Siempre habrán equipos que dependan de la calidad individual ante su falta de recursos colectivos, pero los que juntan el talento con una gran pizarra sobresalen todo el tiempo. Los Pumas comprueban cada semana que son de los segundos, mostrando que las ideas de Andrés Lillini son una base sólida para rendir cuando no están completos. Y cuando recuperan piezas importantes, ganen o no, brillan. Ese es el impacto de Arturo Ortiz, el destacado de la sexta jornada del Apertura 2022.
En su segundo partido oficial tras regresar de su lesión, el Palermo ha dejado claro que su presencia es diferencial para la línea defensiva de los universitarios, algo visto muchas veces desde su llegada al Pedregal y destacado aquí mismo el torneo pasado. Volviendo a la central por derecha del 4-3-3 de Lillini, Arturo Ortiz dominó en dos escenarios diferentes y le dio a Pumas otro nivel de seguridad en el empate a uno con Monterrey. Condicionó el juego y ofreció todas las soluciones que un defensor puede dar tanto con balón como sin él.
Con un primer tiempo más dividido y de mayor intercambio de golpes, se impuso constantemente en los duelos individuales por bajo y aire (siete de 10 disputados; cinco de siete a ras de pasto y dos de tres aéreos). Su salidas sobre los apoyos de Rodolfo Pizarro hacia el pico del área y el roce contra Rogelio Funes Mori ante ataques directos fueron clave para asegurar la frontal de unos Pumas que no tuvieron gran diferencia hasta el golazo de Jero Rodríguez al minuto 45. Su lectura y timing para defender mano a mano fueron decisivas.
En el segundo tiempo, cuando el cuadro de Universidad asumió la iniciativa y dominó desde la posesión (64%), su calidad con balón fueron clave para el ataque posicional. El Palermo fue la base del lado fuerte de Pumas, la primera salida en los reinicios de juego y el principal argumento para asentar al bloque arriba desde el pase corto, los trazos largos y su capacidad para crear ventajas desde su conducción. Batió líneas e incluso limpió salidas con algunos regates cortos. Sus números son una muestra: 82 intervenciones, 59 pases acertados de 65, cuatro lances correctos en ocho intentos y dos regates completados en tres oportunidades.
A la vez, Arturo Ortiz estuvo muy bien sin la pelota en estas facetas del equipo. Aparte de su dominio físico, su lectura para marcar la altura de la línea defensiva, defender constantemente hacia adelante, cubrir la espalda de su lateral (Pablo Bennevendo) y anticipar hicieron la diferencia en un ataque posicional que duró mucho y bien en el segundo tiempo. Su retorno lo ha mostrado como lo que es: uno de los mejores centrales de México.