HISTORIAL:
¿CÓMO CLASIFICÓ?
ANÁLISIS:
Si uno piensa en Escocia se suele imaginar una selección aguerrida, defensiva, de mucha batalla, juego aéreo, segundas jugadas y poco control sobre lo que ocurre en el césped. Y, si bien buena parte de eso se mantiene, que el carácter escocés es el que es, inmutable, la selección, de la mano de Steve Clarke, ha ido variando en los últimos años hacia una revolución que les permite acomodarse más a las preguntas que hace el fútbol actual. Sin duda, los trabajos de Brendan Rodgers y Ange Postecoglou, convirtiendo al hegemónico Celtic de la última década en un equipo para estudiar por lo que hace con balón, también tienen que ver. Liga nacional y selección siempre es una relación recíproca.
El caso es que Escocia, el equipo que llega a esta Eurocopa, se siente casi más cómoda presionando arriba, siendo muy agresiva pese a la lentitud relativa de sus centrales, que esperando en campo propio. Un planteamiento, este último, que suele tomar sin embargo debido a los habituales planes de inferioridad cuando se mide a otras selecciones de una mayor calidad media. Con balón, los escoceses también dejan mecanismos y relaciones notables, progresando por una banda izquierda donde reúnen a sus mejores jugadores.
Aunque también es común verles buscar salidas directas desde el portero, buscando a los espigados delanteros (Dykes partía como titular, pero se ha lesionado a última hora y se espera a Shankland), si el rival se lo permite se les puede ver buscando salir jugando desde atrás, generalmente con los carrileros a una altura intermedia para ser una opción de pase por fuera y toda la base de la jugada para Billy Gilmour que, de la mano de Roberto de Zerbi en el Brighton, se ha convertido en un mediocentro que lee muy bien momentos de partido, posiciones corporales para recibir, giros ante acoso y elecciones pasadoras. En esos primeros pases suelen dejar buenos movimientos para luego activar ya sea a Andy Robertson en vuelo por la izquierda o a Ryan Christie en una posición intermedia.
Sin embargo, si tienen que enfrentar un contexto mucho más posicional, ante un rival encerrado que les entrega la posesión, sí se les ven mucho más las costuras. Gilmour entonces echa en falta un socio a una altura superior (en este sentido, la lesión de Lewis Ferguson, que podía representar eso, les hace daño) y la mayoría de ataques acaban en centros laterales, sin ventaja previa, con Shankland y las llegadas de McTominay como destinatarios. Ante rivales así Clarke ha optado por modificar a línea de cuatro atrás, metiendo a un jugador más por delante del balón, y recursos como el juntar a muchos jugadores en escasos metros por dentro, casi sin ninguna amplitud ocupada, o mecanismos con McTominay lateralizado para encontrar en vuelo a los laterales por fuera, pero tampoco así han logrado secuencias fluidas en campo contrario.
Escocia hace daño si puede encontrar espacios que explotar en campo rival. Es ahí donde se les puede ver su mecanismo favorito y con el que más daño hacen: Kieran Tierney sale jugando desde la izquierda, filtra un balón por dentro a Christie y el del Bournemouth activa la subida por banda de Robertson, que puede optar por un centro al área, con McGinn llegando, o un cambio de orientación para que el carrilero derecho reciba con ventaja. Aquí le surge otro inconveniente a Clarke, y es que los dos mejores carrileros derechos del país (Nathan Patterson y Aaron Hickey) se van a perder la cita de Alemania por lesión, lo que deja muy desnuda una posición que no tiene un integrante claro.
Como se ha dicho antes, esta Escocia, aunque no siempre lo ponga en práctica, es un equipo que presiona bien. Lo hace generalmente orientando a la banda derecha del rival, con Christie y Shankland saltando a centrales (si rival juega con tres centrales, McGinn salta con el otro), con McTominay liderando los saltos por dentro y logrando tanto robos cerca del área rival como situaciones en las que el otro equipo tiene que jugar en largo y sus centrales se imponen en el duelo aéreo. Sin embargo, lo más normal, especialmente ante rivales de mayor enjundia, es que Escocia opte por esperar en bloque medio en un 5-4-1 muy ordenado que niega los espacios por dentro, se comprime bien en el carril central y obliga al rival a jugar por fuera. También está la variante del 5-3-2, con interiores muy sacrificados en llegar a las ayudas por fuera y Christie algo más liberado del trabajo defensivo para poder conectar con él tras robo y que gestione las transiciones.
Donde Escocia presenta una debilidad evidente, y sorprende tratándose de ellos, es en la defensa de área. Ningún portero (se espera de titular a Angus Gunn) domina las salidas en centros laterales, Tierney no es especialmente alto, Porteous tiene muchos fallos de marcaje perdiendo a su par y a Hendry le cuestan algunas reacciones rápidas. Si lo fian todo a resistir en defensa, es posible que el muro se acabe cayendo.
A 2021 llegaron con ciertas expectativas y apenas pudieron sumar un punto. Ahora, tres años después, entre lesiones inoportunas, algún bajón de forma y el grupo complicado, las opciones parecen ser menores. Pero si algo prometen siempre los escoceses es competir.
XI TIPO:
FIGURA: ANDREW ROBERTSON
No ha sido la temporada más fácil para el lateral del Liverpool, que, precisamente en un partido con la selección, se lesionó del hombro y tuvo que pasar por quirófano. Pese a todo, y a que la edad va haciendo mella (ya son 30 años) sigue siendo uno de los mejores laterales izquierdos del panorama mundial. Sube la banda como una moto, es capaz de mantener precisión asociativa jugando a alta velocidad, involucra a compañeros en sus subidas por fuera y, de su relación con Christie y centros al área, dependen gran parte de las opciones de los escoceses. Hace tres años, disputó una Eurocopa casi que memorable donde sus compañeros no le dieron ninguna ayuda. Ahora, necesitará más del colectivo.
PROMESA: BILLY GILMOUR
Es un poco tramposo poner como promesa a un jugador que va a cumplir los 23 años, lleva tres temporadas con cierta regularidad en la Premier League, y ha pertenecido al Chelsea, pero no es esta Escocia de Clarke una selección que apueste por la juventud.
Amenazó con perderse, en esa infructuosa cesión en el Norwich City, pero de Zerbi le ha recuperado para la causa. Es un mediocentro de gran trato con balón, con un giro prodigioso ante acoso y que suma asociativamente. Le falta ser capaz de hacerlo a más alturas, pues su impacto no es el mismo en los primeros pases del equipo que cuando cruzan la divisoria.
ENTRENADOR: STEVE CLARKE
Ha logrado la hazaña de meter a Escocia en dos Eurocopas consecutivas (las mismas que llevaban antes en toda la historia), lo que ya le permite tener una página en los libros de historia escocesa. Tuvo una buena carrera de jugador, dejando su nombre en la historia de un Chelsea con los que estuvo más de una década, entre 1987 y 1998. Como entrenador, tuvo experiencias en Inglaterra dirigiendo al West Bromwich y al Reading antes de volver a su país para hacerse cargo del Kilmarnock. Desde 2019 dirige a Escocia donde ha demostrado saber adaptarse siempre a los jugadores que tiene a su cargo.
LISTA DE CONVOCADOS: