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Todo lo que termina, termina mal

Se respiraba en Rayán un aire melancólico. La generación dorada belga, en la que se presentaba como su última oportunidad para alcanzar la gloria, no lograba batir la portería defendida por Dominik Livakovic, y a medida que pasaban los minutos se les empezaron a cruzar en la mente todos los recuerdos de las oportunidades perdidas. Higuaín en Brasil, el golazo de Robson-Kanu en Francia, el cabezazo de Umtiti en Rusia y la exhibición de Verratti en Múnich. Todo imágenes de una colección sobre lo que pudo ser y no fue, sobre las oportunidades perdidas y el peso de las expectativas. Intentaron que esta vez fuese diferente, pero las ocasiones falladas por Lukaku se unirán a la galería como la quinta, y quien sabe si última, foto del álbum. Bélgica se presentó en Qatar dispuesta a dar una última lucha contra la historia, un The Last Dance glorioso. La realidad les golpeó y transformó ese anhelo en pesadilla, convirtiéndolo en un The End que les manda de vuelta a casa.

Dando por hecho que Marruecos vencía a Canadá, como así ocurrió, Croacia y Bélgica saltaron al césped sabiendo que solo podía quedar una. A los balcánicos les valía el empate, mientras que a los diablos rojos solo la victoria. Roberto Martínez prescindió de Eden Hazard en el once titular, tampoco pudo contar con un Lukaku renqueante, y repitió con la línea de cuatro en fase defensiva vista ante Marruecos. Sin embargo, si ante los africanos formaban un claro 4-2-3-1, con Hazard detrás del punta y dos extremos que cerraban las bandas como eran Thorgan Hazard y De Bruyne, ante Croacia cambió eso. Bélgica, en fase defensiva, usaba un 4+3, dejando a De Bruyne, Trossard y Mertens relativamente descolgados, y metiendo a dos jugadores de recorrido como Dendoncker y Carrasco para que cubrieran la amplitud.

Esto, sin embargo, ofreció ventajas a Croacia. Bélgica no llegaba a tapar las bandas y si la circulación de los de Dalic era rápida, encontraban las ventajas por fuera. Josip Juranovic y Borna Sosa se encargaron de llegar repetidamente en profundidad a lo largo del primer tiempo, siendo activados tras una buena circulación previa, con Kramaric sumando en apoyo viniendo dentro y el trío de centrocampistas demostrando su calidad y visión asociativa. Los subcampeones del mundo tenían la ventaja localizada y supieron aprovecharla, pero Courtois les negó el premio del gol.

Por la otra parte, Bélgica con balón formaba con Timothy Castagne cerrándose como tercer central, con Meunier y Carrasco dando la profundidad por fuera (hubo más alternancia en izquierda, siendo en ocasiones Trossard o Mertens quienes fijaban fuera). De todos modos y como ha sido habitual durante toda la Copa, sus posesiones eran lentas, pesadas y no generaban ventajas para su estrella, Kevin de Bruyne, en zonas ventajosas. Tan solo en alguna transición lograron incomodar, pero el tiempo pasaba y la ansiedad empezaba a notarse en los jugadores.

Buscando el ansiado tanto, Bob Martínez dio entrada a Lukaku en el descanso, pero su entrada, en vez de significar un gol heroico, dejó un ramillete de ocasiones increíblemente falladas. Es una verdadera pena que el delantero del Inter Milán, que ha dado tanto a la selección a lo largo de los años, vaya a quedar con esta imagen de villano. El Mundial no perdona a nadie.

El bloque croata fue perdiendo metros con el paso de los minutos, con el miedo a perder la clasificación que tenían en sus manos, mientras Bélgica juntó a todo el arsenal ofensivo que tenía, desde un Eden Hazard dispuesto a dar su último aliento por la gloria, a jóvenes irreverentes y sin miedo al fracaso como Jeremy Doku. La suerte, de todas formas, no les sonrió. Entre las ocasiones falladas, la enorme exhibición de Josko Gvardiol defendiendo, apareciendo en situaciones límite y siendo un jerarca en el área, o Luka Modric a sus 37 años dando una exhibición en coberturas y despliegue físico, el partido acabó sin goles. Croacia se clasificó y mantiene viva la esperanza de hacer un papel similar al de Rusia. La leyenda de Modric se agiganta en cada partido. Bélgica, por otro lado, cae eliminada y con ella las esperanzas y sueños de toda una generación. Roberto Martínez renunció tras el partido y solo parece la primera pieza que cae de un dominó que se presume largo.

Quedará la duda de qué recuerdo deja esta generación belga, que tan cerca estuvo de la inmortalidad pero que tan mal ha finalizado su etapa. Fue ahí, en el último minuto del partido, cuando los jugadores seguro echaron la vista atrás y recordaron aquel día donde todo era tan intenso, donde las posibilidades eran tan grandes.

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Hugo Marugan
Fútbol. Para disfrutarlo, para aprender y para contarlo.

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