Wah gwaan my yute, everything gud? Así se saluda en patois, la versión del idioma inglés en Jamaica. Espero que estés muy bien hoy. El domingo pasado estuvimos hablando de cómo la vida de Paco de Lucía mezcló el flamenco y el futbol. Este texto marca el fin de mi etapa frenética escribiendo más de una vez por semana. Es momento de meter freno de mano y relajarnos con reggae. ¡Y qué mejor que hablar de su máximo exponente, Bob Marley!
Recomendación musical 1
Nadie puede destruir el legado de Bob Marley en la música, y la verdad es que cualquier canción suya podría ser perfecta para acompañar la lectura de este texto. Tuve que usar un criterio tan burdo como el video con más reproducciones en YouTube. No es éste, el primero va hasta abajo. Después verás por qué. Entonces, ¿éste es su segundo video musical más visto? Así es. Se trata del sencillo que formó parte de su álbum Kaya de 1978. En Latinaomérica la conocen maliciosamente como «Agua en el hoyo», pero su nombre correcto es Is This Love? (¿Es amor lo que siento?).
Vamos al tema de hoy.
Marihuana, el Árbol de la Vida
Con 82 votos a favor, 17 en contra y siete abstenciones, el pleno del Senado mexicano aprobó antier en lo general la despenalización del consumo de marihuana para fines lúdicos y medicinales. Ahora las personas en México podrán cultivar hasta cuatro plantas de Cannabis sativa, su nombre científico. Y ahora tendrán derecho de portar hasta 28 g.
Se trata de una votación histórica que ha puesto fin a una prohibición de casi 100 años a esta planta. Tras las aprobaciones en países como Uruguay, Países Bajos, Canadá y ciertos estados de la Unión Americana, era cuestión de tiempo para que México terminara aceptando a la marihuana. Se piensa como un movimiento del contrapeso al narcotráfico, pero más bien es levantar una situación donde parecía más un prejuicio cultural que sanitario. ¡Mucha gente ha celebrado este momento!
¿Por qué he comenzado con esta hecho? La marihuana tiene varios nombres con la cual es conocida: cáñamo, mota, cannabis, weed… y ganja. Ganja es el nombre para el rastafarismo, una religión que ha sido un auténtico movimiento de reivindicación de la raza negra en una isla caribeña llamada Jamaica. Como buena colonuia inglesa, abrazaron el cristianismo, pero no cualquiera, sino la Iglesia Ortodoxa de Etiopía, la única con ciertos enlaces con África subsahariana. Accedieron a su historia y comenzaron a ver al emperador Haile Selassie como prueba de que una iglesia negra podía plantar cara frente al blanco. No lo llamaban por su nombre de pila, sino por su nombre original, Ras Tafari. Para ellos, era la reencarnación de Jah, el Dios creador.
Para los rastafaris, la marihuana es el Árbol de la Vida que se menciona en la Biblia. Por eso, condenan su consumo indiscriminado por el simple gusto de intoxicar su cuerpo con tetrahidrocanabinol, el ingrediente activo. Para los rastafaris, es una planta sagrada , y antes de que se fume en cigarrillos o en pipas, lanzan la siguiente oración:
Gloria al padre y al creador. Como era en un principio ahora es y todo será el Mundo sin fin.
El típico rastafari es inconfundible: cabello largo en rastas, con una actitud amable frente al extraño, con su cigarro de marihuana, usando algo con los colores verde, amarillo, rojo (colores de Etiopía)… y está escuchando reggae. Sí, los rastafaris se expresaban ante el mundo con este ritmo cadencioso, sincopado y que habla de amor y de paz. Seguramente cuando oyes reggae, es ineludible pensar en Bob Marley, el rastafari más famoso del mundo. A casi 40 de su partida, su legado sigue latente en la música. Y ahora aparece acá porque amaba el futbol.
Los inicios de Bob
6 de febrero de 1945. Nine Mile, un pequeño asentamiento a pocos kilómetros de lo que quedaba de esa presencia española en esta isla del Caribe llamada Jamaica. Sí, la metrópoli se desangraba en la guerra, pero Jamaica cumplía su labor de abastecer de ron, tabaco y azúcar a los ingleses.
En una de las tantas granjas que pululan por la parroquia de Saint Ann. Ahí estaba por un lado Norval Sinclair Marley, un blanco jamaiquino que decía haber pertenecido a los gloriosos Marines británicos. Él acompañaba a su esposa Cedella Malcolm, una afrojamaiquina, la etnia más grande de esa isla. Era el día en el que ella entraba en labor de parto. Acudir a un hospital era algo virtualmente imposible a menos que fueras inglés, así que le pidieron ayuda a la madre de Cedella, dueña de esa granja. Después de tanto tiempo, nació un niño. Decidieron llamarlo Robert Nesta.
La infancia para el pequeño Bob no fue tan sencilla. Después de todo, era hijo de una negra con un blanco. Los afrojamaiquinos no lo querían porque corrían historias de terror de hombres blancos que violaban a mujeres negras y se desentendían de su hijo; para ellos, era un bastardo más porque Norval se iba mucho tiempo. No era porque no lo quisiera; tenía que ganarse el pan lejos de casa como supervisor de plantación y se cercioraba de que no faltara nada a Cedella y a Bob. Los blancos lo querían menos por no ser lo suficientemente blanco. Bob sufrió racismo por todas partes y no encontró su lugar en sociedad. A pesar del rechazo, siempre se asumió como negro.
Y todo cambió cuando tenía 10 años. Norval sufrió un infarto que le quitó la vida. De pronto, Cedella se vio con todo en contra para subsistir en Nine Mile y para sacar adelante a Bob decidió irse a Trenchtown, un barrio popular de Kingston. Más adelante Cedella se casó con Edward Booker, un servidor público de Estados Unidos. Así llegaron al mundo otros dos hermanos llamados Richard y Anthony.
En Kingston empezó a ver su destino. Bob era gran amigo de Neville Livingston y allá en Nine Mile hacían música por diversión. Esa amistad permeó también en Cedella y el padre de Neville, Thadeus, y trascendió más allá, al punto de que tuvieron una hija, Claudette. Esa familia unida ya habitó en ese tugurio llamado Trenchtown. Ahí sonaba ese ska que estaba en boga, ahí sonaba una música de Estados Unidos llamado R&B. El corazón de Marley registraba todo.
Y la suerte estaba de su lado. Pronto estaba en un grupo con gente tan talentosa como Peter Tosh, Beverley Kelso, Joe Higgs Junior Braithwaite y el mismo Neville, que después tomó el nombre de Bunny Wailer. De un grupo de técnica vocal, poco a poco empezó a incorporar instrumentos por iniciativa de Higgs. Gracias a él, Marley aprendió a tocar la guitarra, algo que le serviría más adelante.
A la par de ensayos interminables para romperla en la esfera musical de Jamaica, Bob empezaba a demostrar un buen talento para jugar futbol. Dicen los que lo conocían que era podía jugar como volante o delantero. Su altura (1,70) y su delgadez no eran impedimento para que Marley tuviera un regate, una velocidad y una habilidad con las que eludía a defensas rivales.
Eran los tiempos de una Jamaica que despertaba de ser colonia británica en 1962. En ese entonces, no eran una potencia del futbol caribeño, ahí estaban Cuba, Haití y Trinidad y Tobago solamente porque ellos se habían independizado antes. Pero Jamaica tenía talento. De ahí venían Lindy Delapenha y Gil Heron, los primeros jamaiquinos en jugar en el extranjero (Middlesbrough y Celtic, respectivamente). En esos tiempos, su mejor exponente se llamaba Allan «Skill» Cole, el primer jamaiquino en jugar en Estados Unidos (Atlanta Chiefs) y Brasil (Náutico).
Maduración de Bob Marley
1963. Había llegado el momento de dar el salto a la fama musical. Esos chicos que ensayaban entre las calles 2nd y 3rd de Kingston no veían la hora para subir al escenario. Había que pensar un buen nombre: ¿The Teenagers? No. ¿Wailing Rudeboys? Tampoco. ¿Wailing Wailers? Menos. Ahí cruzaron caminos con un productor llamado Coxsonne Dodd. Y con él llegó el nombre definitivo: The Wailers. Su primer éxito Simmer Down alcanzó el primer lugar de las listas de popularidad en Jamaica.
