Bélgica 1-2 Italia: La experiencia de lo vivido

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De entre todos los factores que confluyen a la vez en un campo de fútbol, ninguno impacta tanto en el desarrollo del choque y en la psique de los jugadores como el factor mental. Dentro de esto, la mente humana tiene una curiosa capacidad para relacionar sucesos que se están viviendo en el presente con experiencias ocurridas en el pasado. El ya haber estado ahí y haber ganado, el ya haber estado ahí y haber perdido lo es todo. Capaz de dar alas y de apagar cualquier luz en el jugador. Y en la noche de Múnich, en el Allianz Arena, a Bélgica se le echaron encima todas las derrotas pasadas, como si fueran fantasmas. Argentina en 2014, Gales en 2016, Francia en 2018… todas con características diferentes, pero todas derrotas al fin y al cabo. A la generación dorada belga le empieza a rodear un aura de pesimismo, la de no romper esa barrera mental. No es ninguna casualidad que, ante Italia, el mejor jugador en el campo fuese Jérémy Doku, un chico de 18 años que no había estado en ninguna de esas experiencias previas y tenía la cabeza despejada, sin traumas mentales. Bélgica no solo perdió ante Italia, también lo hizo ante sí misma.

Italia viene de recibir uno de los peores, sino el peor, golpe futbolístico de su historia, que es la ausencia en el Mundial de Rusia 2018, pero han sabido construir con ese hecho como motor de todo. Su liga nacional es una de las mejores del mundo, con una riqueza táctica envidiable, y han sabido transmitir eso al combinado nacional. La Italia de Roberto Mancini desprende modernidad y hambre. Es un grupo de jugadores herido, pero también que en su mayoría no han participado en un torneo internacional con su selección. Los ingredientes para que todo salga bien, y ante Bélgica culminaron su obra magna (hasta ahora).

Sorprendió un poco Roberto Martínez con su plan de inicio, no por los nombres elegidos (de nuevo De Bruyne de falso 9 con Lukaku tirado a derecha) sino por la altura a la que iba situar el bloque cuando Italia tenía el balón. Bélgica no buscó presionar, esperaba en bloque medio y permitían a su rival pensar en sus primeros pases. Italia iba a aprovechar esto para aniquilarles.

De Bruyne tapaba a Jorginho, y como Di Lorenzo ejerce de tercer central en salida, Lukaku y Doku quedaban en inferioridad 2×3 ante ellos. Barella, cayendo ligeramente a banda, se llevaba a Witsel para liberar el carril central, e Italia empezó a filtrar ahí, con Tielemans dudando entre si saltar sobre Verratti o quedarse en su zona protegiendo las apariciones de Insigne. Tomase la decisión que tomase, Italia jugaba con blancas. Los de Mancini eran fluidos en sus posesiones, presionaban bien los reinicios del rival y viajaban juntos para evitar pérdidas prohibidas, pero aun así sufrían en transición defensiva ante la amenaza de De Bruyne, Lukaku y Doku a campo abierto. Eso, realmente, es indefendible.

«El partido de Verratti, uno que hace justicia a su carrera y su presente. Uno de los mejores del mundo en su puesto»

Italia aprovechó su superioridad en el partido para marcar dos goles, uno gracias a Verratti presionando y un gran recurso en el área de Barella, el otro una obra de arte de Lorenzo Insigne, que arrancó desde dentro, dejó un par de rivales en el camino y definió con un golpeo tremendamente estético. Se agarró Bélgica al partido con un penalti provocado por Doku, en una pista de lo que sería la segunda mitad para los belgas.

Llevados en volandas por un estado de confianza brutal, Italia dejó posesiones del más alto nivel. Concentrando juego en izquierda, las asociaciones en pocos metros entre Verratti e Insigne, con Spinazzola dando profundidad por fuera, Jorginho dirigiendo unos metros más atrás y Barella o Chiesa amenazando en el lado débil fueron impresionantes. Bélgica no tenía como pararles. Solo el mal día de Ciro Immobile fracturó la armonía colectiva en Italia. De haber estado el de la Lazio más enchufado, probablemente lo habrían resuelto antes.

«Lo de Doku contra la adversidad fue emocionante. A sus 19 años, fue la esperanza del país»

A De Bruyne el tobillo le dijo basta, y pese a que siguió en el campo ya no era un activo valioso para Bélgica. Con Eden Hazard también fuera y Lukaku desquiciado ante los centrales italianos, fue Jérémy Doku quien asumió la responsabilidad. Intercambiando zonas de acción con Thorgan Hazard, participando tanto por dentro como abierto, el chico de 19 años del Rennes dejó acciones de un impacto sensorial gigantesco. Estuvo cerca de empatar el partido y fue, claramente, la certeza a la que buscaban agarrarse los suyos en busca de la remontada. Una carta de presentación sublime en el panorama internacional.

Buscó probar cosas Roberto Martínez, poniendo a Doku definitivamente de carrilero y pasando a 5-3-2 tras la lesión de Chadli, con Witsel mediocentro, Praet y De Bruyne interiores, Lukaku y Mertens arriba. Buscaron el empate, pero se estrellaron ante una actuación emocionante de Bonucci y Chiellini defendiendo. Como dice el título de este análisis, la experiencia de lo vivido juega un factor clave en el desarrollo del partido, y pocos han vivido más experiencias de resistencias defensivas que los dos centrales de la Juventus. Para ellos, fue un día más.

La lesión de Spinazzola, el único punto negativo en una Italia que sigue maravillando a propios y extraños. Son la mejor selección del torneo. Bélgica, en cambio, sumó una eliminación más con su generación dorada y ahora se enfrentan al enemigo más temible de todos: el paso del tiempo. Las oportunidades de traer un trofeo a su casa se les agotan.

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Hugo Marugan
Fútbol. Para disfrutarlo, para aprender y para contarlo.

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