Heroísmo de Siria para Rusia 2018

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تفضل! شو في شيء جديد؟ (Tafaddal! Shu fii shii jdiid?) Este es el último saludo que veremos en árabe levantino. Espero que estés muy bien. La vez pasada llegamos a Siria y vimos el futbol que hay en este país hasta el inicio de la Guerra Civil. Como una manera de continuar, ha llegado el momento de ver esta historia de superación y heroísmo en medio del terror. Ahí vamos.

Recomendación musical 1

Durante esta estancia en el Levante, hemos estado en contacto con la música dabke, para bailar bajo cualquier pretexto. Siria tiene a su cantante predilecto en este género: Omar Souleyman (عمار سليمان). De origen kurdo, nació cerca de la frontera con Turquía. Cuando comenzó la Guerra Civil simplemente la cruzó y se estableció ahí con una panadería para socorrer a refugiados. Es musulmán suní, pero su música, dicho en sus palabras, le pertenece a todos. Lo que empezó con canciones para parejas que querían festejar a lo grande su matrimonio, se volvió tan grande que hasta actuó en la ceremonia del Premio Nobel de la Paz en 2013. En 2013 lanzó este hitazo, Warni Warni (ورني ورني). Más allá de los teclados estridentes, hay que reconocer que su video es una obra maestra de los efectos especiales kitsch: lo ves con un semblante serio y movimientos contenidos lo mismo en el Taj Mahal en India, que en lo alto del Cañón del Colorado.

Vamos al tema de hoy

Un poste fatídico

Tiro libre para Siria en el minuto 120’. El marcador en Sydney nos dice Australia 2, Siria 1. Se ha presentado esta última oportunidad. Omar al-Somah (عمر السومة), héroe incansable de este improvisado favorito del público, pide el balón. Si el balón va dentro de la portería, Siria gana el derecho de enfrentarse al cuarto lugar de la eliminatoria de Concacaf, sea Panamá, Honduras o a Estados Unidos. El alma en un hilo tiene todo el mundo: sirios que buscan el milagro, australianos acostumbrados a jugar en el drama, aficionados de la Concacaf que quieren ver al futuro sinodal y aficionados de las restantes confederaciones que son testigos de una historia contra vientos y mareas.

Silba el árbitro uzbeco Ravshan Irmatov. Omar al-Somah patea el balón que va a la derecha de la barrera. Se estira el árbitro Matthew Ryan, no alcanza el esférico… el cual da a la base del poste y termina en saque de banda. Omar al-Somah se lleva la mano a la cabeza. Tan cerca y tan lejos de darle un final feliz a una de esas historias mágicas que nos da el futbol. Los últimos dos minutos transcurren en intentos estériles de sirios y australianos que no quieren saber nada del juego.

Acaba el juego. ¡Australia respira aliviado! ¡Irá a un nuevo repechaje después de un proceso bastante irregular! Del otro lado, millones de corazones se rompen. Era el partido de la vida para el futbol sirio. Habían llegado ahí contra todo pronóstico. No podían jugar en Damasco, su país estaba devastado por la guerra civil, estaba destrozado por los intereses de varios actores, estaba masacrado por la presencia de Daesh. Algunos jugadores solamente regresaron porque la gente lo pidió y querían más al país que al régimen de los al-Asad (الأسد) que lleva enquistado desde 1971. Siria es sinónimo de refugiados, Siria es sinónimo de equipo sin hogar. Cada foto descorazonadora, cada edificio histórico bombardeado, cada muerto era una herida dolorosa para un pueblo que no tiene tranquilidad. 

En medio de toda esta barbarie, Siria ha estado a punto de llevarse el gato al agua y darles una pequeña alegría a sus compatriotas. Esta es su historia.

El inicio del infierno en Siria

La Primavera Árabe tarde o temprano llegaría a Siria con el internet. Ya los jóvenes habían tenido suficiente y era el momento de que el gobierno los escuchara. Pintaron un grafitti que decía: أجاك الدور، يا دكتور (“Doctor, te toca”). Era el 15 de marzo de 2011. Era una declaración explícita sobre quién sería el próximo en caer. ¿Cómo respondió el gobierno de Bashar al-Assad (بشار الأسد)? Encarcelando a los que osaron protestar. Esto sucedió en Daraa (درعا), una ciudad muy cerca de la frontera de Jordania. Las cosas ya de por sí estaban tensas, y mucha gente se había mudado desde el norte para allá por la sequía.

Tres días después, estallaron las protestas en la capital, Damasco (دمشق), más todas las ciudades principales, como Banias (بانياس), Hasaka (الحسكة), Deir ez-Zor (دير الزور) y Hama (حماة). El gobierno respondió con más represión (palizas, chorros de agua, gases lacrimógenos) y matando y encarcelando a diestra y siniestra. Había una ley en particular que permitía a las fuerzas gubernamentales y de seguridad detener a sospechosos por ocho días sin que mediara una orden de arresto, y así decenas de miles de personas pasaron tiempo tras las rejas, entre ellas jóvenes y activistas políticos. Por esa razón, comenzaron las sanciones extranjeras hacia Bashar al-Assad.

El gobierno quiso calmar las cosas al dar ciertas concesiones, como otorgarles la ciudadanía a los kurdos (que no tenían) y prometiendo cambios en el gobierno. En el mejor de los casos, éstas fueron consideradas como insuficientes por parte de la ciudadanía, y en el peor, nunca llegaron a implementarse. Eso sí, el ejército sitió Daraa y sofocaron las protestas cortando el agua, la electricidad, la luz…

La oposición se empezó a hacer notar. Mismos elementos del ejército empezaron a desertar por no estar de acuerdo en ir en contra de su población. Parecía que el gobierno se empezaba a debilitar. Ellos mismos formaron el Ejército Libre de Siria (الجيش السوري الحر, al-Jaysh as-Suwri al-Hur) y su principal consigna fue sacar a al-Assad del poder como fuera. Las cosas se empezaban a complicar. La mediación de la Liga Árabe fue un fracaso rotundo. Las mismas fuerzas del gobierno empleaban helicópteros de ataque en contra de la población. El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, intentó mediar un alto al fuego, sin mucho éxito. Precisamente fue lo que detonó su renuncia, no sin antes anunciar que Siria estaba en situación de guerra civil. Empezaba a actuar incluso Hezbollah desde la vecina Líbano.

La asolación de Daesh

Mientras las escaramuzas se recrudecían, la oposición también se dividía y se enfrentaba entre sí. Querían que se fuera, pero no coincidían en las formas ni en la orientación. Cierto grupo empezaba a actuar con dinero procedente de Arabia Saudita y Qatar y dominaba todo el norte del país desde la vecina Irak. Su nombre era el Estado Islámico de Irak y el Levante (الدولة الإسلامية في العراق والشام, ad-Dawlah al-Islāmiyah fī ‘l-ʿIrāq wa-sh-Shām), y a la cabeza estaba Abu Bakr al-Baghdadi.. 