Con la fama, llegaron los cambios en la alineación de The Wailers. Salían, entraban, hacían alianzas. Después de ir del tingo al tango llegaron a un productor llamado Leslie Kong. Él estaba potenciando a jamaiquinos que deseaban un ritmo más cadencioso que el ska. Se llamaba reggae. Prometía mucho. Y cumplió con creces.
Es verdad que Marley había nacido como un católico, pero lejos de la influencia de su madre, empezó a interesarse por el rastafarismo. Mientras eso pasaba, Bob Marley no dejaba de seguir el futbol. Tenía su equipo favorito en Jamaica, el Boys’ Town. Había otro equipo que le robó el corazón, pero éste venía de Brasil. Se llamaba Santos y ahí jugada un tal Edson Arantes do Nascimento, Pelé. Lo curioso es «Skill» Cole jugaba en su sucursal jamaiquina.
Después de un intento de vivir en Estados Unidos para romperla en ese país, decidieron irse de gira al Reino Unido. Ahí llegaron con el productor Chris Blackwell, que tenía cierta parte en la disquera Island Records. Él necesitaba un sustituto para Jimmy Cliff, la estrella del reggae en ese momento. Más tarde llegaron los álbumes «I Catch a Fire» y «Burnin'». Este último fue el antes y el después de Jamaica: ahora todo mundo respetaba a Trenchtown. De ahí salió la canción I Shoot a Sheriff, que llegó a oídos de Eric Clapton y grabó una versión suya; con ella regresó al primer lugar de Billboard en Estados Unidos.
También Marley regresó a Estados Unidos para una gira. Esta vez les tocó ir de gira por 17 conciertos, pero era para abrir a un grupo de funk llamado Sly and the Family Stone. Al cabo de cuatro conciertos, fueron despedidos. La gente conocía más a los jamaiquinos que a esta banda de San Francisco. Tras eso, The Wailers se separaron, y Bob Marley tomó un camino como solista. Era el inicio de su cenit.
El concierto por la paz
Mientras Bob Marley comenzaba a hacerse conocido en el mundo con su No Woman, No Cry, Jamaica era un hervidero. Teníamos un país paralizado entre dos partidos que querían el poder a como diera lugar. Por un lado estaban los socialdemócratas del Partido Nacional Popular a cargo de Michael Manley, que estaba en el poder; por otro lado, estaba la oposición conservadora del Partido Laborista con Edward Seaga. Los ánimos estaban tan encarecidos que Jamaica estaba envuelta en una cruenta guerra civil no reconocida.
Para medio calmar las tensiones, Michael Manley ideó un concierto gratuito llamado «Smile Jamaica». La cita sería el 5 de diciembre de 1976 en el Parque Nacional de los Héroes, y por supuesto que todo mundo estaba invitado para esto. Dos días antes, ocurrió la desgracia. Unos hombres desconocidos ingresaron a Islan House y dispararon a Bob (pecho y brazo), a su esposa Rita (cabeza), a su amigo Lewis Griffith (estómago) y a su nuevo manager Don Taylor. Se presumía que el ataque tenía motivación política; Marley cantaría para el asqueroso Manley. Fracasaron porque nadie murió. Además, aunque Marley tenía una fuerte conciencia política, no se alineaba con ningún partido. Su legado iba más allá de una polarización
Como buen profesional que era, Marley se presentó ese 5 de diciembre en el concierto de Smile, Jamaica. Ahí habían 80.000 jamaiquinos con ansias de paz y unión en el país. Se presentó Bob Marley. Aquí dijo: «La gente que trata de empeorar este mundo no se toma ningún descanso; ¿por qué yo sí?». El concierto fue un éxito.
