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¡Hola, qué tal! ¿Cómo estás? ¿Me extrañaste? Yo sí. Espero que estés muy bien hoy. Me tomé un descanso merecido después de haber escrito durante cuatro años ininterrumpidos. Te comento que ahora me he movido a Tiktok donde sigo haciendo el mismo contenido, solo que en audiovisual. Es momento de regresar a los textos. Y esta vez iremos a Sudamérica, a una región que todavía sigue siendo motivo de disputa y de dolor para Argentina. Nos vamos a las Islas Malvinas.

Recomendación musical 1

Ante la falta de música folclórica de las Islas Malvinas, lo único que pude encontrar es esta marcha para motivar a soldados británicos a defender este territorio. Esta es una parodia de una canción estadounidense llamada Battle of New Orleans, donde derrotaron a los ingleses en 1815. En esta versión, lanzada en noviembre de 1982, un tal Johnny Bull hace un recuento de los daños hurgando con crueldad en la herida argentina. Se llama Falkland War Song. Si eres argentino, no te recomiendo escucharla. 

Volvamos al viaje

La pesca reaviva el conflicto viejo

Para subsistir, el hombre necesita varias fuentes de alimento: agua, vegetales, leguminosas, derivados lácteos y carne. En un paraje tan remoto y rodeado por millas náuticas, se suele inferir que la principal fuente de ingresos puede ser la pesca. Dicho y hecho. 60% de los ingresos del archipiélago de las Islas Malvinas proceden de esta actividad. 

No es ninguna sorpresa que esto haga que este territorio en el Atlántico Sur entre en los 10 primeros PIB per cápita del mundo, con una media muy por encima a lo que se encuentra en el Reino Unido. 2022 fue un gran año para la pesca: se pescaron 101.000 toneladas de calamar y 62.000 de pescado de aletas. 70% de toda esa producción va para España, 20% se queda ahí y el 10% viaja a otras latitudes.

Esto no ha sentado nada bien en Argentina. Esta cantidad es la mitad de lo que se pesca en todo el litoral de la República Argentina. Buenos Aires denuncia que esta pesca es ilegal. En cierta manera, también tienen la culpa, por la incapacidad de establecer políticas que defiendan sus intereses nacionales, y este vacío es aprovechado por empresas pesqueras, quienes buscan alternativas tras la protección a las Islas Georgia del Sur y Sandwich del Sur. Con tantos millones en juego, el Reino Unido ha otorgado permisos especiales a mansalva a estas compañías de manera unilateral, contraviniendo las reglas del comercio internacional.

Esto no es solamente un riesgo potencial a la biodiversidad en el Atlántico Sur. A corto plazo puede ser un detonante para reavivar el conflicto por las Islas Malvinas, que ve enfrentados a Argentina y al Reino Unido. En su momento alineó a casi toda América Latina en un embate de Europa. Todavía no se soluciona satisfactoriamente y sigue doliendo en la sociedad argentina. Es así como la pesca nos da la excusa perfecta para aprender de este archipiélago.

¿Qué son las Islas Malvinas?

Las Islas Malvinas son un archipiélago con una superficie de 12.173 km². Tienen dos islas principales: la Gran Malvina y la Isla Soledad. 776 islas menores completan el elenco. Están a 480 kilómetros de la costa de la Patagonia, y a 1.210 del Cabo Dubouzet, el punto más al norte de la Antártida. También tienen una fauna y flora que es la convergencia entre la tundra antártida y la patagonia, con poblaciones de pájaros, así como de mamíferos que visitan con frecuencia las Islas. Los montes que dan su paisaje característico ascienden a los 2.300 metros. Esto hace que su densidad de población sea comparativamente baja: apenas rebasa 3.600 habitantes y están bajo la soberanía británica.

Hay pruebas de que las islas fueron habitadas hace ya mucho tiempo por fuéguidos, los habitantes de la Tierra del Fuego. Para fines prácticos, la historia de las Islas Malvinas comienza hace quinientos años, cuando fueron descubiertas por los europeos, más particularmente por los franceses, que estaban buscando recuperar terreno en la carrera imperial marítima. Un hombre llamado Louis de Bougainville estudió las rutas de marinos ingleses, españoles y neerlandeses y le vio potencial a dicho archipiélago desairado. Fundó la Compañía de Saint-Malo, en honor a un puerto en la Bretaña y con 18.000 acadios (actualmente Canadá) se lanzó a conquistarlas, cosa que logró en 1764. Fundó el puerto de Saint Louis y llamaron a las Islas como Malouines, denotando su origen.