Este Estado Islámico comenzó a pelear por el control territorial de Siria con grupos como el Ejército Libre de Siria, el Frente de los Revolucionarios (جبهة ثوار سوريا, Jabhat Thowar Suriya), los kurdos y el Frente Islámico (الجبهة الإسلامية, al-Jabhat al-Islamiyah). En un principio estaba ligado a al-Qaeda, en lo que respecta a una interpretación a rajatabla del Corán y una jihad bélica en cada musulmán. También coincidían en el uso los atentados en contra de países “infieles”.

A partir de 2014 hubo una escisión. La diferencia con al-Qaeda era que ellos querían establecer un califato totalitario que uniera a todos los países con poblaciones musulmanas mientras que al-Qaeda no estaba tan interesado y prefería quedarse en una táctica de guerrillas. Luego, el Estado Islámico empezó a explotar las redes sociales para darse publicidad, ya sea por medio de transmisiones de brutales ejecuciones, destrucción del patrimonio cultural como iglesias y templos “herejes”, o bien por ultimátums hacia toda la población no musulmana. También a través de redes sociales lograban reclutar a nuevos combatientes de todo el mundo, incluso de países en Europa y Estados Unidos. Por último, consideraban que habría un Juicio Final, y que habría cuatro califas que sucederían a al-Baghdadi (أبو بكر البغدادي).

¿Cómo referirse a ellos? El nombre era toda una cuestión. En inglés había una discrepancia para usar ISIS o ISIL para especificar su situación geográfica. En español se usa EI. Precisamente en 2014 decidieron quitarse la parte de «de Irak y el Levante» porque ellos pretendían expandirse hasta donde fuera posible. Este nombre de por sí era bastante imponente porque hablaba de un protoestado que podría cuajar con el paso del tiempo. Entre los mismos árabes había otra manera de dirigirse a ellos de manera peyorativa: Daesh (داعش). Esto es en realidad un acrónimo de su nombre completo, pero guardaba similitudes con las palabras árabes Daes (دايس, “el que pisotea”) y Dahis (داحس, “el que siembra discordia”). Tan irritante era para los mismos miembros de Daesh que castigaban a quien se atreviera a usarlos con latigazos. Es por eso que yo ocupo esta denominación en todos mis textos.

El Estado Islámico se ensañaba no solamente con no-musulmanes, sino con poblaciones de otras etnias como los kurdos y los yazidíes, al grado de cometer atrocidades que bien se podían catalogar como genocidios. En su pico controlaron partes considerables de territorio en Siria e Irak. Pensaron ir a lo grande y por ello emprendieron atentados terroristas, como bien los sufrió Francia en 2015, con explosiones afuera del Stade de France en un partido de futbol entre Les Bleus y Alemania, o el terror que asoló al teatro Bataclán.

¡Ya basta! gritaron las potencias occidentales y Rusia. Se tenía que hacer algo…

Estado del futbol en Siria entre 2011 y 2015

Este conflicto que empezaba a asolar a Siria empezó a permear en el ánimo de la selección. Encantados por la agradable gestión del francés Claude le Roy en Omán (después veremos ese tema), Siria buscaba por fin dar el estirón que hacía falta para clasificar a Brasil. No llevaba ni un mes, cuando el gobierno de Nicolas Sarkozy pidió a los franceses que abandonaran el país. Con un miedo legítimo, Le Roy pidió que todo su equipo se pudiera preparar fuera, petición que fue negada por la Federación de Futbol. Tuvo que rescindir el contrato que acababa en junio de 2013.

Por este conflicto, la FIFA veía que establecer partidos era insostenible y se veían obligados a peregrinar por toda Asia. Ya no hablamos por obvias razones de los partidos de visitante. Era todo un suplicio conseguir alguien que les prestara su estadio para jugar sus compromisos de local. A veces Jordania (estadio de Ammán), a veces Irán (estadio del PAS en Teherán)… pero nunca Siria. 

Con esa incertidumbre, Siria afrontó su clasificación para Brasil. Por su ránking, le tocaba empezar el camino desde la primera ronda, donde enfrentaría a Tayikistán. Quien ganara, se iba a la segunda ronda (cinco grupos de cuatro), para posteriormente sacar a los 10 finalistas que irían por esos cuatro boletos y medio. Este escollo tayiko no era nada demandante y lo probaron: 2-1 en Ammán para rematar la faena 4-0. 

Pero, ¡oh desgracia! Resulta que Siria quiso reforzarse con un jugador llamado George Mourad (جورج مراد). Parte clave de ese Tromsø que se pudo colar al tercer puesto de Tippeligaen (primera división de Noruega), le costó trabajo asentarse en el Portimonense, pero esas actuaciones eran más que suficiente para ayudar a las águilas de Qasioun. De hecho, él marcó su primer gol ante los tayikos (el 1-0 en Ammán). El problema vino con que él nació en Suecia, y de hecho estuvo convocado dos partidos con su selección sub-21 en un torneo en 2003. Llegó a Siria por sus raíces asirias (no es el único, aquí hay más información), pero la Federación de Futbol de Siria no pidió permiso para este proceso de naturalización. Por lo tanto, Siria había caído en alineación indebida. El castigo: Siria quedaba fuera de Brasil 2014.

George Mourad

Siria rozó la clasificación hacia los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero se quedó a una victoria de alcanzar por lo menos el repechaje contra África. Una de las razones por las cuales faltó ese extra fue la ausencia de su arquero Abdul Baset al-Sarout (عبد الباسط الساروت), que posteriormente sería una figura prominente de la resistencia contra Bashar al-Asad por sobrevivir a cientos de intentos de asesinato (moriría en combate a fines de 2019).

Las cosas se medio compusieron con el campeonato de Asia Occidental de 2012 en Kuwait. Aquí les ayudó la suerte, porque quedaron en primer lugar de su grupo (Irak y Jordania) por más goles anotados, luego vencieron en los penales a Bahréin y al final volvieron a vencer a Irak. Este era el primer título conquistado de su historia. Desgraciadamente volvieron a las andadas al no clasificar a la Copa Asiática Australia 2015 con una pésima cosecha de puntos: ¡4 de 18!.

Sin poder disputar eliminatorias mundialistas, sin poderse clasificar a la Copa Asiática, sin poder jugar en Damasco, con inestabilidad en el banquillo (seis técnicos en tres años) con escasos amistosos en 2014, el ránking FIFA de Siria seguía hundiéndose hasta tocar el lugar 152 en septiembre de 2014, sin duda alguna la peor posición de su historia. Parecía que todo era penumbras. 

Desde la sub-17 daban ciertas esperanzas al poder clasificar al mundial de Chile 2015, pero ¿se podía pensar en que la selección mayor se contagiara de ese entusiasmo?

