En un partido brillante desde el ámbito defensivo, la gran revelación de la Eredivisie 19/20 le bajó los humos a un Napoli que venía de dar una exhibición de agresividad, determinación y verticalidad ante la Atalanta. Si los de Gasperini quedaron desnaturalizados por no sacar ningún partido de su presión y tener que correr mucho hacia atrás el pasado sábado, hoy a los de Gattuso les le sucedió algo parecido ante el AZ Alkmaar. Apenas robaron balones en situaciones que comprometiesen al equipo de Arne Slot, no sorprendieron mediante circulaciones fluidas y les resultó imposible implementar las transiciones Made in Napoli.
Estas tres cuestiones desaparecieron de un plumazo, fruto de una telaraña ultradefensiva que, en absoluto, representa el ADN del cuadro neerlandés, pero que brilló en términos de eficacia. Y en una de las pocas aproximaciones visitantes a la portería de Meret, Dani de Wit pudo anotar el único gol que contabilizó el luminoso. Máximo premio para un equipo que llegaba con bajas, que solo disparó en dos ocasiones entre palos, pero que dio una lección de adaptabilidad y solidaridad defensiva para que los ilusionistas de San Paolo claudicasen sin soluciones en un ataque espeso.
Prácticamente sin desahogo alguno, conviviendo en su propio campo, el AZ supo resistir sin que se le hiciesen demasiado largos los 90´. Los Kaaskoppen (Cabezas de queso) se estructuraron sobre un 4-5-1 de base, que variaba en bloque medio a 4-4-2 cuando De Wit o el centrocampista del sector del balón saltaba para intimidar al poseedor. Stengs suplió a Boadu y fue una isla desierta en la punta del ataque, pero la pizarra de Slot dejó matices interesantes para que su rival no encontrase espacio entre líneas, a Mertens en los intervalos que tan bien detecta el belga, a Osimhen en juego directo, ni para que el Napoli generase los dos contra uno en bandas que carburaron a la perfección frente a La Dea. Y todo fue gracias a un plan solidario en las coberturas que funcionó como un reloj suizo.
Tras la marcha de Idrissi rumbo al Sevilla y con Calvin Stengs siendo el hombre más adelantado, Jesper Karlsson y Sugawara actuaron como dobles laterales la mayor parte del tiempo. El técnico neerlandés quiso blindar los costados y que los locales no generasen superioridades numéricas en banda, dibujando un 5-4-1 cuando el Napoli fijaba en amplitud con un lateral abierto o, incluso, un 6-3-1 para que Svensson y Winjdal no soltasen en la marca a Politano e Hirving Lozano.
Teun Koopmeiners, de vuelta a su demarcación original como mediocentro de contención, fue otra de las claves descendiendo para actuar como un central más cuando el Napoli progresaba por dentro, reduciendo sustancialmente a un Mertens que quedó enjaulado. Así cayó un Napoli con problemas para agilizar la circulación del esférico, que poco a poco fue desgastando la roca que le tocó como adversario en el grupo de la muerte de esta Europa League, pero que resultó incapaz de partirla. Hoy no hubo apenas fisuras ni intervalos vacíos para que el Napoli activase a sus cuchillos, fue un día donde reinó la superpoblación de Slot.