El número se ha impuesto en el mundo del deporte. La astucia del cañito, la picardía del engaño o la belleza del panenka han pasado a un segundo plano; lo que importa ahora es la efectividad del jugador o su equipo. Dónde gana los duelos éste, cuál es su valor en xG y xA, cuántos key passes da este jugador en aquella zona (término, dicho sea de paso, tan difuso como poco concreto). Después aparece Neymar con una exhibición en mediocampo, pero como las cifras no lo reflejan, entonces nunca existió. Lo bonito del fútbol lo ofrecen pocos y son todavía menos quienes se rinden a su fantasía. Porque la fantasía es ciencia ficción, y aquí los sabidos hablan de fútbol con programas de Big Data (que, generalmente, tienen de Big lo mismo que de Data).
Dentro de toda esta vorágine de números, gráficas y fórmulas, el fútbol formativo te reconforta con el deporte. A nivel personal, pocos torneos he disfrutado en los últimos dos años y medio tanto como la UEFA Youth League. Talento puro, alejado de números y tópicos, al menos por ahora. Emergen relaciones de forma natural, sinergias poderosas que se alejan de las inquietudes del entrenador, porque el entrenador potencia el sistema y a estas edades el jugador domina lo suyo y lo cercano. Ahí se encuentra el fútbol de verdad: ahí es donde Ilias Akhomach se convierte en un jugador dominante y agradable para el espectador.
Ilias Akhomach (2004) es algo diferente. Versátil, eléctrico, inalcanzable si recibe cómodo. Domina mil recursos porque su relación para con la pelota es extraordinaria. Desde el extremo derecho, siendo zurdo de lateralidad, su capacidad para relacionarse con cercanos y su tendencia al desborde en situaciones de 1v1 es escandalosa. Inicialmente se acomoda con un perfil excelente, dejando la pelota lejos de cualquier anticipo de su par. Controla con la pierna cercana, mantiene una conducción limpia en diagonal y desborda con recortes interiores con la ligereza del agua. El rival siempre llega tarde a esta entrada porque Ilias desde el primer recorte es dominante y te somete a correr hacia atrás.
Y no solo desde el primer recorte. Su talento es el más puro de todos porque no se limita a la recepción en banda ni está destinado a jugar solo por fuera. No es que sea capaz, es que también es dominante desde la zona del interior o la mediapunta. Es un jugador enérgico en sus primeros controles, que como centrocampista de segunda o tercera altura desmonta el tópico del físico. Ilias es liviano en el choque, efectivamente, pero de poco vale si el rival llega siempre tarde. Y es lógico que lo hace. Un jugador de 10 kilos más no podrá alcanzarlo si la pelota, cuando busca interceptarla, ya corre detrás suya.
Por su desarrollo desde el extremo y el interior, Akhomach es un jugador llamado a grandes momentos en Europa. La Big Data no alcanza a comprender su talento porque no es un goleador, pero el filial del FC Barcelona siempre agradece el nivel de inspiración al que acostumbra Ilias. ¿Cómo puede ser? Realmente es algo lógico. Tiene guasa el término: lógico. Es un jugador dominante desde el juego, que es lo bonito y lo que realmente importa, por mucho que su nivel de xG y xA sea -con total seguridad- relativamente bajo.
Domina partidos, duelos y relaciones a su antojo, algo a lo que escapa el dato. Si por mí fuera, y no será por talento, pediría que Ilias nunca vuelva a tocar un primer equipo (ya debutó en su día en LaLiga). Tan solo los muy buenos pueden, ahora, jugar a fútbol. Al que importa. Ilias es uno de ellos.