Esto claramente no sentó bien en España. Protestaron y finalmente se quedaron con el Puerto de San Luis. De Malouines el nombre se quedó en Malvinas. Pero por si faltaba otro elemento a la historia, eran los ingleses. Llegó una expedición y les puso Falkland Islands en 1695 . La razón del nombre fue que en 1695 un capitán de Inglaterra, John Strong, navegó por el estrecho que separa a las Islas Malvinas y lo nombró en honor a Sir Lucius Cary, el segundo Vizconde de Falkland. España no se quedó de brazos cruzados y en 1770 una delegación española sacó a patadas a los ingleses. 

Más que guerra, se sentaron a dirimir este meollo. En 1776 se creó el Virreinato de la Plata y las Islas Malvinas se incluyeron en la administración de Buenos Aires. Tras la independencia de Argentina en 1810 siguió igual la cosa. Diez años después una fragata argentina “La Heroína” llegó a este archipiélago para incorporarlo de una vez por todas a su país. Ojo: en 1825 Reino Unido reconoce la independencia de Argentina y no reclama las islas. Parecía todo en regla.

En 1828 Buenos Aires le otorga la concesión de las Malvinas a Luis Vernet, quien se lleva a gauchos e indígenas de la Patagonia para establecer una colonia y aumentar el ganado. Un año después es nombrado como gobernador de este archipiélago. ¡Oh sorpresa! Ese mismo año Reino Unido regresa decidido a reclamar la soberanía. La razón verdadera fue porque se tocaron intereses económicos y al Reino Unido le dio por renacer su interés por el Atlántico Sur. Para el reclamo, usó como excusa que la evacuación de ingleses de 1774 no se había realizado completamente, violentando los derechos.

Ante la caza indiscriminada de focas, Vernet estableció un decreto para su protección. Muchas compañías pesqueras afectadas eran de Estados Unidos y un buque de guerra arrasó con Puerto Soledad en represalia. Por si no había sido suficiente, una corbeta de la Marina británica todavía amenazó que de no entregar la plaza, serían todavía más violentos. En 1841 el Reino Unido colonizó las islas y dejó a un gobernador ahí. La Gran Malvina se llama West Falkland, mientras que la Isla Soledad es la East Falkland. La ciudad más grande: Port Stanley.

Argentina protestó una y otra vez por esto, intentando presentar las reservas diplomáticas de costumbre. Reino Unido hizo caso omiso a cada intento; es más, en 1908 anexó todavía más territorios: Georgia del Sur, Sandwich del Sur, Orcadas del Sur, Shetland del Sur y la Tierra de Graham (en la Antártida). Los dos primeros más las Islas Malvinas forman la cuestión que la diplomacia argentina ha anhelado desde siempre.

La guerra de las Malvinas

Es marzo de 1982. En esos momentos Argentina es gobernada por la junta militar del general Leopoldo Galtieri, el almirante Jorge Anaya y el brigadier Basilio Lami Dozo. La sociedad ahí vive cada vez peor y cada vez más protestas se realizan, por mucho que haya una represión sistemática y generalizada. Como las cosas se están saliendo de control, el poder militar necesita una crisis para unir a los argentinos. Y se han fijado en esas islas Malvinas usurpadas por los ingleses. Hay que recuperarlas como sea, pero hay que ser precavidos. Se fija la fecha para mayo.

Pero algunos militares se han precipitado. El 19 de marzo llegó un contingente argentino a las Islas Georgia del Sur e izó una bandera argentina. No hay tiempo que perder, entonces. Es así como el 2 de abril las fuerzas argentinas tomaron por asalto las Islas Malvinas, instaurando un gobierno local a cargo del general Mario Benjamín Menéndez. Todavía nombraron Port Stanley como Puerto Argentino. Galtieri confiaba en que el Reino Unido recurriera a la diplomacia. Erró el cálculo.

