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Nadie lo esperaba. Posiblemente, ni siquiera él mismo se veía capaz. Pero ha ocurrido. Hace dos meses, la situación de Éder Militão parecía crítica. Una temporada prácticamente en blanco, sin oportunidades y con la expulsión ante el Levante UD en la memoria de todos los aficionados del escuadrón merengue, incluido Zinedine Zidane. No obstante, el fútbol sana, consuela y devuelve. Y lo hace en el momento menos esperado. Porque las gestas que llegan de repente son las que más se disfrutan. Las que mejor saben y, por supuesto, las que más -y mejor- acallan las críticas.

Junto a Nacho Fernández, el defensa central nacido en Sertãozinho se ha consolidado como una de las realidades más ilusionantes del Real Madrid. Exquisito en la salida de balón, sobresaliente en los desplazamientos en largo, efectivo en las coberturas y sublime en la corrección. Un despliegue de artillería al alcance de muy pocos zagueros. Además, y con tan sólo 23 años, se le augura un futuro brillante en el que, sin prejuicios, sin acciones que le persigan y con jerarquía demuestre todo de cuanto es capaz. Aunque, posiblemente, ya lo haya hecho.

Está comprometido, está jugando bien y lo sabe. Todos quieren participar más siempre

Zinedine Zidane, sobre Éder Militão, en la rueda de prensa previa al partido entre el Getafe y el Real Madrid en el Coliseum Alfonso Pérez (0-0).

Frente al Liverpool, supo minimizar las virtudes y cualidades de uno de los tridentes ofensivos más prolíficos de la máxima competición continental. Mohamed Salah, Sadio Mané, Roberto Firmino en el choque de vuelta y Diogo Jota en Valdebebas se redujeron a la nada más absoluta ante el poderío físico de Éder Militão. Un clínic de anticipación, coberturas, correcciones, rigor táctico y velocidad a campo abierto. Entremedias, contra el FC Barcelona se doctoró y se consagró como uno de los proyectos más acertados del elenco blanco en los últimos años, sosteniendo a un equipo carente de fuelle, pero con una fe inquebrantable en sobrevivir en defender las responsabilidades -que no son pocas- que el escudo lleva implícitas.

Éder Militão, frente a Mason Mount (semifinales de la UEFA Champions League) // Fuente: www.realmadrid.com

Con Sergio Ramos lesionado y Raphael Varane aislado en su domicilio particular por haber testado positivo en COVID-19, la dupla conformada por Éder Militão y Nacho Fernández asumió galones, demostró carácter y jerarquía y secó a todos y cada uno de los atacantes que trataron de desarmar el entramado defensivo orquestado por el dúo hispano-brasileño. Atendiendo al duelo más reciente, también de la UEFA Champions League, el futbolista de Sertãozinho ofreció una masterclass de todos y cada uno de los apartados del juego en los que debe brillar y sobresalir un jugador de sus características: veloz al corte -pensamiento y ejecución-, sobrio con el esférico y capital a campo abierto, neutralizando a efectivos como Christian Pulisic, Timo Werner e incluso Mason Mount.

En la capital española, nadie lo esperaba; ni el propio Éder Militão se imaginó siendo protagonista de una de las machadas más memorables de la historia más reciente del Real Madrid. Cuando el pesimismo inundaba Valdebebas -y no precisamente por la ingente cantidad de agua que está cayendo en los últimos encuentros-, el defensa central nacido en Brasil demostró que las oportunidades que llegan cuando uno menos espera, cambian carreras, además de dinámicas. De no contar, de no copar focos mediáticos y de no lograr demostrar su valía, a coquetear con la excelencia más absoluta en el último mes de competición, tanto doméstica como continental. Así es la nueva vida de Éder Militão.

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June Lavín Caballero
Estudiante de Periodismo, que dedica sus líneas a La Fábrica y a la Liga MX. Análisis y Scouting. Pasión por comunicar y escribir sobre fútbol base.

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