Borussia Dortmund 1-2 Manchester City: Cuatro zarpazos

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No ha sido una gran eliminatoria del Manchester City. Tanto en la ida como en la vuelta, Pep Guardiola se ha visto obligado a incluir modificaciones en su presión y a depender ofensivamente de sus grandes individualidades: Foden y De Bruyne decantaron la ida, y Mahrez junto al propio inglés han logrado finiquitar la vuelta. Así, las constantes imprecisiones en ataque posicional, las peligrosas activaciones del juego directo por parte de Erling Haaland y el buen hacer del repliegue rival únicamente pudieron ser superadas por goles. Es lo único que hubo de color skyblue: cuatro tantos, cuatro zarpazos, ratificando la importancia del talento en rondas de UEFA Champions League.

El Manchester City empezó el partido sufriendo a partir de una presión similar a la que ya tuvo que modificar Pep en el partido de ida: los extremos, sobre todo Mahrez, buscaban saltos semicirculares que les permitieras cortar la línea de pase de central con lateral y orientar todo hacia dentro. Aquello tenía una interpretación muy particular y es que, con esta presión y tapando a Emre Can (De Bruyne solía quedarse con él), las construcciones del Borussia Dortmund tendrían que haberse visto limitadas. Pero no fue el caso. De hecho, el 1-0 inicial viene precedido por una salida desde el portero del cuadro alemán: De Bruyne descuida su marca con Can y salta sobre Hummels; el pivote se activa y con un desplazamiento largo logra conectar con Haaland. El resto, historia: el joven Jude Bellingham de tan solo 17 años, pondría la eliminatoria patas arriba.

Como consecuencia, a partir de este tanto, los mimbres del Manchester City empezaron a vacilar y recuerdos de caídas en anteriores ediciones emergieron como el Fantasma de las Navidades Pasadas. Erling Haaland empezó a activar juego directo y a sumar en apoyo, con ese imponente físico y su apabullante agresividad. También existían problemas para generar ventajas posicionales contra un bien plantado Borussia Dortmund en repliegue y la desventaja que existía en presión seguía lastrando (como en toda la eliminatoria) las aspiraciones del equipo. Por eso, para evitar esta facilidad en las construcciones de su rival, Pep Guardiola volvería al 4-2-4 en presión con extremos sobre laterales, De Bruyne y Bernardo Silva saltando frontalmente y uno de ellos quedándose junto a Emre Can, alternándose su figura. Rodri y Gündogan adelantaron sus respectivas posiciones para achicar espacios hacia delante.

Sería Emre Can, cuyo rendimiento durante la eliminatoria no ha estado a la altura de la ronda disputada, quien decantaría la balanza en favor de su rival. Así, en el 55’, a partir de un penalti provocado por el alemán, el Manchester City igualaría el partido y pondría el global en 2-3 a su favor. El Dortmund pasaría entonces a construir con tres en la primera línea (portero, central o pivote incorporado a línea de centrales), consiguiendo una mayor tendencia al repliegue de su rival y pudiendo contactar con compañeros entre líneas, generalmente a través de los pases rasos y tensos de Manuel Akanji. Además, el Manchester City siguió mostrándose especialmente impreciso en sus relaciones del centro del campo, y eso también dio chances a su rival de salir en transición. Pero la mejor sería para los skyblues, y ahí se finiquitó todo: De Bruyne -quién si no- lideraría un contragolpe, fruto del cual nacería un saque de esquina, cuya jugada elaborada daría como resultado un zapatazo impecable de Phil Foden -quién si no-.

Aun así, la eliminatoria del Borussia Dortmund, al menos hasta el 1-1 de la vuelta, estaba siendo exquisito en las dos áreas: su repliegue medio-bajo era muy difícil de perforar, tanto por dentro como por fuera. El 4-1-4-1 dejaba un intercambio de referencias continuo, potenciado por un grado de atención colectiva altísima, que prohibía el paso a cada intento de progreso rival. Además, en campo contrario estaba encontrando a un islote que bajaba balones, ayudaba a instalar al equipo en territorio rival en cada envío largo, amenazaba al espacio (lo cual no es novedad) y, en ocasiones, lanzaba pequeños acosos para desconcertar a poseedor. Él es Erling Braut Haaland, nacido para las grandes noches europeas, y este fue el último partido de Champions League en su temporada de consagración.  

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Manu Escuder
Periodista, analista y scout. Formando y formándome. También escribo en Revista Panenka.

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