صباح الخير! كيفك؟ (Sabah al-khair! Kaifak?) Este es el saludo en hijazi, otro dialecto que podemos encontrar en Arabia Saudita. Espero que estés muy bien hoy. Hace unos días llegamos aquí para hablar de la clasificación fortuita de Nueva Zelanda a España 1982, gracias al milagro de Riad. Ahora avanzamos un poco en el tiempo, para hablar de la mayor aportación de este país al futbol mundial: la Copa Confederaciones.
Recomendación musical
Con tan pocas libertades a las mujeres, el talento en ocasiones tenía que marcharse a otros países como Egipto. Este fue el caso de Etab (عتاب), cantante nacida en Arabia Saudita. Se tuvo que mudar ahí cuando se casó con un hombre egipcio. Era un riesgo tener conciertos en su país natal por esa misma situación y el mismo rey Khalid ordenó que se fuera. En Egipto se divorció, pero encontró su nicho y explotó. Fue de las primeras cantantes mujeres en Arabia Saudita. Esta es su canción Mayn fina yahil taraa (مين فينا ياهل ترى).
Vamos al tema de hoy
Qatar vs. Arabia Saudita, pelea por la organización
El futbol es todo un negocio. No es solamente por ver quién obtiene las mayores ganancias por un jugador y/o por un club, o por tener los derechos de transmisión. La organización de megaeventos deportivos es otra faceta que no puede ser pasada por alto cuando vemos al futbol como un todo desde el punto de vista económico. Las razones son muchas: posicionar al país en el centro de la palestra internacional, ofrecerlo como una alternativa turística, otorgarles experiencias variadas a sus visitantes y generar una confiabilidad a futuro para diversos eventos.
Ahora Qatar tiene la sartén por el mango. Organizará el mundial de 2022 en dos meses, nada menos que el certamen de futbol más importante del mundo. Es tradición del anfitrión celebrar una competencia un año antes como una especie de ensayo general. A diferencia de otras ocasiones, esta vez lo ha hecho con una competencia totalmente diferente, una que ha revivido: la Copa Árabe (cuyo previo hice en su momento con Maese Iñaki María, aquí lo puedes leer). Además, debido a que se movió el mundial a noviembre-diciembre por el tremendo calor veraniego, se hizo de igual manera con este torneo.
Qatar no solamente ha roto con la tradición, sino que le ha arrebatado a la buena una estafeta que había surgido en Arabia Saudita. Este torneo que finalmente no se disputó fue originado en este reino vecino. Juntaba al país anfitrión, al campeón del mundo y a los campeones de todas y cada una de las seis regiones en las cuales está dividida la FIFA. Lo irónico de esto es que surgió como una iniciativa de un rey para popularizar el deporte y darle más preparación a la selección saudiárabe para medirse con lo mejor de lo mejor. Esta es la historia de la Copa Rey Fahd, mejor conocida como la Copa Confederaciones.
¿Quién era el Príncipe Faisal y qué hizo por el deporte?
Faisal bin Fahd bin Abdulaziz bin Abdul Rahman Al Saud (فيصل بن فهد بن عبد العزيز بن عبد الرحمن آل سعود) fue el primogénito de los 38 descendientes (sin contar hermanas y hermanastras, no se sabe cuántas, así se las gasta(ba)n ahí) del rey Fahd. De su infancia no se puede decir gran cosa. Podemos decir, empero, sobre su formación profesional. De una chequera infinita, producto de las ganancias por petróleo, salió la oportunidad de estudiar economía en la Universidad de California Santa Barbara, de donde se graduó en 1971.
Ahora bien, junta muchos hijos con una casa que reina con una estructura casi de cemento y ahí tienes un gabinete más o menos competente. Quienes no eran herederos al trono se conformaban con encabezar algún ministerio. Por ejemplo, su hermano Mohammed fue el gobernador de la Provincia del Este, Saud tuvo a su cargo la Agencia de Inteligencia y Sultan se metió al ejército como lugarteniente (sí, se educó en Sandhurst). Faisal no desarrolló tanto su carrera en los negocios y se quedó en el deporte.
