Pese a que el resultado refleja paridad, la realidad es que, en la ida de la final del fútbol mexicano, los Pumas superaron -en el funcionamiento- al León. No obstante, los Esmeraldas tuvieron esa dosis de suerte que tanta falta les ha hecho en los duelos a eliminación directa y lograron sacar un empate con un hombre menos para que todo se defina en su cancha.
De cara a este encuentro, ambos equipos repitieron el once con el que se clasificaron. Sin embargo, mientras los de Ambriz tuvieron dificultades para conseguir fluidez, los de la UNAM firmaron su actuación más convincente en el torneo —incluso sobre la remontada ante Cruz Azul—. Andrés Lillini volvió a demostrar su calidad como estratega al incomodar al que probablemente es el equipo más regular en el último lustro en México.
A través del 4-2-3-1, Pumas tenía dos claras intenciones para hacer daño. Primero, con una presión media-alta, impedir que León tuviera tiempo y espacio para construir. Después, atacar los intervalos central-lateral con Iturbe por derecha acelerando la jugada y Carlos González, por izquierda, atacando el segundo poste y vulnerando la espalda de Fernando Navarro.
Incluso, durante la primera media hora del partido, los roles que vimos a lo largo del torneo se invirtieron. Pumas le arrebató la posesión del balón a León, los sacó de su zona de confort y La Fiera no recuperó la tenencia del esférico hasta que Luis Montes detectó la espalda de Leo López y Andrés Iniestra. Y, en consecuencia, el equipo de Ignacio Ambriz comenzó a sentirse más cómodo.
El caso fue que, aunque volvió a tener la pelota, era incapaz de agitar a los universitarios. Entre que Johan Vásquez firmó una actuación imperial y que los Esmeraldas no tenían amplitud para generar espacios por dentro y así aprovechar su juego interior, Pumas tocaba la puerta de Cota con cada aproximación. Así, Carlos González fue el encargado de abrir el marcador en una jugada que premió el planteamiento de Andrés Lillini. Una efectiva presión le permitió a su equipo adelantarse en el marcador tras robar un balón cercano al arco rival y, después, aprovechar la capacidad de remate del paraguayo con un centro a segundo poste. Todo a la espalda de Fernando Navarro.
Posterior a ello, en una entrada imprudente de Barreiro, León se quedó con uno menos. Pero cuando parecía se llevaban una derrota a casa, la suerte le sonrió a Ambriz. El Avión Ramírez lavó su error tras perder el balón que significó el 1-0 y, después de exhibir a Mozo en el uno contra uno, mandó un centro preciso para Gigliotti que empató el encuentro en el último suspiro.
Así, León se lleva el premio del empate con la confianza de cerrar en casa (14 de 15 ganados en el Nou Camp), aunque deberán encontrar soluciones para tener mayor fluidez en campo rival y contrarrestar la dupla Dinneno-González. Por su parte, Pumas se lleva un sabor agridulce tras haber completado un encuentro prácticamente perfecto y, aun así, no conseguir la victoria. Restan noventa minutos para definir al campeón del fútbol mexicano.