La primer ministro del Reino Unido, Margaret Thatcher, mandó a las fuerzas británicas a recuperar las islas. El Consejo de Seguridad exigió que se retirara Argentina; nada nuevo bajo el sol, porque Reino Unido ocupa un asiento perenne ahí. Como no cooperó, llegaron los acontecimientos cruentos. Además de un bombardeo sobre Puerto Argentino, el submarino nuclear Conqueror hundió el buque General Belgrano, muriendo 323 soldados argentinos.

Dos meses después la superioridad militar británica se había impuesto. Los argentinos habían perdido posiciones y no tenían más remedio que replegarse a Puerto Argentino. Cuando la guerra estaba en su peor punto, el papa Juan Pablo II reunió a dos millones de católicos para orar por la paz. Eso ocurrió el 12 de junio. Dos días después el general Galtieri tuvo que firmar la rendición. El balance fue de 649 bajas argentinas, 255 británicos y tres isleños. No fue lo único: fue la sentencia de muerte para la dictadura militar argentina y el fortalecimiento de Thatcher como lideresa del Reino Unido.

Aparición de las Islas Malvinas en el futbol

Las Malvinas siguen en el imaginario colectivo argentino. No hay día donde no la reclamen con el grito: «Las Malvinas son argentinas». Y el futbol no escapa a esto. Hay un estadio en Buenos Aires llamado Islas Malvinas y le pertenece al club All Boys, de la segunda división de Argentina. Cuenta con una capacidad de 21.500 espectadores. Originalmente llamado el Estadio Comunidad Floresta, cambió el nombre actual precisamente en 1982, a meses del fracaso militar argentino. Asimismo, hay otro estadio llamado Malvinas Argentinas, solamente que éste se encuentra en Mendoza, y es casa del Godoy Cruz. Con 42.500 espectadores, es un recinto que comienza a ser usado con frecuencia por el deporte argentino. Por ejemplo, ha sido sede de los mundiales sub-20 (2001 y 2023), de la Copa América de 2011 y de los superclásicos veraniegos.

Hablando de All Boys, el conjunto albo siempre ha sido el más vocal en la cuestión de las Malvinas en futbol. La hinchada tiene una canción que dice «Yo quiero ir a las Islas Malvinas»: Una de sus camisetas tiene la silueta de este archipiélago y fue usada para la temporada 2017-18. Otra no oficial fue vestida por un aficionado argentino que se dio cita en la Finalísima que enfrentó al campeón de la Copa Libertadores de 2021 (Argentina) y de la Eurocopa del mismo año (Italia). Más allá de la victoria argenta, este aficionado logró ingresar al Wembley con esa camiseta. Por mucho que un miembro de seguridad le pidió que se la quitara, no lo hizo, se tomó la foto y presumió la gesta patriótica por redes sociales, ganándose el aplauso de sus compatriotas.

El año pasado las Malvinas turbaron algunos encuentros futbolísticos. La selección argentina se tenía que medir a México bajo una presión, tras haber perdido sorpresivamente con Arabia Saudita, acabando así con un invicto de 36 partidos. Desde que el sorteo deparó este enfrentamiento, los ánimos se caldearon en redes sociales. Los aficionados mexicanos sienten una frustración cada que se juega contra la Albiceleste; llevan ya casi 19 años sin poderlos derrotar. Y como no podían responder con argumentos futbolísticos, los mexicanos blandían la parte económica. Y con ese varapalo inesperado, los mexicanos de pronto se veían con la posibilidad de sacarlos con la derrota. 

Todo ese fuego amigo se mantenía normal, pero para los argentinos la línea se cruzó cuando cinco aficionados mexicanos cantaron: «Y ya lo ven, y ya lo ven. En las Malvinas se habla inglés». Si hacía falta un detonante para ese partido en Lusail era eso. Al final Argentina derrotó 2-0 a México, comenzando el camino a su tercer mundial ganado, y México quedaría eliminado en fase de grupos. 

Las Malvinas en los mundiales de España 1982 y México 1986

El conflicto de las Malvinas fue un acontecimiento geopolítico que sazonó buena parte de los años 80. 