Eso no quiere decir que tuvo poco que hacer;. Empezó como presidente de la Federación de Esgrima, de ahí se siguió con la de futbol (1971). En 1975 fue electo presidente del Bienestar de la Juventud. Luego fue la Presidencia del Comité Olímpico, Ministro de Planeación… Su lista de cargos empezó a aumentar como una bola de nieve. Presidente de la Federación de Juegos Árabes, Presidente de la Federación de los Juegos de la Solidaridad Islámica (el olimpismo, pero para musulmanes), miembro del Comité Olímpico Internacional, Presidente de la Federación Internacional de Natación, Presidente de la Federación Saudí del Deporte para Discapacitados.
No se quedó solamente en el deporte. Sus cargos incluyen: la Asociación de Hostales para Jóvenes, el Supremo Comité para el Premio de Literatura, el Comité de Antidopaje, el Comité Internacional para la Preservación del Legado Islámico… en fin, lo que hace una monarquía con infinito dinero que desprecia la meritocracia.
La perla de los estadios
De su gestión como presidente de la Federación de Futbol de Arabia Saudita no se puden quejar, al menos en lo que concierne a exposición internacional. El sueño del Príncipe Faisal era ser el primer país en traer el mundial de futbol al Medio Oriente. Al ser esto muy difícil por varias razones (la principal es la brutalidad del régimen de la casa de los Saud), al menos fueron por una meta mucho más realista: algún mundial juvenil.
Después de Túnez, el príncipe Faisal consiguió traer a Arabia Saudita el mundial juvenil en 1989. Para poder convencer a la FIFA, puso sobre la mesa una respetable infraestructura de tres estadios y la construcción de uno con lo más novedoso de la tecnología y con un diseño que encandilara a cuanta gente quisiera. Ya había estadios en Dammam (الدمّام), Yeda (جدة) y Taif (الطائف): los estadios Príncipe Mohamed bin Fahd (ملعب الأمير محمد بن فهد), Príncipe Abdullah bin Saud (استاد الأمير عبدالله الفيصل) y el estadio Rey Fahd (ملعب الملك فهد), respectivamente (sí, el culto a la imagen de la casa reinante es de escándalo).
Faltaba el broche de oro. En estos momentos el rey gobernante era Fahd bin Abdulaziz Al Saud (فهد بن عبد العزيز آل سعود) y pensaron en un estadio internacional que le enseñara al mundo que Arabia Saudita también tenía derecho a atraer el mejor del mundo. Confiaron de nuevo en su arquitecto de cabecera, el malayo Michael KC Cheah. Él salió con la idea de un techo que fuera bastante similar a las tiendas de las tribus beduinas que solían estar en los antiguos reinos de Neyed. Y no le tuvo pavor a la capacidad superior a 70.000 espectadores.
Como resultado, su techo es de los más largos en el mundo, el cual protege del sol inclemente a 60.000 de ellos. Quedó listo para la inauguración del Mundial Juvenil en 1989. Es verdad que su participación no le dio a Arabia Saudita ni para avanzar de fase de grupos, pero puede presumir de haberle ganado 3-0 a Portugal, que terminó consagrándose campeón, lo que confirmó que la cura al caso Saltillo estaba surtiendo efecto más rápido de lo que se pensaba (después hablaré de ello).
Hay que juntar a lo mejor de lo mejor
Esa copa no fue suficiente para popularizar el futbol en todo el reino. Se necesitaba sacar otra competencia. Y aún más importante, se necesitaba apuntalar a la selección. Echemos un vistazo a cómo estaba este deporte aquí: Arabia Saudita había logrado el bicampeonato de Asia en forma consecutiva (Singapur 1984 y Qatar 1988), y fue campeona mundial sub-16 en Escocia 1989, pero no podían traducir el dominio continental a la escala mundial, ya que habían quedado fuera del mundial ni siquiera en la ronda final. La Copa de Naciones del Golfo simplemente se les resistía. En clubes era otra cosa: al-Hilal (الهلال) por fin logró que un club saudí ganara la Copa de Clubes de Asia en 1991, lo cual hizo al ganarle al Esteghlal iraní en penales.
