Brasil 4-1 Corea del Sur: Baile, gol, baile

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Brasil sigue fiel a sus costumbres: jugar, bailar, divertirse con balón y, cuando puede, hacer disfrutar al espectador. Esta vez lo fue ante Corea del Sur, cuyo torneo ha terminado por ser extraordinario pese a los rivales fuertes de su fase de grupos, pero que se vio ampliamente superada por el talento de los brasileños en octavos de final. Baile, gol y baile. Antes y después. Con balón y en el banderín de córner. En poco más de media hora, cuatro goles. Y la sensación de favoritas, nuevamente, si es que llevar el escudo que portan no era suficiente. El fútbol a sus pies. Talento por todas partes.

De inicio, frente al clásico 4-4-2 surcoreano con Heung-min Son y el goleador Gue-sung Cho en punta de ataque, Brasil planteó un dibujo con balón en 3-2-5 donde Militao se incrustaba a la primera línea, Vinicius y Raphinha generaban la amplitud por fuera, con Paquetá y Neymar pululando por dentro (sobre todo en carriles intermedios, con mucho dinamismo para aparecer donde quisieran) y Danilo quedaba cerca de Casemiro para generar ventajas numéricas con balón y sumar un buen jugador en la contención en caso de pérdida.

En este sentido, y aunque el guion surcoreano fue similar al de toda la Copa del Mundo (salir al contragolpe con velocidad y agresividad, aprovechando la figura de Heung-min Son), Brasil se impuso desde el primer minuto a partir del dinamismo de sus piezas y las relaciones cortas sobre la zona de balón, además de por la increíble cantidad de talento que suma en zona de tres cuartos. No tardaría, pues, en llegar el tanto que abriría el marcador: sería en el 6′, con Raphina desbordando y y centrando al área, con una llegada de Vinicius al segundo palo (totalmente solo) donde remataría a placer para poner el 1-0.

Seguiría Brasil dominando a través de la pelota. La fluidez con balón era constante, y cada vez que el balón llegaba a los cinco de arriba ocurrían muchas cosas favorables a Brasil. Relaciones al primer toque, rápidas y efectivas, con poco margen de maniobra para el repliegue medio de los asiáticos. Vinicius y Raphinha desbordando desde fuera, Paquetá y Neymar dejando destellos de gran calidad en carriles interiores, Richarlison apoyando y apareciendo al pie mientras fijaba… Demasiado para el cuadro surcoreano. A los 12′, seis minutos después del primer gol, llegaría el 2-0 desde el punto de penalti de la mano de Neymar Jr, a quien se le vio bastante activo pese a los problemas que acarrea en su tobillo derecho.

Empezaría entonces a entrar al partido Corea del Sur, con algún momento de posesión en campo contrario y probando con buenos disparos a Alisson, aunque sin eficacia. El caso es que los bailarines, cada vez que saltaban a la pista, se inflaban a danzar: en cada momento con balón para Brasil había algún momento divertido, de pura creatividad en los movimientos o gesto bailando con la redonda. Caería otro chorro de agua fría sobre la ilusión surcoreana: después de hacer tres toques con la cabeza, Richarlison la bajaría y se pondría a jugar en la frontal del área, encontrando primero relaciones muy cortas en esta zona y apareciendo en zona de remate después para poner el tercero. En el 36′, ahora con Paquetá como finalizador tras el pase de Vinícius, se plantarían con 4-0 en poco más de media hora. Una exhibición absoluta empañada únicamente por el tanto del honor asiático, en el 76′, después de mucho intentarlo contra el notable bloque defensivo brasileño, con un cañonazo de Seung-Ho Paik desde media distancia.

A Brasil le bastó menos de 40′ minutos para resolver su duelo de octavos.

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Manu Escuder
Periodista, analista y scout. Formando y formándome. También escribo en Revista Panenka.

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