Tuvo la particularidad que sucedió prácticamente durante toda la recta final de los preparativos para el mundial de España, cuando ya incluso teníamos la composición de los grupos. Sucedió que todos los países que conforman el Reino Unido, salvo Gales, habían clasificado al mundial de España, mientras que Argentina se había ganado su lugar en esa justa mundialista por haber ganado la edición pasada en casa.

Nada más comenzar el conflicto de las Islas Malvinas, comenzó el debate en Reino Unido. ¿Y si nos retiramos del mundial de España 1982? Había una directriz por parte del ministro de deporte británico Neil Macfarlane de que no se enfrentaran ni escoceses, ni norirlandeses, ni ingleses a los argentinos; las bajas todavía estaban bastante recientes. Según Macfarlane, algunos jugadores (no todos) pensaron seriamente en no presentarse también porque España es un aliado incondicional de Argentina, en cuya cabeza no pasaba la opción del retiro. Al final optaron por retirarse para no dar la excusa a Argentina de usar el retiro como propaganda. También fue porque descubrieron que el sorteo deparaba que Argentina e Inglaterra o Irlanda del Norte se verían las caras hasta la final; después de todo, Escocia (potencial rival argentino en segunda ronda o semifinales) es quien menos tiña le tenía a Argentina por todo esto. En el fondo conocían el sufrimiento del imperialismo inglés.

El destino quiso que tuvieran el partido pactado para el mundial siguiente, México 1986. Por mucho que Argentina había pasado de la dictadura militar a la democracia, todavía pervivía la narrativa ahí del abuso de Inglaterra, y cómo unos pibes de 18 a 20 años le hicieron frente a una descomunal fuerza militar, «ofrendando su vida» según palabras de diarios como Crónica. 

El cambio de formato del mundial a octavos de final tenía como particularidad de que no se supiera la composición de la etapa de eliminación directa hasta solamente acabar la fase de grupos, porque había que esperar a los cuatro mejores terceros lugares. Y tan pronto quedaron los 16 clasificados, todo mundo se empezó a frotar las manos: ¡Argentina e Inglaterra se podían topar en cuartos en el majestuoso Estadio Azteca! Claro, antes debía deshacerse de Uruguay y Paraguay, respectivamente, cosa que terminó ocurriendo. El morbo se acrecentaba, pero desde la concentración argentina se encargaron de calmar las aguas de los medios jugadores como Jorge Valdano. Digamos que el DT argentino Carlos Bilardo tenía cosas más urgentes en la cabeza, como conseguir de último minuto la camiseta azul de visitante en Tepito. Les prohibió a sus muchachos hablar al respecto.

Los asistentes a ese partido de cuartos de final no se defraudaron con ese partido. Resultó un juego entretenido, con dos rivales que pelearon en pos del balón. A veces el futbol suele ser injusto con el nivel desplegado del perdedor; esta máxima puede no aplicarse para The Three Lions porque en realidad Bilardo se comió a Bobby Robson, en especial al inicio del segundo tiempo. Ese lapso fue suficiente para que Maradona cobrara la venganza desde el plano deportivo, primero apelando a la viveza argentina a través de la Mano de Dios, luego transformándose en un artista convirtiendo el gol más stendhaliano del mundial. Si bien la cronométrica defensa que neutralizaba a Gary Lineker falló una vez, al final eso quedó en susto. Argentina había vengado a los soldados caídos y seguiría su camino para ganar su segundo mundial. Años más tarde, esa generación del ‘86 confesó que las Malvinas fueron el combustible que los motivó antes; de ahí que jugaran con una furia en cada lance.

Las Malvinas detrás de la rivalidad Argentina vs. Chile

Sudamérica es la confederación con menos miembros y las relaciones históricas entre todos sus miembros han propiciado el fortalecimiento de rivalidades entre todos los 10 países que la conforman, más a partir de 1996 cuando se instauró el sistema de liga para las eliminatorias mundialistas. No sucede en pocas salvedades. El principal clásico de Argentina es contra Brasil; por su parte, Chile tiene rencillas con Perú en el llamado “Clásico del Pacífico”, tanto por discusiones con respecto al origen del elíxir alcohólico llamado pisco, como por acciones militares en el siglo XIX.