Segunda ronda para Rusia: estancia en Omán

Era momento de confiar en Fajr Ibrahim (فجر إبراهيم) para su segunda etapa. Su récord era bastante bueno y tenían que emprender la subida después de tantas cosas vividas. Entre noviembre de 2014 y marzo de 2015 lograron ganar cuatro amistosos ante Malasia, Indonesia, Jordania y Tayikistán. No eran los rivales más fuertes en Asia (excepto Jordania, que disputó ese repechaje contra Uruguay), pero tenían que ganar confianza a como diera lugar.

Llegó el sorteo de las eliminatorias para el mundial de Rusia. Siria alcanzaba de todas maneras a salvarse de esa primera ronda con lo más débil de Asia. Ahora tenía que enfocarse en sobrevivir dentro de un grupo que tenía a una Afganistán al alza (más información aquí), una Singapur que sería bastante incómoda, una Camboya que buscaba no quedar última y a una potencia como Japón

Había que enfocarse en continuar en el camino mundialista. Por primera vez este proceso doblaba como proceso para la Copa Asiática de Emiratos Árabes Unidos 2019, entonces si terminabas como líder de grupo (bastante improbable con Japón encima) o mejor segundo (algo más realista) no solamente seguías vivo, ¡clasificabas a la Copa Asiática! La sanción a Indonesia por injerencia gubernamental el 30 de mayo de 2015 (más información aquí) vino a trastornarlo todo: ahora ya no bastaba con golear a los camboyanos, los resultados ante los colistas de grupo no contarían.

Y las cosas no podían empezar peor en el seno de Siria. Más allá de no poderse batir en casa, había un dilema ético: ¿estaba bien representar a tu país con un equipo que el régimen de Bashar al-Asad usaba como propaganda? Ni siquiera el ex capitán de Siria, Jihad Qassab (جهاد قصاب), fue arrestado y posteriormente torturado hasta morir en la cárcel de Saidnaya 2016. El jugador con más apariciones en selección, el guardameta Mosab Balhous (مصعب بلحوس), fue arrestado por darle refugio a rebeldes. Por ello, los mejores jugadores como Omar al-Soma y Firas al-Khatib (فراس الخطيب) se negaban a jugar con ellos. ¿Qué se puede hacer? Pues nos vamos con lo mejor que tenemos. Por lo pronto, se estrenaron con un 6-0 ante Afganistán en Mashhad, Irán. Sí, también por ahí había problemas.

En septiembre se venía su primer encuentro en casa contra Singapur y aún no tenían casa. ¿Dónde jugar si ya habían probado Irán y Jordania y esta vez no contarían con ellos? La respuesta vino desde Omán. ¡Vénganse a jugar! No por nada a Omán le dicen “la Suiza del Medio Oriente”. No es por lo rico (de hecho, es de los países de clase media en la región), sino porque prácticamente son amigos de todos, desde Israel hasta la teocracia iraní. Son los mediadores perfectos. Ahora le hacía ese favor a un hermano en necesidad prestándoles el estadio de Mascate. Ellos correspondiendo con una trabajada victoria por la mínima. Es que Singapur había resistido en Japón y se llevaron un empate sin goles. Cinco días más tarde destrozaron a Camboya de visita (6-0). 

Quedaba claro que la disputa estaba entre Singapur, Japón y Siria. Y ahora les tocaba jugar de local contra los japoneses que empezaban un poco fríos, sobre todo en defensa. Noticias no tan buenas: no podrían jugar en Mascate, sino en Seeb, la segunda ciudad más grande de Omán… y apenas a 30 kilómetros de la capital. Les tocaba jugar sus próximos dos juegos ahí. Contra los nipones hicieron un primer tiempo digno, pero se derrumbaron en el segundo tiempo para sucumbir 3-0. Contra Afganistán ganaban 3-0, pero como por ahí del minuto 40’ se empezó a relajar. En el minuto ‘78 ya estaban las cosas 3-2, pero despertaron a tiempo para llevarse la victoria 5-2.

Para cerrar el año, había un duelo clave en Singapur. Habría que sudar sangre y sobrevivir de una cancha que de pronto se había vuelto complicada. Y la política apareció. Para dejar en claro su posición, antes de un partido de clasificación, Fajr Ibrahim y Osama Omari (أسامة أومري) usaron camisetas con la imagen de Bashar al-Asad que decían: “Él es nuestro presidente, esto es nuestro”. Aquí entró la figura de Omar Khribin (عمر خربين), vendado de la cabeza por un choque temprano en el encuentro. Al 89’, Singapur había empatado el partido por medio de un penal. Se estaba complicando todo, más cuando tenían ventaja numérica desde el minuto ‘55. Como si fuera un guion de película hollywoodense, al 93’ llegó una maravillosa jugada que remató Khribin y puso a todo mundo a celebrar en Siria. Con ello aseguraban el segundo lugar de su grupo.

Para despedirse de Omán, Siria despachó a Camboya 6-0 y con eso prácticamente amarraron el pase a la siguiente ronda para Rusia. Además, ¡garantizaron su lugar en la Copa Asiática de 2019! La derrota en Japón 5-0 fue de trámite, aunque se volvieron a derrumbar en los últimos 30 minutos (perdían 1-0 al 60’). 

Siria como tablero de ajedrez geopolítico

Hasta antes de 2015, las potencias occidentales se limitaban a sanciones hacia la cúpula del poder de al-Assad, pero a partir del peligroso y vertiginoso de Daesh, se tuvieron que involucrar para detener su avance, mientras hacían ofensivas que buscaran minar el poder de al-Assad. Aquí te van los principales actores:

  • Rusia. Desde la Guerra Fría siempre ha estado cercana a la familia al-Assad. Siria se convirtió en un laboratorio para mostrar al mundo su arsenal de viejas y nuevas armas, como las armas termobáricas usadas. De hecho, el simple hecho de la compra de armas les alivió el problema económico que tenían desde 2008. Y en geopolítica no podrían permitirse perder un aliado regional.
  • Irán. Otro que apoya a los al-Assad. No quiere dejar de ser la potencia del Medio Oriente y evitar que Arabia Saudita y Qatar puedan quedarse con todo el pastel. Quizá su más grande proyecto es un tren que conecte el Golfo Pérsico con el Mediterráneo. Ya tiene Líbano a través del control de Hezbollah, Irak más o menos se ha resistido. También ha buscado apoyar el turismo religioso en Siria; esto es por demás curioso si vemos que el régimen teocrático es chií, mientras que Siria es más bien sunní. Siria es el principal portavoz del anti israelismo en la Liga Árabe, e Irán comparte también esa postura. Irán tendrá otro frente para atacar a Israel. Esta relación lleva prácticamente desde la Revolución Islámica (1979).
  • Turquía. Desde el principio, estuvo en contra de al-Assad, pero el apoyo a los rebeldes es selectivo. Ankara también tiene una lucha contra los kurdos en Siria, por sus nexos con el PKK, partido con el cual está en guerra desde hace 30 años (más información aquí). La principal demanda es crear una zona libre de kurdos al norte del país, donde precisamente está la frontera entre ambos países. De ellos no está claro si quieren que caiga al-Assad o no.
  • Estados Unidos. Se ha erigido como representante de Occidente al encabezar la presencia de fuerzas de la OTAN. Era de los principales opositores a al-Assad, porque en la administración de Barack Obama pensaban que caería al apoyar a los rebeldes. Estados Unidos era el único aliado de los kurdos. Este era el objetivo de la CIA y el Departamento de Estado, mientras que el Ejército se enfocaba en lidiar con los avances de Daesh. También buscaba controlar el Medio Oriente y debilitar la influencia de Irán y Rusia, mientras que guardaba una actitud ambigua con Turquía.

