Bayern Múnich 2-3 PSG: Los parisinos en la habitación del pánico

Comparte esta historia:

Facebook
LinkedIn
Twitter
Pinterest
Email
WhatsApp

Pocas cosas se le pueden reprochar al Bayern de Munich a pesar de perder por 2 goles a 3 ante el Paris Saint Germain en la ida de los cuartos de final de la Champions. Colectivamente, el equipo de Hansi Flick fue muy superior al PSG desde el primer hasta el último minuto, reponiéndose a los muchos golpes que fue recibiendo a lo largo de la noche y demostrando por qué es el vigente campeón de esta competición. El París volvió a la habitación del pánico, un lugar que precisamente no le trae buenos recuerdos, y fue por Keylor, Mbappé y Neymar, tres jugadores que sí estuvieron a la altura de la contienda, que logró salir vivo de ella. 

El plan de partido de Mauricio Pochettino fue totalmente consecuente con las bajas que tenía. A sabiendas de que sin Paredes ni Verrati le iba a ser difícil tener el balón, el técnico argentino optó por esperar y salir al contragolpe. Paradigmática -y acertada- fue la decisión de colocar a Kylian Mbappé como punta de lanza y a Neymar de enganche, pues la conexión entre ambos podía ser una carta ganadora cuando el PSG recuperara la pelota y pudiese hacer daño a la defensa bávara en el apartado en el que más sufre: corriendo hacia atrás. Y así fue. No fueron demasiadas las veces que el PSG pudo correr, pero, cuando lo hizo, penalizó. Neymar, en sí mismo, y Mbappé al espacio fueron dos cabos que el Bayern, por lo menos la primera media hora, nunca pareció estar cerca de atar.

Pero si el París no pudo correr tanto como pretendía, fue por el señor partido del Bayern. Los franceses intentaron defender en bloque medio (4-4-2), pero, ni tras el tempranero gol de Mbappé, pudieron hacerlo a la altura que querían. Desde el principio, el Bayern inclinó el campo a través de su posesión, con Alaba y Süle dividiendo y cambiando mucho de frente, y generó situaciones de ventaja contra los laterales del PSG. De hecho, fue pasmosa la facilidad con la que, atrayendo en izquierda y cambiando de orientación, lograba poner en ventaja a Sané y a Pavard para posteriormente centrar. Y es que, a pesar de la acumulación de hombres y de que Danilo Pereira (que pasó a jugar de central tras la lesión de Marquinhos) apagó fuegos en el segundo tiempo, los parisinos tampoco mostraron solvencia defendiendo cerca de Keylor Navas.

Pero el saldo de la primera media hora fue negativo (0-2) y eso obligó a Flick a mover ficha sin importar el estado de su equipo. Quitó a Leon Goretzka, que al parecer estaba lesionado, para dar entrada a Alphonso Davies y reajustó con Alaba en el doble pivote y Lucas de central izquierdo. Y el impacto, si bien no fue inmediato, sí que fue positivo, pues el volumen ofensivo fue aún mayor y el Bayern controló mejor su transición defensiva. Con Pavard y Davies en los carriles, el Bayern se desplegó por igual en ambos costados y ganó a David Alaba cerca de Kimmich, lo que le permitió circular mejor la pelota. Tras el 1 – 2 de Choupo-Moting, que aprobó con nota la difícil papeleta de sustituir a Lewandowski, se llegó al descanso con la sensación de que el PSG se había llevado demasiado botín. 

El guion de la segunda parte fue parecido al de la primera, con la diferencia de que el Bayern controló mejor su transición defensiva. A pesar de que el París tuvo tramos en los que quiso presionar más arriba, el Bayern siguió mostrando su jerarquía y no le dio ninguna opción de defender lejos de la portería de Keylor. Con un Kimmich sobresaliente filtrando y dirigiendo y la mencionada mejora defensiva, con un buen Lucas anticipando a campo abierto, el Bayern volvió a empujar al PSG contra su portero. Pero cuando mejor estaba, tras el empate de Müller en una jugada a balón parado, los parisinos aprovecharon una de las pocas veces que pudieron correr, otra vez con Mpappé al espacio (a pase de Di María), para golpear en el momento más oportuno. 

Con muchas bajas, todo sea dicho, pero el PSG volvió a recordar al de épocas pasadas. En el Allianz Arena, a nivel colectivo, no hubo ni un ápice de la competitividad mostrada en la ida del Camp Nou o en Lisboa el año pasado, y sí vimos a un París empequeñecido en defensa y muy dependiente de sus individualidades. Si salió vivo de la habitación del pánico fue por tres de sus hombres (Keylor, Mbappé y Neymar), que sí demostraron no tenerle miedo a la competición, y que, por otra parte, pueden ser argumentos suficientes para avanzar a la siguiente ronda. París dictará sentencia.

También lee: