En Bakú, Gales y Suiza empataron en la primera jornada en un partido donde pesaron más las individualidades que los funcionamientos colectivos. Daniel James y Kieffer Moore destacaron en una Gales bien diferente al equipo semifinalista de la última edición, pero el gran protagonista del partido fue un Breel Embolo que completó una exhibición. El paradigma de jugador que, si encadena una buena racha de partidos en esta Eurocopa, puede servir como trampolín en su carrera.
Gales empezó muy bien el encuentro a partir de la figura de Moore. El delantero del Cardiff City daba sentido al plan colectivo, que consistía en atraer en salida para, posteriormente, buscarle en largo y que este dejara de cara a un compañero. Fue así el modo con el que Gales se fue instalando en campo rival en el tramo inicial, pero a medida que el impacto de Moore descendía, los de Robert Page atacaron menos y, por tanto, defendieron peor.
Le costó mucho a la Suiza de Vladimir Petkovic generar ventajas desde el colectivo. Con las intenciones de llevar el balón hacia fuera, con Ricardo Rodríguez y Kevin Mbabu dando profundidad, pero el pase hacia ellos siempre llegaba con el rival no suficientemente movilizado y por tanto les costaba generar situaciones de remate. Cuando dejaron de cargar todo su juego por fuera, y empezaron a activar a Xherdan Shaqiri y Breel Embolo en zonas intermedias, el partido cambió.
Gales había empezado muy bien coordinando los movimientos de su sistema defensivo, con los interiores saltando y Joe Allen cerrando su zona apareciendo constantemente en coberturas, pero una vez Suiza empezó a generar recepciones en el carril central, el bloque galés perdió solidez.
Más allá de los ya comentados Moore y Allen, hubo otros dos jugadores que completaron un partido más que digno en la selección galesa. Por un lado, Chris Mepham estuvo muy sólido defendiendo el área, transmitiendo toda la seguridad que no dio Joe Rodon, Despejes en el área, apariciones en coberturas y capacidad de corregir fueron las fortalezas competitivas del central del Bournemouth. Por otro lado, Daniel James garantizó varias salidas a partir de conducciones larguísimas de mucho impacto emocional, que instalaban a su equipo arriba y transmitían peligro.
Fue en la segunda parte donde se produjo el show de Embolo, apareciendo por dentro, dejando atrás a su par, aportando apoyos certeros y salidas en conducción que transmitían peligro. El partido se le puso de cara a Suiza, pero dieron un paso atrás con la ventaja en el marcador y finalmente Gales se aprovechó de eso en una jugada a balón parado culminada por Moore. Un partido que mostró más carencias colectivas de las deseadas por los entrenadores, y que será clave corregir de cara a progresar lo máximo posible en el torneo.