La Premier League llegó a su primer descanso total del 2023 con la fecha FIFA inaugural del año. Además de irse al parón con cierto margen entre los dos punteros, la clasificación de la liga se ha ajustado de forma muy interesante en la pelea por puestos europeos y la zona del descenso con partidos y resultados de mucho drama en una jornada incompleta debido a que se disputaron los cuartos de final de la FA Cup este fin de semana. Pese a ello, hay muy buenas historias por contar: otra victoria dominante del Arsenal -ahora frente al Crystal Palace-, un empate frenético para el Southampton y lapidario para el Tottenham a partes iguales, otro empate que dejó frío al Chelsea ante el Everton, además de los triunfos clave del Leeds ante Wolves y Aston Villa contra Bournemouth son la propuesta para repasar la jornada 28 de la Premiership.
White, Xhaka, Saka y Martinelli conquistando el palacio de cristal
El Arsenal lo ha hecho otra vez. Irse al primer parón de selecciones del año con ocho puntos de ventaja respecto al Manchester City faltando 10 jornadas por jugar sólo se explica por su consistencia y los enormes pasajes de juego que es capaz de desarrollar. Una nueva muestra de su poderío y la naturalidad de su fútbol se dio este fin de semana en el 4-1 ante un Crystal Palace que, pese al reciente despido de Patrick Vieira y el breve interinato de Patrick McCarthy, parecía poder competir aunque fuese desde el plano emocional y recogiendo algunas cosas heredadas del entrenador francés. Este domingo fue el día de los triángulos de banda Gunners, que se robaron los reflectores del juego al montar las vías de progresión y ataque con las que se terminaron imponiendo. El lado derecho funcionó de forma excepcional gracias a un gran Ben White en la lateral derecha; pese a que el ex Brighton llegó a sufrir a su espalda en algunos pocos tramos del encuentro y, pese a la tarde aceptable de Rob Holding en el lugar de William Saliba por lesión y la amenaza de Wilfried Zaha al pie o al espacio, se impuso con jerarquía al atacante marfileño y fue la base de ese triángulo conectando con Bukayo Saka y Martin Ødegaard y protegiendo al equipo tras pérdida. A través de esta sinergia, el extremo inglés asistió a Gabriel Martinelli en el primer gol y anotó el segundo y el cuarto, siendo White su principal socio con buenas pasadas por los costados cuando él cortaba hacia adentro o, sobre todo, con conducciones y pases que llevan el sello de la casa: dárselos buscando su pierna hábil, pero no al pie, sino un poco lejos de este para que reciba de una vez y tire la diagonal hacia el área. Del otro lado, Oleksandr Zinchenko fue capital dando fluidez a las progresiones por la izquierda invadiendo zonas interiores, juntando pases y filtrando entre líneas, como sucedió en el cuarto gol, además de darle la libertad y el respaldo suficientes a Granit Xhaka para soltarse hacia adelante y cargar el área, además de darle el soporte por detrás de la línea del balón a unos mutuamente adaptadísimos Gabriel Martinelli y Leandro Trossard que se intercambian zonas con total naturalidad. Sin duda fue una tarde victoriosa a partir de estas sinergias en banda que son de lo mejor que se puede observar ahora mismo en todo el mundo.