De todas maneras, había corrido grave riesgo su vida y su disquera Island Records le recomendó que se fueran de Jamaica por su seguridad. Además, ya era un hombre que tenía un reconocimiento cada vez mayor fuera de la isla y estaba listo para dar la vuelta al mundo. Aceptó. Escogió Inglaterra como su destino para exiliarse dos años, pero primero estaría en Nassau, Bahamas, para recuperarse. Como intuía que estaba listo para dar concierto tras concierto en las principales ciudades, Marley le pidió a «Skill» Cole que fuera su manager de tour. Aceptó. El futbol estaría presente.
El futbol lo lesiona
Inglaterra lo recibió con la típica flema. Por ejemplo, una vez la policía lo arrestó por posesión de marihuana que fumaba en su ritual rastafari. Ni modo, a veces la Babilonia era demasiado fuerte. Él tenía que concentrarse en la música y en llevar un mensaje de paz. En su estudio en Basing Street cocinó el álbum «Exodus», el cual irrumpió en las listas de popularidad británica en 1978. Hizo que la comunidad jamaiquina que radicaba en Londres regresara a Kingston a pesar de los innumerables días con clima gris.
A partir de Londres, Bob Marley emprendió una gira mundial. Después de cada ensayo o concierto, Marley convencía a todo mundo para jugar un partido de futbol y descargar las tensiones. Y ahí se daban cita todos: ingenieros de sonido, periodistas, managers, staff y afortunados. Bob Marley siempre se enfundaba la camiseta de Brasil con el dorsal 10 del mítico Pelé. El partido estaba declarado desde que dijo: «Si quieres conocerme, tendrás que jugar un partido de futbol contra mí y The Wailers». Y por si fuera poco, no era tan difícil hacer porterías con piedras. Y por supuesto, eso rompía el status quo donde hay una brecha tácita entre el artista y el público.
Bob Marley no había perdido el nivel que adquirió en su infancia en Nine Mile y perfeccionó en Trenchtown. Seguía siendo todo un medio creativo, regateaba, eludía defensas rivales y mandaba sendos cañonazos, con tanta fuerza que no faltaban los balones que se perdían.
Ahí vino una parada en París. A los pies de la Torre Eiffel, entre el Río Sena y el Hotel Hilton había otra cascarita entre The Wailers de Bob Marley y Les Polymusclés de Herbert Léonard. Ese partido prometía, con Marley y Cole con ganas de horadar entre los defensas franceses. Lo que prometía ser una tarde de amigos con risas, música y futbol, fue interrumpida por lo siguiente: un defensa de Les Polymusclés, que era crítico de la revista Rock & Folk, le propinó un severo pisotón en su pie derecho que lo sacó del partido. Bueno, el otro partido jugamos, no pasa nada.
Salió bien el concierto en París como de costumbre, pero Bob Marley no solamente veía que el pie derecho sanara; se le cayó la uña, y experimentó mucho dolor. El color de ese dedo ya no era nada normal y Cole lo tuvo que convencer de hacer algo que Marley odiaba: ir al médico. Aquí el médico primero tuvo que descartar el tétanos. Para ello, le limpió la herida, le inyectó la vacuna tetánica y le aconsejó que fuera con un especialista. Desde luego que Marley no lo hizo. Ya había tenido suficiente con presentarse al consultorio.
Pasaron dos meses y el dolor seguía ahí. No tuvo más remedio que ir con ese especialista. Acudió hasta con dos médicos hasta que aceptó practicarse una biopsia. El médico le comunicó la mala noticia: tenía un melanoma lentiginoso acral, la forma más rara y más letal de cáncer de piel.
Para evitar que el cáncer se propagara por el cuerpo, le recomendaron que se amputara el dedo. Bob Marley se negó. Para los rastafaris, todo el cuerpo era sagrado y no pueden permitir que una parte sea separada, sin importar si estuviera enfermo o sano.
Consolidación de Bob Marley
El show tenía que continuar y apenas la carrera de Bob Marley estaba cobrando un gran empuje. En 1978 llegó el álbum «Kaya», otro gran éxito en las listas británicas de música. De aquí sale principalmente One Love. En un mundo tan centrado en lo anglosajón, un lugar así era el acceso directo a ser escuchado en prácticamente todo el planeta. Las giras se incrementaron.