No obstante, la rivalidad entre Argentina y Chile ha cobrado bastante notoriedad. Algunos creen que data desde la doble final ganada por los chilenos en las Copas América de 2015 (en casa) y 2016 (la del Centenario en Estados Unidos). Aun cuando los argentinos mantienen hasta la fecha una paternidad, algunos van todavía más allá y llaman a los chilenos “traidores”; para ellos, Chile traicionó a Argentina en el conflicto de las Malvinas al aliarse a Estados Unidos y al Reino Unido.

¿Qué tan traidor fue Chile? ¿Argentina tenía razón al respecto? Antes de eso, Argentina y Chile tenían relaciones bastante amistosas. Cierto es que en los tiempos de la colonia hubo imprecisiones en la elaboración de fronteras entre provincias del Virreinato de la Plata y Buenos Aires ganó preponderancia económica en el ocaso del dominio español a expensas de Chile dependiente comercialmente de Perú, pero nada que no pasara de cierta cargada amistosa.

Todo cambió en los años 70. Una de las zonas cuya soberanía a ciencia cierta no estaba determinada eran las islas Picton Nueva y Lennox, en el canal de Beagle, el cual separa las islas más septentrionales de Chile y la Tierra del Fuego en Argentina; por ejemplo, en sus costas se encuentra Ushuaia, la ciudad más austral del mundo. En 1971 ambos países se fueron a arbitraje internacional, cuando ambos estaban todavía más o menos alineados en contra de las potencias occidentales del norte. En 1977 fallaron a favor de Chile.

Esto no cayó bien en la dictadura de Argentina, y a través de la propaganda comenzaron a plasmar al vecino como lo peor que podía existir. Estaban dispuestos a recuperar esas islas y al año siguiente lanzaron la Operación Soberanía para invadirlas. Una mediación del papa Juan Pablo II sobre la hora aplacó las hostilidades y desactivó lo que habría sido una guerra segura.

Cuando sucedió la guerra de las Malvinas, Chile probó ser el fiel de la balanza que decidió el resultado. A diferencia de cuando comenzó el arbitraje internacional, Chile ahora estaba orientado a Estados Unidos con la dictadura de Augusto Pinochet. Los chilenos descubrieron que, si los argentinos triunfaban en las Islas Malvinas, las siguientes eran las islas del canal Beagle en discordia. A cambio de aprovechar la oportunidad de obtener tecnología militar de punta y armamento de vanguardia, Chile le permitió a los ingleses usar un radar de largo alcance en Punta Arenas, con lo cual podían apreciar los movimientos argentinos en Ushuaia, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos y Río Grande. Desde Santiago de Chile llegó un equipo del Servicio Aéreo Especial británico con colores chilenos. Esta movida fue clave para ganar la guerra, como después confesaron militares británicos.

Todas estas pretensiones fueron confesadas décadas más tarde por Basilio Lami. Asimismo, también el general Pinochet se había inventado la crisis de las islas del Canal Beagle creando cizaña desde el lado chileno. Incluso él había contemplado la idea de ceder dichas islas, pero esta propuesta fue desechada por la Junta Militar Argentina. Haya sido como haya sido, todo se terminó solucionando con un tratado de amistad en 1984. Desgraciadamente, en el imaginario colectivo ha quedado que Chile terminó ayudando a Argentina; combinado con las victorias que contaron en la Copa América, la rivalidad austral entre ambos países puede contar con que su fuego seguirá ardiendo para añadirle picante.

Por más que este texto tenga cuestiones que recuerdan al dolor, hubo alguien que logró transmutarlo. De manera obligada por las circunstancias, desde luego, pero logró transmutarlo. 

Osvaldo Ardiles: el embajador no oficial de Argentina en Inglaterra

En 1982 Osvaldo Ardiles llevaba tres temporadas establecido como pilar indiscutible en el Tottenham Hotspur. Tras ser campeón en casa, había fichado con los Spurs, en una época donde el futbol inglés era bastante celoso con gente que no procediese de las Islas Británicas, ya ni hablemos de los que venían desde el otro lado del Océano Atlántico. Su exquisita visión de campo y sus pases hechos con precisión quirúrgica lo hacían uno de los mejores jugadores del mundo. Ya llevaba una FA Cup ganada el año anterior, e iba por más.

