«El cielo llora porque Kroos se va». Esta fue la mejor frase que leí durante el día de hoy, marcado a fuego por el retorno de la Eurocopa tras dos jornadas de parón entre la fase de grupos y las eliminatorias. Cortesía de Fernando Ajenjo, esta unión de vocablos tan atinada. Y de Suiza, la bárbara puesta en escena que nos dejó perplejos en uno de los primeros turnos menos emocionantes que tuvimos. Los helvéticos no le dieron nada de suspense, salieron a asfixiar a su presa y lo lograron con suma suficiencia. Italia se topó con dos postes, uno de Scamacca y otro de Fabian Schär, que coqueteó con el gol en propia meta. Acciones aisladas, en cualquier caso, porque Italia estuvo casi la totalidad del encuentro a merced de la pizarra de Murat. Sin identidad ni rebeldía cayó (2-0) la Azzurra. Con los tantos de Vargas y Freuler. Las que tampoco se salieron con la suya fueron las señales del cielo, que nos cortaron el rollo con una tormenta eléctrica capaz de detener más de 20 minutos el Alemania 2-0 Dinamarca. Pero nada que impidiese otro trabajado triunfo alemán, con anotaciones mediado el segundo acto de Kai Havertz desde los once metros y de Jamal Musiala en una salida al espacio.
🥇🇨🇭 GRANIT XHAKA
El primero que pensó en rendirle tributo a Toni, por si acaso hoy se tenía que despedir de esta disciplina hoy, fue el capitán de la ‘Nati’. Los octavos de final comenzaron con un baño táctico de Murat Yakin a Luciano Spalletti, y todos sabemos quienes son su extensión en el verde. Efectivamente, Manuel Akanji, sobresaliente un día más, y Granit Xhaka, que ya se prepara en el fútbol no profesional para ejercer como técnico cuando cuelgue las botas. Ojalá sea tarde, porque al igual que sucede con Kroos, da la sensación de que ambos están en su mejor momento. El tiempista del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso también ejerce como tal en el panorama de selecciones y lo hace en un equipo trabajado minuciosamente para exprimir todo su talento, que no sobra a pesar de que pueda parecerlo. En la salida de balón, él y el central del Manchester City son quienes inician el juego con total solvencia. Un recital de balones filtrados cuando tocaba, tras medir los riesgos y aportar la precisión requerida para detectar y habilitar al hombre libre por detrás de quien saltase a la presión. Una que pareció completamente desorganizada y apática por momentos, desesperada por perseguir sombras. Así es esta Suiza, flexible y con unos pasadores inteligentes y pulcros en sus primeros pases. Pero ahí no queda su relevancia con balón, Xhaka también fue fundamental para triangular en el sector izquierdo con Aebischer, con Ruben Vargas (golazo y asistencia) y con un Ricardo Rodríguez que llamó con fuerza a la puerta de este podio. Las dos anotaciones nacieron de los pies y, a mayores, de la mente del ex del Arsenal.
Suiza 2-0 Italia: mucha Nati para tan poca campeona
De acuerdo, sabíamos que es un privilegiado con la pelota, pero no menos importante resulta lo que sucede cuando no tiene el placer de domarla con sus botines. Tanto para abrir líneas de pase habilitándose como posible receptor, como para presionar, ir a las ayudas o defender en bloque. Si había que saltar lejos a encimar a su par, como en una persecución a Cristante a 80 metros de su portería, allá que iba. Si tocaba ajustar y ser el guardaespaldas de Rodríguez y Aebischer cuando estos apretaban, también apareció para negarle una transición ventajosa a Chiesa. Y si se armaba el bloque, mayoritariamente en la última media hora por el desgaste físico que supusieron los primeros 60 minutos, Xhaka aparecía para barrer la zona. Muchas veces sospechamos que era uno de esos futbolistas que se crecían con la elástica de su país. Nunca vimos venir que este verano de 2024, tras una brillante temporada en su retorno a la Bundesliga, fuese a sorprendernos por elevar nuevamente sus prestaciones a las órdenes de Yakin. Algunos decían que volvía a Renania del Norte-Westfalia por un tema familiar y que ahí terminarían sus servicios en la élite del balompié. Ahora Ángel Zamarroni pregunta si es uno de los tres mejores centrocampistas del momento.