Aquí, Marley se dio un tiempo para regresar a Jamaica porque su sociedad lo necesitaba. El concierto Smile, Jamaica había sido un curita para una herida de gangrena y la gente seguía polarizada debido a un Manley que había abrazado el socialismo y había ahuyentado la inversión extranjera.
En una cárcel de Kingston se encontraron dos gangsters de los partidos rivales. Claudie Massop (JLP) y Bucky Marshall (PNP) se encontraron en una misma celda y se verían obligados a convivir por mucho tiempo. Después de tanto tiempo, llegaron a la conclusión de ambos querían brindar la paz a un pueblo lastimado y para ello otro concierto era necesario para pacificar a Jamaica. Tan pronto Massop salió de la cárcel, tomó el primer vuelo al Londres para convencer a Marley. Así nació el One World Peace Concert, que se llevaría a cabo el 26 de abril de 1978.
Se trataba del primer concierto de Marley en Jamaica después de su intento de asesinato. Y sí, se presentó en el «Woodstock del Tercer Mundo». Dentro de su recital llegó el momento de interpretar Jammin. Ahí, Marley tomó el micrófono e invitó a Manley y a Seaga al escenario. Con un apretón de manos en frente del público simbolizaron una unidad traída gracias al creciente poder de la comunidad rastafari.
No fue el único suceso que marcó su carrera. Mientras vivía en Londres, se escucharon maravillas de un argentino campeón del mundo que había llegado al Tottenham. Su nombre era Osvaldo Ardiles, y su futbol encantó a Bob Marley. Aquí tuvo la mala suerte de que estaba tan ocupado que nunca logró verlo en vivo, pero al menos le grababan sus actuaciones en el White Hart Lane.
Y el futbol lo seguía acompañando a todas partes en su gira. Paulo Cézar Caju era un futbolista miembro de ese Scratch du Oro consagrado en el mundial de México y lo invitó a un concierto para ayudar a niños de escasos recursos. Bob Marley aceptó ir porque ese viaje sería ir al país más ganador del futbol y además Skill Cole mataría saudades al recordar su paso por el Náutico de Recife. Nada más llegar, Bob Marley recibió la camiseta del Santos de Brasil con el 10 en la espalda, como fuera usada por Pelé en su momento.
Después del concierto en Rio de Janeiro, se armó el futbol de costumbre, y como los brasileños son más apasionados a ese deporte, no faltó gente. Aquí estuvieron Toquinho, Jacob Miller (de Inner Circle), Alceu Valença, Chicão… y el propio Chico Buarque. Marley y Chico Buarque quedaron en el mismo equipo, que ganó 3-0 en esa tarde. Y ellos dos anotaron. Muy pocos lo sabían, pero ese sería el último partido en la vida de Marley.
Por esos años, Marley estuvo activo y desarrolló una conexión con el pueblo africano potenciada por su religión rastafari. En un concierto en Boston condenó públicamente el régimen apartheid en Sudáfrica y fue invitado para tocar en los festejos de independencia de Zimbabwe.
Fin de Bob Marley
Bob Marley sacaría su último álbum, «Uprisings», su producción más religiosa, con canciones como Redemption Song. En la gira para promocionar ese disco por Europa, tuvieron su concierto más grande: unas 100 mil personas en Milán. Luego de eso, siguió una parada en Nueva York para un par de conciertos en el Madison Square Garden, los días 20 y 21 de septiembre.
Al día siguiente, salió a Central Park para trotar un poco cuando sufrió un desmayo. Lo llevaron al hospital echando espuma por la boca. Aquí los doctores le dieron el diagnóstico inevitable: su melanoma había llegado a su cerebro, a sus pulmones y a su hígado. No había tiempo para lamentarse. Tenían que dar un concierto en el Stanley Theater de Pittsburgh, Pennsylvania. Esa sería su última participación en público, cerrada con Redemption Song. El resto de la gira fue cancelada.