Los Santos de Sellés llevan a la locura a Antonio Conte y compañía
En el que pudo ser el partido más bizarro de la jornada de Premier League, el Southampton dio una verdadera muestra de corazón y deseo por permanecer en primera división, aunque siempre más por ímpetu que pizarra. De cualquier manera, la propuesta de Rubén Sellés -ex auxiliar de Ralph Hasenhüttl- para lograr la misión casi imposible de salvar a los Saints viene recogiendo una cuota de puntos que podría ayudar a evitar el descenso, y uno de esos días ha sido este sábado al sacar un loquísimo y frenético empate a tres con el Tottenham. Primero, hay que decir que ha sido un encuentro marcado por las lesiones. Primero cayó Richarlison en el lado Spur al minuto cinco, abandonando el campo por Dejan Kulusevski. Después salió tocado Armel Bella-Kotchap en el Soton, quien fue reemplazado Mohammed Salisu al 7′, y le siguió Jan Bednarek tras un golpe durísimo en las costillas al 34′, dejándole el lugar a Ainsley Maitland-Niles, y fue Ben Davies -que jugó de carrilero izquierdo- el último afectado al 37′, teniendo que ceder su lugar a Ivan Perišić al 37′. En medio de esta enfermería, el local había encontrado la manera de hacer mucho daño al rival a partir de transiciones rápidas por las bandas, aprovechando las subidas de Romain Perraud y Kyle Walker-Peters -sus laterales- muy profundos por fuera. Con esto, buscando pase raso atrás o centro lateral, el equipo de Sellés premitía a sus cuatro atacantes mezclar las ofensivas sobre los tres centrales londinenses con rupturas potentes y llegadas de segunda línea para cargar el área. El problema es que este plan tenía el riesgo de sufrir justo en esas zonas exteriores ante los carrileros del Tottenham, y ahí lució Pedro Porro en el primer tiempo con el golazo que abrió la cuenta visitante. En todo caso, el plan Saint fue una calca del que usarían los de Antonio Conte, que tenían muchísimo por castigar en la pérdida a punta de calidad individual, y a esa misma velocidad e intensidad le cayeron las respuestas. con Kane y Perišić castigando en centro lateral y segunda jugada al borde del área ante una línea defensiva parchada con Maitland-Niles de central junto a Salisu. Pero, tras el 1-3, el Tottenham recibió un vendaval comandado por Roméo Lavia, James Ward-Prowse y Sékou Mara. Y con el mismo plan, Theo Walcott y el propio Ward-Prowse nivelaron el marcador y todavía más el trámite del encuentro. Funcionamiento y resultado aparte, que son causas justificables para pensarlo, lo que podría hacer que este vertiginoso compromiso sea el último de Antonio Conte al frente de los capitalinos fueron las palabras que dejó en conferencia de prensa tras el 3-3. Aquí podría haber terminado la etapa del italiano.
La resistencia del Everton en Stamford Bridge
El empate a dos entre Chelsea y Everton podría considerarse como un tirón hacia el suelo para los londinenses de cara a recordar que el proyecto sigue verde y en franca construcción y renovación. Pero vista la resistencia de los Toffees y cómo aprovecharon los nervios, dudas y fallos de los locales, también podría decirse que hicieron suficiente para evitar una derrota que podría comprometerles de nuevo en la zona roja del descenso. Pese a un muy flojo Wesley Fofana, el Chelsea mostró buenas cosas sosteniendo el 3-4-2-1 que había repetido Graham Potter en fechas recientes, estirando el campo con Ben Chilwell y Reece James de manera natural con ellos siendo carrileros a pie natural. A partir de esta estructura, Enzo Fernández y Mateo Kovačić tuvieron mucha más libertad para gestionar la base de la jugada y escalar metros por dentro con mayor seguridad, siendo el argentino el mediocentro organizador del equipo -dejando otra exhibición pasadora- y el croata el centrocampista que pisaba varias alturas y tenía licencia para cargar el área. Teniendo este respaldo detrás, Kai Havertz, João Félix y Christian Pulišić mostraron buenas dinámicas en el frente de ataque, todos con permiso para intercambiarse zonas y aparecer en distintos carriles; el estadounidense tuvo un primer tiempo de muy buen nivel rellenando espacios, fuesen los de Chilwell al dejar la banda o los de Félix mismo en el centro del ataque. Pero pasado el gol de João al 52′, que apenas era el 1-0, el Chelsea fue cayendo en más imprecisiones que le costaron balones detenidos donde el Everton les castigó incluso estando arriba en el marcador. Un tiro de esquina marcado por James Tarkowski puso el empate y un ataque vertical finiquitado por Ellis Simms a nada del final le recordaron a los Blues que todavía tienen mucho trabajo por delante.