Con todo esto, se han hecho pláticas para llegar a la paz ya sea en Ginebra (lideradas por la ONU y Estados Unidos) y Nur-Sultán, Kazajistán (lideradas por Rusia). Se ha visto reflejado en cómo un territorio cae en la influencia de una facción, para luego ir por otra. En el conflicto en Siria hemos visto hasta dónde puede llegar la barbarie humana. Ataques con armas prohibidas como el gas sarín, fósforo blanco, bombas de cloro y bombas de racimo se han visto por doquier. También trata de personas. Y por último, el desplazamiento de refugiados en el Medio Oriente, Europa del Este y Estados Unidos.

Tercera ronda: heroísmo en Malasia

Dos semanas después vendría el sorteo de la siguiente ronda. Su ranking todavía era demasiado bajo y por ello les tocó estar en el bombo más débil junto a Tailandia. El destino les deparó jugar en este grupo complicadísimo: un Qatar que buscaba no tener la vergonzosa marca de ser anfitrión debutante en 2022, una China que quería dar el gran salto de una vez por todas, una Uzbekistán que había sorprendido a propios y extraños por su fase previa casi perfecta y que estaba en los últimos estertores de esa generación que vio a Maksim Shatskykh, Server Djeparov, Alexander Geynrikh, Odil Akhmedov y más nombres rutilantes. Por si fuera poco les tocaba jugar contra Irán y Corea del Sur, asistentes a Brasil 2014. A priori estaba muy lejano el nivel de iraníes (más con Carlos Queiroz) y surcoreanos y aspiraban cuando menos al repechaje. ¿Podrían ser capaces de un milagro más?

Por lo pronto todo empezaba de nuevo cuesta arriba, cuando Fajr Ibrahim anunció que se marchaba. La decisión fue interna, pero bastó para buscar de manera extensa en la liga local para ver quién sería el valiente. Se fijaron en Ayman Hakeem (أيمن حكيم). Ya había sido asistente de DT en la selección siria, pero también tenía su carrera en al-Wahda (الوحدة) sirio, en el Duhok (دهوك) iraquí y en al-Faisaly (الفيصلي) y al-Ittihad Ramtha (اتحاد الرمثا) de Jordania. Quitando un amistoso en Vietnam (derrota 2-0), su primera experiencia fue la King’s Cup en Tailandia. Sacaron un honroso tercer puesto, pero hay que mencionar que perdieron en semifinales contra los locales en penales.

Ahora venía hablar del elefante en el bazar: ¿dónde jugamos? Una cosa era la ronda previa en Omán, pero ahora estábamos hablando de algo serio. Siguiendo la línea del Gran Líbano, quisieron usar la cancha de Beirut, Líbano. Las relaciones todavía no estaban tan rotas entre ambos países. Desgraciadamente, la situación en Líbano no era precisamente halagüeña y la AFC tuvo que decir que no. Se movieron al este y Macao se ofreció. Era una propuesta ganar-ganar: Siria tenía un “hogar” seguro y estable, protegidos por China, y Macao ganaba presencia porque su selección había quedado fuera de toda competencia desde el año pasado y suele estar en las profundidades de los diversos ránkings. Desgraciadamente a una semana de su debut en casa contra Corea del Sur no llegaron a ningún acuerdo. 

Estadio de Macao

Mientras la federación hacía malabares para encontrar estadio, les tocó empezar la primera ronda con una derrota por la mínima en Uzbekistán. En cierta manera era un marcador esperado por el desempeño de la ronda anterior. Ahora bien, seguía el problema y se acababa el tiempo para el estadio. Apenas el día anterior al partido, Malasia alzó la mano. Ellos no tenían ningún problema, y de hecho alojaría a Irak en su partido ante Arabia Saudita. Solamente no jugarían en Kuala Lumpur, sino en Seremban. Una cosa menos de qué preocuparse, diría Forrest Gump. Ya se podía jugar. Siria se desentendió del ataque y se conformó con resistir cada embate surcoreano. Le resultó al llevarse un empate sin anotaciones.

En noviembre venía una ventana FIFA clave en sus aspiraciones para llegar al mundial. Les tocaba jugar en China. Y luego tenían que viajar a Qatar, con una selección que había tropezado en sus dos primeros encuentros. Quedaba claro que no debían dejar que los tres punteros se alejaran. De nuevo a resistir cada ataque chino durante el primer tiempo. En el segundo llegó un solitario contragolpe que culminó Mahmoud al-Mawas (محمود المواس). ¡Ganó Siria! Más allá de darle una enésima decepción a los chinos, Siria decía estar de vuelta, con todo y sus limitantes que incluían diferencias económicas brutales (los chinos recibían cien veces más dinero que los sirios). Esas sonrisas se disiparon con otro descalabro en Doha ante una selección desesperada en traducir en goles sus millonarias inversiones. 

De todos modos llevaban cuatro puntos en cuatro partidos, tres de ellos de visitante. No iban tan mal las cosas. Lo único que ponía a los aficionados al borde de un desfibrilador era un partido contra Irán, que iba en caballo de hacienda hacia su segundo mundial consecutivo, algo que jamás habían conseguido. Malasia ya había acordado que Siria podía jugar ahí los cuatro partidos restantes; ahora bien, noviembre es el mes con más precipitaciones en ese país, y la cancha lo resintió con pésimas condiciones que pusieron en duda la jugabilidad. De todos modos, Irán se cansó de fallar y quedó con un cero-cero. Habíamos llegado a la mitad de este hexagonal y Siria estaba en cuarta posición con cinco puntos, a cuatro de Uzbekistán. 

Para 2017 había posibilidades remotas, pero las había. Ahora le tocaba jugar tres partidos de local y la cosecha de puntos podría aumentar. Todo dependía de ellos finalmente. Aumentaron las esperanzas cuando Firas al-Khatib decidió regresar. ¡Vaya refuerzo que traían! Les sería de utilidad para el partido contra Uzbekistán. La motivación vino desde el gobierno: 1.000 dólares para cada jugador en caso de ganar. El estadio era ahora en Krubong, en plena Malaca con pasado portugués. Respondieron de manera dramática gracias a un penal al minuto 91’ que cobró Khribin. ¡Victoria fundamental para seguir con vida! Desgraciadamente les tocó caer con una Corea del Sur desesperada después de haber perdido en mucho tiempo ante China. Es que de todas maneras era una derrota presupuestada desde el inicio, pero no quita que, de nuevo, se quedaban a cuatro puntos de los uzbecos.

