El curioso caso del ‘Tri’ de Gerardo Martino

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Por Antonio de la Torre

Desde que César Luis Menotti asumió el mando de la Selección Mexicana de Futbol en 1991 y hasta el 2018, no se había tenido un director técnico con el cartel de Gerardo Martino. Parecía imposible no ilusionarse con la llegada de un entrenador que presumía en su currículum haber dirigido a la selección de Argentina, al Barcelona y tener un proceso exitoso con Paraguay, a la que metió a cuartos de final de un Mundial y a una final de Copa América. Pero como en el relato de Scott Fitzgerald, “El Curioso Caso de Benjamin Button”, llevado por David Fincher a la pantalla grande en el 2008, el Tri del Tata comenzó siendo un adulto mayor y hoy parece un neonato incapaz de valerse por sí mismo.

De acuerdo a Sigmund Freud en su Teoría del Desarrollo Psicosexual y a Jean Piaget en el Desarrollo Cognitivo, el ser humano experimenta diferentes etapas en las que alcanza cierto desarrollo tanto cognitivo como conductual y estas van desde la niñez, adolescencia, adultez y vejez. El equipo de Martino comenzó como un adulto experimentado, debutando en marzo del 2019 con victorias ante Chile y Paraguay. Después vinieron siete triunfos al hilo que culminaron con la obtención de la Copa Oro ante Estados Unidos.

Todo sucedió partiendo de una estructura 4-3-3, heredando una base de Juan Carlos Osorio con tres jugadores sistema. Jonathan Dos Santos, Rodolfo Pizarro y Raúl Jiménez eran el núcleo de la primera idea. Los primeros dos eran clave para el ataque posicional, mientras que el hombre del Wolverhampton era ese delantero asociativo responsable de poner de cara a gol a los llegadores de segunda línea, fuesen los interiores o atacantes.

Jugada del gol en la final de la Copa Oro 2019 ante Estados Unidos.

Después de ese éxito, se consiguió un contundente 3-0 a Estados Unidos en un juego amistoso y vinieron dos cómodas victorias en Nations League ante Panamá y Bermudas. Pero en ese inter llegó la primer llamada de atención, un 0-4 ante Argentina en Texas que dejó en evidencia la fragilidad del 4-3-3 de Gerardo Martino. En aquella noche de terror, Edson Álvarez quedó exhibido por su incapacidad de defender a lo ancho como único mediocentro.

Luego vino el 2020 y, con ello, quizá, el techo de la era Martino. Su equipo pasó de ser el adulto mayor para ser el joven de 30 años en plenitud física y mental. Como el personaje que interpretó Brad Pitt en el film de Fincher, el juego contra Países Bajos en Ámsterdam fue el equivalente a Benjamin Button viviendo su amor a cabalidad con Daisy Fuller.

En la Johan Cryuff Arena, el estratega argentino presentó una de sus mejores variantes en los reinicios de juego: liberar a Edson Álvarez de responsabilidades con balón para ir a la presión y poner a Héctor Herrera como la primera opción de pase. En ataque posicional, Rodolfo Pizarro amasaba balón para alargar posesiones y atraer rivales. Raúl Jiménez marcó de penal el tanto del triunfo.

Roles de Edson Álvarez, Héctor Herrera y Rodolfo Pizarro en el amistoso contra Países Bajos a finales del 2020.

El empate contra la Argelia campeona de África -con dos asistencias geniales de Jiménez- y triunfos ante Corea del Sur y Japón confirmaban que el ciclo del Tata estaba en su apogeo. Pero un mes después, el 29 de noviembre del 2020, ocurrió el accidente que sería el parteaguas en el proceso de Gerardo Martino. Raúl Jiménez se fracturaba el cráneo tras un grave choque de cabezas con David Luiz en el Arsenal-Wolverhampton disputado por Premier League y, con ello, llegaba una gran serie de problemas para el entrenador rosarino. A raíz de esto, tuvo que echar mano de delanteros que más se le parecieran al hombre de los Wolves. Uno de ellos fue Rogelio Funes Mori, quien además de ese juego de apoyos requerido para la idea de la selección, ofrecía descargas de juego directo en caso que se tuviera que jugar en largo.

El 2021 trajo dos derrotas que calaron en el ánimo de la afición y el entorno general. La primera fue en la final de la Concacaf Nations League, la segunda en el duelo por el título de la Copa Ora, y ambas ante Estados Unidos. Si bien en esos dos juegos el Tri trabajó para ganar, entre yerros arbitrales (Nations League) y errores de definición (Copa Oro) el odiado rival se llevó ambas copas a su casa.

La selección de Martino parecía más un adolescente al que sus padres suelen resolverle los problemas que aquel adulto consumado. Y así parecía en la Eliminatoria rumbo a Qatar 2022, con partidos resueltos por talento individual que rutas desde la pizarra. Ante Canadá, Estados Unidos y Costa Rica en el Estadio Azteca, se notó la falta de un ataque posicional coherente, y todo devino en empates. De hecho, la selección tica exhibió a la dupla de centrales compuesta por César Montes y Héctor Moreno a campo abierto. Ese encuentro fue una exhibición de Joel Campbell ganándoles la espalda y generando las ventajas de su equipo. Sólo errores en la definición evitaron otro Aztecazo.

Problemas defensivos a campo abierto para la selección enfrentando a Costa Rica en la eliminatoria mundialista.

Quizá la peor actuación en la eliminatoria se dio contra Estados Unidos en Cincinnati, sobre todo en un segundo tiempo donde no se compitió ante la presión alta del equipo de Gregg Berhalter. Gerardo Martino fue incapaz de crear ventajas en salida para que sus dirigidos pudieran sortear las primeras líneas de presión. Con el boleto al Mundial asegurado, aquel adolescente lleno de acné pasó a ser un niño que parecía cada vez más indefenso, como en aquella etapa que Piaget llamó Periodo Preoperatorio. La principal característica de esa fase mostraba cómo el pequeño intentaba imitar al adulto, como el equipo de Martino, tratando de volver a ser aquel de 2019.

Problemas de México con la pelota ante Estados Unidos en la eliminatoria mundialista.

Raúl Jiménez regresó de su lesión, pero claramente sin ser el mismo. Rogelio Funes Mori se le parece, pero las lesiones le han impedido mostrar lo que puede dar. En los amistosos previo al Mundial, el Tata ha cambiado a su pareja de interiores buscando tener la posesión del balón, pero ninguno ha parecido darle lo que en su momento Jonathan Dos Santos y Rodolfo Pizarro.

Las derrotas ante Uruguay, Paraguay y Colombia no sólo preocuparon a la afición y a todo el entorno, sino que podrían haber vaticinado el final del equipo mexicano en Qatar. México podría tener el mismo desenlace que Benjamin Button. El Tri podría morir dormido, siendo un bebé indefenso, en los brazos de la mujer que lo recordó al adulto funcional que alguna vez fue.

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Editorial Puskas
Proyecto periodístico dedicado al fútbol. Análisis, historias y entrevistas.

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