Para buscar un tratamiento, Bob Marley acudió a la clínica del doctor Josef Issels en Múnich. Quería algo que no tuviera nada que ver con quimioterapia, y él era el indicado. Bajo sus indicaciones, Marley siguió una dieta estricta combinada con ciertas inyecciones específicas y el uso de suplementos alimenticios como vitamina C; tuvo que decir adiós al alcohol, tabaco, cafeína y otras drogas. Ante la duda, hizo venir desde Kingston al arzobispo etíope Abuna Yesehaq, quien lo bautizó y le dio el nombre de Berhane Selassie.
Fueron ocho meses donde no reportó ni una mejoría. Viendo la muerte cerca, Marley deseó pasar sus últimos días en Jamaica. De Múnich tomó un vuelo a Kingston con escala en Miami. En el avión, Marley sufrió una recaída que lo llevó a ser internado de emergencia en el Hospital Cedars of Lebanon. Ahí murió el 11 de mayo de 1981, a la edad de 36 años.
Diez días después, Bob Marley recibió un funeral de estado en el National Arena de Kingston, construido para los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1962. Esa ceremonia combinó elementos de la Iglesia Ortodoxa Etíope y la religión Rastafari, y estuvo a cargo del arzobispo Abuna Yesehaq. Manley y Seaga se volvieron a dar la mano, esta vez de manera automática. Marley fue enterrado con su guitarra Les Paul de Gibson, un cigarro de marihuana, un anillo que le dio su madre, una Biblia y un balón de futbol.
Desmintiendo la culpabilidad del futbol
A los amantes del futbol es fácil atribuir la muerte de Bob Marley a una lesión de un crítico francés cuando jugaban futbol a orillas del río Sena. Después de todo, eso causó una visita al médico que le comunicó el melanoma. Creo que estamos siendo muy duros con él.
El melanoma lentiginoso acral es la forma más mortífera del cáncer de piel, es verdad, pero se presenta principalmente en personas de tez oscura y en lugares en donde es más complicado detectarlo, como las suelas o abajo de las uñas de los pies. En realidad, lo que sucedió esa tarde primaveral en París era un síntoma de que el cáncer ya estaba ahí.
Encima, este tipo de cáncer es el más raro y el que aún no tiene un tratamiento médico efectivo. Para cuando Marley presentó los síntomas (1977), el manual médico más prestigioso, el Manual Merck de Diagnóstico y Terapia publicó su 13a edición. El melanoma lentiginoso acral ni siquiera aparecía como uno de los tres subtipos de melanoma. Y si a eso le agregamos que el cáncer de piel está menos diagnosticado en pacientes de color que en blancos, tienes la receta perfecta para el desastre.
Así que no: el futbol no mató a Bob Marley.
Y por cierto, la Sociedad Americana de Cancerología considera que el tratamiento Issels no es efectivo para combatir el cáncer.
Legado indirecto al futbol jamaiquino
Es incontable el legado de Bob Marley al mundo: banda del año en 1976 por la revista Rolling Stones, estrella en el Paseo de la Fama en Holywood, lugar 11 en el ránking de la revista Rolling Stone de las 100 mejores bandas de todos los tiempos, miembro del salón de la fama del rock, Medalla de la Paz del Tercer Mundo de la ONU, un Grammy póstumo, Orden al Mérito de Jamaica… En muchos lugares, Bob Marley es todo un símbolo sinónimo de paz se sienta a comer en la misma mesa que el indio Mahatma Gandhi y el estadounidense Martin Luther King.
Con todo lo anterior, parecería que no ejerció ninguna influencia considerable en su deporte favorito, el futbol, más cuando su equipo el Boys’ Town regularmente ocupa los últimos puestos de la Liga Premier de Jamaica y este año no participó. Eso es falso. Sí influyó, pero directamente.
En su vida, Bob Marley tuvo 11 hijos reconocidos, quienes a su vez tienen nietos. Los más destacados son el músico Skip Marley y Nico Marley. Este último es un linebacker que en Tulane fue nombrado como Co-Freshman del Año en la NCAA. Estuvo una temporada con los Pieles Rojas de Washington. Parecería que nadie de futbol. Es que no fue dentro del campo, sino por apoyo. Y la respuesta es su segunda hija, Cedella Marley, actriz, cantante, diseñadora de modas y filántropa, bautizada en honor a su madre.