Arabia Saudita se estaba preparando para un hipotético tricampeonato asiático en Japón. El Príncipe Faisal tuvo una idea que podía ser demasiado ambiciosa: ¿y si invitamos a los campeones de cada confederación a un torneo? ¡Eso sería lo mejor de lo mejor! Pues adelante, nadie le podía decir que no. No sería tan complicado; después de todo, el Príncipe Faisal ya tenía cierta fama por llevar a buen puerto el Mundial Juvenil. A su invitación respondieron todas, excepto la UEFA. Argentina (Copa América 1991), Costa de Marfil (Copa Africana de Naciones 1992) y Estados Unidos (Copa Oro 1991) confirmarían su asistencia. Asia no hacía falta: Arabia Saudita era la campeona más reciente.
Como el torneo se llevaría a cabo una o dos semanas antes de la Copa Asiática en Japón, la logística solamente dio para un torneo sencillo a eliminación directa. Arabia Saudita resolvió un primer tiempo incierto y se dejó venir en el complemento con toda su furia para vencer 3-0 a los estadounidenses, mientras que Argentina casi sin despeinarse destrozó a Costa de Marfil 4-0.
Tres días después tocó definir al menos al tercer lugar. En un juegazo que a pocos interesó, Estados Unidos ganó 5-2 a Costa de Marfil, mientras que en la final con un lleno hasta las banderas fue también otro dominio argentino que venció 3-1.
El experimento había resultado. Arabia Saudita obtuvo una preparación invaluable que le dio fuelle para llegar a la final ante los japoneses, que, para su desgracia, no logró ganar. De todas maneras, la semilla estaba ya plantada. Era cuestión de tiempo para que floreciera, y llegaría tres años más tarde. Por lo pronto, sirvió para que los saudiárabes se embalaran y clasificaran al mundial por vez primera.
1995: toma más cuerpo esta idea
La buena noticia es que la UEFA se dignó a mandar a su campeón al torneo, la inolvidable Dinamarca que se metió de última hora por la caída de Yugoslavia y se atrevió a vencer a Alemania. A eso le sumábamos a México (Copa Oro 1993), a Argentina (Copa América 1993), a Japón (Copa Asiática 1992) y a Nigeria. La mala noticia es que ahora se decidió que los partidos serían en enero y en la noche.
Esa fecha era bastante más complicada para que volviera a despertar interés no digamos en el mundo, en la misma Arabia Saudita. No muchos aficionados se entusiasmaron por esa idea y ni siquiera se animaron a viajar a este país. No fue lo mismo que en 1992 y el aforo del estadio Rey Fahd no llegó ni a la mitad en el mejor de los casos.
En cuanto a resultados, Dinamarca volvió a ser bendecido por su buena estrella y le pegó 2-0 a Argentina. No fue el único episodio en el que la Dinamita Danesa recibió la suerte. Resulta que en la fase de grupos los daneses y los mexicanos habían vencido 2-0 a Arabia Saudita. Entre ambos estaba ver quién iba a la final, pero hubo un empate. Sin importar que había fase de grupos, tuvieron que realizar una serie de penales para obtener un desempate, el cual ganó Dinamarca.
Aparentemente había sido un mayor fiasco, pero la FIFA estaba tomando nota de todo esto. Tenía un potencial indiscutible, faltaba un detalle para que tuviera aún más éxito: su visto bueno.
1997: La FIFA se apropia de la idea
La FIFA finalmente dio el paso necesario para presentar esta copa. Simplemente descubrió el hilo negro, pero como ya era un torneo sancionado por la FIFA, era más que probable que por fin se dejaran ver todas las confederaciones. De ahí la Copa Rey Fahd adoptó su nombre más reciente: la Copa Confederaciones, la Copa que reúne a los campeones de cada región. Por eso por fin Australia acudió como representante de Oceanía.
