Según las estadísticas, en Mánchester llueve entre 140 a 150 días al año. Pero para el City parece que son muchos más a tenor de las noches aciagas y tempestuosas que está viviendo. En los últimos encuentros ante equipos que se presuponen a su nivel, como PSG, Arsenal o el doble enfrentamiento ante el Real Madrid, el conjunto de Pep Guardiola no ha conseguido imponerse. No es que no haya tenido intención; es que no ha podido. Es un equipo frustrado. Y ante el Liverpool de Arne Slot, que entre los miuras de su centro de la zaga, el trabajo colectivo y la puntualidad con el gol de Salah va camino de su segunda Premier de este lustro, no iba a ser diferente. Los reds flotan; los skyblues se trastabillan.

Guardiola quiso construir a partir de juntar por dentro a la pareja de centrales con Nico más Rico Lewis, adentrándose como segundo mediocentro. Así, con Gvardiol ofreciendo amplitud por la izquierda, la derecha se vaciaba para limpiar el pase desde central al interior (De Bruyne) o extremo derecho (Savinho). El 2+2 de los locales (Aké-Khusanov y Nico-Lewis) tenían la orden de juntar pases por dentro y cerca unos de otros para atraer a los cuatro atacantes que ordenaba presionar Arne Slot: los extremos, Luis Diaz-Salah, de fuera a dentro hacia los centrales; mientras que Jones-Szoboszlai quedaban más atrás con la pareja de medios.
La vía de escape más lógica era la salida limpia por la derecha ya mencionada, pero también con el falso nueve elegido hoy. Sin Haaland y al contrario que como hizo Savinho ante el Real Madrid, Guardiola le dio la alternativa como delantero centro a Foden. Con Marmoush escorado como interior izquierdo, la idea era que el inglés debía aprovechar la espalda de los puntas reds y la distancia entre la pareja MacAllister-Gravenberch. Los dos medios red quedaban sobreexpuestos (3vs2), pues con Kevin de Bruyne cayendo hacia la derecha, arrastraba a MacAllister o recibía el belga. El italoargentino acababa por alejarse del medio o el belga recibía solo. O se acercaba al belga y podía quedar solo Foden. Con Gravenberch y Marmoush pasaba algo parecido.

Sin embargo, el City apenas aprovechó ese espacio (solo De Bruyne buscó el pase en profundidad una vez), pero las recepciones de Foden a la larga podían producir más problemas en el momento en el que la última línea entendiese el hueco. Konaté y van Dijk, aunque estén a un nivel tan excepcional corrigiendo y dentro del área, iban a quedar expuestos tarde o temprano.
Sin embargo, lo que sobrevino antes a raiz de una caída al costado derecho (esta vez fue Rico Lewis) fue una pérdida que conllevó el córner. Una acción de estrategia que le sirvió al Liverpool para ponerse por delante antes de sentirse cómodo en el Etihad (0-1).

