El repechaje del Apertura 2022 terminó sin sorpresas. Todos los equipos del quinto al octavo puesto aseguraron su lugar en los cuartos de final del Apertura 2022, haciendo valer no sólo su calidad, sino lo que les ha distinguido durante el torneo. Pero este fin de semana, encontrar un talento que condiciona y cambia el juego constantemente sólo ha sido posible en el Estadio Cuauhtémoc. En el Puebla contra Chivas, Jordi Cortizo se robó los reflectores y dejó la actuación destacada de la jornada con mucha diferencia.
En el 3-4-2-1 habitual de Nicolás Larcamón, Jordi Cortizo rompió constantemente al Guadalajara mediante varios movimientos. Con la libertad que le caracteriza, partió de la mediapunta por derecha y fue ocupando diferentes zonas del campo según dónde estaba el balón y qué necesitaba el equipo. Su lectura para aparecer a costados y espaldas del doble pivote tapatío, sobre todo del lado de Fernando Beltrán, fue clave generando ventajas y desordenando a un equipo incapaz de defender correctamente su frontal por lo fácil que el Nene y Sergio Flores son arrastrados y sacados de la jugada.
Pero Jordi Cortizo fue más allá. No sólo desordenó desde el movimiento y la invasión de diferentes zonas, sino que concentró balón y atención donde recibía. Fuese cayendo a banda o metiéndose entre líneas, cada recepción y acción con balón le representó una amenaza al bloque rojiblanco por la forma de cambiar los tiempos de las posesiones, pausando o acelerando tanto desde el pase como en conducción.
En ese sentido, el ex jugador Querétaro también sumó mucho en el regate corto. Una vez que recibía en banda, su capacidad para engañar con la cadera y salir hacia cualquier perfil -sobre todo el izquierdo, su fuerte- dejó mal parados a los hombres de banda del Guadalajara y generó peligro por fuera. Jordi Cortizo bien pudo agrandar espacios para que el Puebla combinara de fuera hacia adentro. Así, la Franja también encontró caminos para atacar, y el escurridizo atacante fue decisivo yendo sobre la zona del balón.
Sin la pelota, Jordi Cortizo también le dio mucho a los camoteros en presión. Con el Puebla emparejando a sus atacantes con los tres centrales de Chivas, el zurdo de 26 años apretó constantemente a Gilberto Orozco en los reinicios del Rebaño, siempre buscando tapar su perfil zurdo y orientarlo hacia adentro. Jordi lo incomodó y evitó que su juego en corto, intentando conectar con Fernando Beltrán, tuviera efecto. Siempre estuvo más cerca de hacer que Chiquete dividiera la pelota, reflejando lo que su juego le da a la Franja y cómo superaron a un muy flojo Guadalajara.