Siria todavía estaba en la cuerda floja y venía otro partido que no podían perder si todavía querían mantener vivo el sueño. Jugaban en casa contra China que estaba en estado de gracia después de contratar al buen Marcello Lippi (prueba de ello la primera victoria en años frente a Corea del Sur). China también estaba en una situación delicada y era la última llamada para meterse a la pelea. Aparte los chinos estaban aquejados por bajas debido a lesiones o amarillas acumuladas. Era sin duda el partido de la jornada. Por si fuera poco, sería un partido “de visita”. Acostumbrados a jugar con 350 aficionados, en Malasia vive una nutrida comunidad china. Tuvieron dos empates a un tanto frente a Omán y Japón que daban buenas sensaciones. De todos modos, Siria ya no podía darse el lujo de salir defensivo. Todo empezó a pedir de boca con un penal que anotó al-Mawas. Para el segundo tiempo un tiro de esquina en el área siria produjo un forcejeo en el que Zhang Linpeng (张琳芃) se dejó caer. Se la compró el árbitro. ¡Penal! Gao Lin (郜林) cobró a la izquierda, el arquero adivinó sin alcanzar. Se empataba el encuentro. Luego buena jugada que remató Wu Xi (吴曦) con una volea espectacular y estaban ganando. Parecía que todo acababa, pero en tiempo de compensación se marcó tiro libre a favor de Siria. Pidió el balón el capitán Ahmad al-Saleh (أحمد الصالح). Lo cobró… ¡al ángulo! Golazo que dejaba a China al borde de la eliminación y que mantenía vivos a los sirios, más cuando Irán selló su pase a Rusia a expensas de Uzbekistán. Se colocaban a tres puntos de tierra prometida.

Venía la recta final y ni siquiera el aficionado sirio más optimista había previsto que su selección estuviera todavía en la pelea para clasificar a Rusia. Jugaban su siguiente encuentro contra Qatar, que le había pegado en casa a Corea del Sur. Para prepararse a conciencia pactaron dos partidos amistosos ante Malasia (2-1) e Irak (1-1). En este último se produjo la mejor noticia fácilmente en los últimos 10 años: regresaba el genial delantero Omar al-Somah después de cinco años de ausencia. Con él habían alzado la copa de Asia Occidental en 2012, y ahora venía como tricampeón de goleo con al-Ahli (الأهلي) de la liga de Arabia Saudita. ¡Motivo de sobra para soñar había! Contra Qatar pudieron por fin explotar a la ofensiva y ganaron 3-1, victoria consumada de nuevo en las postrimerías del encuentro. También recibían ayuda externa. China les hizo el favor al ganar 1-0 a Uzbekistán. Con esa victoria se colocaban en tercer lugar por diferencia de goles.

Ahora faltaba certificar el milagro. Jugaban contra el líder Irán de visita por un boleto. 

El milagro del partido en el Azadi

Miremos cómo estaban las posiciones: Irán ya estaba dentro con 21 puntos, Corea del Sur seguía en mal estado y apenas estaba dentro con 14 puntos. De ahí seguían Siria y Uzbekistán con 12 puntos, con ligeras posiblidades China (9 pts) y ya eliminada Qatar (7 pts.). Estos dos últimos jugaban entre sí en Doha. Uzbekistán venida a menos recibía a Corea del Sur e Irán recibía a Siria. Todos los partidos serían el 5 de septiembre a las 16:00 hrs tiempo del Oeste de Europa.

¿Qué necesitaba cada equipo?

  • Qatar: nada. Ya estaba eliminada.
  • China: ganar por diferencia de tres goles y que Uzbekistán y Siria perdieran.
  • Uzbekistán: si ganaba al menos aseguraba el repechaje; si Irán ganaba incluso podían pensar en clasificar directo en combinación. Un empate los mandaba a repechaje siempre y cuando no puntuara Siria. Si perdían tenían que esperar a que Siria perdiera por tres goles para meterse a la repesca.
  • Corea del Sur: tenía dos puntos de ventaja. Con el triunfo estaba en Rusia, si empataban y Siria ganaba, bajaban a repechaje; de otro modo, entraban directo. Una derrota los mandaba a la repesca, pero incluso podían quedar fuera en caso de que Siria también ganara.
  • Irán: nada. Pasara lo que pasara, ya había asegurado el primer lugar de grupo.
  • Siria: Si perdía, decía adiós en caso de que Uzbekistán consiguiera un punto. Un empate combinado con una no-victoria de los uzbekos los mandaba al repechaje. En caso de que ganara y Corea del Sur perdiera, Siria clasificaría a su primer mundial.

No sería algo sencillo. Irán era en esos momentos el mejor conjunto de Asia. No habían concedido gol en toda esta ronda, funcionaban como un reloj y Queiroz los estaba llevando al punto máximo en el cual podían fluir. Su portero Alireza Beiranvand (علیرضا بیرانوند) era una muralla inexpugnable. Sin minimizar la ayuda de sus jugadores establecidos en Qatar (Mehdi Taremi (مهدی طارمی) en al-Gharafa (الغرافة) y Morteza Pouraliganji (مرتضی پورعلی‌گنجی) en al-Sadd (السد)), habían metido a más jugadores en Europa que nunca y ahí mismo eran piezas indiscutibles. En la Eredivisie estaban Alireza Jahanbakhsh (علیرضا جهانبخش, AZ) y Reza Ghoochannejhad (رضا قوچان‌نژاد, Heerenveen), en el Olympiacos griego estaban Ehsan Hajsafi (احسان حاج‌صفی) y Karim Ansarifard (کریم انصاری‌فرد) y había un jugador que se comía la liga rusa a puños a base de goles: Sardar Azmoun (سردار آزمون), artillero del Zenit. Luego, Siria solamente había podido vencer a Irán en una ocasión de 36 (en 1973). Y, por si faltaba algo picante, Irán siempre ha apoyado al régimen de al-Asad.

Contra ese formidable rival Siria buscaba prolongar su romance con la épica. Conforme se aproximaba al repechaje, rebeldes y oficialistas, cristianos y musulmanes, árabes y kurdos, todo Siria miraba expectante y dejaban las armas. No todos los días una selección así estaba tan cerca de meterse a un mundial. El gobierno sirio dispuso pantallas gigantes en tres plazas de Siria para ver ese partido. Las cafeterías y restaurantes estaban llenos, las casas también. Nadie se iba a perder esto. Hablando de Irán, la policía sorprendentemente dejó pasar al estadio Azadi a mujeres sirias incluso sin el hijab, pero prohibió la entrada de mujeres iraníes. Doble moral de esta teocracia, a fin de cuentas. 

Todo listo para el partido, y así salían los equipos:

Irán (4-2-3-1). Alireza Beiranvand; Ramin Rezaeian (رامین رضاییان), Morteza Pouraliganji , Mohammad Ansari (محمد انصاری) y Milad Mohammadi (میلاد محمدی); Ali Karimi (علی کریمی) y Ehsan Hajsafi; Alireza Jahanbakhsh, Ashkan Dejagah (اشكان دژآگه, c) y Mehdi Taremi; Serdar Azmoun.