Desgraciadamente, esto no evitó que Alemania desairara el torneo. Por ello se mandó a la subcampeona, Chequia. Sucedió lo mismo con Asia (llegó Emiratos Árabes Unidos), pero aquí sí tenía sentido: Arabia Saudita también ganó la Copa Asiática. El resto tenía razón de estar ahí: Brasil (Copa del Mundo), México (Copa Oro), Sudáfrica (Copa Africana de Naciones como hijo pródigo tras el apartheid, más información aquí) y Uruguay (Copa América 1995).
Dentro de lo destacado de este torneo fue que Australia mandó un gran juego con el que destrozó a México, mantuvo a raya a Brasil y eliminó a Uruguay con gol de oro para instalarse en la final. También podemos mencionar la mala suerte de Sudáfrica. Terminó en último lugar de todos, pero sería error pensar que fue a pasear. En el mejor juego del torneo, sucumbió ante los uruguayos 4-3 en el último minuto.
Finalmente Brasil terminaría ganando el torneo. Con una alineación donde estaba Romário y Ronaldo era prácticamente empezar perdiendo 2-0. Si no, que se lo pregunten a los australianos. Tras el traspié en fase de grupos, nada hubo que hacer en la final. Ambos cracks se despacharon con tres goles cada uno.
Este torneo marcó el triplete de una selección nacional: completó el Mundial y la Copa América que se conquistó en Bolivia. De igual modo, también fue el final de una era y la consumación del robo de la FIFA a Arabia Saudita.
Un gentío en México
Quizá no hay Copa Confederaciones más concurrida que la que sucedió en México 1999. Salvo una excepción, ningún partido bajó de 30.000 espectadores. Para como se desarrollaría este torneo, significó mucho este público; es la prueba de que los mexicanos son bastante entusiastas para dar color, una pasión que se puede ver en los escoceses y los indios (sobre todo con el mundial sub-17 del 2017).
Esta copa no estuvo exenta de pugnas comerciales. Además del Estadio Azteca en la Ciudad de México y el Jalisco en Guadalajara, se contemplaba al Estadio Tecnológico de Monterrey, pero este recinto era de FEMSA, una marca rival de la cervecera Budweiser, que es la patrocinadora de la FIFA. Por eso mismo, se tuvo que prescindir de esta ciudad.
Tantos ruegos a la UEFA dieron resultado, cuando apareció Alemania. Quien minimizó el torneo fue Francia, por lo que Brasil tuvo que ir de nuevo como subcampeón. Esa movida le abrió las puertas a Bolivia, que logró encaramarse a la final en su Copa América. Como México era la anfitriona, Estados Unidos acudió como representante de la Concacaf. Y de sorpresas tenemos la presencia de Nueva Zelanda, que por fin le ganó a Australia una final de Oceanía.
Alemania por fin llegó, pero no tomó en serio este torneo y podemos calificar a su escuadra presentada como uno de los peores fiascos de su historia, en el mismo nivel que el equipo que fue a la Eurocopa 2000. Por supuesto Estados Unidos aprovechó este bajón para clasificar a semifinales. Arabia Saudita también ocupó los titulares: se recuperó del batacazo inicial (1-5 con México) con la misma moneda sobre Egipto… todo para salir destrozado 8-2 por Brasil.
Si de por sí fue un éxito la asistencia a los estadios, nada preparó a una final entre México y Brasil. 110.000 espectadores en el Estadio Azteca vieron el primer título FIFA para el Tri que ganó 4-3 al Scratch du Oro. Curiosamente, a partir de esta edición, Arabia Saudita no regresó nunca más a la Copa Confederaciones. Era como si este país entregara la estafeta hacia la FIFA.
La Copa Confederaciones como ensayo general del mundial
La FIFA se apuntó un acierto al considerar la Copa Confederaciones como un ensayo para el mundial y es por ello que la sede fue para Corea del Sur y Japón. Después de tantos dimes y diretes, se consiguió que nadie se negara a participar. Francia por fin pudo estar, y como era la campeona de Europa, México asistió como campeón de la Copa Confederaciones (Canadá era la campeona de Concacaf).
Hacer un torneo con dos sedes, por mucho que estuvieran próximas, resultó ser un dolor de cabeza en cuanto a logística. Al terminar en segundo lugar de un grupo tenías que desplazarte a otro país. Luego, tres estadios para ocho partidos no era un verdadero examen para valorar qué tan bien estaban las cosas.
