El jugador corriente en el mundo del fútbol está hecho por y para evolucionar de forma paulatina conforme a su edad, características y talento por categorías. El desarrollo marca este proceso, sin embargo, ciertas excepciones llegan a aborrecer divisiones y las aminoran con sus prestaciones y capacidades futbolísticas. Sin ser lo habitual, marcados casos reúnen miradas y focos de forma totalmente lógica y tempranera. En este caso hablamos de uno de ellos, con ciertos rasgos quizás semejantes a David Silva o Bernardo Silva, aunque dichas comparaciones resulten estériles, pues el joven inglés no hace más que romper dogmas en favor de su propia personalidad.
James McAtee (19), cosecha del 2002, nacido en Salford, Reino Unido, resulta producto de la Academia del Manchester City. Ocupa la demarcación de centrocampista interior (izquierdo), sea en un dibujo 4–3–3, 4–5–1 o 4–1–4–1 (habituales en el conjunto de Brian Barry-Murphy). Hablamos de un talento que atesora su juego, o al menos sus intenciones de aportar al colectivo, en contacto con el balón, pudiendo lucir una privilegiada capacidad técnica (control orientado, conducción con balón pegado al pie…) y asociativa (descargas en el triángulo, pared o último pase…). Ostenta un primer toque realmente pulido, pero con margen de maniobra también si la situación le permite girar juego para desordenar, conducir a través de zancada o simplemente eliminar a un rival a poca distancia.
Sorprende su madurez en la toma de decisiones, y la facilidad con la que encuentra soluciones en espacios reducidos, sea tras atraer marca y hacer saltar a su par, o situándose en intervalo CT (central) — LT (lateral) para atacar la profundidad y buscar el último pase atrás (muy habitual en el actual City). Su sensibilidad técnica y agilidad mental lo llevan a ser un foco creativo y de respuestas también ante bloques bajos y/o en repliegue.
Hablamos de un jugador considerablemente móvil, por lo que podemos situarle en zonas de organización en ataque posicional, o siendo vía de envío intermedio a espalda de la defensa rival. Combina distintas alturas dentro del sector izquierdo según necesidades del juego. Hace un uso frecuente del descenso (por delante de lateral izquierdo), descarga de cara y pared para progresar y salir conduciendo. Su talento le avala para recibir de espaldas y orientar el control hacia el lado ciego, sabiendo su viabilidad y que, en el peor de los casos, forzará una falta. Tremendamente eficaz y estético en sus propuestas.
Por otra parte, su amplia visión opcional de envíos le hace temerario en zona de 3/4, donde su habilidad para el último pase obliga a cuidar cada intención y ‘carga de pierna’, pero también encontramos potencial en su disparo, tanto de corta como media distancia (e incluso larga). Suelen ser ejecuciones tensas, potentes y con un alto porcentaje de efectividad. Atendiendo a los datos de fbref.com, esta temporada ha acumulado 23 partidos jugados (1.988 minutos), y una cifra de 18 goles en total (0,81 goles x90 minutos) y 7 asistencias (0,32 asistencias x90 minutos). Su naturalidad intrínseca para organizar no debe opacar, de forma injusta, sus evidentes cualidades para el gol.
A su corta edad, toda debilidad o tarea pendiente sobre la que trabajar no supone ningún ocaso. Ese margen de mejora le mantiene permanentemente conectado si sus aspiraciones casan con las de trabajar bajo las órdenes de Pep Guardiola, o dar el salto a cualquier otro proyecto de la ‘élite’. Quizás, y a palabras del propio técnico catalán me remito; “Tiene el ritmo, tiene la calidad, pero le falta entender la posición algo mejor”. En clave ‘primer equipo’, existe un margen notable de mejora en su anhelo por querer permanecer en contacto con el balón de forma mas asidua de lo que corresponde en el juego posicional.
Y es que tiende a moverse más de lo que el juego le pide, aunque particularmente sienta que así es más útil. Sus aportaciones sin balón pueden dejar que desear a causa de soler priorizar ser una opción o línea de pase activa antes que generar una ventaja sin esperar ser receptor del propio envío. Y esto, en un modelo de juego que prima un engranaje donde los intermedios y alejados pueden llegar a ser incluso más determinantes para el colectivo que quien posee es el esférico, es un terreno sobre el que incidir con vehemencia. Con un techo muy alto sostenido por un talento innato, su interpretación posicional alcanzará cuotas mayores. Permanecer cerca del ‘Etihad’ será definitorio, no cabe duda.
Varias preguntas abundan acerca del próximo paso que debe dar James McAtee en su carrera. Por lo pronto, su renovación con el Manchester City hasta 2026 es una realidad, y aunque las circunstancias de cara a ‘dar el salto’ definitivo en el corto plazo al ‘primer equipo’ pueden exigir cierta paciencia (presencia de Cole Palmer o Phil Foden [similar perfil, zurdos e interior/extremo izquierdo]), su camino traza una línea de continuidad hacia desarrollarse y poder alcanzar las cuotas que su juego ya desdibuja. Sea lo que fuere, James McAtee es ya un inevitable.