Manchester City 2-3 Real Madrid: un cántaro naranja

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Tantas veces habían ido a rellenar la crátera los madridistas en la ronda preliminar de la Champions League, que la fuente del Etihad debía de estar como un pozo en el desierto. Hubiera sido muy difícil de explicar, días después de lo visto en el derbi madrileño, que el Real Madrid no ganase otro encuentro en el que contase con tantas oportunidades de gol. Pero al 85′ quien ganaba era el Manchester City.

La sensación era que a poco que mantuvieran la calma en las posesiones, se irían con ventaja al Santiago Bernabéu. No obstante, con este City tan errático y tan errante, un citizen no está tranquilo esta campaña. Por mucho que disfruten de momentos de dominio -que los hubo aunque Courtois apenas interviniese-, el siguiente despiste, fallo, drama o esperpento espera a la vuelta de la esquina.

Un error mucho más factible si enfrente están Mbappé, Vinicius, Bellingham o Rodrygo, pues lo raro no es que estos tipos provoquen que te equivoques, sino que desperdicien tantas posibilidades de noquearte. Y no fueron ni una, ni tres, ni cinco. Fueron muchas las veces que el hincha local suspiró y resopló. Hasta que en la última, el Real se puso por delante…

«He estado aquí muchos años y hemos sido un equipo excepcional. No tengo problema en reconocer que esto no funciona como funcionaba en el pasado. Todos tenemos que asumir la responsabilidad, yo el primero, pero también los jugadores. La verdad es que ahora no somos suficientemente estables»

Pep Guardiola

Problemas para recuperar

Ambos tuvieron muchos problemas para quitarle la pelota al adversario. Primero porque la calidad de ambas plantillas permiten circulaciones sin casi errores. Segundo porque, cuando superaban la presión inicial (ambos la ejercían con cinco jugadores, 3+2) y no se podían explotar los espacios, los repliegues en bloque medio-bajo (4-4-2) preferían cerrar espacios por dentro y temporizar los ataques más que provocar recuperaciones inmediatas. Unos y otros solo rompían el axioma en los momentos de pressing tras pérdida.

También ayudó Guardiola con la pizarra. La estructura del Manchester City en ataque fue con los laterales cerrados junto al mediocentro (2+3+5). Gvardiol y Akanji se colocaron ya desde antes del primer pase como escuderos del hoy mediocentro Stones, que si no realizó una mala actuación, sí que mostró una velocidad inferior en giros y decisiones a la requerida en ese puesto. Con los laterales muy juntos al inglés, los extremos madridistas hacían lo propio con sus medios, por lo que se abría un hueco muy aprovechable en los costados.

Aunque en caso de pérdida, el City se podía exponer a un 2×2 entre sus centrales y la dupla Mbappé y Vinicius (Bellingham en fase defensiva se escoraba a la orilla izquierda), al conjunto Sky Blue le salió rentable esta disposición. Al City le bastaba con situar un poco más abajo a uno de los extremos (imagen inferior izquierda) o retroceder y abrir al interior (ocurrió cada vez más a menudo) para provocar el salto muy alto de uno de los defensas.

O bien este extremo/interior recibía solo o saltaba el lateral quedando un 3×3 en la primera línea madridista. Aunque los centrales madridistas -tanto el señalado Tchouaméni como el joven Asencio- respondieron muy bien a cada duelo, viendo que el 1-0 parte de este problema de hacer salir mucho a Valverde de posición (y que Gvardiol es un defensa súper especial), acabó optando por no presionar de forma tan agresiva en campo rival.

Así, entre que el City se cargó de confianza y creció de forma colectiva, el Madrid pasó a un estado más contemplativo. La presión arriba era trotando, pues Mbappé-Vinicius entendían que no estaban siendo muy bien apoyados cuando saltaban a por centrales porque Camavinga estaba más pendiente de ayudar a centrales y Ceballos que del propio Stones. Así, el inglés, quien hubiera tenido problemas de haber recibido de espaldas, se aseguraba el control encarando campo rival pues le encontraban fácil después de llevar el balón a un flanco.

Fueron entonces los mejores minutos del Manchester City. Tenía energía para presionar, tiempo para iniciar, el circuito de pases funcionaba hasta el último tercio y estaban juntos para presionar después, lo que llevaba a inquietar un poco el área de Courtois.