Siria (4-2-3-1): Ibrahim Alma (ابراهيم عالمة); Moayad Ajjan (مؤيد عجان), Hadi al-Masri (هادي المصري), Ahmad al-Saleh y Alaa al-Shbli (علاء الشبلي); Zaher al-Midani (زاهر ميداني) y Tamer Haj Mohammad (تامر حاج محمد); Omar Khribin, Mahmoud al-Mawas y Firas al-Khatib; Omar al-Somah.

Si seguías los partidos de Siria, había un detalle que tal vez salió a la vista. Normalmente todos los jugadores tenían el dorsal con su nombre, pero en esta ocasión especial aparecía el nombre SYRIA. No era un equipo de 11 nombres, era un equipo de 11 hombres. Y el árbitro nipón Sato Ryuji (佐藤 隆治) silbó para dar inicio al encuentro.

Siria sorprendió con una postura muy valiente de ataque sin importar los riesgos que esto podía conllevar. Irán se veía pronto apabullada con tanta presión en su área. Llegó el minuto 12’ y hubo tiro libre directo a favor de Siria. El héroe de mil batallas, Omar al-Somah tomó el balón y con un trallazo disparó. El portero Beiranvand atajó, pero escupió el balón y Tamer Haj Mohammad cabeceó para poner a todo mundo a celebrar con un 0-1. ¡Siria estaba en repechaje! ¡Había caído la muralla invicta iraní!

Iran’s Ehsan Hajsafi (R) and Ali Karimi (L) fight for the ball against Syria’s Firas Mohamad Alkhatib during the FIFA World Cup 2018 qualification football match between Iran and Syria at the Azadi Stadium in Tehran on September 5, 2017. / AFP PHOTO / ATTA KENARE

Mientras tanto, Irán poco a poco fue nivelando como se esperaba. Si algo tenía la Irán de Queiroz era capacidad de respuesta. Seguían atacando, pero sin éxito. Siria sabía defenderse bien .Todo llegó hasta el final del primer tiempo. Tiro de esquina para Irán. Hajsafi puso el balón a la olla y ¡quién aparece sino el gran Azmoun! Con un cabezazo certero empató el encuentro. ¡Mala suerte! De todos modos, estaban dentro. Corea del Sur intentaba no sufrir y un tiro de Son Heung-min (손흥민) pegó en el poste. Medio tiempo y la tabla estaba: Irán 22, Corea del Sur 15, Siria (13, +1), Uzbekistán (13, -1), China 10, Qatar 8.

Empezaba el segundo tiempo. Irán de nuevo atacaba, Siria resistía como podía. ¡Alerta en Doha! Akram Afif marcaba el 1-0. ¿Qué importaba? Ya estaba eliminado. Minuto 62’. Saque lateral a favor de Irán. Ya había salido Firas al-Khatib por Hamid Mido (حميد ميدو) para pasar a un 4-3-3 con al-Somah apoyando. Ya pisaban constantemente el área de Alma. Hajsafi lanzó el balón con todas sus fuerzas. Cheshmi cabeceó en una disputa con los centrales de Siria, pero el balón fue a dar a Azmoun que extendió la pierna. Pegó en la humanidad de Alma, en vano. ¡Gol de Irán! Ya lo ganaba, y esto era un duro golpe para los sirios, que así quedaban fuera. Los uzbecos seguían con suerte para apenas estar en empate, y aún así era suficiente para estar en repechaje.

Siria se lanzó hacia el ataque, Irán los consintió. Les daba lo mismo. Tras el gol, salió al-Midani y entró Mardik Mardikian (مارديك مارديكيان). Con esto decían adiós a la línea de dos contenciones. ¡Iban por el empate o morirían en el intento! Mientras tanto, China le daba la vuelta con Xiao Zhi (肖智, 74’) y el talento del futuro Wu Lei (武磊, 84’). Ya no servía de nada. Uzbekistán resistía los asedios de Corea del Sur y no se movía el marcador en Tashkent; estaban dentro. La tabla iba así: Irán 24, Corea del Sur 15, Uzbekistán 13, Siria 12 (0), China 12 (-2), Qatar 7.

En el otro pelotón ya estaba cantado que Arabia Saudita regresaba al mundial después de 12 años con su victoria sobre Japón (ya habían asegurado su pase la semana anterior) y Australia era el rival del repechaje. Por lo tanto, todo mundo de pronto miraba hacia el Azadi. ¡Cinco minutos de compensación! ¿Siria conseguiría el milagro? No se veía por dónde; Irán jugaba muy bien. En eso, minuto 91’. Un peloteo en medio campo entre jugadores iraníes fue de pronto rechazado por Khribin con la cabeza. El bote le quedó a Mardikian que la condujo y en eso sirvió a la derecha. Omar al-Somah como un rayo le ganó la carrera a Pouraliganji y Pourghaz. Veía el recorrido de área de Beiranvand, así que solamente le quedó disparar a portería. Pasó por enmedio de las piernas y anidó en la portería.

¡GOOOOOOOOOOOOOOOOL DE SIRIA! Toda la banca fue a abrazar a al-Somah, el héroe que regresó de un retiro inexplicable. En Siria todo mundo festejaba y se abrazaban. ¡Era el día más feliz en seis años! Claro, en las calles se escuchaban gritos en favor de al-Asad, pero ya daba igual. Mañana se la cobrarían. En Uzbekistán no lo podían creer. De nuevo se quedaba con la lengua de fuera y parecía la última oportunidad de esta generación de oro. Corea del Sur respiraba tranquilo. Irán ya veía su sábana manchada de dos goles, pero había una alegría genuina. Irán 22, Corea del Sur 15 | Siria (13, +1) | Uzbekistán (13, -1), China 10, Qatar 8.

De nuevo otro milagro en tiempo de compensación, de nuevo un guión de película, de nuevo apelar a la épica. Algo pasaba con esta selección siria que estaba hecha para estar muerto y volver a la vida cuando menos lo parecía. Y si necesitaban otra victoria, ese mismo día el ejército siria entró a un pueblo al este llamado Deir ez-Zour, rompiendo un sitio de tres años que ejercía Daesh. El 5 de septiembre de 2017 Siria ganó por partida doble.

Ahora estaban a cuatro juegos de Rusia, pero primero debían ganarle a Australia para ganarse el derecho de batirse en un duelo contra el cuarto lugar de Concacaf.

El repechaje dramático contra Australia

Para estar cada vez más cerca de Rusia, Siria debía superar al campeón vigente de Asia. Los Socceroos habían irrumpido con fuerza en la AFC después de aburrirse en la OFC, pero la mayoría de esa generación de 2006 ya estaba en el retiro, salvo el incansable Tim Cahill. En el banquillo estaba Ange Postecoglou, DT de origen griego (más información aquí) que había puesto al impensado Brisbane Roar en lo más alto de la A-League.

