Fernando Marcos, futbol en cuatro palabras

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El fútbol es tantas cosas a la vez, que ya perdí la cuenta.

Jorge Valdano

La biblioteca de Alejandría se erigió como el centro intelectual del mundo. Contaba, según los historiadores, con la mayor recopilación de escritos, así como gran cantidad de instrumentos de investigación y documentos del mundo antiguo. Construida a comienzos del siglo III a.C. por Ptolomeo I Sóter, llegó a albergar hasta 700,000 volúmenes. Todo el conocimiento del ser humano en un solo lugar.

Fernando Marcos (Ciudad de México, 1913 – Id., 2000) fue jugador, entrenador, árbitro, periodista, narrador, analista y columnista del deporte que amaba, el futbol. Concentró todo el conocimiento posible. Fue la biblioteca de Alejandría del balompié. Y nosotros (tan afortunados) tuvimos acceso a ella.

El jugador

De nacimiento en un periodo convulso de nuestra historia (el año de la Decena trágica) inició la construcción del personaje en el Germania de Segunda División allá por 1931, para después enrolarse en el España, club donde conoció a Luis ”El Pirata” Fuente. Fue seleccionado nacional en aquel duelo a partido único frente a los Estados Unidos dónde se definiría un boleto al Mundial del ‘34. La selección cayó 4-2 y se encontraron sin boleto y sin dinero para regresar. El equipo tuvo que jugar varios partidos para poder solventar el viaje de vuelta.

El árbitro

Una lesión en la rodilla (tras una entrada artera) lo lleva a abandonar muy joven la profesión de jugador; sin embargo, esto no lo detuvo. Su destino era profundizar en el conocimiento del deporte, quizá inspirado en los antiguos estudiosos alejandrinos que buscaban respuestas al todo busca un nuevo punto de vista.

No obstante, el destino vuelve a ser cruel con su actividad. Aquella tarde infausta de 1939 donde fungía como juez central, Horacio Casarín cae lesionado en el partido Asturias-Necaxa. La afición pide sangre. La consigue: el Parque Asturias es consumido por el fuego ocasionado por la turba enardecida. Fernando Marcos, abandona – tiempo después – la actividad arbitral.

El entrenador

El destino encuentra cada cierto tiempo de alguna forma llegar. Al final, siempre (y sí, siempre) lo consigue. A través de una cruda crítica en la prensa al Asturias, el presidente de dicho club lo reta a tomar la dirección técnica del equipo. Marcos, hombre serio, acepta la apuesta y conduce al equipo del último al cuarto lugar de la tabla.

Entrenó al Necaxa, Toluca y América, incluso le achacan ser el creador del Clásico nacional tras afirmar: «América no viene a Guadalajara a ganar, eso es rutina. […] La nueva forma de marcar por teléfono a Guadalajara es dos cero, dos cero, dos cero, cortesía del América». El futbol mexicano se lo agradecería.

Llegó también al banquillo de seleccionador nacional a nivel juvenil; años después, tendría a la mayor. Su partido más memorable como entrenador fue una victoria en contra del combinado inglés en Ciudad Universitaria por dos goles a uno con tantos de Salvador Reyes y Raúl Cárdenas.

El periodista

Como en Alejandría, Fernando Marcos se encargó de esparcir el conocimiento de manera oral y escrita para evitar que el conocimiento desapareciera. Hombre (de) culto, conocía el poder de las palabras. Abogado de profesión, hizo documentales y se unió al periodismo a través de la radio. Colaboró en diarios como El Nacional, La Prensa, El Universal, fundó Ovaciones e incluso colaboró en el semanario Siempre!. Llegó a ser productor ejecutivo cinematográfico de películas de Miroslava, Marga López y Tito Guízar, donde estuvo a las órdenes de Emilio “El Indio” Fernández.

Su voz, como medio de transmisión, impuso un estilo. El grito «¡Borja, no falles!, ¡Gol de Borja!», llegó a cada rincón del país durante el Mundial de Inglaterra 1966, en el partido México-Francia. Telesistemas mexicanos (Televisa) y Canal 13 (y su conversión a Imevisión) marcaron su paso por la pantalla chica. Existe la leyenda urbana acerca de su despido de que la televisora de Azcárraga fue consecuencia de una frase, al referirse al América de Roca: «Sobra entrenador, falta extremo». Ignoro qué tan cierta fue, pero trajeron a Milton Pinheiro da Silva “Batata” y nombraron a Carlos Reynoso director técnico. El resto es historia. Se retira de la televisión, pero persiste en su labor escrita hasta el final de su vida.

Su legado

La desaparición de la Biblioteca de Alejandría fue uno de los desastres culturales de la historia de la humanidad. Un retroceso que marcó pasos atrás en el desarrollo y patrimonio del hombre (como especie). La escritura y el video hoy día permiten recuperar el legado de seres que han dejado huella en todos los ámbitos y un eco a través del tiempo. El futbol, en esencia, sigue siendo el deporte del cual nos enamoramos por su simpleza y alegría. Lo que se ha modificado es la sociedad y el entendimiento del balompié. Los que cambiamos fuimos nosotros y debemos aprender de aquellos que marcaron un camino.

Fernando Marcos le pagó al futbol todo aquello que el balón le otorgó. A veces, la vida te regresa el amor con el que la trataste. Por eso su enseñanza es tan grande y mensurable para todos aquellos que tuvimos la oportunidad de escucharlo (y leerlo). Su famoso editorial en cuatro palabras al final de las transmisiones (síntesis y abstracción al alcance de pocos) quedará como legado para todos aquellos que aspiramos a comunicarnos (en el futbol y en la vida) de manera efectiva.

¡Gracias eternas, Don Fernando!

Escrito por: Juan Pablo Martínez

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Juan Pablo
Ciudad de México, 1971. Hijo de Goyo y Cristy. Papá de #LaFrijol y #Pelotxas. Diseñador Gráfico. Contador de historias. De la Real Sociedad.

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