Era 2011 y la Federación de Futbol de Jamaica tuvo que cortarle el financiamiento al equipo femenil, y por ello abandonó el ránking FIFA por inactividad. Cedella Marley se enteró de esto y a través de la Fundación Bob Marley hizo una campaña de financiamiento para lograr la meta de 50 mil dólares que de destinarían a que Jamaica pudiera disputar las eliminatorias del mundial de Canadá 2015. Ella incluso tuvo que poner dinero de su bolsillo. Lo consiguió, aunque Jamaica no pasó de fase de grupos de la Copa Oro femenil.
Cedella no se rindió ni cuando la Federación volvió a desbandar el equipo aparentemente. Lo que sucedió es que la federación se lanzó a la búsqueda de jugadoras elegibles en Inglaterra y Estados Unidos. El precio que tuvieron que pagar fue no disputar ningún encuentro en 30 meses. De nuevo, fuera del ránking FIFA.
El equipo se reunió a tiempo para disputar las eliminatorias al mundial de Francia 2019 y los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018. Salir en fase de grupos de ahí era parte del proceso, lo importante eran las eliminatorias, a las que llegaron en buen momento. Les tocó un grupo con Canadá , Costa Rica y Cuba. En el partido contra las canadienses las jamaiquinas jugaron bien, pero perdieron 2-0. Luego, venía el duelo clave frente a Costa Rica. Con una actuación excepcional de la portero Sydney Schneider, Jamaica propinó la primera sorpresa del torneo al vencer a las ticas 1-0, tomando en cuenta que Costa Rica había estado trabajando muy bien el futbol femenil, y las Reggae Girlz apenas llevaban un año de jugar juntas. Finalmente, Jamaica calificó a semifinales al golear 9-0 a Cuba.
Era esperado que las jamaiquinas perdieran 6-0 con las estadounidenses en las semifinales, lo importante era el partido por el tercer lugar ante la otra sorpresa, Panamá. La ganadora calificaba al mundial de Francia. En un duelo no apto para cardiacos, Jamaica ganó y se convirtió en el primer país caribeño en clasificar al mundial femenil. ¡Y lo que son las cosas! El único mundial de los Reggae Boyz ha sido Francia 1998, y el debut de las chicas fue 21 años después… ¡también en Francia!
Ahí les tocó un grupo bravísimo con Brasil, Italia y Australia, tres países ya bien establecidos en el concierto del futbol femenil. ¿Jamaica podría ser considerada un caballo negro? No, realmente. Se marchó de Francia con tres derrotas a cuestas, pero ahora los jamaiquinos están orgullosos de sus Reggae Girlz, que no existían hacía siete años. Y todo gracias al apoyo de su embajadora, Cedella Marley, que creyó en ellas y las acompañó desde Kingston hasta Grenoble y Reims.
Ese es el legado de Marley en el futbol. Sea Cedella o Bob, perduran las palabras del músico más famoso del reggae:
“El futbol es una habilidad. Todo un mundo, un universo por sí solo. Yo lo amo, porque debes tener destreza para jugarlo”
Fuentes
Reuters. Senado aprueba despenalización de mariguana. Forbes México. 19 de noviembre de 2020
Gallardo Name, Patricia. Legalización de la marihuana: Qué sí y qué no estará permitido en México. El Informador MX. 20 de noviembre de 2020.
García, Alicia. Rastafaris, el black power caribeño. El Orden Mundial. 16 de septiembre de 2018
Jones, Andrea. The Use of Marijuana in the Rastafari Religion. Points. 11 de junio de 2015
García Olín, Ricado. Bob Marley y el futbol: el amor por la pelota. Apuntes de Rabona. 1 de julio de 2020.
Ang, Sergio. ¿Qué tanta era la afición de Bob Marley por el fútbol? Indie Rocks. 6 de febrero de 2020.
Garrán, Daniel. El fútbol, la otra gran pasión del rey del reggae Bob Marley. Los 40. 15 de junio de 2020.
