Gonçalo Ramos: la fórmula del gol

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No existe una fórmula clara para el gol. Se suele entrenar, incluso practicar, pero no todos obran la magia de despertar a las miles de almas que dan vida al estadio. Muchos afirman que “se tiene o no se tiene”, como si fuera algo innato. Ni blanco, ni negro. La fórmula no pasa por “lo que hace X jugador” en el mano a mano con el portero. Va más allá. Definir es importante, algo en lo que nuestro protagonista de hoy es diferencial, pero lo que ocurre previamente es incluso más importante. Los movimientos, los gestos, la confianza, mil intangibles más. Gonçalo Ramos los tiene todos. No le falta ni uno. Por esto, y por nada más, no le falta nada para destacar en la élite.

Gonçalo Ramos representa la figura del delantero de referencia, agresivo e inteligente en sus movimientos y con un importante impacto dentro del área. No es un futbolista constante en sus descensos para participar en apoyo, pero desde sus descargas de espaldas logra generarles ventajas a los jugadores de segunda línea. En todo caso, Ramos es un delantero mucho más tendente al desmarque de ruptura, siendo muy dominante en el cuerpeo con los centrales y dibujando trayectorias al espacio que generan desajustes en la línea defensiva rival. Con todo esto, siendo un futbolista determinante cuando pisa área, el resultado es un ariete goleador con gran impacto ofensivo para su equipo.

En todo caso, y aunque Ramos parte de un perfil muy específico y homogéneo en el fútbol de élite, sus primeros partidos como profesional en el Benfica fueron más como segundo punta que como delantero principal. En este sentido, sin ser tan fijador de centrales, era un futbolista con buenos movimientos entre líneas que, sin ser espectacular en los apoyos, solía aparecer al pie para dar continuidad al juego. Poco más que esto. Ni era dominante desde sus conducciones, ni mostraba un centro de gravedad bajo para ser liviano en giros, ni tampoco era garantía de ventajas a nivel colectivo. Sí mostraba, también por aquel entonces, un golpeo violento, agresivo y certero dentro del área. Marca de la casa.

El rol de Gonçalo Ramos en los últimos meses en el Benfica, al igual que el que vimos en la Copa del Mundo de Qatar con Portugal, poco o nada tiene que ver con aquel que se le asignó con frecuencia en sus inicios. No está tan ligado a dar el último pase, sino más bien a recibirlo. Un delantero que se impone en cada duelo físico, que intuye con astucia los espacios de ruptura, y que pisa área con mayor asiduidad que anteriormente. En los 26 partidos disputados durante la temporada 2022/23, el saldo cuenta con 18 goles y 5 asistencias. Y no es algo extraño, teniendo en cuenta sus anteriores temporadas (considerando los goles con el equipo ‘B’ del Benfica): 20 dianas en la 2021/22 (20 años), 17 en la 2020/21 (19 años), 19 en la 2019/20 (18 años)…

Su presentación en la Copa del Mundo es la de quien está cerca de costar mucho dinero en el próximo mercado estival. Su aparición contra Suiza, con tres goles y una exhibición de movimientos al espacio, impactó de tal manera que Fernando Santos decidió jugarse los cuartos de final con Ramos por delante de Cristiano Ronaldo. La apuesta salió fallida, cayeron eliminados y la figura de Santos quedó tocada, pero el relevo generacional en la punta de ataque lusa está más que claro. Un futbolista que significa gol, que significa vértigo, que supone desajustes en el bloque rival. Un delantero que, tal y como está el mercado, está llamado a dejar un buen puñado de millones en las arcas del Benfica.

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Manu Escuder
Periodista, analista y scout. Formando y formándome. También escribo en Revista Panenka.

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