Wolves-Leeds y un dramático duelo español por no descender
La media-baja tabla de la Premier League ha reunido en los últimos meses un elenco español muy interesante. En otro duelo directo y capital de cara al descenso, Wolverhampton y Leeds jugaron un partido de muchos decibeles en busca de acercarse más a la mitad de la clasificación. En un ajetreado Lopetegui contra Gracia que terminó 2-4, los Wolves tuvieron que llevar la iniciativa -en parte por convicción, pero también por obligación- ante un Leeds que estaba preparado para presionarles muy de cerca y luego esperarles en un bloque medio-bajo para castigarles a la contra. El partido de los Whites ha tenido sentido buscando atacar las espaldas de Nélson Semedo -lateral derecho- a través de trazos largos para activar muy seguido a Wilfried Gnonto sobre la zona del defensor portugués, y el joven extremo italiano no defraudó; además de asistir a Jack Harrison en el 0-1 llegando precisamente sobre esa banda al recibir un envío de Robin Koch y cruzando el servicio para el atacante británico. Aunque los de West Midlands también pudieron dañar al Leeds atrayendo juego en la izquierda con Jonny Otto partiendo mucho más bajo en la lateral zurda, Mario Lemina incrustándose como pivote entre centrales para generar la primera superioridad y Pedro Neto esperando junto con Semedo más abiertos en derecha para atacar el segundo palo, las llegadas rivales por fuera, los centros laterales -su arma ofensiva principal durante este partido- y el uso del balón detenido le cobraron una gran factura a los de Lopetegui con una defensa de área y en particular del segundo poste espantosa. No obstante, ya 0-3 abajo tras un error que Rasmus Kristensen castigó en su área, un rechace de Illan Meslier anticipado por Jonny Otto se convirtió en una pequeña esperanza con el español marcando el 1-3 casi desde media cancha. La insistencia de los Wolves dio frutos con otro balón aislado que usó Matheus Cunha para poner el 2-3, aunque Otto se hizo expulsar cuando los de Lopetegui parecían engancharse a una posible remontada y el shock en que dejó al equipos se tradujo en el 24 definitivo. Fueron tres puntos que al Leeds le permiten alzar la cabeza y sumarse a la discusión por salir del descenso cuando, a 10 jornadas del final de la liga, hasta siete equipos están más apretados que nunca en puntos y sensaciones de cara a la salvación.
Douglas Luiz impulsa al Villa por otro resultado clave
En Birmingham, el Aston Villa consiguió una victoria decisiva en casa para empezar a despegarse hacia la mitad de la tabla y seguir construyendo cosas con menor presión. El equipo dirigido por Unai Emery tuvo una gran oportunidad para sacar el resultado y mostrar que las ideas del vasco van permeando en el colectivo amén de las condiciones del rival, y no sólo lo consiguió por nota, sino que dejó una actuación potente al ataque acompañada de algunas individuales a buen nivel. Partiendo del 4-2-2-2 habitual que viene manejando en su vuelta a Inglaterra, los Villanos jugaron un partido muy vertical en el que se impusieron a través de balones largos, ataques rápidos y ganancia de segundas jugadas en varios sectores avanzados del campo. Guardando a Matty Cash más bajo en la salida para generar una primera superioridad ante Dominic Solanke y Philip Billing -los dos puntas de los Cherries-, dejando a Leon Bailey abierto en la derecha y dando espacio para que el sector izquierdo fuese el que más profundidad ofreciera a lo largo del campo. Con una buena versión pasadora y ganadora de duelos de Tyrone Mings respaldando en la línea defensiva, Álex Moreno corriendo todo el carril exterior mientras Jacob Ramsey se metía a zonas de mediapunta y Emi Buendía y Ollie Watkins moviéndose libremente por dentro, fijando centrales y lastimando espaldas y costados de pivotes. Pero la actuación definitiva fue de Douglas Luiz, quien se robó los reflectores en Villa Park con una exhibición que dejó ver lo mejor de su fútbol. El brasileño partió desde la base de la jugada repartiendo juego y gestionando pases, acelerando ataques y encontrando a compañeros por dentro y por fuera para luego ganar altura. Ahí, pudo intervenir en varias secuencias más cerca de la frontal y el área, pero también pudo atacarlas con mayor libertad y frecuencia en el segundo tiempo, aunque él abriera la cuenta apenas al minuto siete. Además, el ex Manchester City dejó un puñado de avances muy peligrosos con y sin balón subiendo entre líneas, pero también aclarando jugadas con buenos regates cortos y filtrando pases peligrosos. Sin él, sería difícil entender la contundente y necesaria victoria del Villa en casa.