Luis Montes, el MVP del Guard1anes 2020

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El León de Ignacio Ambriz jamás necesitó de una nueva estrella en el escudo para expresar su valor en estos últimos dos años de Liga MX. Este equipo ha representado un cúmulo de virtudes que no se encuentran todos los días en el fútbol mexicano. Entraron por la retina y cautivaron desde lo intrínseco. Pese a esto, y más allá de que este conjunto se entiende sin la necesidad de lo material, todo equipo en el mundo necesita cristalizar su trabajo, sentir que había un motivo detrás. Un porqué. Dos años después, la Fiera ha encontrado su recompensa merecidamente, y con más de un nombre propio a bordo.

A nada de terminar el 2020, no hay razón para volver a divagar en lo más profundo de este proyecto. Ya se ha dicho todo. Sin embargo, como se mencionó, hay varios hombres con repercusión directa en el éxito reciente del club. El octavo título de la institución no reposaría en las vitrinas del Nou Camp sin Ignacio Ambriz, quien dio un volantazo brutal a su perfil de entrenador en cuestión de meses. El máximo gestor de esta obra, sin ir más lejos. Junto a esto, en el verde, surgió una figura que le dio sentido a todo. Influyendo desde el detalle más mínimo, hasta la complejidad más trascendental del juego. Un Regista. Sí, un guiño para el gran Luis Montes.

Pese a lo demoledor que fue aquel choque con Segundo Castillo que le privó de un Mundial en lo que parecía ser el mejor momento de su carrera, y pese a la cruda escena que a la fecha sigue causando nostalgia, no hay razón alguna para creer que, evitando dicho infortunio, Luis Montes hubiera logrado alcanzar su nivel actual antes de los 30 años. Chapito siempre cargó con ese sinfín de talento en su pie izquierdo, pero en ningún momento soltó alguna pista que dejara entrever la evolución tan grande que le esperaba. Hoy, el mediocampista de 34 años, más allá de dominar cualquier tipo de registro, y pese a ofrecer soluciones en más de una posición, ha ganado un puñado de inventiva que corrige cualquier tipo de problema que su equipo pueda adolecer. Su IQ es diferencial, algo que está al alcance de muy pocos jugadores (tal vez sólo uno) en Liga MX. Juega y hace jugar. Y claro, aquí hay mano de Ignacio Ambriz.

Dicho esto, nace la figura del Guard1anes 2020. Tras casi dos años de dominio indiscutible, los equipos de la liga buscaron tomar más de un camino para competir frente a León. El bloque bajo y la presión media fueron el común denominador para más de uno. No fue sencillo plantarle cara a los Esmeraldas, pero el botín comenzaba a repartirse. Ante esto, Luis Montes ganó aún más protagonismo.

El de Ciudad Juárez no abandonó su tendencia a ser un organizador de juego desde la base. Partiendo detrás de Emmanuel Gigliotti o compartiendo el doble pivote con Pedro Aquino, Chapito buscaba recibir el primer pase de sus centrales. Descendiendo en línea vertical, o lateralizando su posición para colocar el tablero a su favor, comenzaba a manipular todo como quería. Eludiendo la primera línea de presión del rival con su giro y regate, lograba plantarse en medio campo para, con sus recorridos horizontales, orientar la circulación de su equipo a partir de toques de primera intención. Ya arriba, su inventiva se encargaba del resto.

Pese a la postura reactiva que en más de una ocasión trajo sus frutos, algunos valientes le buscaron las cosquillas a León. Pumas, por ejemplo, tanto en la ida como en la vuelta de la final, se atrevió a quitarle el balón a la Fiera, generando un vértigo que, por momentos, puso contra las cuerdas a los dirigidos por Nacho. Fue aquí donde, en un entorno de descontrol, Luis Montes volvió a levantar la mano. Por el simple hecho de representar una constante amenaza gracias a su talento, aglomeraba una gran cantidad de marcas sobre sí mismo, aspecto que liberaba a sus compañeros de las vigilancias del rival y permitía que estos abarcaran zonas libres del campo. A partir de ahí, su capacidad para amagar con la cintura y su frialdad para esconder el pase permitían que los Esmeraldas atacaran en transición. Justo así cae el gol con el que Yairo Moreno define la llave contra los universitarios.

Finalmente, como se dijo al inicio, Chapito complementó la intención preponderante de este equipo de época: atacar la «zona indefenible». Una vez que los delanteros y extremos de La Fiera se encargaban de estirar la línea defensiva del rival, el camino se despejaba para taladrar los intervalos lateral-central o carrilero-stopper, y era justo ahí donde el ’10’, con su inteligencia y potenciado por Ignacio Ambriz, llegaba a dicho espacio para surtir de ocasiones de gol a sus compañeros. 76 oportunidades creadas a lo largo del semestre no se explican de otra forma.

Así, a sus 34 años, y en lo que aún no parece ser el ocaso de su carerra, Luis Montes se consagró como uno de los mejores mexicanos que esta liga ha visto. Su último baile del año, en la noche más importante de su equipo, lo ha dejado claro. Un mediocampista de culto culminó una eclosión que, hasta hace unos cuantos años, parecía no estar destinada a darse.

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Paco Villasana
De los que priorizan las formas por encima de los resultados, en el fútbol y en la vida misma. Escribo del juego porque tengo la responsabilidad de explicar el porqué de las cosas, sobre todo en un país que lo necesita. Busco aprender de los mejores y generar un cambio. Mucho fútbol mexicano, aunque acorte la vida.

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