Por el otro lado, Australia llevaba más de un año sin poder ganar de visita. Se había mandado cuatro empates seguidos y en las últimas jornadas perdió el boleto directo a manos de Arabia Saudita por el criterio de diferencia de goles. De pronto ese coqueteo con la repesca intercontinental regresaba. Postecoglou se moriría con la suya, y de pronto ese juego despertaba dudas. Ahora que estaba metida en ese embrollo, Australia ya no tenía margen de error, pero seguía siendo campeona de Asia y por eso mismo partía como favorita. Además, cerraban la serie en Sydney. Este era el rival que enfrentaría Siria.

Así salían los equipos:

Siria (4-2-3-1): Alma; al-Masri, al-Mbayed, Haj Mohammad y al-Ajjan; al-Medani y al-Maouas; Kalfa, Youssef y Kharbin; al-Soma.

Australia (3-2-4-1): Matt Ryan; Josh Risdon, Trent Sainsbury y Matthew Jurman; Miloš Degenek y Mark Milligan; Matthew Leckie, Robbie Kruse, Aaron Mooy y Aziz Behich; Tomi Jurić.

A pesar de todo lo que estaba en juego, Australia y Siria se dedicaron a crear buenas opciones en los primeros treinta minutos de juego. Había nerviosismo, pero eso no impedía que hubiese peligro de gol. Aquí Postecoglou planteó bien la línea de tres, pues al-Soma caía en fuera de lugar una y otra vez. Después, cada equipo encontró su ritmo, y Australia comenzó a atacar sobre todo por la derecha. Al minuto ‘40 Leckie escabulló entre tantos defensores con un balón. La jugada en sí no tenía tanto peligro, pero hizo un quiebre que sacó de la jugada a su persecutor y tiró. En plena confusión llegó Kruse para rematar.

En el segundo tiempo Siria salió fría, y una desatención provocó que el balón le cayera a Jurić. Poco a poco Siria se acercaba peligrosamente. En el área disparó… ¡palo! Tuvo otra oportunidad, ¡mismo palo! Esa fue la cachetada que necesitaba Siria para despertar. Comenzó a dominar el encuentro. Tiros libres, cabezazos. Una incursión de Firas al-Khatib que encontró la cabeza de al-Soma fue desviada por la mano de Ryan… ¡al poste!

Al minuto ‘83 llegó un centro al área. al-Soma saltó en una disputa con Leckie, y éste último lo derribó. ¡Penal a favor de Siria! al-Soma tiró raso, arriba y al centro para lograr el merecido empate. ¡De nuevo Siria se llevaba el gato al agua en los minutos finales contra vientos y mareas!

El empate seguía con esa alarmante racha de Australia sin poder triunfar como visitante, pero era el mejor escenario para finiquitar el trámite en Sydney. Después de todo, ¡solamente habían caído en casa una vez en 36 años! Para como estaban las cosas, no parecía que concedieran una derrota… Mejor aún, ¡regresaría Cahill a la formación titular! Pero Siria estaba acostumbrada a este escenario. ¡Que todo se defina ya!

Alineación:

Australia (3-5-1-1). Ryan; Degenek, Sainsbury y Jurman; Leckie, Troisi, Milligan, Kruse, Smith; Rogić; Cahill.

Siria (4-2-3-1): Alma; Youssef, al-Baour, al-Medani, Ajjan; Mido, Haj Mohammad; al-Maowas, Mardikian, al-Jafal; al-Somah

Si algo tenían los sirios eran contragolpes letales. Parecía que los australianos no habían estudiado al rival, porque a los cinco minutos Haj Mohammad emprendió la carrera y vio que la defensa aussie estaba en posición comprometida, dando el pase para al-Somah. Al final no se puso nervioso y anotó. ¡Nadie lo podía creer! Ese sueño improbable de pronto tomaba mucha realidad.

Postecoglou tuvo que modificar la pizarra. Smith salió lesionado al minuto ‘10 y en su lugar tuvo que meter a Aaron Mooy. Casi que funcionó de inmediato, pues Leckie recibió un pase de Rogić. De pronto sacó de la chistera uno de esos centros quirúrgicos que lo llevaron a la Bundesliga y ahí estaba para rematar con la cabeza el veterano Cahill. Ese gol llegó justo a tiempo, no solo para Australia, sino para él; llevaba 13 meses sin ver puerta.

Para la segunda mitad Siria se propuso aguantar como pudo el empate. La entrada de Firas al-Khatib contagió a todos con su presencia, pero era insuficiente para el agotamiento que tenía Siria. Rogić de hecho estuvo a punto de marcar el 2-1, pero Alma salvó la cabaña. Con el cansancio a tope, Siria aspiraba a no recibir gol. Y logró el cometido. ¡Nos vamos a tiempo extra!

Como si todo estuviera destinado a la épica, Siria se vio pronto contra las cuerdas cuando al-Mawas cometió una falta en la banda, pero ya estaba amonestado, así que con su expulsión se quedó en inferioridad numérica. Para colmo, al ‘109 se apareció de nuevo Cahill con el sello de la casa: remate de cabeza a un centro. Con esto alcanzaba la marca de 50 tantos, más que nadie en la selección australiana. Siria estaba herida de muerte, y con uno menos y extenuados parecía que ahí quedaba todo.

Pero fiel a su costumbre, obtuvo una falta a las afueras del área en el último minuto del tiempo extra. Tiro libre directo. Si caía el gol, se iban a jugar contra Honduras por un boleto más gracias a los goles de visitante. al-Somah pidió el balón. Esta vez no pudo ser: su tiro fue perfecto, pero pegó en el poste. Con eso prácticamente las esperanzas para seguir vivos se esfumaron. Dos minutos después, silbó el árbitro. ¡Adiós, Siria!

Reconstrucción en Siria

A partir de que las potencias extranjeras intervinieron, el Estado Islámico comenzó a ceder terreno. Definitivamente la caída de Mosul, Irak, fue el momento que cambió la ecuación, pero en Siria la ciudad de Deir az-Zour fue el Waterloo de Daesh. En 2019 cayó el último reducto en Siria, el pueblo de Baghouz Fawqani (الباغوز فوقاني). Con eso, se puso fin al califato como tal. Desgraciadamente, esto no se vio reflejado en el fin de la guerra civil. Esto se debe al retiro de tropas estadounidenses, porque las milicias kurdas se quedaban sin su principal soporte, y Turquía entró como cuchillo en mantequilla. Irán sigue empecinado en ese corredor levantino y Rusia comienza a debilitarse con el nuevo frente de Ucrania. Pasan los años y al-Assad no cae, y la esperanza de un alto al fuego parece cada vez más lejana. En medio, la gente sigue sufriendo y ahora como pueden se reconstruyen.