En cuanto al torneo, un México en decadencia contrastó contrastó con una Australia que se benefició de ganarle a Francia para clasificar a semifinales. Japón tuvo un torneo inolvidable y una defensa a prueba de goles para no solamente terminar primera de grupo sino llegar a la final.
Al final, Francia terminó conquistando el triplete al vencer en la final a los japoneses con un solitario gol de Vieira, pero la FIFA se quedó con la lección aprendida: no volver a hacer un torneo pequeño repartido en dos países.
El paro cardiaco en Francia
La FIFA seguía empecinada en un torneo bianual y tarde o temprano esta decisión costaría caro. El problema vino con quién acudiría por Europa. Francia era la anfitriona y además era la campeona vigente de la Euro. El lugar iba para Italia, pero dijo que no. Le preguntaron a Alemania, la subcampeona del mundial de Corea-Japón, y tampoco aceptó. ¿España? Podía ser, era la número 2 del ránking FIFA. ¡También rechazó! Casi humillados, recurrieron a Turquía, tercer lugar del mundial. Aceptó.
El torneo estaba transcurriendo según iba el plan. Por un lado, Francia y Colombia fueron mucha pieza para Japón y Nueva Zelanda. Por otro lado, las sorpresas estaban a flor de piel, cuando Camerún le ganó bien a Brasil. Mientras tanto, Turquía terminó clasificando en lugar de los brasileños por el criterio de goles anotados.
Donde esta copa tomó tintes siniestros fue en la semifinal entre Camerún y Colombia. Es aquí donde en la alineación figuraba Marc-Vivien Foe. En las vísperas del encuentro, Foe estaba experimentando un cuadro de disentería y problemas gástricos, pero eran más las ganas de jugar. Había tenido un aceptable desempeño en su cesión al Manchester City (de hecho, él marcó el último gol del club en su viejo Maine Road) y no veía la hora de jugar por fin en donde había sido su casa, el estadio Gerland de Lyon. Por decisión técnica no jugó ahí en el partido contra Estados Unidos; ya estaban clasificados.
El partido estaba 1-0 en favor de los cameruneses y el DT Winfried Schäfer veía que Foe estaba ya muy fatigado. Necesitaba más punch ofensivo y quiso sustituirlo. Foe hizo la señal de que estaba bien, que todavía podía resistir. En eso, al minuto 72’, Foe deambulaba perdido en el centro del campo, sin nadie que estuviera cerca, cuando se desvaneció. Entraron las asistencias médicas a practicarle RCP durante 45 minutos, pero no reaccionaba. Lo llevaron al Centro Médico del estadio todavía vivo… pero en vano. Marc-Vivien Foe murió al poco tiempo de ingresar.
Ese suceso terminó empañando toda esta competencia. Pasó a segundo plano todo, hasta el respetable tercer puesto de la selección turca. El ambiente era tan lúgubre que los jugadores hablaban de no disputar la final entre Francia y Camerún por respeto. Finalmente el show continuó y Francia ganó por gol de oro. Para honrar la muerte, la gloria se compartió; es decir, el capitán francés Marcel Desailly no levantó la copa solo, sino con su contraparte de Camerún, Rigobert Song.
A Marc-Vivien Foe se le concedió de manera póstuma la bota de bronce y ganó la votación al MVP del torneo. Tras la segunda autopsia, se descubrió que Foe padecía de cardiomiopatía hipertrófica, una enfermedad hereditaria que incrementa las posibilidades de muerte debido a ejercicios extenuantes.
Copa Confederaciones: un minimundial de cada cuatro años
Los desaires en especial de los equipos de la UEFA eran un síntoma de que este torneo no podía disputarse cada dos años, sino cada cuatro. El funesto episodio de Foe alertó sobre qué tan saturado estaba el calendario del futbol mundial entre tantas fechas FIFA, las ligas de élite y torneos como Champions League. Entonces, mejor se estipuló que la Copa Confederaciones sería un año antes del mundial y en el país sede. He aquí un breve resumen de cada copa.
