Dinamarca 0-0 Túnez: El orgullo mundialista

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El fútbol es táctica, es físico, son protagonistas y algo de suerte. Pero, sobre todo, es motivación. La emoción de una cita mundialista, la ambición del primer partido, el optimismo por competir en igualdad de condiciones al resto del mundo, y el hecho de poder hacerlo rodeado de compatriotas (hubo mayoría tunecina sobre Dinamarca también en el las gradas del Education City Stadium). Túnez honró a los desplazados compitiéndole de tú a tú al combinado de Kasper Hjulmand, y logró rescatar un punto de un disputadísimo encuentro que pudo caer en favor de cualquier contendiente.

De inicio, Dinamarca partió del clásico 3-5-2 con una clara tendencia al centro lateral, la forma en que empezaron a generar peligro desde el primer minuto de partido, con Dolberg ejerciendo de falsa referencia para los centrales (empezaba fijando y luego se despegaba para participar) y Skov Olsen cayendo sobre el lado derecho para conducir, desbordar y tratar de conquistar la línea de fondo. Por la parte tunecina, los de Jalel Kadri partieron de un 3-4-2-1 con el bloque generalmente hundido pero sabiendo salir con combinaciones desde atrás y también al contragolpe, sobre todo a partir de la figura de un omnipresente Aissa Laïdouni, que ganó cada duelo o balón dividido en el centro del campo.

La pelota no había echado a correr y los jugadores daneses ya podían prever la tónica habitual del encuentro: Túnez iba a elevar las pulsaciones del mismo en cada duelo, en cada buena triangulación, e iba a morir en cada disputa. Cada recuperación tunecina se iba a celebrar en las gradas -y, sobre todo, en el campo- como un tanto a favor. En este contexto, las figuras de Issam Jebali y Aissa Laïdouni destacaron por encima del resto: el primero, generando con recepciones al pie, en el choque con los centrales y buscando alguna ruptura. El segundo, ganando cada duelo en el centro del campo y dejando notables apariciones en la base del centro del campo tunecino.

El partido se convirtió en uno bellísimo desde el primer minuto de partido. Dinamarca se encontró cómoda con balón cuando logró que su rival diera un pasito atrás y se encerrara en bloque bajo, aunque sin generar tanto como cabría esperar, y Túnez le dio una marcha más a cada momento de balón (fuera una salida, una construcción o un contragolpe). En la primera media hora de partido, Issam Jebali tuvo dos mano a mano con el portero que, para fortuna de Hjulmand y los suyos, terminarían en nada: en el primer caso por un fuera de juego tras una gran ruptura a campo abierto; en el segundo, por una mano escandalosa de Kasper Schmeichel que enviaría el balón a saque de esquina.

El partido mantendría el ritmo de la primera en la segunda parte, con una Túnez agresiva en cada momento de partido y una Dinamarca intentando jugar sin bajarle tampoco pulsaciones al encuentro. En el 55′ se encontraría Dinamarca con un gol anulado por fuera de juego, y ante esta incapacidad para ponerse por delante, Hjulmand apostaría en el 65′ por un cambio de sistema al 4-3-3 con Hojbjerg de medio centro, Eriksen y Jensen en los interiores, y arriba Cornelius (referencia arriba) con Lindstrom y Damsgaard en los pasillos interiores. No hubo suerte para Dinamarca, que, con el bloque tunecino a medio gas, fue incapaz de anotar el 1-0 en la recta final del encuentro. Casualidad o no, el partido más bello de la presente Copa del Mundo (hasta ahora) ha terminado en un 0-0.

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Manu Escuder
Periodista, analista y scout. Formando y formándome. También escribo en Revista Panenka.

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