Mapa tomado de Reddit

Rusia 2018 tal vez no fue la vez en la que Siria ha estado más cerca del mundial (sino México 1986), pero sí fue la más heroica por todo lo que rodeó esa coyuntura. Siria ahora es uno de los países que causa dolores de cabeza y nadie quiere enfrentarlos. Para su desgracia, tienen el estigma ahora de caer eliminados en el último partido después de lograr victorias impensadas en las primeras jornadas. Pasó en la Copa Asiática cuando de nuevo cayeron frente a Australia, ahora con un arbitraje cuestionable. Pasó en la Copa Árabe: le ganaron a Túnez, y en el último encuentro cayeron con una Mauritania humillada y ya eliminada, quedando eliminados de manera increíble. Por cierto, Omar Khribin fue nombrado en 2017 Jugador del Año de la AFC.

Siria de todas maneras volvió a llegar entre los 12 mejores de las eliminatorias a Qatar y estará así en la Copa Asiática China 2023, esperando recuperar esa mística que casi los lleva a un mundial. Aunque no puedan jugar en Damasco, hay todavía 14 millones que apoyan a su selección y los seguirán por las pantallas. Dicen los expertos en Siria que esa generación de al-Somah, Alma, al-Mawas y Khribin todavía podría llegar a 2026. Las posibilidades se incrementan con el cambio de 32 a 48 los finalistas. Por el bien de su pueblo, esperamos que lo logren.

Fuentes

Gatti, Juan Pablo. Siria, el fútbol como escape. El Nueve y Medio. 11 de octubre de 2017
Montague, James. Syria’s World Cup story: Brutal politics behind the beautiful game. Middle East Eye. 21 de octubre de 2017
Ahmed, Shuaib. Syria’s Faint Hope Through Football. These Football Times. 24 de octubre de 2016
Ahmed, Shuaib. The Disillusion that is the Syrian National Team. Footynions. 4 de octubre de 2017
Johnston, Patrick. Soccer-Syrian coach offers more support for Assad after victory. Reuters. 17 de noviembre de 2015
Morgan, Liam. Syria left searching for venue for home 2018 World Cup qualifiers after agreement with Macau withdrawn. Inside the Games. 31 de agosto de 2016
Nicholson, Paul. Malaysia step in to host homeless Syria for World Cup qualifier vs Korea. Inside World Football. 5 de septiembre de 2016
FIFA.com. Returning Al Somah boosts Syrian hopes. 30 de agosto de 2017
Martín, Diego. Siria, ante Uzbekistán para seguir soñando con ir al Mundial. As. 22 de marzo de 2017
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Phillips, Tom. Anger on streets in China as football team suffer shock defeat by war-torn Syria. The Guardian. 7 de octubre de 2016
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Ershad, Alijani. Syrian women allowed at World Cup match, Iranian women banned. France24. 8 de septiembre de 2017
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AFC.com. Classic Qualifiers: Australia v Syria, 2017. 17 de julio de 2019 
Calle Aguirre, María Clara. Siria: lo necesario para entender la guerra sin pausa. France24. 15 de marzo de 2020
Padinger, Germán. Siria, la guerra sin fin que cumple 11 años sin perspectivas de paz: ¿cómo se inició este conflicto? CNN en Español. 15 de marzo de 2022
Sala i Soler, Cristina. Siria, una década de guerra. La Vanguardia. 15 de marzo de 2021
Pearson, Alexander, y Sanders, Lewis IV. Syria conflict: What do the US, Russia, Turkey and Iran want? DW. 23 de enero de 2019
Palacios, Sebastián. Evacuation of Afghanistan and the difference between ISIS-K, al-Qaeda and the Taliban. Clarette Consulting. 27 de agosto de 2021

De Siria es momento de movernos hacia el este y cruzar la frontera hacia Irak, otro país que no la pasó bien durante la década de los años 2000. A veces parece difícil recordar a los iraquíes como un equipo decente en futbol, pero en 1986 llegaron a un mundial. Este buen nivel tenía un oscuro trasfondo. Cuando Irak era gobernado por Saddam Hussein, su hijo Uday era el presidente de la Federación de Futbol… Uday Hussein no era la persona más comprensiva ante la derrota y los castigos podían ser brutales. Esta historia la veremos en nuestra siguiente parada.

Recomendación musical 2

Conforme avanzaba la Guerra Civil, surgieron voces para que pararan la guerra. Ya era suficiente. Ver tanta saña entre personas y tanto irrespeto hacia todo el legado no musulmán causaba impotencia. Para generar conciencia, la Unicef lanzó una canción que invitaba a soñar con un futuro mejor tras la barbarie. Entonces, canta una niña ciega de nacimiento, Ansam (أنسام). Se llama Diqat alb (دقات قلب), Latido.

Recapitulemos

La Guerra Civil en Siria comenzó en 2011, en el marco de la Primavera Árabe. El gobierno de al-Assad contraatacó con represión. Poco a poco el conflicto se complicó. La oposición se empezó a dividir y a radicalizar, surgiendo así Daesh que en su pico controló un área de 90.500 kilómetros cuadrados entre Siria e Irak. Daesh se separó de al-Qaeda, debido a diferencias en sus objetivos (establecimiento de un califato en el Levante) y modus operandi (uso de redes sociales para amedrentar y reclutar). Por ese miedo, Siria se transformó en un campo de batalla cuando intervinieron Estados Unidos, Irán, Turquía y Rusia.

En ese contexto se dio la gesta heroica de la selección siria. Venían de quedar eliminados en la mesa para Brasil 2014 por alineación indebida. Por eso, Siria comenzó en la posición del ránking FIFA más baja en su historia (152). Debido al conflicto, no podían jugar en casa ante su gente y a duras penas consiguieron jugar en Omán. En esa etapa quedó segunda en un grupo con Japón, Camboya, Afganistán y Singapur. Logró terminar como uno de los mejores segundos para clasificar a la siguiente ronda y a la Copa Asiática 2019. En la tercera ronda les tocó otro grupo, ahora con China, Qatar, Uzbekistán, Irán y Corea del Sur. También de último minuto consiguieron estadio, en este caso Malasia. En casi toda esta ronda, Siria consiguió resultados increíbles con goles sobre el final del encuentro. De alguna forma llegaba con vida a la última jornada, de visita contra Irán. Necesitaba no perder y la combinación de un resultado más. En el minuto ‘93, Omar al-Somah logró empatar el encuentro para avanzar al pre-repechaje contra Australia. Empató a uno en “casa”. En la vuelta llegaron a tiempo extra. Perdían 2-1, pero al 120’ les concedieron tiro libre. Omar al-Somah cobró el disparo… que dio en el poste.

Nos vemos la siguiente. Bkhatrak! (بخاطرك!)

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Sebastián Alarcón
Soy Sebastián Alarcón, tengo 31 años. Aspiro a ser polímata. Junto futbol con geopolítica, sociedad, cultura, idiomas e historia y le agrego música para explicar el mundo. Escribo de futbol de la FIFA y fuera de ella. Si sientes la décima parte de lo que siento al escribir, mi misión está completa.

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