Slater, Russ. The Day Bob Marley Played Football in Brazil. Sounds and Colours. 6 de agosto de 2010.
Martín, José Manuel. Bob Marley: amor y muerte por el fútbol. Memorias del Fútbol. 25 de septiembre de 2018.
Serrano, Nacho. Bob Marley y el fútbol, la pasión que casi le salvó la vida. ABC Cultura. 4 de junio de 2020.
Singh, Neil. Decolonising Dermatology: Why Black and Brown Skin Need Better Treatment. The Guardian. 13 de agosto de 2020.
Issels Immuno-Oncology Integrative Immunotherapy for Cancer. Resumen del Tratamiento Issels.
Sociedad Americana de Cancerología. Unproven Methods of Cancer Management. Issels Combination Therapy. CA Cancer Journal. 22 (3). pp. 188-192. Mayo de 1972.
TeleSUR. El legado inmortal del rey del reggae, Bob Marley. 11 de mayo de 2016.
Luther, Jessica. Bob Marley’s Daughter Rescued Jamaican Soccer. Now She Wants The Country’s Help. HuffPost. 18 de junio de 2019.
Como te dije, a partir de este texto regresamos al ritmo usual de un texto por semana, después de haberme puesto al corriente. Seguiremos yendo por el Caribe. Nuestro destino es una pequeña colonia posesión del Reino Unido. Recibe el nombre de Montserrat. En 1995 sufrió la erupción del volcán Soufrière Hills que destruyó más de la mitad de la isla, incluyendo su ciudad más grande, Plymouth. Esto fue la causa de que su selección llegara a ser la peor rankeada según la FIFA. 20 años después, Montserrat estuvo a punto de calificar a la Copa Oro. ¿Cómo fue este renacer admirable? Es lo que te traigo la siguiente semana.
Recomendación musical 2
Dejé hasta el final esta canción, porque no hay ninguna otra mejor para ilustrar el amor que tenía Bob Marley por el futbol. Could You Be Loved? (¿Podrías ser amado?) era el octavo sencillo de su álbum «Uprising». El video empieza con la entrevista que le hicieron a Marley y en la cual él explicaba la opinión que tenía sobre el futbol. Y aparece Marley jugando futbol. Ese es el video más visto en YouTube… y por fortuna paraece con subtítulos la español.
Recapitulemos
El jueves pasado, el Senado mexicano aprobó la despenalización del uso lúdico de la marihuana. Este es el pretexto perfecto para hablar de Bob Marley, ícono del reggae. Nació en 1945 en Nine Mile. A los 10 años se mudó a Kingston con su madre. En Trenchtown desarrolló su habilidad por el futbol. Sus equipos favoritos eran el Boys’ Town en Jamaica y el Santos de Brasil. Sus jugadores favoritos eran Pelé y Oswaldo Ardiles. El mejor jugador de Jamaica cuando era joven era Allan «Skill» Cole, que después fue manager de tour de la banda de Bob Marley. Sobrevivió a un tiroteo y participó en el concierto Smile, Jamaica, para pacificar una sociedad jamaiquina polarizada. En sus giras mundiales, Bob Marley solía jugar al futbol. En un partido en París, Bob Marley recibió un fuerte pisotón que desencadenó en un melanoma lentiginoso acral, la forma más mortífera de cáncer de peil. Por ser rastafari, Bob Marley se negó a amputar el dedo enfermo. Siguió adelante. En Brasil pudo jugar futbol al lado de Chico Buarque y logró que los políticos opositores de Jamaica se dieran la mano en otro concierto. Murió a los 36 años de melanoma, que se extendió hasta su hígado, pulmones y cerebro. Se cree que esa lesión fue la causante del cáncer; está ya demostrado que es un síntoma. El futbol no lo mató. El legado de Marley también llega al futbol, a través de su hija Cedella, que patrocinó a la selección femenil de Jamaica. Tras años de inactividad por falta de fondos, las Reggae Girlz fueron la primera selección caribeña en clasificar al mundial femenil al meterse a Francia 2019.
Nos vemos la próxima semana. Mi gaan!