La Fábrica continúa esculpiendo talentos. Sin embargo, el caso de Bruno Iglesias (2003) dista de lo habitual y cotidiano. Ostentando una calidad y una técnica individual por encima del resto, el centrocampista del Juvenil A del Real Madrid porta la vitola de talento diferencial, consciente de todas las responsabilidades que ello lleva implícitas. En la misma línea, se ha erigido como uno de los atractivos del segundo filial blanco; este curso, capitaneado por Hernán Pérez, que no ha dudado en otorgarle las llaves del equipo con el objetivo de carburar, divertir y campeonar, buscando repetir o superar gestas acaecidas en temporadas anteriores.
Pese a no lograr cumplimentar los propósitos de la pasada campaña, Bruno Iglesias repite en el Juvenil A, sabedor de la importancia de sumar minutos, bagaje y experiencia en la élite del último escalón de la etapa formativa. Consecuentemente, el Real Madrid prefirió asegurarle participación activa y protagonismo de la mano de Hernán Pérez, pudiendo sumar vivencias con el Castilla en la siempre compleja y exigente 1RFEF. No obstante, el techo del mago salmantino invita al optimismo de cara al futuro más inmediato. Entre sus virtudes, como no podía ser de otra forma, destaca su abanico de recursos en espacios reducidos. Una fuente inagotable de soluciones cuando el rival, el resultado o el contexto ahogan y limitan la imaginación y creatividad de los talentos comunes; el de Bruno, por ende, no lo es. La mano que mece la cuna, en el buen sentido de la expresión. Un metrónomo constante que determina, al momento, el estado futbolístico, anímico y mental del equipo.
Su irrupción, además, se ha dado en diversas posiciones: interior izquierdo, centrocampista ofensivo, extremo izquierdo y, por si fuera poco, centrocampista nominal, cerca de un stopper que le asegurase menos carga defensiva y la posibilidad de sumarse al ataque en la siempre peligrosa y prolífica segunda línea. El fútbol no tiene memoria, no se rige por el pasado, pero sí catapulta a aquellos que irradian una superioridad galopante sobre el césped, como es el caso de Bruno Iglesias. Su entorno, en la misma línea, siempre ha cuidado cada pequeño paso que el salmantino ha dado.
– El 4-3-3, el sistema ‘fetiche’
En términos tácticos, se trata de un futbolista sacrificado, solidario y trabajador. Pudiendo rendir en tantas demarcaciones, conoce a la perfección la sensación de enfundarse el mono de trabajo y adaptarse lo más rápido -y antes- posible a las necesidades del equipo. En el 4-3-3 habitual que impera en la gran mayoría de elencos de La Fábrica, su mejor posición se reduce al interior izquierdo, con metros por delante y, sobre todo, con espacios para conducir, dividir, filtrar y generar volumen de juego. Cerca del centrocampista de perfil defensivo, se convierte en un verso libre. Una pieza única. Un regalo visual. Una oda al fútbol bueno, bonito, moderno y atractivo. De la misma forma, partir desde el flanco zurdo le permite demostrar con frecuencia la ingente cantidad de recursos que atesora: conducciones, paredes en espacios reducidos, golpeo de balón, progresiones, movimientos sin balón para liberar a compañeros y, además, goles.
Como extremo izquierdo, escoltado por centrocampistas menos creativos y más cumplidores, Bruno Iglesias también rinde. No obstante, su clarividencia con balón queda limitada y relegada a un teórico segundo plano, igual que los metros de los que dispone por delante. Más cerca del área y del gol, su inventiva no domina de la misma forma. Con menos metros por delante, menos espacios y menos opciones, su fútbol se transforma en algo mucho más simple y sencillo de predecir; pese a ello, sigue sorprendiendo, porque el talento, si se entrena y se acompaña con trabajo, nunca se acaba y siempre responde.
La respuesta a todas las preguntas. La llave que abre todas las puertas. Un talento especial, determinante y diferencial. Normalizar la excelencia en categoría DH (División de Honor). La joya por antonomasia. Obviando las comparaciones grandilocuentes, uno de los motivos más estimulantes para seguir el fútbol base nacional. De la mano de Hernán Pérez, y portando la elástica merengue, Bruno Iglesias continuará quemando etapas, deleitando a todo tipo de públicos, sumando nuevos recursos, desenvolviéndose en contextos novedosos y comandando la que se consolida, partido a partido, como una de las mejores generaciones de los últimos años en clave Real Madrid.