Ese 2 de abril de 1982 cuando se desató la guerra en las Islas Malvinas, el Tottenham Hotspur estaba por disputar al día siguiente su partido de semifinal de la FA Cup en la cancha del Leicester City. La afición de los Foxes sabía que con los Spurs jugaban dos argentinos: el gran Ossie y Ricardo Vila. Y se hicieron notar abucheándolos y cantando: “ENGLAND ENGLAND”. Para sorpresa de todos, los hinchas del Tottenham respondían cantando “ARGENTINA ARGENTINA”. Y el Tottenham ganó, y a la postre defendió exitosamente su FA Cup.

No había tiempo que perder. No regresaría a la temporada, porque Ardiles se concentró con la selección argentina para disputar el mundial en España. Ahí se empezó a fraguar la tormenta perfecta para él. Un primo suyo, Pepe, era piloto de la Fuerza Aérea y fue uno de los 649 argentinos caídos en combate a finales de mes cuando su aeronave fue derribada. Imagina lo que es no tener noticias de un familiar tuyo y pensar que está desaparecido.

Encima, le tocó vivir en carne propia el sensacionalismo de la prensa inglesa, cuando The Sun lanzó uno de sus emblemáticos encabezados: “OSSIE GOES TO WAR!”. En Argentina realizar el Servicio Militar era obligatorio, más en una época donde la forma de gobierno era la junta militar. Cuando acaban, todos pasan a ser miembros de la reserva, y técnicamente pueden ser susceptibles de ser llamados a la guerra. Como medio chauvinista, The Sun tergiversó eso afirmando que él se iría a la guerra a matar ingleses.

Por eso tras un amistoso de preparación contra la Unión Soviética, soltó la bomba: «No puedo jugar en un país que está en guerra con el mío». Con estas dos cosas en la cabeza, no es ninguna sorpresa que su desempeño en España 1982 haya sido mortecino, y no haya podido contribuir a que Argentina pudiera defender con éxito su título.

Llegó la tercera estocada. Por la guerra de las Malvinas, Argentina y Reino Unido habían suspendido sus relaciones diplomáticas. Al ser Ardiles el argentino más mediático en Inglaterra, era en cierta manera el embajador no oficial de dicho país para bien… o para mal. Con esto último me refiero a que para los argentinos, Ardiles era inglés, y para los ingleses, Ardiles era argentino. Con eso, Ardiles quería irse del Tottenham, pero ellos no estaban dispuestos a venderlo. Consiguió que al menos lo cedieran una temporada al PSG para estar más tranquilo.

El problema es que en Francia las cosas no eran las mismas. En una temporada con el PSG apenas jugó 14 partidos y marcó un gol. El alma de Ardiles estaba más bien en los dos países que amaba; le entristecía que no se hablaran. Esa temporada fue la única fuera. Regresó a White Hart Lane en 1984 y logró contribuir para ganar la Copa UEFA ese año. Finalmente se marchó del Tottenham en 1988 convertido en leyenda de los Spurs. 20 años después, Ardiles y Villa fueron inducidos al Salón de la Fama del Tottenham.

¿Cómo es el futbol de las Islas Malvinas?

Hasta ahora he contado la parte argentina de la historia. ¿Hay futbol en las Islas Malvinas? Claro que sí. No creas que es la selección más maravillosa. De hecho, su historia tiene colecciones de derrotas. Tiene que lidiar con no poder ingresar a la FIFA; la Conmebol no es opción, los miembros apoyan a Argentina incondicionalmente. 

La única manera de competir es en los Juegos de las Islas, entre territorios insulares sin reconocimiento pleno y con poblaciones ínfimas, bajo soberanía europea casi todas, si no es que todas. Sus primeros dos partidos fueron estrepitosos: 9-1 ante Isla de Man y 12-0 ante Groenlandia (su peor derrota). El virtual aislamiento de Europa y el ostracismo al que están sujetas las Islas Malvinas hace que el fogueo sea inexistente. Los resultados en los Juegos de las Islas dan fe de ello: casi siempre ocupan los últimos lugares, como sucedió este año en Guernsey. Apenas quedaron en el 14° lugar, empatando un juego. La única vez que se han colado al podio fue en la edición de Bermudas 2013. Cierto es que apenas se presentaron cuatro escuadras; aún así obtuvieron aquí su mayor victoria, un 6-0 ante Frøya, una isla en la costa de Noruega. 