Alemania 2005: México, Alemania, Brasil y Argentina realmente cargaron con el peso del buen nivel en esta copa. A Grecia se le acabó la gasolina con esa final en Lisboa y por ello ni siquiera pudo ganarle a Japón. En la final Brasil volvió a restregarle la jetatura a Argentina después de la Copa América Perú 2004 para ganar la Copa.
Sudáfrica 2009. A priori lucía un torneo para que España rubricara su tiki-taka. Estaba que no creía en nadie después de superar sus fantasmas para ganar la Eurocopa de 2008. Por ello casi ni se despeinó para ganar su grupo que tenía al anfitrión, a Nueva Zelanda y a Irak. Este último equipo estaba precisamente contra todos los pronósticos y representaba a un país resquebrajado por el terrorismo y la guerra civil (ya hablé de ello). Sin embargo, no pudo ser así. En semifinales se encontró con una selección de Estados Unidos que tuvo una de las defensas más inexpugnables que se recuerde. De hecho, la USMNT estaba ahí por combinación de resultados simplemente. Pero con dos contragolpes eliminó a los españoles. Ese partido y el primer tiempo de la final contra Brasil es hasta ahora el punto más alto de la historia del futbol estadounidense. Llegó a estar ganando 2-0, pero finalmente Brasil remontó.
Brasil 2013. Se cree que esta ha sido la mejor edición de la Copa Confederaciones, y eso que como telón de fondo estaban las protestas sociales ante el costo elevado de un torneo de futbol en detrimento de las condiciones sociales acuciantes. Quien otorgó el color fue la flamante selección de Tahití; el público brasileño aplaudió la valentía de estos sorpresivos campeones de Oceanía y animaban cada jugada ofensiva (más información aquí). Claro, se marcharon con tres goleadas, pero todavía resuena la celebración cuando marcaron el gol de la honra contra Nigeria. Las semifinales fueron entre campeones mundiales: por un lado, Brasil contra Uruguay; por el otro lado, España contra Italia. El nivel no bajó. De hecho, en la semifinal europea se llegó a la tanda de penales y no hubo ni un fallo durante 12 tiros; a ese punto hablamos de encuentros de primer nivel. Al final, Brasil exorcizó parcialmente el fantasma del Maracanazo al derrotar a España 3-0.
Rusia 2017. Como ensayo para el mundial, fue bastante bueno. En nivel, dejó bastante que desear en comparación con otras ediciones. Brasil estuvo ausente por caer en penales ante Paraguay en la Copa América. Ni siquiera se asomó Argentina, quien tuvo que ceder ante Chile. Australia logró el hito de estar en esta copa habiendo representado a dos confederaciones: primero a Oceanía, y ahora a Asia. Portugal sorprendió al aprovechar la coyuntura de un torneo de 24 selecciones y embalarse silenciosamente hasta vencer a Francia. Lo único aquí relevante fue la introducción del VAR en torneo FIFA. Alemania llevó un equipo joven para iniciar el recambio, y no se notó. Portugal terminó en tercer lugar por culpa de una pésima tanda de penales contra los chilenos (fallaron los tres tiros). Parecía que Joachim Löw estaba haciendo bien las cosas al ganar con justicia la Copa Confederaciones. ¡Qué equivocados estuvimos!
Razones de la muerte de la Copa Confederaciones
Como te decía en la introducción, Qatar estaba destinado a organizar la Copa Confederaciones para 2021, pero de inmediato todo el mundo brincó. Las altas temperaturas en verano hacían que esto fuera insostenible. No había de otra más que mover la Copa a septiembre, justo como se haría para el Mundial.
Seguían las especulaciones. Es que si se movía la copa a invierno, esto trastornaría un calendario mundial rígido. La Copa Confederaciones se realizaba en esas fechas porque en junio era la única ventana donde todos podían. La solución en ese momento era mover la Copa a otro país con un clima más benévolo, mientras que Qatar tendría un mundial de clubes como una especie de ensayo general.
