría como «una jugada ensayada, aunque el lanzador no tenía que ser Mendy».

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Manu Escuder
Periodista, analista y scout. Formando y formándome. También escribo en Revista Panenka.

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