En parte la culpa de tan poca actividad es que estuvieron seis años sin liga de futbol. Todos los clubes de alguna manera representan a negocios que sostienen la economía de Puerto Stanley: Chandelry FC, Sealed PR, Kelper Store, Sullivan Blue Sox, HMS Montrose, Suppliers y Tri Service Allstar. ¡En su momento había uno llamado Teenage Mutant Ninja Turtles! Lo que también sucede es que los jóvenes que viven en las Islas Malvinas apenas cumplen 18 años buscan estudiar en el Reino Unido, con lo que no hay una buena base demográfica para conjuntar un equipo competitivo.

Se me vienen a la memoria dos nombres que se han labrado un nombre de relativa gloria para el futbol malvinense:

  • Patrick Watts: máximo romperredes y jugador con más apariciones para la selección. Al momento de desatarse la guerra, era locutor y presentador local. Fue también DT de la selección durante cinco años.
  • Martyn Gilson-Clarke: ¡se probó dos semanas en Boca Juniors en 1999! Tenía lo necesario para llegar al futbol argentino. Claro que su llegada fue objeto de todo el morbo en Argentina. Sii bien no logró llegar a nada, pudo conocer a Maradona, quien le tuvo simpatía para sorpresa de todos. Desgraciadamente se suicidó a los 42 años, injustamente tratado como traidor en su casa.

Nombre clave para las Islas Malvinas

Como era de esperarse, el intempestivo cambio de gobierno no ha modificado ni un ápice las pretensiones británicas sobre las Islas Malvinas. Ahora el Primer Ministro Rishi Sunak ha regañado a Bruselas por usar el nombre Islas Malvinas para toda comunicación al respecto, en vez de Falkland Islands, la toponimia que es usada por el Reino Unido. Olvida Sunak que Reino Unido tal vez tenga voz en la Unión Europea, pero el Brexit les quitó el voto.

El uso del nombre adecuado es de hecho crucial para cuando nos tengamos que referir a ellas como extranjeros. De eso me di cuenta en mi faceta de Tiktok. Momentos después de la final, el Dibu Martínez había rechazado el sombrero que un periodista mexicano le quería obsequiar a Guido Rodríguez, y encima se había burlado de él. Había subido un video dos días después explicando esto, tratando de adoptar una actitud neutra sin resabios del patrioterismo.

Por supuesto se desató la guerra de comentarios. Resulta que dentro de mi colección de camisetas, tengo una que le pertenece a la selección de las Islas Malvinas, y me tocaba usarla al día siguiente. Yo tenía cierta reticencia a subir un video mostrándola. Aficionados mexicanos habían causado que la imagen de mi país fuese impopular durante el mundial y me atrevería a enseñarla.

Finalmente lo hice… y la respuesta me sorprendió para bien. Me decían que había tratado con respeto a las Islas Malvinas y un esfuerzo así es bienvenido. Mi video se hizo viral, llegando a casi 60 mil vistas. Te lo comparto.

Ahí también aprendí que a los argentinos no les duele tanto haber perdido unas pequeñas islas más aisladas que Ushuaia y tremendamente dependientes de la pesca, sino perder a muchachos con una vida por delante para revitalizar el poder militar. Eso fue lo que enfureció a los argentinos de las burlas mexicanas. Nosotros nos jactamos de burlarnos hasta de la muerte… pero el gesto del Dibu Martínez mostró de dónde cojea el humor mexicano: le ofende el uso que les den a sus símbolos. De ahí que hubiese una furia porque Lionel Messi «arrojase al piso la camiseta mexicana». ¡Nos llevamos y no nos aguantamos!  