Por un lado, el Mundial de Clubes tal como lo conocemos es bastante descafeinado: apenas siete equipos (seis campeones más el anfitrión) y un sistema de eliminación directa hacían que realmente hubiera ganas de más partidos. A finales de 2017 la FIFA divulgó un plan para realizar un mundial de clubes como Dios manda: 24 equipos, con fase de grupos, eliminación directa, más plazas para confederaciones y cada cuatro años. Por otro lado, Qatar apeló a encabezar el futbol árabe, así que revivió la Copa Árabe como ensayo general, y con bastante éxito.
Por esas dos razones, la Copa Confederaciones, de creación saudiárabe, fue asesinada por Qatar, pero no creas que su legado también fue sepultado. Es de sobra conocido que Sudamérica y Europa son las confederaciones que otorgan la potencia de futbol: de ambas confederaciones son los campeones mundiales. Por ello, ambas confederaciones idearon un nuevo torneo: la Finalissima, entre los campeones de la Copa América (Argentina) y la Eurocopa (Italia), con Wembley como escenario. Una competencia así no es algo nuevo: basta recordar que ambas organizaban la Copa Intercontinental con los ganadores de la Champions League y la Copa Libertadores.
Mientras es una cosa u otra, solamente me queda agregar que esta ahora difunta Copa Confederaciones surgió gracias a la idea de un príncipe saudí que quería ver por el futbol de su país. Muchas veces nos quejamos de gobiernos autócratas que subsisten gracias a los petrodólares, como el caso de la casa Saud. Sin embargo, prefiero un presidente impuesto por dedazo, pero que haga las cosas bien, a un presidente de una federación democrática que termine hinchándose de dinero a raíz de la corrupción. Finalmente, el desarrollo habla por sí solo.
Fuentes
Furiaroja.com. Por expreso deseo de un Rey. Fecha desconocida
Assignment Paper. Confederations Cup: Origin And Upcoming Event. Fecha desconocida
Brusniak, Andrii. King Fahd International Stadium. World Stadia. 1 de junio de 2018
Munday, Billy. The Confederations Cup: an odd Tournament now consigned to History. These Football Times. 12 de noviembre de 2021
Burton, Chris. What happened to the Confederations Cup? Why was World Cup warm-up cancelled and will it be revived? Goal.com. 23 de junio de 2022
Como te dije, la Copa Rey Fahd fue el principio del proyecto de Arabia Saudita para llegar a su primer mundial. Consiguieron clasificar a Estados Unidos 1994; ¡y vaya que se convirtieron en una sensación en fase de grupos! Había un jugador de esa selección llamado Saeed al-Owairan. En un partido ante Bélgica se disfrazó de Maradona y marcó uno de los goles de más bella manufactura en esa justa. Todos pensaban que estaba destinado a ser un jugador que marcara época, pero no fue así. Su historia te la traigo la siguiente parada.
Recapitulemos
La Copa Confederaciones originalmente se llamaba Copa Rey Fahd. Fue idea del príncipe Faisal, quien fungía como Presidente de la Federación de Futbol de Arabia Saudita, entre otros puestos. A principios de los años 90, Arabia Saudita era bicampeón de Asia, pero no había clasificado a un mundial. Para preparar a la selección saudita a la Copa Asiática 1992 y para popularizar el futbol en su país, quiso traer a todos los campeones de cada confederación a un minitorneo. No fue el primer torneo; él trajo el Mundial Juvenil FIFA en 1989. En la primera edición acudieron todas, salvo la UEFA. La FIFA decidió adoptar esta competencia. Durante tres ediciones países como Alemania, Francia, España e Italia despreciaron esta competencia: o declinaron la invitación, o enviaron equipos alternativos. Por la saturación del calendario, cambió de una base bianual a una cada cuatro años a partir de 2005; de igual manera, la sede se le asignó al país que organizaría el mundial al año siguiente. 2017 fue la última edición. Entre el calor infernal de Qatar, el favorecimiento al Mundial de Clubes Expandido y la Copa Árabe, la Copa Confederaciones dejó de disputarse, pero por ahora tenemos la Finalísima, un torneo entre el campeón de la Eurocopa y el campeón de la Copa Libertadores.
Nos vemos la siguiente. Ma’ salama (مع سلامة!)