Camerún 1-0 Brasil: Epassy, Aboubakar y una victoria para toda la vida

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Si no hubiera llegado el tanto, el protagonismo hubiera sido para Devis Epassy. Portero del Abha Club saudí, que llegó a la cita mundialista con solo 5 internacionalidades a sus 29 años y que partía como suplente de un portero Champions como André Onana. Sin embargo, Camerún anotó en el 92′. Siendo la posición de ariete tan solicitada y contando con solo 30 años, que un club europeo iguale el sueldo que percibe en Al-Nassr (unos 6 millones de €) y le repatrie desde Arabia Saudí debería ser casi obligatorio viendo los destellos de gran delantero y, pocas, pero fructíferas jugadas que ha firmado Vincent Aboubakar. Y sus goles. El golazo que acercó el empate ante Serbia y el que derrotó a Brasil, quien, con la clasificación asegurada, realizó multitud de cambios en su once. La victoria, al final, no sirvió para nada a efectos clasificatorios, pero el conjunto de Rigobert Song se despide del torneo con un alegrón. Los Leones Indomables ya pueden decir que han derrotado a la pentacampeona en un Mundial.

Camerún, de cualquier modo, ganó un partido que en la primera parte no se vislumbraba cómo iba a poder conseguirlo. Aparte de tomarse los reinicios con más calma, de ensuciar en algunas ocasiones la salida de balón brasileña y de cortar con faltas varias jugadas prometedoras, los africanos solo inquietaron a Ederson con dos centros desde la izquierda (el primer remate fue en el 3 de descuento con un cabezazo de Mbeumo). Y sobre todo la propuesta a la hora de robar era atrevida, pero había graves errores de conceptos. Una cosa es que el talento brasileño de Antony, por ejemplo, eluda un marcaje individual con una genialidad (taconazo, control orientado, pared en espacio mínimo…), y otra cosa es que abras las puertas de par en par. La muhísima separación entre defensa y medios y el marcaje de Kunde a Fred (a poco que el red devil se moviese multiplicaba los espacios a los costados o a las espaldas de Anguissa), Brasil encontraba la manera de progresar a campo rival con recepciones exteriores de Antony (derecha) o interiores de Rodrygo (izquierda).

Seguro que Tite tomará nota del rendimiento de todos los «suplentes» que fueron titulares ante Camerún. 1-4-2-3-1 de Brasil se estructuraba en 1-4-3-3 en varios momentos de creación, con extremos muy amplios, Fabinho por delante de defensas, el segundo volante (Fred y en la segunda parte Bruno Guimarães) colocándose de interior derecho, y Rodrygo de izquierda. También vimos a Dani Alves meterse a menudo por dentro (seguido por Ngamaleu), dejando línea de tres atrás con Telles y liberando el pase hacia Antony. Pero, como ya comentamos, en la primera parte vieron que no hacían falta demasiadas florituras. Con atraer con primeros pases (más por la derecha), encontrarían fácil la manera de evitar las líneas de presión. Hasta Ederson lo logró con un saque con la mano que dejó a Rodrygo en medio del campo listo para provocar una pared con Jesus que dejaría una amarilla a Faï. Y así, dejando un 4 para 4 ante la última línea, Rodrygo y compañía tuvieron varias en las que poder correr.

Pero las «parejas» Rodrygo-Martinelli, por siniestra, y Antony-Gabriel Jesus, por derecha, no estuvieron acertadas en el penúltimo gesto o carecieron de templanza para alargar a Camerún. Algo que impidió ver a Camerún sobrevivir en bloque bajo un acoso que igual así no se hubiera prolongado mucho tiempo, por más que el arquero Epassy y la nueva y joven pareja de centrales, Ebosse y Wooh, estuviese aprobando el examen. Con finalizaciones, pero sin gol, para presionar, Brasil partía de un 4-1-3-2, siendo Fabinho el primer bastión por delante de la defensa para los -numerosos- duelos aéreos ante los puntas cameruneses (con Choupo-Moting, sobre todo). Por delante, por si Camerún decidía iniciar desde abajo, quedaba el segundo volante entre los extremos cerrando pasillos interiores, y esperando los pases a laterales o medios rivales para presionar.

Algo similar realizó Song en la segunda parte. Olvidándose de marcar al segundo volante, tapando mejor el carril central con mediocentros a distintas alturas y emparejando a puntas con centrales y extremos con laterales (aunque en la derecha Mbeumo seguía más veces en intervalo entre lateral y Fabinho). Esto permitió a Camerún robar varias veces en los primeros 20 minutos de la reanudación y disfrutar de acercamientos al área y disparos como uno de Aboubakar a la media vuelta a pase del zurdo Mboumo. Esto siguió así prácticamente hasta la entrada de Ntcham (68′), cuando Song pasó a un bloque medio en 1-4-4-2 más contemplativo. Para entonces, Tite ya había tenido que colocar a Marquinhos de lateral izquierdo por la lesión de Telles, a Everton Ribeiro por Rodrygo y a Bruno Guimar , que quiso aumentar el ritmo de partido en cada toque, por Fred. También saldrían Pedro y Raphinha por Jesus y Antony.

Pero ninguno lograría variar el resultado. Ese privilegio era cosa de Aboubakar. Cuando Camerún volvía a dejar el orden para otros, el ex del Porto remató un centro entre centrales (Bremer, por delante, no referencia bien). Un cabezazo que más que potencia tuvo colocación para cambiarle el paso a Ederson y buscar el palo cercano. Fue tras una circulación eléctrica de lado a lado, como las ocasiones del final de la primera parte, pero esta vez con un centro al área desde la banda derecha. Ekambi recuperó en campo propio por izquierda y que la pareja de medios -Anguissa (en su mejor partido del Mundial) y Ntcham- giraron rápido hasta Jerome Ngom Mbekeli. El futbolista del Colombe Sport, de la 2ª camerunesa, había reemplazado a Ngamaleu (cambiado a la derecha desde el ingreso de Ekambi). Mbekeli pudo, en muy pocos minutos, con una conducción algo atropellada y un centro tan difícil de defender como de repetir (pilla la pelota botando) grabar su nombre en la historia de su país.

El éxtasis fue, en cierto modo, más que lógico. Poco le importó a Aboubakar quitarse la camiseta y ver la segunda amarilla (la primera había sido por cortar una peligrosa contra conducida por Martinelli tras un córner). Aunque quedaban muchos minutos de descuento y Camerún defendió con 10 -y de manera horrible, pues Brasil tuvo varios remates francos- la ventaja, al final del encuentro, poco importaba. Pues… ¿cuántas veces en la vida vas a ganar a Brasil en un Mundial con un gol que lleve tu firma?

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Rafa Medel
Entrenador y periodista

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