Sea este texto una manera de abordar el conflicto de las Malvinas de manera respetuosa. Para conmemorar esta guerra, el 2 de abril en Argentina es el Día del Veterano y los Soldados Caídos de las Islas Malvinas. Por ello, quiero cerrar con la primera estrofa del himno que acompañó la consecución argentina del tercer campeonato mundial en Lusail. Recordemos Muchachos de La Mosca: 

En Argentina nací
tierra de Diego y Lionel,
de los pibes de Malvinas
que jamás olvidaré.

Bibliografía

Alonso, Horacio. Un negocio millonario inglés reaviva la disputa por las Islas Malvinas. Diario Crónica. 14 de octubre de 2023
A24. La historia de las Islas Malvinas. 1 de noviembre de 2019
Druetta, Eugenio. Guerra de Malvinas: por qué Chile apoyó a Gran Bretaña y no a la Argentina. Perfil. 2 de abril de 2021
Cadena 3. Un argentino ingresó a Wembley con una camiseta de Malvinas. 2 de junio de 2022.
TN.com. La camiseta de All Boys con las Islas Malvinas en el pecho. 1 de abril de 2012
Baldo, Matías. México 86: el día que los futbolistas usaron la guerra de Malvinas como una motivación. La Nación. 23 de junio de 2016.
Anandakugan, Nithyani. From Defending Islands to Defending the Soccer Pitch: History of the 1986 England-Argentina World Cup. Harvard International Review. 2 de mayo de 2022
Androszczuk, Lautaro. PSG, la salvación de Ardiles en medio del fuego cruzado por Malvinas. TyC Sports. 1 de abril de 2022
BBC News. Rishi Sunak hits out at EU calling Falklands Islands ‘Islas Malvinas’. 20 de junio de 2023
Coronis, Alfredo. La selección de las Islas Falkland (Malvinas): fútbol y personalidad lejos de la política. Futbol Sapiens. 17 de febrero de 2020

Es momento de seguir en Sudamérica, pero ir a un país vecino. Nos espera Paraguay. En una temporada en la cual el Cono Sur fue asolada por dictaduras, este país tampoco se escapó y el general Alfredo Stroessner gobernó desde 1954 hasta 1989. Resulta irónico que su equipo favorito haya sido el Libertad; 35 años de mano dura ante cualquier atisbo de subversividad estaban lejos de ser libertario. ¿Cómo era el futbol paraguayo en esta etapa? Es lo que veremos en la siguiente parada.

Recomendación musical 2

El conflicto por las Islas Malvinas prendió la mecha nacionalista en Argentina, y esto se reflejó en las canciones compuestas para la fecha. En 1982 surgió esta marcha para honrar a los chicos caídos que fueron a combatir al ejército británico, abandonando una vida por delante. Esta es la Marcha de las Malvinas, de la Banda Original Columbia.

Recapitulemos

El conflicto de las Islas Malvinas tiene desde el siglo XIX. Pretendida por franceses, españoles, ingleses y argentinos, Argentina las reclama desde 1820. El Reino Unido llegó a imponer condiciones en 1829 y desde entonces las reclama como suya. La guerra se desató en 1982 para levantar el poder de la Junta Militar Argentina, pero los británicos se defendieron y en dos meses se zanjó la victoria. Por más que Argentina reclama y reclama, Londres no hace caso. En el futbol, el más vocal con la causa de las Islas Malvinas es el club All Boys, que no ha dejado pasar la oportunidad de estampar el archipiélago en su camiseta. Hay estadios con ese nombre en Buenos Aires y Córdoba. Esta fue la manera en que los mexicanos se burlaron de los argentinos previo al partido entre ambas selecciones en Qatar 2022. Las Malvinas permearon el mundial de España 1982, cuando los británicos clasificados (Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte) pensaron seriamente en retirarse, así como añadieron picante al partido de cuartos de final cuatro años después entre argentinos e ingleses. Ahí se gestó la leyenda de Maradona con la Mano de Dios y el gol más bello de la historia. Las Malvinas fueron la razón principal para agriar la rivalidad entre Argentina y Chile. Las Malvinas perturbaron el brillo que tenía Osvaldo Ardiles, argentino leyenda del Tottenham. Por cierto, las Malvinas tienen una selección de futbol, pero solamente disputa los Juegos de las Islas, un escaso fogueo.

Nos vemos la siguiente. ¡Hasta luego!

Sebastián Alarcón
Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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