Finlandia 0-2 Bélgica: Lo viejo y lo nuevo

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Con tres victorias en tres partidos, la Bélgica de Roberto Martínez sigue progresando de manera adecuada al objetivo de conquistar, por fin, un torneo internacional. Algo que esta generación que ya se va apagando (Kompany ya no está, los centrales son veteranos) estuvo a punto de conseguir en Rusia hace tres años y que ahora se encuentran ante una nueva oportunidad. Con De Bruyne y Eden Hazard finalmente como titulares, los Diablos Rojos se encontraron un partido incómodo, de ritmo lento, ante una Finlandia que salió buscando el empate. Finalmente, la aparición de Jérémy Doku, el proyecto más ilusionante de cuantos ha sacado el país en los últimos años, ayudó a dinamitar un partido que se les estaba espesando de más.

Finlandia, consciente de que un empate les valía una histórica clasificación para los octavos de final, salió a defenderse. Partiendo de su habitual 5-3-2, los de Markku Kanerva tienen la enorme fortaleza de que se sienten cómodos defendiendo en campo propio, nunca se sienten ahogados e incómodos ante el reto de pasarse la práctica totalidad del partido en campo propio. Liderados por las intervenciones de Lukas Hradecky bajo palos, los despejes de Paulus Arajuuri en el área y la presencia de Sparv y Kamara cerrando carril central, los nórdicos resistían el paso de los minutos.

Bélgica agradeció la presencia de Kevin de Bruyne en la base de la jugada para darle fluidez a las posesiones, cayendo a izquierda y creando el lado fuerte ahí juntándose con Chadli y Eden Hazard mientras Lukaku amenazaba en los últimos metros. Roberto Martínez, haciendo uso de un mecanismo que ya se le ha visto antes, buscó abrir la defensa rival con los intercambios de altura y pasillo entre carrileros y mediapuntas. Así, era frecuente ver a Hazard y Doku fijar abiertos mientras Chadli y Trossard aparecían en zonas intermedias.

Finlandia nunca sumaba salidas, pues a través de sus salidas directas hacia Pohjanpalo no se instalaban en campo rival (destacable aquí la presencia de Axel Witsel ganando duelos aéreos) y sus atacantes tampoco se imponían a unos centrales belgas que cumplieron con nota la tarea de defender con la línea a la altura de mediocampo. Tan solo Glen Kamara en algunas conducciones dio segundos de respiro a los suyos.

Las posesiones belgas carecían de fluidez en el último tercio como para desordenar el bloque rival y generar situaciones claras de remate, escenario en el que el descaro en conducción de Doku y la habilidad en espacios reducidos de Hazard marcaban la diferencia, aunque finalmente el gol que abrió la lata llegó en una acción a balón parado. A partir de ahí, Finlandia corrió más riesgos y regaló unos espacios con los que Bélgica acabó matando el partido. La generación dorada del fútbol belga está preparada para un último baile que finalmente lleve la gloria a su país, mientras Finlandia cumplió con nota su primera participación en una Eurocopa pero ahora necesitará de un milagro en otros grupos para poder continuar en el torneo.

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Hugo Marugan
Fútbol. Para disfrutarlo, para aprender y para contarlo.

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