«El plan era presionar arriba sólo en los reinicios de Ederson, y luego estar en bloque medio, compacto, sin volvernos locos, con los delanteros bien cerrados por dentro, para que los medios se quedasen más atrás. Y con balón, amplitud y no frustrarnos con pases largos».

Carlo Ancelotti

Y sin embargo, fue el Madrid el que más claras tuvo antes del descanso. Y eso que trataba de salir sin demasiado éxito con los laterales bajos, con descensos del enganche (Bellingham) que solían arrastrar un central con él y con envíos altos con poco éxito (salvo cuando buscaban a Valverde). Pero cuando hay igualdad entre atacantes y zagueros, basta el acierto de unos o el fallo de otros para acampar en la otra mitad y, a partir de ahí, presionar la pérdida o finalizar jugada. Y es difícil que los cuatro de arriba del Madrid no hagan bueno más de un envío profundo, al espacio o entre líneas… Unas veces Ederson o los zagueros en duelos a cara o cruz y otras los propios madridistas evitaron que el Madrid anotase antes del descanso.

Abrir al mediocentro

La segunda parte empezó con el cambio de otro lesionado local (Akanji) por Rico Lewis que se quedó como lateral derecho (aparece en la foto del 2-3, pero no desentonó). La tónica parecía ser la misma. Incluso Haaland mandó un balón al larguero tras una recuperación muy alta, pero pronto se vio que algo había cambiado. Mbappé empezó a tapar mejor la línea de pase hacia Stones. La gasolina se le fue acabando a Bernardo y De Bruyne para acosar y a los defensas para salir tan lejos y volver…

La entrada de Kovačić por Aké mejoró lo que ocurría en los primeros pases, pero no tapó la fuga que el Madrid había hallado en sus nuevos movimientos en los reinicios. Pero este City tampoco está pensado para no presionar, por lo que siguió con el mismo plan, aunque Ancelotti propuso un matiz diferente.

El entrenador italiano demandó a Ceballos descender y abrirse al costado izquierdo de Asencio. A menudo, hará de tercer jugador en primera línea. Además, jugando a pierna cambiada (Camavinga en el otro perfil le ocurría lo mismo) se podía aprovechar el cambio de orientación fuera-dentro. Todo ello repercutía en el resto de compañeros: en la derecha, Valverde se podía proyectar más hacia delante (obligando a Savinho a retroceder mucho). Rodrygo, casi siempre abierto, podía ocupar más veces espacios por dentro cuando el uruguayo ganaba altura. Mendy, por otro lado, ejercía por dentro de elemento fijador, porque eran Mbappé al espacio y Vinicius en amplitud (a veces atrayendo a Rico Lewis) los encargados de castigar la orilla izquierda.

Ya antes del empate de Mbappé (1-1 60′), en el peor golpeo de todos sus intentos, Bellingham y el propio francés habían vuelto a disponer de sendos remates cerca de área pequeña. Y tras el 1-1 fueron Valverde y Bellingham quienes probaron fortuna de nuevo. El Madrid generaba superioridades en distintas zonas de su propio campo para atraer zagueros skyblues para después verticalizar en el campo rival…

Hasta que los citizens retomaron el esférico y, sin dañar, al menos no fueron dañados. Hubo calma en las áreas durante un lapso con basculaciones y pases seguros, hasta que Foden se sacó otra conducción desde la banda derecha para provocar un penalti. Haaland hizo el segundo en el minuto 80.

Pero el campeón del triplete en 2023 se volvió a inmolar. Ederson, salvador durante todo el partido, se encargó de empañar su actuación errando de forma incomprensible un saque «en largo» que devino en el 2-2 (85′). La ley del ex se cumplió en la figura de Brahim Díaz (entró por Rodrygo), autor del empate que era más consecuente con el encuentro.

Sin embargo, el City quiso apretar del todo la soga. En el 93′, un balón largo de Asencio no son capaces de despejar o controlar ni Rúben Dias, ni Kova, ni Lewis. Ederson, con una salida a tierra de nadie y a destiempo, permitió a Jude Bellingham hacer buena una picadita de Vini que se iba fuera.

En su peor temporada del último lustro, el equipo de Guardiola tendrá que ir a Madrid a remontar. Y a poco que los blancos tengan la mitad de acierto de hoy, parece imposible que el cántaro no se rompa antes…

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Rafa Medel
Rafa Medel es entrenador (UEFA A) y Periodista. Autor de "Fútbol en Blanco y Negro" (Librofutbol, 2022), trilogía que repasa la primera centuria de este maravilloso deporte.

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