🥈🇩🇪 ANTONIO RÜDIGER
Nunca comprendí la poca empatía que tienen algunos padres con sus hijos en lo que a fotografías se refiere. Hablo desde mi experiencia personal. Tampoco soy un tipo ortodoxo delante de la cámara; de cada diez fotos poso en nueve con algún gesto sugerente que a mis familiares les trae por la calle de la amargura. «Iña, no sales en ninguna sin hacer el tonto», objetan. A mí, sin embargo, me parece que mejoran ostensiblemente. Hay que darle un poco de carisma al asunto. O, intentarlo, al menos. Muerte a los fotomatones. Sin embargo, en casa hay muchas instantáneas enmarcadas que me dan vergüenza ajena. De la primera comunión con las manos haciendo de almohada como si fuera un angelito, otra con el diploma de mis estudios hechas a traición un día que tenía 39 de fiebre, una más con mi abuelo en la playa como si la playa fuera nudista, y no lo digo por el outfit del patriarca, precisamente… Y recuerdo otra con unas rodilleras esperpénticas de los tiempos en los que tendría unos diez años, aunque eso era culpa mía. La explicación, simple: me duraban poco los pantalones sin agujeros. O, lo que es lo mismo, me importaba un bledo que en el recreo jugásemos al fútbol sobre cemento. Los tackles no se negociaban, siempre me fascinaron. Tal vez por eso me guste Rüdiger más que a la mayoría, porque posa en las fotos como un servidor, y porque celebra sus segadas como si fueran goles.
Guía Eurocopa 2024, Alemania: Jamal y Florian para despedir a Toni
Con el tiempo comprendí que un buen defensor no necesitaba ir mucho al suelo. Cuanto menos al límite defienda, mejor, vaya. Aunque dadas ciertas situaciones, no queda otra que apagar los incendios, y para eso Antonio es el mejor. Con bastante limpieza para lo que arriesga en esta faceta, la verdad sea dicha. Agresividad bien canalizada por lo general, y cada vez más con el paso de los años. Ante Dinamarca fue clave para cortar varias transiciones verticales prometedoras del combinado escandinavo, por lo mal que perdió algunos balones la Mannschaft, una vez más, con el equipo expuesto. Las vigilancias defensivas de los centrales son mejorables, pero ya decíamos que Rüdiger no es el central más académico del mundo, precisamente. En cualquier caso, llega al cruce, corre para atrás y hace que el delantero no decida bien o no ejecute como quisiera los últimos gestos, intercepta disparos… Todo eso lo sufrieron los daneses, así como sus anticipos para salir de zona y limitar en tiempo y espacio las recepciones de Eriksen o Højlund. Y a esa actuación debemos sumar algún desplazamiento vertical en largo para poner a correr a Havertz o Musiala al espacio, a la espalda de una línea de tres defensores que sufrió en esa faceta. Cuestiones éstas en las que Schlotterbeck, su socio improvisado por la baja de Tah (sancionado), también destaca. Entre ellos, y un Emre Can competitivo que entró para replegar como tercer central cuando Alemania armaba el bloque cerca de Neuer, se explica que hoy los teutones no encajaran ningún gol, más allá del anulado por un fuera de juego milimétrico segundos antes del penalti que se tradujo en el 1-0.
🥉🇩🇰 KASPER SCHMEICHEL
Me molesta bastante que todavía algunos piensen que Kasper Schmeichel «es el hijo de Peter Schmeichel». Y no me refiero a algo relacionado con pruebas de paternidad ni a nada por el estilo, sino a hacer referencia a la leyenda del Leicester City por quién fue su padre y no por lo que es él. Ya lejos de su prime, momento en el que seguramente fuera uno de los guardametas más infravalorados del planeta, pero todavía deja partidos como este ante Alemania en los que demuestra que puede ser el héroe de su selección. Al final no alcanzó, el intercambio de golpes a partir de la primera media hora le costó caro a los de su tocayo Hjulmand, pero si llegaron con opciones de forzar la prórroga, también fue en gran medida por culpa del veterano cancerbero de 37 años. Especialmente, por un remate cruzado de volea que le sacó a Havertz, así como por un cabezazo poco potente pero esquinado que iba a la escuadra, o por un par de mano a manos en los que achicó bien el espacio para precipitar la definición de los delanteros. Tampoco le pudo batir Kimmich con un derechazo lejano. Y le faltó poco para detenerle la pena máxima al propio Kai. Le probaron de casi todas las formas posibles.
Guía Eurocopa 2024, Dinamarca: Hjulmand contra los ecos del pasado
Qué resiliencia la suya para cuajar esta actuación tras un par de temporadas en las que ha dejado dudas sobre si sigue al nivel para mantenerse en la élite. Y para sobreponerse a una primera acción en la que no estuvo afortunado al salir en un centro lateral cerrado, que terminó por rematar Schlotterbeck al fondo de las mallas, pero que no subió al marcador por una presunta infracción en los bloqueos. Esta es la Eurocopa de los centrocampistas, para la mayoría; pero ojo a la competencia que les está quedando con las actuaciones de varios centrales, así como por quienes se empeñan en no dejar a Mamardashvili como único parador providencial. Donnarumma hoy también sostuvo a Italia. Y Neuer sacó otro par de ocasiones de mérito. Pero, por cantidad, momento y la variedad mencionada, ninguno como Schmeichel. Kasper, capitán de ti, que no hayas defendido la meta de ningún aspirante a la Champions no se explica por falta de aptitudes, sino por tu fidelidad a los Foxes y a la familia Srivaddhanaprabha. Vichai puede presumir orgulloso allá donde esté, tras su fatídico accidente de helicóptero, del gran amigo y no peor portero que tuvo a su lado.