Tapar al falso nueve
De todos modos, Arne Slot y su cuerpo técnico estuvieron rápidos. Alrededor del minuto 20, pidió a Curtis Jones que retrocediese para seguir más de cerca a De Bruyne, así como a MacAllister que se acercase a Foden. Mientras, Gravenberch-Konaté se ocupaban más veces de Marmoush. Puestos a elegir, Slot prefería ahora la superioridad estuviese entre Khusanov y Lewis por el costado derecho ante Luis Diaz. Y el City lo aprovechó para tener la pelota (68% al descanso) y para, desde la derecha, hacerla llegar a la izquierda hasta el duelo más favorable a sus intereses de la primera parte: Doku-Alexander-Arnold. El belga no paró de marcharse del lateral. El problema era que dentro del área red, van Dijk y Konaté repelían todo como limón a los mosquitos.
Alexander-Arnold podía ser una debilidad manifiesta en sus enfrentamientos ante Doku (¡15 regates!), pero a la vez es un arma nada secreta pero sí fiable ante las presiones altas. Sus cambios de orientación o su facilidad para encontrar entre líneas a compañaeros, permitían que el Liverpool saliese a menudo de la presión en los reinicios del City.
Una presión que se basaba en tener a Foden tapando el envío a van Dijk y dejar que fuese Konaté quien recibiese. En ese momento, se producía el efectó dominó: Marmoush soltaba a su mediocentro (Gravenberch) y saltaba a por el central parisino, mientras que Nico hacia lo propio con el medio neerlandés y, entonces, uno de los centrales debía acosar al punta que retrocediese. Pero hubo un par de contratiempos. El primero fue que Gravemberch entendió que alejándose del medio, vaciaba la zona para la aparición de Szoboszlai. Y que el húngaro sí dio a Aké los probelmas que Curtis no fue capaz de emular para con Khusanov.
La conexión Alexander-Szoboszlai le permitió salir de la presión una vez. Lo justo para vivir otro tramo corto con el balón. Lo justo para hacer circular la pelota, forzar otro córner y que el lateral inglés encontrase la espalda de Gvardiol en un par de ocasiones. En la segunda, tras una basculación simple de izquierda a derecha, Salah llegó antes y burló a Gvardiol para ceder a Szoboszlai y alternarse los papeles del primer gol. Antes del 40′, el húngaro firmaba el segundo y último tanto del encuentro.
Aprovechando el 0-2, Arne Slot le dio una vuelta de tuerca más a su estrcutura defensiva. Viendo la facilidad de Rico Lewis y Khusanov para progresar hasta campo rival, hizo bascular a la izquierda a sus mediocentros. A partir de ese momento, Gravenberch se desentendería de Marmoush y se fijaría en Foden. El inglés pasaría a tener dos sombras, una con acento amsterdamés. Eso permitiría a Mac Allister pegarse a De Bruyne y al «punta izquierdo» Curtis Jones ayudar más a Luis Díaz con sus carreras ante el central uzbeko y el falso lateral inglés. Además, en caso de tener que saltar un central sobre un jugador entre líneas, mejor ese Konaté sobre Marmoush que sobre Foden. La velocidad al espacio dejado por el central de uno y otro hubieran dañado de forma distinta.


El Liverpool llevaba tiempo cediendo la iniciativa. Por empuje local y por resultado. Pero el City aprovechó muy poco el dominio territorial. Le faltó calidad. También los visitantes se encerraron por momentos con todo Anfield en el área perdiendo la capacidad de contraatacar, pero sin obligar a Alisson a aparecer. La cuestión para los citizens era demasiado peliguada para quienes navegan entre el bajo ánimo, la imprecisión, la incapacidad y la frustración. Solo Marmoush, en un gol en fuera de juego y en otro disparo en la reanudación, puso realmente en serio peligro la meta del líder de la Premier.
Aparte de defender de forma solidaria y en un bloque bajo que acababa dibujando un 5+1+4, donde el mediocentro Endō (el japonés entró por Curtis Jones y adelantó a MacAllister) hacía las veces de tercer central en función de la altura del interior correspondiente, Konaté (5 despejes) y van Dijk (¡9!) siguieron a lo suyo. Todo los que cayese cerca de sus dominios era inmediatamente expulsado donde el peligro fuese mínimo para los intereses reds.

Al final, los Reds se fueron del Etihad con victoria, aprovechando la derrota del Arsenal. +11 les sacan a finales de febrero. Ya parecen casi suficientes… En cambio, el City, con 43 puntos, seguirá teniendo que pelear por conseguir billete para la próxima Champions League. Cierran febrero casi a los mismos puntos de distancia del 3º (Nottingham Forest, 47) que del 9º (Brighton, 40). Para conseguirlo, no estaría mal que dejara de llover un poco en Mánchester. Será necesario que muchos de los jugadores que forman el núcleo de las alineaciones puedan alcanzar un rendimiento más elevado.